martes, junio 06, 2006

Archivos mayo de 2006.


Miércoles 31 de mayo de 2006:

No seremos "fortunate sons" pero sí seres humanos- Abajo la LOCE!

Some folks are born silver spoon in hand,
Lord, dont they help themselves, oh.
But when the taxman comes to the door,
Lord, the house looks like a rummage sale, yes,

It aint me, it aint me, I aint no millionaires son, no.
It aint me, it aint me; I aint no fortunate one, no.

(Fortunate Son, de John Fogerty, de Creedence Clearwater Revival y cantada por todos los que no son “fortunate sons”, o sea, todos nosotros ;) )

Vivimos tiempos surrealistas de aparente estabilidad creciente en lo macroeconómico. Tantos excedentes, tanta plata que trae el cobre. Tanta mesura que pide el Gobierno para esos gastos. Tanta efervescencia que había en enero y en marzo, cuando los ciudadanos todos festejaban una evolución natural y progresista de nuestra historia. Todo parecía ir bien.

La verdad es que todo, básicamente, seguía igual. Las desigualdades siguen siendo algo de cada día, todos nos tenemos que esforzar igual a diario para ganarnos el pan de cada día, de la manera en que podemos: trabajando o estudiando, hacemos el aguante por las cosas que queremos. Seguir adelante, pelear siempre por lo que queremos y creemos. Defender nuestros sueños.

Sin embargo, se hace difícil hacerlo cuando el sistema te consume y te atrapa en un juego que se convierte en una triste realidad: la mediocridad, la rutina destructiva para el alma. Y ese pareciera ser el destino de muchos que, en vez de intentar la vida, se rinden ante el intelecto y la conformidad. Esa misma mediocridad que genera vidas que no pueden ser consideradas vidas bajo ningún momento. Al caer en ella, la miseria se apodera de nuestras mentes y nos convertimos en un manojo de frustraciones que son como los virus: la contagiamos a nuestro prójimo.

La violencia que hemos visto en las calles es un reflejo de ello. La fuerza policial nuevamente de clases de abuso de poder, tratamiento vejatorio y falta de sentido común. ¿acaso no lo saben? YA NO ESTAMOS EN DICTADURA!! A los que golpearon el pasado Martes eran estudiantes, no criminales ni escoria. ¿Los tendrán encerrados en jaulas antes de sacarlos a "controlar la situación" o simplemente son así nomás? Porque algo anda muy mal si resuelven todo así, ¿no? Las imágenes no mienten al respecto.

La bola de nieve crece y los queridos pingüinos ahí están, manejándola desde que era apenas un ovillo pequeño. Más que "manejándola", la han visto crecer y la van guiando entre todos. La bola de nieve sigue avanzando y ganando legitimidad. La bola de nieve es capaz de ir reflejando en sus curvas todo lo que la rodea. No hay manera de evadirse de ella, al contrario: hacemos lo posible para ayudar a guiarla y que llegue a buen puerto. ¿Existirá un buen puerto para semejante mole? La esperanza dice que sí. La fuerza y fortuna tratan de alimentarla con su naturaleza.

Lo vuelvo a decir: los cabros que están en el colegio la tienen muchísimo más clara que nosotros cuando teníamos su edad. ¿Qué será? No lo sé. ¿Haber nacido en años de democracia? Probablemente, aunque son sólo circunstancias. ¿Más sabiduría al enfrentar un nuevo milenio? Quizás, aunque la sabiduría no está restringida por edades (bien lo sabemos todos, jejjeje). ¿Manejo de la tecnología y ciertos códigos que nosotros pudimos conocer más viejos? Para nada, pues esas son sólo formas, más no fondo de nada.

¿Qué será lo que tienen los estudiantes secundarios que no tuvo mi generación o la generación de mi primo-hermano-amigo? Yo, al menos, tengo claro que mi generación se había quedado pegada en la intelectualidad y los discursos más que la acción. Esos eran los que dirigían el CAIN, que pasaban de sala en sala para captar nuestro voto y quedarse con los puestos. Un amigo que andaba fuera de la sala en el momento en que estos cabros candidatos estaban hablando sobre sus propuestas los vio a la salida del aula. Otro cabro más grande se acercó al lote que venía saliendo y le preguntó a uno de ellos "¿ya dopaste a los cabros chicos de esa sala?". Me da lo mismo si fue dicho en broma o en serio, si ocurrió así tal cual o fue algo distinto. Lo que sí me quedó claro en ese entonces fue que estos tipos que se decían "defensores de nuestros intereses como institutanos" atendían primero a sus intereses personales. Una vez más, los "fortunate sons" se reían del resto que no lo éramos.

Lo que está pasando ahora me hace ver que ese tipo de actitudes está en franca retirada. Ahora es evidente una unión férrea como comunidad de todos los estudiantes. Ya pareciera no importarles los colores políticos que sí pesaban cuando yo iba al colegio. Todos trabajan juntos por un mismo fin: terminar con una situación que siempre fue insostenible, solo que ellos fueron los que pudieron decir "basta de todo esto, tiene que cambiar de una vez por todas". Al parecer, no se dejan doblegar por nada, siendo capaces de abandonar mesas de diálogo si ven que las autoridades no los toman en serio como debieran. Llaman a participar y no a quedarse acostados cómodamente, como sí lo hizo mi generación, donde "paro" significaba "vacaciones" (¿recuerdan los paros de profesores?).

Se supone que la UC se sumó al paro. Honestamente, ¿quién no? La causa es de todos. No sólo para ellos, sino que para los que vienen. Para nuestros futuros hijos y los hijos de éstos. Para los que aún no piensan en llegar.

¿Hijos afortunados? Para nada. Seres humanos conscientes de su entorno y cumpliendo su labor como seres humanos que son. Punto.

¡Abajo la LOCE! Suban este logo de campaña en sus flogs.


Domingo 28 de mayo de 2006:

Takin It To the Streets...

Mientras iba caminando por el centro para comprar el par de cuerdas que faltaban para las guitarras de 12 y dejarlas listas para la tocata de ese Viernes en la tarde, pasé por Arturo Prat Nº 33, el lugar al cual fui de Lunes a Viernes, desde marzo de 1993 a diciembre de 1998. El Instituto Nacional General José Miguel Carrera. El conocido Instituto Nacional, cuna de presidentes, literatos, ingenieros, médicos y mucha gente más anónima pero nada de irrelevante.

Ahí estaba el colegio que vio mis cambios, mis inseguridades, mis decepciones y mis anhelos aterrizados a una realidad que siempre ha tenido impregnada. La realidad del país, de forma cruda y sin ninguna burbuja. Es fuerte, pero necesaria para que tu conciencia despierte. Desafortunadamente, a mi generación sólo le alcanzaba para visos de intelectualidad medianamente temprana. ¿Algo de acción y hechos concretos? Nada. Sólo palabras que se las lleva fácilmente el viento. De hecho, la única preocupación de los alumnos en el 98 era que los dejaran ver los partidos de la selección de Chile en el mundial de Francia. Lo que más se veía era que el presidente del Centro de Alumnos de ese año diera un discurso medianamente "incendiario", hablando de la dictadura y siendo crítico, lleno de lugares comunes y de frases "políticamente correctas". Nada más que palabras.

¿Sabían que, para 1998, el Instituto dejaba para los cuartos medios el ramo de Educación Cívica? Una formación que debiera ir desde temprano allá la dan recién cuando los cabros están crecidos, más o menos orientados y con algunas cosas claras y convicciones que no las van a cambiar mucho. Me tocó verlo: cuando Guillermo Pérez, el profe de Educación Cívica, hablaba en clase, muchos ni pescaban, haciendo otras cosas. A mediados de hora, el profe daba alguna actividad y se quedaba conversando de política, sociedad y otras yerbas con algunos alumnos. Éramos pocos los que nos quedábamos a esas interesantes tertulias de mediodía.

Ahora, 8 años después, veo con gusto y una sonrisa en el rostro que las cosas han cambiado bastante con respecto a ese poco auspicioso fin de milenio. Cabros que nacieron en democracia. La mayoría de ellos tiene, a lo sumo, 17 años. Casi todos llegaron a este mundo a comienzos de la década de los 90. Los dirigentes deben haber sido concebidos en pleno período de movilizaciones para recuperar nuestro estado y nuestra dignidad. Realmente, no me sorprende que sean precisamente sus hijos los que estén aplicando las lecciones de muchos errores y un poco menos de aciertos en cuanto a nuestro deber cívico.

Por lo que luchan no es una trivialidad, sino que es el destino de su educación. Terminar con la enorme brecha económica de posibilidades, darle forma al destino y que nadie quede fuera por cifras ni categorías. La educación para todos, pero que desde ahora y para siempre sea verdad y sea la norma. Esas son cosas que nunca se discutieron como correspondía hacerlas cuando yo era un escolar inseguro y dubitativo.

Los cabros de ahora la tienen tan clara con para afirmar que el sistema educacional que les rige es un verdadero "apartheid", dividido en 5 categorías: el particular pagado, el particular subvencionado con financiamiento compartido (donde los padres pagan cuotas mensuales), el particular subvencionado sin financiamiento compartido, el municipal de comunas ricas y el municipal de comunas pobres. Los niños pobres reciben una subvención estatal de 30 mil pesos, y de ahí para arriba cada grupo se educa en condiciones económicas diferentes. El sistema educativo fomenta y rigidiza estas desigualdades. Y estas desigualdades parecen no superarse nunca, pues han estado ahí desde siempre.

Los estudiantes, además de proponer sus ideas, están pidiendo explicaciones al gobierno de la Concertación que, en 16 años, no ha cambiado prácticamente nada de lo que quedó establecido en dictadura. Se han hecho reformas y mejoras, pero el fondo de todo este asunto, la Ley Orgánica Constitucional de la Educación (LOCE). En sus párrafos, el sistema de subvenciones sigue manteniéndose. Ya se está hablando de derogarla definitivamente.

Trato de comparar la situación de los estudiantes secundarios con la que nosotros vivimos en las universidades. La lucha por mayor equidad de financiamiento ha sido larga y sólo hace muy poco se están viendo algunos resultados, pero todavía faltan. Si hubiese siquiera la mitad de espíritu, cojones y corazón que tienen los cabros de colegio, de seguro nuestra problemática hubiese visto la luz antes.

A los cabros les queda para un rato por lo menos: para este Martes 30 de mayo se ha convocado a un paro nacional de establecimientos educacionales. También ver qué es lo que hará el Gobierno para empezar a dar solución a este problema. Se han sumado profesores, apoderados y universitarios para apoyar a los estudiantes en su cruzada.

Como nunca, lo que se sembró en 1990 está dando frutos: parece que la educación cívica sí funciona y Chile madura junto a esos chicos que se la han jugado por lo que creen, sin poner por encima ambiciones ni egoísmos. Ese es el Chile que a todos nos gustaría ver, ¿cierto?

¡Cómo me gustaría tener 8 o 9 años menos y estar ahí!


Miércoles 24 de mayo de 2006:

Highway 61 Revisited.

El 24 de mayo de 1961 nació Robert Allen Zimmerman, más conocido en el mundo entero como Bob Dylan. Hace exactamente un año subí un texto en el que trataba de explicar mi aproximación hacia el troesma. Me acordé de cómo supe de él (obviamente, por Beatles, jejjje), mi muy lamentada asistencia al show que dio un Miércoles 15 de abril de 1998 en el Teatro Monumental, el recordado lanzamiento de su "Love And Theft" con tocata improvisada incluida y lo fuerte que me han pegado sus letras en momentos clave de mi vida y un considerable número de etcéteras.

Todas esa cosas siguen frescas en mi memoria. Pero no escribiré sobre ellas de nuevo. Pueden verlas en http://www.fotolog.com/hecrock41/?pid=8378009 . De lo que me quiero referir ahora es de otro asunto: un disco excelente, que debería estar en la colección de cualquiera que disfruta de la música popular. En cada estante, mueble, mesa, rack y estuche debería estar Highway 61 Revisited.

En este disco, segundo de la trilogía que comenzó el Bringing It All Back home, el troesma abandona casi completamente el ropaje folkie y asume un sonido totalmente rocanrol y eléctrico, ayudado por un nuevo productor, Bob Johnston. Grabado en 4 intensas sesiones de estudio y con la ayuda de excelentes músicos como Al Kooper y Mike Bloomfield, Dylan abre una puerta hacia otra dimensión en el mundo del Rock y la música popular tal como se le conocía en 1965.

La portada del disco lo dice todo: el troesma, con apenas 24 años y una no despreciable experiencia de ser humano nómada tanto de lugar como de espíritu, mirando fijo hacia la cámara, como desafiando al mundo con su nueva música. Es un lenguaje propio, una nueva aproximación a lo más esencial a la hora de crear. Una espontaneidad que sólo da la certeza de saber lo que se está haciendo. Saber que es tuyo y sólo tuyo, sin perder el norte ni el pasado. Lo que comenzó en el disco anterior, eso de "traerlo de vuelta a casa", en Highway 61 lo afirma a punta e actitud y belleza.

La cara A parte con el, a esas alturas, conocidísimo single que fue Like A Rolling Stone (redacté largo y tendido en http://www.fotolog.com/hecrock41/?pid=8970611 ) probablemente la canción más importante de la música popular en muchísimo tiempo, un relato descarnado sobre la individualidad y soledad del individuo al andar por su cuenta, "sin dirección, como un completo desconocido, como una piedra rodante"; "¿qué se siente?", pregunta incesantemente el troesma en el coro. Después, en Tombstone Blues Dylan se las arregla para mezclar realidad con delirio vía hechos concretos mezclados con imágenes atrevidas, todo bajo un ritmo trepidante.

A continuación, la calma sorprendente de It Takes A lot To Laugh, It Takes A Train To Cry, la que (si han escuchado los bootlegs) comenzó acelerada y standard, para derivar en un piano seductor. Después, una inquieta y poderosa From A Buick 6, dodne Dylan hace y deshace con el modo de jugar con las palabras. El lado A cierra con una obra maestra: Ballad Of A Thin Man, una de las canciones más enigmáticas que haya grabado el troesma en toda su carrera. El Mr. Jones al que se dirige lo rescató el querido John Winston en Yer Blues, ¿recuerdan?

La cara B parte de forma celestial con la bella Queen Jane Approximately, llena de teclados y guitarras puras. Después, la épica canción que da nombre al disco: un relato que mezcla pasajes bíblicos con personajes en una carretera que se cruzan en un viaje, dejándonos todo a la propia interpretación en el punto de encuentro de la autopista 61. Le sigue esa maravilla de canción llamada Just Like Tom Thumb´s Blues, donde el troesma es más explícito al hablar de drogas que en Mr. Tambourine Man. Acá no hay figuras para disfrazar ciertos hechos. Por el contrario, Dylan cita derechamente la angustia del junkie ("and I don´t have the strenght to get up and take another shot"). No puedo dejar de mencionar la excelente versión que tocó Neil Young junto a Booker T & The MGs en el Bobfest: quedó hermana de la emotiva Powderfinger.

El disco cierra con uno de esos momentos únicos en los discos del troesma: una canción de 11 minutos de duración llamada Desolation Row. Acá Dylan muestra el tremendo salto que se pegó como autor de relatos surrealistas, delirantes, atractivos e innegablemente apegados a la realidad. El troesma nos va presentando una serie de personajes que sólo podrían haber sido observados en el asiento trasero de un auto mientras se está viajando por la carretera. Estos personajes parecieran estar sacados de un Mardi Grass o de algún carnaval que uno se puede cruzar en el camino. Todas estas figuras Dylan las ocupa para decirnos una cosa: el mundo está mal y nos dirigimos al Apocalipsis espiritual si sigue todo igual. A pesar de tanto pesimismo, Dylan nos hace ver la luz al final del túnel. Más info en el excelente análisis de David Tuffley en http://www.cit.gu.edu.au/~davidt/desolation_row.htm . El cierre con guitarra de palo y harmónica es conmovedor.

Este disco es de cabecera. No se arrepentirán de conseguirlo y tenerlo en la colección.

Feliz Cumpleaños, Bob!!!


Domingo 21 de mayo de 2006:

High Fidelity.

Al poco tiempo de salir esta película, recibía todo tipo de comentarios sobre ella, los más cargados hacia el apoyo y la recomendación. "No puedes dejar de ver High Fidelity, sobre todo tú que eres un rayado con la música" era el tipo de frases que más escuchaba al respecto. Si la recomendaban tanto, habría que echarle una mirada, ¿cierto?

No la pude ver de inmediato. En esos días yo estaba absolutamente cautivado por esa maravilla llamada Almost Famous, en la cual me pude ver identificado desde más de un aspecto. Todos los que me conocen saben en cuales específicamente. Como estas películas aparecieron más o menos en el mismo período, se hacía interesante verlas ambas y tener una propia opinión, sin el prejuicio de las recomendaciones ajenas.

Vi High Fidelity (Alta Fidelidad, como la pueden pedir en arriendo o comprar), dirigida por Stephen Frears, recién a fines de junio de 2002, cuando la estrenaron por HBO en el cable. Sabiendo que era la adaptación de la novela llena de íconos pop de Nick Hornby (cuya lectura resulta bastante entretenida y cercana si manejas ciertos códigos de la cultura pop de los últimos 30 años), sobre los desencuentros, experiencias, carencias, excesos, sagacidad, amores y desamores de un melómano extremo, como los hay en demasía en el mundo. En la novela, Hornby nos muestra a este personaje de tal manera que podemos sentir simpatía por él. Podemos sufrir con él, llegar a comprender sus manías y de encontrarle razón a sus casi descabelladas conclusiones pero que, vistas desde su prisma, resultan de lo más naturales.

Con la película pasa algo más menos distinto. Rob Gordon (John Cusack) es dueño de una tienda de discos medio vintage. Melómano absoluto, está en pleno proceso de madurez emocional (si es que algo así llega a existir). Rompe con su novia Laura (Ibel Hjelje), una abogado joven, quien pareciera más "adulta" que el eterno adolescente que aparenta ser Rob. El sufrido melómano, haciendo una revisión a su historia, ve que hay más de un rompimiento que lo ha dejado "marcando ocupado" e indefenso, en busac de respuestas ante el fracaso emocional. Acostumbrado a la dudosa costumbre de elaborar listas de preferidos, Rob hace un top five de los cinco rompimientos más importantes en su vida, y se propone a buscarlas para encontrar respuestas.

En su camino a la adultez y a la aceptación personal, Rob va aprendiendo y aprehendiendo un par de cosas (al menos, se supone que eso pasa). Claro que todo esto visto desde el prisma de un melómano obsesivo, de esos que tienen un mar de discos de vinilo, conocimientos enciclopédico-afectivos de la música popular, y que todo lo llevan al plano de las emociones provocadas por el sonido, ese inolvidable sonido de la aguja del vinilo, que precede al de una aún más inolvidable canción. A todo esto, agréguenle la presencia de los eternos empleados de la tienda de Rob: los melómanos compulsivos Barry (el siempre hilarante Jack Black haciendo de sí mismo por enésima vez), sarcástico y derechamente delirante, y Dick (Todd Louiso), sensible y delicado. Son notables las escenas en que ellos se toman la pantalla.

Una wenísima idea que estuvo plasmada de manera notable en el libro de Hornby se ve afectada por la presencia a la larga dañina del protagonismo del personaje principal. Hay maneras a través de las cuales se puede evitar una excesiva hiperventilación del lado más odios de un personaje principal tan humano. Pero en esta adaptación al cine se pierde el toque cercano que podría tener un melómano obsesivo como Rob.

Hay algo en la película que hizo que no me pudiera gustar tanto como se suponía. Si bien está cargada de referencias a la cultura pop, llena de música popular que nos ha acompañado durante mucho tiempo y de un tratamiento del amor y del romanticismo con un poco más de nivel que la habitual basura a la que la industria nos tiene acostumbrados. High Fidelity tiene las mejores pretensiones del mundo, pero no puedo dejar de decir que se queda a medio camino.

Acá, obviamente, pegó mucho. En una tierra que gusta de seguidores que quieren más protagonismo e importancia que lo que siguen y adoran, historias donde se reivindique el papel del obsesivo coleccionista. Es un poco lo que pasa con 24 Hour Party People, donde el protagonista indiscutido es Tony Wilson, el periodista-gestor-representante de mucho de la escena de Manchester. El rol del melómano obsesivo, ese que domina mucho y que pierde la capacidad de asombro. El incansable seguidor de muchas cosas, tantas que las tiende a clasificar con incómodos epítetos. No tiene idea de lo que implica el proceso creativo en el cual una banda se involucra con todas sus energías. Es el tipo que mira desde fuera y que tiene el descaro de menospreciar cada vez que puede, tratando de elevarse a niveles superiores sin tener cómo.

Lo que nunca se nos debe olvidar es la humildad, sencillez y el asombro por las cosas sencillas. Si las perdemos, faltamos a nuestra condición de humanos. Todos somos iguales; todos sufrimos por lo mismo; todos nos maravillamos con los mismos milagros.

¿Ver High Fidelity? Es un rato entretenido, pero no más que eso. No basta con las referencias pop, la música genial y los códigos que todos conocemos. Debe haber algo más: recordarnos nuestra condición de seres humanos en constante renovación, sin sentirnos mejores que otros. Creo que High Fidelity no refleja mucho de ello, pudiendo haberlo hecho.


Jueves 18 de mayo de 2006:

Sobre la tocata del próximo Viernes y las guitarras de palo.

Definitivamente, hoy fue un día de guitarras de palo. Completa y absolutamente desenchufado, acústico y cercano. Como me gusta más esto del acercamiento de uno con el instrumento. Es la manera más cotidiana, natural y orgánica de expresión.

Debe ser por eso que las tocatas a punta de guitarra de palo son las que me gustan más. No lo niego: la potencia, desparpajo, intensidad, pasión, desborde y locura que nos proveen las guitarras eléctricas, la amplificación, la sencilla pero contundente distorsión tipo overdrive hardrockera como ninguna otra y la energía única de todas esas sesiones en vivo, donde entrego todo de mí para que funcionen y, sobretodo, pasarlo bien arriba del escenario. Porque, al fin y al cabo, de eso se trata, ¿cierto? El seguir pasándola bien tocando arriba del escenario. Una vez que se pierde, todo se va a la mierda.

Desde el comienzo de Fother Muckers que nos gusta tomar las guitarras de palo y hacer canciones. Arreglos, repasos y momentos de distensión, todo eso mediante guitarras de palo. Una wena parte de nuestras canciones han surgido de las acústicas. No sé cuál será el porcentaje exacto, pero me atrevería a afirmar que al menos la mitad de nuestro repertorio propio lo componen canciones que han tenido su génesis en las guitarras de palo. Acordes sencillos, melodías familiares y tradición de juglar. Si lo ponen en una licuadora, se forma un grupo de rocanrol, ¿verdad? Al menos se hace el intento ;)

Todavía sigo haciendo el ciclo de funciones de Rock y Música Popular en la Facultad de Comunicaciones de la UC. En este semestre, he mostrado material diverso: Exhibí Backbeat, esa película sobre los Beatles en Hamburgo, de 1994; también Walk The Line, la biopic de Johnny Cash y June Carter (hay que decirlo: ambos son protagonistas); un especial con material en vivo de Wilco, que incluyó una presentación en el Rock Am Ring del 2002 y dos presentaciones en USA: una en el Soundstage de 2003 y la otra en el Austin City Limits del 2005 (ahora tengo el doble de material de Wilco que en esa ocasión, así que podría hacer una segunda parte, jejejej). La semana pasada vimos el documental Punk: Attitude, excelente registro sobre el Punk como música, discurso y actitud, desde Ramones a Nirvana. Nosotros tocamos a comienzos de mes en el horario de los Viernes, en una sesión acústica obviamente.

Hoy fue algo especial: un importante documental precedido de una sesión acústica de lujo. El documental era, por supuesto, Let It Be, que da cuenta de las sesiones de grabación del que terminó siendo (por orden de grabación) el penúltimo disco de The Beatles; el material es explícito: a pesar de los esfuerzos, el grupo ya no estaba funcionando como antes, quedando todo registrado como la prueba indiscutible de su resquebrajamiento.

La sesión acústica fue de lujo y antológica: Angelo Pierattini, guitarrista de Weichafe y Hueso, haciendo un set con guitarra de palo. Ya me había acompañado en una ocasión anterior, hace unos 3 años, en una charla de Bob Dylan. Ahora le tocó abrir para The Beatles con una sesión íntima, poderosa y cruda mediante guitarra de palo. Preparó 4 canciones: ¿Me Ves?, Las Cosa Simples, Don´t Let Me Down y No Hay Abandono Que Soporte Esta Vez, además de una canción extra a pedido del respetable. Fue todo un lujo el poder ver la breve pero intensa presentación de Angelo en el formato acústico. Como para haberlo visto en la Primera Muestra De Rock De Palo, Mesa Varones, Región Metropolitana, que organizó el troesma Redolés la semana pasada. Ojala participe de una eventual segunda muestra.

Y el próximo Viernes 26 de mayo nos toca a Fother Muckers y a Los Coléricos (http://www.fotolog.com/los_colericos) para una sesión acústica doble en el ya familiar Microcine (sala COM 310), a las 5 de la tarde, como para preparar el fin de semana con Rock de palo. Ya estamos preparando el setlist, y con el recuerdo de la tocata de cumpleaños aún fresco. Se viene weno todo esto: compartir con otro grupo amigo un cartel es de lo mejor. Ya lo hemos vivido antes (grandes Eternauta!!) y la experiencia, cuando se hace bien, en orden y a gusto, es de lo mejor. Ya hicimos la experiencia acústica doble antes con nuestros amigos de Sr Davis (primero, en su debut en sociedad; y después, en nuestra tocata de aniversario), y ya parece que vamos acumulando sets acústicos en el cuerpo. Me siento muy orgulloso y contento de que todavía organicemos actividades de ese tipo. Como decía Cristóbal hace unos días, es el Ying y el Yang (como Neil Young, ¿cierto? :p) de los Fother Muckers.

Así que vayan anotándolo en sus agendas, en sus brazos y en sus papeles. Queremos que vayan todos a esta celebración de rock de palo con melodía, arreglos, rocanrol y pasión en la entrega. Les iremos recordando durante la semana para que lo tengan presente. Les pediré un favor: los que puedan, ayuden a difundir esta tocata subiendo el afiche en sus flogs.

Pronto más info. Y recuerden pasar por http://www.purevolume.com/fothermuckers para revisar (si es que no lo han hecho) las 4 canciones que tenemos disponibles en la red. También pasen por http://www.fotolog.com/fothermuckers, nuestro humilde sitio de info, fotos y pensamientos varios del grupo.

Nos vemos.


Martes 16 de mayo de 2006:

Goodfellas.

¿Se acuerdan de ese sketch recurrente del Saturday Night Live de las temporadas de 1995 a 1997 que se llamaba The Joe Pesci Show? Weno, era una especie de talk show cuyo anfitrión era el conocidísimo actor de soporte Joe Pesci, interpretado por el miembro del elenco Jim Brewer. El programa básicamente consistía en las rabietas de Pesci al creer que sus propios invitados (sus colegas de Hollywood) lo estaban insultando o menospreciando. Siempre terminaba dándoles una feroz paliza al estilo gangsteril urbano contemporáneo (con bates de béisbol y demases). En algunas ocasiones, su co-anfitrión era brevemente expresivo Robert de Niro (interpretado por los anfitriones Alec Baldwin y John Goodman). El momento cúlmine de dicho sketch ocurrió cuando irrumpieron los verdaderos Pesci y De Niro para darles una lección a los imitadores. Simplemente notable.

Casi todas las frases y circunstancias que se retrataban en el sketch provenían de la obra maestra Goodfellas (literlamnente Buenos Muchachos, como la conocimos acá), la película con la que Martin Scorsese recibió los 90 con lo que mejor sabe hacer: exponer en un relato fílmico todo lo aprendido y lo aprehendido en la calle y como testigo observador de su entorno de niño en los barrios de la Little Italy en Nueva York.

Lo curioso es esto: la historia en la cual se basa Goodfellas es la que se cuenta en el libro Wiseguy, de 1980, escrito por Nicholas Pileggi, quien relató su experiencia con la mafia y su descenlace en el Programa de Protección de Testigos. Scorsese quedó tan maravillado con lo que leyó, que se las arregló para contactar a Pileggi y decirle que quería adaptar su libro para convertirlo en película. Para hacerlo, trabajaron juntos en la adaptación a guión y el resultado no pudo haber sido más adecuado que el que vimos en la película.

Henry Hill (Ray Liotta), un tipo de ascendencia italiana irlandesa, se ha involucrado desde muy joven con la gente del barrio: los gangsters, que manejaban todo como si fuesen los reyes del mundo. Incluso, revisando su historia, afirma: "Desde que me puedo acordar que he querido ser gángster", o "para mí, ser gángster era muchísimo mejor que ser Presidente de los EE.UU.". Desde niño ha admirado a Jimmy Conway (Robert De Niro), un gángster que siempre está presente, a pesar de no ser de familia completamente italiana como el violento Tommy DeVito (un notable Joe Pesci), pero con un historial de muerte, robos y fechorías igual de notable. El "don" vendría a ser Paul Cicero (Paul Sorvino), quien se muestra como un padre protector más que una figura de terror. Claro que, dentro de ese mundo, funcionan otras reglas.

Goodfellas tiene muchísimos más personajes secundarios y ocasionales, los suficientes para pintar un cuadro maravilloso de realidad y cotidianeidad a lo que se quiere contar. Scorsese maneja los códigos de películas de mafia a la perfección. Acá no hay cosas tan sagradas ni solemnes, tampoco guerras entre bandas sin fin. En Goodfellas, Scorsese muestra el lado más humano y habitual de gente que debería ser normal, como cualquiera de nosotros, sólo que vive al margen de la ley. Para ellos, el resto del mundo no cuenta, sólo la familia y los amigos. El dinero en efectivo abunda, al igual que las cosas materiales, los lujos, las salidas como si fuesen estrellas de cine y un extraño y atrayente glamour de la costa este.

En el universo de Goodfellas, todo funciona siempre y cuando no hayan traiciones. Las ejecuciones por afrentas son habituales, tanto como los platos de spaghetti que les gusta cenar mientras hacen sus "trabajos". El relato en off del propio Henry nos transmite ese nivel de relativa normalidad en el cual se mueve su mundo. De seguro, el mismo que veía Scorsese de niño en las calles de su barrio. Si bien se sabe la diferencia entre el bien y el mal, la formación italiana católica y la moral, el día a día va tiñendo las cosas de otros matices.

Goodfellas juega con el filo del peligro, la violencia excesiva y la dualidad de las situaciones a la cual se enfrentan los personajes. Para ellos, el resto del mundo son "los estúpidos", los que no quieren tener las cosas por el camino más fácil. Como ya sabemos qué pasa al final, la vida licenciosa tiene fecha de vencimiento y más temprano que tarde se llega de golpe a la realidad de "los estúpidos". En ese mundo, el ser un don nadie en una casa regular con acceso sólo a fideos comunes y corrientes, sin comidas de lujo ni salidas espectaculares, es el pan de cada día. La resignación de Henry es palpable de inmediato e, incluso, se puede llegar a sentir empatía.

Scorsese logró algo con lo que siempre cuesta dar: llegar a las situaciones cotidianas de gente común y corriente. Porque, al fin y al cabo, podrían ser mafiosos, funcionarios de gobierno u obreros. Lo que se rescata es la problemática humana vista del modo más realista y cercano posible. y eso logra Scorsese acá.

Momentos memorables y frases para el bronce abundan. ¿Cuál es vuestro momento favorito? ¿La frase predilecta? Quizás haya más de uno. Y es por eso que seguimos comentándola y disfrutándola en el trasnoche. Si no la han visto, corran de inmediato a arrendarla.


Domingo 14 de mayo de 2006:

Primera Muestra de Rock de Palo, Mesa Varones, Región Metropolitana.

El simplemente tocar en una guitarra de palo y dejar que las cuerdas que forman notas y secuencias normales y no tanto se expresen es un extraño y bello arte que está al alcance de todos. El tocar en guitarra de palo nos permite buscar nuestra propia voz. La guitarra de palo es el elemento más generoso al cual podemos acceder. No busca el protagonismo absoluto, a pesar de que se hace escuchar. No quiere que nos compliquemos en detalles técnicos como las afinaciones o las escalas; sólo basta con caer (con suerte y corazón) en la propia combinación adecuada para que la guitarra lo canalice.

Todas esas cosas quedaron claras en el tremendo par de jornadas que tuve el placer de ir a cubrir para http://www.toma.cl , cuyos textos podrán encontrar mañana en la noche o durante el transcurso de Lunes. No fui a cubrir un par de tocatas más, no señor. Me tocó el honor de presenciar una de las cumbres más memorables de los últimos tiempos. El asunto en cuestión era la "PRIMERA MUESTRA DE ROCK DE PALO, REGION METROPOLITANA, MESA VARONES".

La jornada doble nació por iniciativa del genio indiscutido Mauricio Redolés. Con la idea fija en la mente de hacer una sesión acústica, se comenzó a entusiasmar y se le ocurrió invitar a algunos amigos y hacer el "Primer Ferstival de Huevones Que Tocan Solos Con Una Guitarra De Palo". Obviamente, fue cambiando el nombre hasta llegar a una cita más cívica y ciudadana. Por supuesto que, como en toda mesa, debe haber presidente y vocales. El presidente es Redolés (o Rucio Bustos, como actualmente se está dando a conocer en no pocos círculos) y los vocales de mesa, dos amigos y compañeros de ruta del compositor: Manuel García, vocalista y compositor de Mecánica Popular (por cierto, estrenando disco solista) y Tito Escárate, de Muralla China, historiador de la música popular chilena y autor de algunos libros. El resto, una serie de invitados de lujo, de los que les contaré en los próximos párrafos.

La jornada de ayer Viernes comenzó a las 22:40, con Redolés en guitarra de palo y dándole paso a Ankatu Alquinta, seguido de Bruno Godoy, batero de Sinergia, quien debutó en la trova. La juventud dio paso a la experiencia en manos de uno de esos capos que no vemos siempre: Ricardo Duhart, con sus blues urbanos desgarradores, la guitarra intensa y la harmónica poderosa. Todos pedimos una más y Duhart cumplió con creces.

Después de una introducción magistral del maestro de ceremonias Redolés, se toma el escenario Andrés Godoy, legendario músico, que nos sorprendió a todos con su habilidad y espíritu en un par de preciosas canciones.. a un solo brazo. El vocal García introdujo a Claudio Narea, quien entregó un honesto y poderoso set de Rock al palo de autoría propia, adelantando tres canciones de su disco pronto a salir, Rico El País. Después, una sorpresa mayúscula: Payo Grondona, figura seminal de nuestra música popular, haciendo un popurrí de tonadas clásicas, coronada con La Muerte De Mi Hermano y un bis versionando a Redolés.

Después del set de Escárate, la dulzura y sentimiento de García. El líder de Mecánica Popular es de esos pocos iluminados que hacen poesía de verdad tanto en palabras como en música, un verdadero trovador. Su set con Hablar De Tí, La Pena Vuela y Tu Ventana fue perfecto. Como dando un giro completo, la frescura de Jando Blues nos sorprendió gratamente a todos, en un acto que provocaba sentimientos encontrados en muchos, pero que no pasó inadvertido. Como broche de oro, la actuación de uno de esos tipos de los cuales sólo hay que aprender: Charles Labra, ex Sol Y lluvia, que decidió hace un tiempo llevar su música a todos lados, sin ataduras ni restricciones. Si tienen suerte, pueden encontrarlo tocando en el persa, alguna micro o esquina, dando lecciones de vida. En los créditos, un blues del troesma Redolés selló impecablemente la jornada de ayer.

Lo de hoy prometía también. Lamentablemente, Eduardo Gatti y Julio Zegers no pudieron participar, por lo que los 2 primeros números de lujo duraron el doble. 4 canciones de Redolés para el deleite de los presentes y 4 de Florcita Motuda, quien usa con energía los 20 años activos de los 60 que tiene. A continuación, Perrosky con un set íntimo y Leo Quinteros de pie y con un sentimiento único, representando a las nuevas generaciones. Una notable presentación de García para Manuel Rojas, cultor absoluto de la cueca brava, que brindó un set maravilloso. Después, la maravilla del guitarrón magistralmente tocado por otro capo como Manuel Sánchez.

Después del guitarrón de Sánchez, resultaba imposible salir a escena. pero Cacho Vásquez, leyenda de Corazón Rebelde, supo cumplir y mantener la vibra. La experimentación de Rudy Wiedmaier dio paso al cierre de lujo, con Luis Le-Bart tocando clásicos de Santiago Del Nuevo Extremo. El broche de oro, con todos los músicos en el escenario cantando A Mi Ciudad. Se juntan generaciones y el espíritu de lo cercano sigue vivo.

Más info mañana o el Lunes en http://www.toma.cl.


Jueves 11 de mayo de 2006:

Ghostbusters.

La primerísima vez que vi Ghostbusters (Los Cazafantasmas, por si nadie cachó de qué se trataba la foto que ven) fue en Octubre de 1989, en video. Era la edición de LK-Tel Video, la que distribuía (y aún distribuye) las películas de la Columbia y Tristar, la actual Sony Pictures. Lo primero que mostraba el video, luego de las advertencias de derecho de autor y todas esas cosas, era un trailer pequeño de Tootsie, esa genial comedia protagonizada por Dustin Hoffman.

Después de arrendar, al menos, unas 5 veces ese VHS, el tipo del videoclub sugiere que mejor me hace una copia para que no gastara tanto al arrendarla una y otra vez. Calculo que debo haber visto esa cinta más de 40 veces. Y a eso hay que agregarle las veces que la pasaban por la TV (cuando la estrenaron en el 13 me quedé despierto) y en el cable (recuerdo que aluciné mucho porque se veía la raja en comparación con la copia que tenía de antes).

Si hay algo que me remonta a mis años felices de infante, sin duda que Ghostbusters lo logra con creces. Ya sé que la película es un icono pop a estas alturas del partido y que debe tener aburridos a no pocos, pero no está de más echarle un vistazo cada cierto tiempo. Sobretodo con el milagro de su reedición en DVD, hace bastante tiempo atrás.

La idea de Ghostbusters es del ex-SNL Dan Aykroyd, quien es un aficionado investigador de lo sobrenatural, de esos muy bien documentados, que sabía bastante de toda la materia como para darle la vuelta de tuerca necesaria para plasmarla en una idea para guión. Se sumó su partner del show de New York, el genialísimo y siempre notable Bill Murray, para actuar en la eventual película. Junto al siempre efectivo director de comedia Ivan Reitman (realizador de Animal House y Stripes, entre otras perlas de comedia gringa de la wena), desarrollaron el concepto de esta historia de los Cazafantasmas, casi de caricaturas, muy infantil y taquilla a la vez (será lo mismo infantil y taquilla? :p), que trataba sobre unos científicos que se dedicaban a la captura de espectros, algo así como exterminadores. Reitman incorporó al equipo a un ex miembro del equipo de National Lampoon, Harold Ramis, como co-escritor y el tercer cazafantasmas.

La historia de esta Ghostbusters es bien sencilla: los doctores en parasicología Peter Venkman (Murray), Raymond Stanz (Aykroyd) y Egon Spengler (Ramis) son expulsados de la Universidad de Columbia, donde hacían clases y se dedicaban a las investigaciones de lo sobrenatural. Juntos, se embarcan en la factibilidad de atrapar a estos espectros y almacenarlos, prestando sus servicios de ghost-busting a la ciudad.

Una damisela en peligro, Dana Barret (Seagourney Weaver, en un sorprendente rol), les pide ayuda a estos cazafantasmas, pues su penthouse en un acomodado edificio del Central Park pareciera ser una central de espectros. No tardarán en llegar los primeros encargos (de antología de la caza de Slimer en el hotel lujoso), los arrestos, las complicaciones, la Nueva York necesitada de ayuda y el final apoteósico. Claro que todo en clave de la mejor comedia parida de la costa este.

Sé que no es una película "seria" y que fue estrenada en 1984, plena década de los 80, que tuvo más cosas olvidables que rescatables. Sin embargo, lo que nos trae Ghostbusters no es sólo un arsenal de efectos especiales cuando aún eran artesanales y pre-digitales, aparte del gigantesco merchandising que conlleva toda película con tintes infantiles (poleras, gorras, juguetes, álbumes, y un largo etcétera aprehendido de Lucas y cia). Tampoco nos deja un éxito de taquilla demoledor, vacío e inocuo, de esos que se olvidan al verano siguiente y a la próxima idea masiva que se les ocurra a los potentados insensibles del mainstream.

Lo que Ghostbusters nos muestra es la inmortal comedia bien hecha, con wenísimas ideas, puesta al servicio de la cotidianeidad. Fue idea de Reitman el situarla en el contexto de Nueva York con profesores universitarios, pues le daba a todo el cuento de atrapar fantasmas un toque realista y, aunque suene extraño decirlo, aterrizado. Lo de Ghostbusters tiene su lógica. No es tan al aire como pudiésemos fácilmente concluir. Acá hay una cierta coherencia de "discurso". Ghostbusters tiene un ritmo, gracia y encanto únicos en su especie. Ghostbusters nos hace retroceder a esos años donde nuestro "suspended disbelief" funcionaba sin que lo propusiéramos. Ghostbusters nos devuelve esa inocencia que teníamos de niños y que perdimos por diversas razones.

Una de mis secuencias preferidas de la película es la de la alcaldía, donde tratan de explicar al alcalde todo lo que está pasando y lo que está por venir si ellos no intervienen. ¿Locos tratando de convencer a cuerdos? La línea entre lógica y surrealismo es notable ahí, de las mejores cosas que nos dejó esa década en la que fuimos niños y jugábamos mientras todo cambiaba a nuestro alrededor.

Si bien Ghostbusters II es tan entretenida como la primera, no logra la magia de ésta. Ghostbusters se inscribe en nuestro inconsciente como un bello recuerdo de esos años de cabro chico, lo que no tiene nada de malo.

¿Recuerdan los dibujos animados que pasaban por TVN, The Real Ghostbusters? Fueron de los últimos juguetes que pedí cuando chico. Los tengo los 4, guardados en el cajón todavía. Aún conservo el póster enmarcado en mi pieza, el que convive con Beatles, Rolling Stones, Dylan y Who. Y veo el DVD de vez en cuando, sumando más veces de vista a la película. Es weno el ejercicio de vez en cuando.

¿Qué opinan de Ghostbusters? ¿La vieron? ¿Les gustó? ¿La odiaron? ¿La recuerdan? Comenten.


Lunes 8 de mayo de 2006:

El ser fanático, al igual que el beatlemaníaco Jeff Lynne.

El ser fan es una cualidad en franca retirada en estos momentos. Cuesta entregar un compromiso tácito con algo que recibamos y le dediquemos una devoción de magnitudes inconmensurables. Con tantas opciones a nuestro alcance, resulta difícil entregar nuestra atención a una sola. Menos en una época en la que tendemos a no creer en nada. Resulta mucho más fácil no tener fe que tenerla y cultivarla.

El ser fan es creer en algo tal como si fuese una fe por difundir. Crees de tal manera que todo lo que hagas será inspirado en aquello en lo que estás absolutamente convencido. Los fans son poco dados a cuestionar los rumbos de sus objetos de "devoción". Cuando eres fanático de algo, tu esencia se mezcla con lo que veneras a tal punto de que, para cualquiera que te pueda divisar a lo medianamente lejos, le será posible saber sin mucho intercambio de palabras en qué andas.

El fanático no se da por vencido en sus andanzas en pos de la hegemonía de su objeto de adoración. Buscará por cielo, mar y tierra cualquier cosa relacionada con lo que le motiva a vivir. Fotos, escritos, grabados, imágenes, chapitas, sombreros, dulces, sobres, revistas, artículos de diario, pedazos de alfombra por el cual hayan pasado... cualquiera de estos itemes sirve para agregarlo a la colección.

Contrario a lo que se pueda pensar, al fanático le gusta compartir su afición con otros. Pensándolo mejor, esta conducta sería algo natural por la condición de fe que le da a su creencia. Al fanático le interesa convertir a los no creyentes a su fe, por lo que busca a sus semejantes. Está claro que se reconocen con tan sólo mirarse o, a l más, intercambiar algunas palabras. La complicidad es inmediata y logran concretar algunas cosas, por pequeñas que sean. Así aparecen los fan club, las comunidades y las cofradías, que juntan gente que, aparentemente, sólo comparten una "creencia" en común, pero que son mucho más parecidos de lo que piensan.

El fanático no esconde su devoción; al contrario: la exhibe de manera frenética y demasiado compulsiva a ratos. Si quieres convertir a los no creyentes debes hacer el mayor ruido posible, ¿cierto? Eso tienen como premisa los que quieren que aquello que los mueve y los guía en sus vidas.

El lado más siniestro del ser fan es cuando la devoción pasa a convertirse en una patología. Con claros tintes de enfermedad grave, el fanático pierde el rumbo y la noción de su entorno, a tal punto que su adoración se empieza a filtrar de manera peligrosa en su cotidianeidad. El fanático puede pasar a lados más bien sicóticos si pierde la noción de sí mismo y se pierde en el objeto de devoción. Ejemplos ha habido demasiado como para citarlos acá. Pero cuidado... cualquiera de nosotros es propenso a caer en estos cuadros enfermizos de conducta.

Cuando pienso en fanáticos, no puedo dejar de mencionar a todos aquellos loquillos por la música, los que ven al Rock como la salvación del mundo. Y no se equivocan en varios aspectos, al decir verdad. Se ha escrito bastante sobre esta cualidad redentora del rocanrol. Pete Townshend cree firmemente en ella, al igual que Neil Young, quien escribió esas líneas esperanzadoras en Hey Hey My My. Uno de sus discípulos y descendientes más ilustre es Eddie Vedder, quien ha seguido el camino de sus padres y tíos espirituales durante mucho tiempo. Ahora sólo cosecha lo sembrado a punta de integridad, honestidad brutal y la fe con la que vive.

Otro de esos fanáticos emblemáticos del Rock es Tom Petty, quien mantiene su espíritu rebelde a sus 55 años. Se va de nuevo de gira junto a sus queridos Heartbreakers de toda la vida y está a punto de lanzar un disco solista en el verano gringo. ¿Sabían que Petty es un freak de las guitarras? Le encanta buscar guitarras vintage junto a su partner Mike Campbell. Si han visto videos en vivo de Tom Petty & the Heartbreakers, habrán visto fácilmente que ambos cambian guitarras en... casi cada canción que tocan! ¿Como sacando pica? Más bien, disfrutando de esas preciadas guitarras. Y tienen unas, sencillamente, espectaculares!

El fanático que ven en la foto es uno de los más carismáticos, no hay duda. Si se hace una convención beatle que reúna a los fanáticos más freaks de todos, él se lleva el premio. Jeff Lynne es un afortunado por donde se le mire: lo que hizo en Electric Light Orchestra le hizo ganarse los elogios del mismísimo Dark Horse, el querido George Harrison, quien dio que si, The Beatles hubiesen seguido funcionando como grupo, de seguro sonarían como la ELO. Después de salirse de la banda, Lynne se abocó a la producción. Y, por fortuna, trabajó tras las perillas (y algo más que eso) en el bellísimo Cloud Nine de Harrison. Esta nueva sociedad (y, por cierto, amistad) lo llevó a participar de Traveling Wilburys, junto a otros de sus ídolos: Roy Orbison y Bob Dylan. También Petty estaba ahí. Imagínense: 2 fans con 3 de sus ídolos. El sueño mojado de cualquiera de nosotros.

Lynne era el indicado para producir el par de tracks de “regreso” de los Beatles, ese par de cintas viejas de Lennon que Lynne pulió lo más que pudo para juntarla con sus viejos compañeros. Ahí volvieron a verse las caras relajadamente Paul, George y Ringo. El resultado no será perfecto ni demoledor, pero sí especial y emotivo. Y el sueño del pibe para un fanático como Jeff Lynne.

¿Son fanáticos de algo? ¿Sienten devoción por alguna cosa? ¿Tienen fe? El de Lynne es uno de esos ejemplos a rescatar.


Viernes 5 de mayo de 006:

Stadium Arcadium.

Mi recuerdo más inmediato de los Red Hot Chili Peppers es no musical. A pesar de conocerlos hace bastante tiempo, los asocio a una circunstancia en particular: mi tío Ulises, el papá de mi primo-hermano-amigo Francisco, es... igual a Flea!!! Igualísimo! Weno, ahora mi tío tiene más años encima, pero su semblante a-la Michael "Flea" Balzary sigue ahí, intacto e incólume.

¿Por qué me acordé de ese dato tan freak y familiar para hablar de la banda emblemática de California? Creo que es primera vez que escribo algunos caracteres para el flog sobre ellos. Antes que nada, está clarísimos que son uno de esos grupos de veteranos que aún mantienen frescura y que logran reinventarse sin cambiar su esencia. personalmente, me agradan muchísimo por el lado melódico que incorpora el genio de John Frusciante. Esas baladas acústicas exquisitas que sólo a ellos le salen tan espontáneas y frágiles como sólidas a la vez; esas guitarras apasionadas que privilegian el feeling desgarrado por sobre el virtuosismo monótono; esa energía de eternos adolescentes en tipos que entran en sus cuarentas; ese amor fraternal que se nota es sincero y producto de una vida juntos, donde han conocido todos los estados posibles.

Lo que sí puedo hacer en esta oportunidad es compartir con ustedes las primeras impresiones del épico nuevo disco de los Red Hot Chili Pepeprs. En un período de 9 meses, se instalaron a componer y grabar. Llegaron al admirable número de... 48 canciones listas! De esas, dejaron 28 para un disco doble, en el que nuevamente contaron con la producción del gurú Rick Rubin. El resultado del arduo pero placentero (al menos, eso es lo que transmite la escuchada) trabajo es Stadium Arcadium. El disco 1 se llama Jupiter y el disco 2, Mars.

Gran parte del sonido magnífico que lucen los Pepeprs en los últimos años se debe en gran medida a lo que hace John Frusciante. No hay caso; el emotivo guitarrista y compositor de tonadas maravillosas merece un lugar destacado en la lista de los mejores guitarristas del rocanrol y la música popular. Y acá es donde plasma de manera sublime las energías de numerosos trabajos en solitario simultáneos, contagiando a sus compañeros con vibras renovadas. Se nota que viene de vuelta, no hay dudas al respecto.

La partida es demoledora: el primer single, Dani California, con los Red Hot a fuego y una espectacular muestra de la guitarra iluminada de Frusciante, junto con el sello vocal característico de Anthony Kiedis y una base poderosa de Flea y el batero Chad Smith; pepperiano clásico instantáneo. Show (Hey Ho) baja las revoluciones a un nivel de relajo único, con exquisitos quiebres. Charlie nos hace viajar por el tiempo a través de ecos adolescentes de los californianos, donde el funk suelto de cuerpo manda la vibra, sólo que ahora la melodía lo nutre de insospechadas emociones. Después, Stadium Arcadium se muestra como un futuro single emotivo, con juegos vocales increíbles y una continuidad única.

Resulta sumamente divertido toparse con los primeros segundos de Hump De Bomp, que parecieran ser de un grupo británico de los 60, para derivar en un bailable de lujo. Volvemos a las mezclas varias en She´s Only 18, l balada relajante en Slow Cheetah y el quiebre energético de Torture Me, para pasar a otra balada en la bella Strip My Mind y la mezcla de guitarras épicas con groove en Especially In Michigan. En Warlocks, pareciera que volvemos a 1977, pegándose de forma notable con C´mon Girl. Finalizan el primer disco dos tonadas relajadas, Wet Sand y Hey.

Mars no puede partir de mejor manera que con Desecration Smile, con esos quiebres que se sostienen sabiamente en una canción delicada. Le sigue la ondera Tell Me Baby. Hart To Concentrate debe ser la más delicada que jamás les haya escuchado, quedando al lado de Road Trippin y Porcelain. En 21st Century, las cosa se aceleran un poco más, para lograr niveles grandiosos en She Looks To Me y Readymade. La belleza de If se une con la entusiasta Made You Feel Better. Todo se conjuga adecuadamente en Anima Bar: el ritmo, los efectos, la base y la intención. La guitarra logra otro lugar protagónico en So Much I, con un final apoteósico. La fuerza de la maquinaria de power trío dedicado a los quiebres espectaculares se hace notar en Storm In A Tearcup, para relajar las aguas levemente en We Believe.

¿Creemos? cuando faltan dos canciones para cerrar el segundo disco, ya hemos renovado nuestros votos de fe en la música de corazón. Se puede lograr el poderío máximo con el relajo más natural con la fibra emocional que trae lo espontáneo. Tal como lo confirman las dos últimas canciones: un extraño viaje al pasado con Turn It Again, que no tiene quiebres notorios, sino que una línea que va progresando de manera impecable. El broche de oro lo pone Death Of A Martian, donde la base rítmica afirma la demoledora guitarra de Frusciante y la recitada de Kiedis. Impecable.

Aparece este Martes. Habrá que echarle mano al original, pues hay detalles que se deben escuchar. El breve repaso que hice del disco fue sólo tras algunas escuchadas del advance que anda dando vueltas. Sin dudas, la mezcla definitiva, que estará desde el 9 de mayo, nos ayudará a comprender de manera cabal este poderoso trabajo.

Sin duda, lo más ambicioso que han sacado en sus 23 años de carrera. Como para celebrar su permanencia con nosotros, su frescura, su genuino amor filial y su poder como banda. Como para andarlo llevando siempre en el bolso.


Martes 2 de mayo de 2006:

Living With War.

Sinceramente, no esperaba menos del viejo y querido Neil Young. Después de haber estado cara a cara con la muerte vía aneurisma cerebral, su espíritu se cargó de nuevas energías, renovando los votos por enésima vez. La primera muestra de su eterno y delicado talento para contar historias sencillas en clave de música llevadera e íntima a la vez fue a través del hermoso Prairie Wind. Esas canciones etéreas, espirituales y de naturaleza acústica fueron lo que inundó nuestros oídos desde septiembre, convirtiéndose en un nuevo indispensable en su carrera. A esto, agréguenle Herat Of Gold, la película que cubre un concierto en la histórica Nashville, con Neil vestido de gala tipo country para la ocasión, tocando las diez canciones más recientes y un breve pero conciso repaso a sus más emblemáticas canciones. Ya se viene en DVD y, espero, a una pronta exhibición en el Microcine más cercano.

Sin embargo, no todo es calma en la entrega de Neil Young. El aguerrido y comprometido compositor de verdaderas declaraciones de principios como Rockin In The Freeworld o Hey Hey My My también sigue vivo y observando su entorno para expresarse y manifestar su descontento. Ya se notaba en la épica obra conceptual Greendale, donde Young cuestionó los valores y la moral de los Estados Unidos más cotidianos: la clase media y la clase obrera que va perdiendo el control de sus vidas ante la maquinaria del oficialismo. Lo que muy pocos se atreven a decir en un país que ha ido pasos atrás en su nivel de evolución.

Hace tan solo tres semanas se confirmó el rumor: Neil Young tiene un nuevo disco listo. Esta vez, sin la calma y la intimidad del Prairie Wind, sino que 10 cortes intensos, en el formato de Hard Country Rock que nos gusta a todos, con letras directas. Más que directas, descarnadas. Neil Young no lo hace sólo por él, sino que por su familia, sus cercanos y sus semejantes. Simplemente, hace lo que cree correcto de hacer. Basta de la complacencia devenida en indiferencia. Es hora de expresarse, salir a la calle y protestar. Al menos esa es la sensación que deja en el ambiente la escucha de Living With War, un genuino disco de protesta para los tiempos que corren. O, como él mismo lo define, un disco de “Folk-Metal de protesta”. Periodismo vía música en su mejor expresión, tal como en la legendaria Ohio con CSNY.

Neil las escribió y grabó en apenas unos días, entre el fin de marzo y el comienzo de abril, en apenas tres días, junto con tres de sus músicos y un coro, los que van produciendo una extraña mezcla entre la fuerza de los instrumentos eléctricos y una cierta espiritualidad de pueblo, una cercanía única, como si estas canciones de protesta fuesen cantadas en las mismas marchas que debieran ser frecuentes.

El disco abre con una que vendrá de lujo para la gira que CSNY hará en los próximos meses, After The Garden, con un toque absolutamente reconocible y la guitarra característica de Neil. Luego, la que le da el nombre a este nuevo disco, Living UIT War, donde deja en claro su descontento por la guerra en Irak (“I'm living with war everyday… when the night falls, I pray for peace Try to remember peace”), mezclando su voz con otras cien en el coro, casi como una plegaria colectiva. Después, un eco de esas épicas zarpadas junto a sus compañeros de Crazy Horse en The Restless Consumer: riff de guitarra árido y profundo, la voz tenue pero firme a la vez del viejo Neil, más los coros de todos aquellos que lo han seguido desde el track 2, compartiendo líneas y todo.

Lo que viene es un momento durísimo, de esos que nos agradan en Neil Young; el arribo de los acordes menores pasados por la Old Black distorsionada le dan a Sock And Awe, con una poderosa letra de reflexión personal (“We went with what we knew an now we can't go back, But we had a chance to change our mind”), con un inquietante saxo que le da un sabor distinto. En Families, aunque la música sigue siendo fuerte y trepidante, el mensaje es más esperanzador esta vez (“I see a light ahead, There's a chill wind blowin' in my head”), convirtiéndose en una oración mundial. Luego, los ecos del Chimes OF Freedom del troesma Dylan y su activismo adolescente se filtran en la Flags Of Freedom del canadiense avecindado en la Norteamérica contemporánea (“Listening to Bob Dylan singin’ In 1963, Watching the flags of freedom flyin’”).

El track 7 es uno de los puntos altos en el disco. La, a estas alturas, conocida Let´s Impeach The President, donde Young se lanza con todo: tomando posiciones, acusa a Bush de mentirle al pueblo (la entrada lo dice todo:“ Let’s impeach the president for lyin’, misleading our country into WAR, abusing all the power that we gave him and shipping all our money out the door”), introduciendo con bronces y un coro sencillamente demoledor, esta canción puede perfectamente sonar en absolutamente todas las radios y convertirse encaballo de batalla con facilidad.

Después, a lo concreto: en Looking For A Leader, Neil expone sus inquietudes y da un tono esperanzador a la búsqueda (“America has a leader but he’s not in the house, He’s walkin’ here among us and we’ve got to seek him out”), todo con música hipnótica y coros inmensos, como ya ha sido la tónica en todo el disco. Luego, Young recurre a la vibra relajada e hipnótica de Cortez The Killer para hacernos un llamado a los recuerdos de todos, tal como lo hizo en Big Time del Broken Arrow hace 8 años, en Roger And Out (“We were laughin’ all the way That’s when we named it Hippie Highway I still call it that today”).

No resulta tan extraño que el disco no lo cierre el mismo Neil, sino que el coro gigantezco que ha recorrido todas las canciones previas. Y no debiera molestar a los que escuchan que la canción de cierre sea la tradicional America The Beautiful, sólo con voces en una manifestación celestial. Mal que mal, este es un disco de protesta, contingencia y cercanía. Es lógico que el canadiense haga una referencia a la tierra en la que ha vivido durante más de 40 años, donde ha formado familia y donde ha sentado raíces. Si no lo hiciera, estaría faltando a su realidad.

Aparece oficialmente el próximo Lunes 8 de mayo, pero ya está disponible via streams en http://www.neilyoung.com. Péguenle una escuchada y comenten. No se arrepentirán de la escucha.

Neil Young - Let´s Impeach The President

Powered by Castpost



Lunes 1 de mayo de 2006:

Un poco sobre esas viejas y muy queridas sesiones acústicas.

Este fin de semana largo ha tenido de todo. Tengo un trabajo más o menos grande que entregar para el Martes en la tarde. Aunque la estructura y la temática del trabajo ya la tengo clara, lo medianamente engorroso será llevarlo a cabo. Menos mal que la idea la tengo clara porque, de lo contrario, sería algo demasiado difícil. Además, prueba el Jueves para al cual debo leer una wena cantidad, lo que hice hoy en la tarde. En estos minutos, un break escribiendo acá.

Ayer, prácticamente todo el día, estuve dedicado al grupo en ensayo y en la tocata acústica en la casa de nuestro amigo Diego Maldonado, quien presentó en sociedad su nuevo proyecto, Sr Davis. Una agradable velada de rocanrol vía guitarras de palo y música de autor con experimentación interesante y sello propio. La puesta en escena de Sr Davis fue soberbia: proyecciones, luces, atmósfera, mensaje, atención y actitud. Una guitarra acústica, una eléctrica con efectos varios y un teclado ocasional bastaron para afirmar las sentidas composiciones de Diego, quien fue afirmando todo desde el comienzo. ¡Felciitaciones a Sr Davis por el excelente debut!

Lo que la vieja y querida banda de amigos de colegio más conocida como Fother Muckers hizo anoche fue uno de los ya conocidos y vacilables (al menos para nosotros) shows acústicos. Como previa a nuestra tocata de, ahora, no-cumpleaños que haremos este Viernes 5 de mayo, a las 3 de la tarde, en el Microcine, estrenamos, sin que la mayoría de los que había ahí se diera cuenta, versiones remozadas para algunas de nuestras canciones.

Como siempre, mi preciosa y, a veces (si es que no fallo mucho), precisa guitarra de 12 cuerdas me jugó una mala pasada: desafinación en la primera canción, corte de cuerda más delgada después. Aún así, eso no fue nada para que nos hiciera no disfrutar del momento. Seguimos con el show, y yo con las ahora 11 cuerdas para los arreglos y los solos. Les debo confesar que, en el momento en que se cortó esa bendita cuerda, me vino un relajo de aquellos que permiten que uno se suelte y que todo fluya tranquilamente. Toqué más fuerte, le traté de poner mucha onda y harto rocanrol a ciertas cosas y le di con todo a esas viejas y, en algunos casos (4 por lo menos), resucitadas cuerdas. Después del show, que lo terminamos con un rocanrol que no estaba en nuestro setlist definido para la velada, le saqué todas las viejas cuerdas a mi pobre guitarra. Ahí quedó, desnuda y chascona, descansando de tanto aporreo del dueño. Volverá a la vida con el primer Martes de mayo.

Me encantan las tocatas acústicas! Creo que no hay nada más crudo, visceral, espontáneo e íntimo que tomar tu guitarra de palo y tocar sin amplificación en un living con gente mirando. Es una de las mejores sensaciones como intérprete que se pueden tener. Ahí no hay nada que haga distancia entre el músico y la audiencia. No hay carga eléctrica artificial, decorados artificiales, luces de teatro ni nada parecido. Sólo unas guitarras de palo que sacan sonidos que, en ocasiones, llegan a ser música y, sólo a veces, resulta algo muy bello tanto para el que la hace como para el que la escucha.

Todo esto de las sesiones me acuerda inevitablemente a la onda que tenían Crosby, Stills, Nash & Young. Antes de que el viejo y querido Neil se les uniera, David Crosby, Stephen Stills y Graham Nash eran capaces de tocar todo el primer disco que firmaron juntos en el living de los amigos. Un par de guitarras y tres voces eran capaces de sostener todo. Canciones bellas como Helplessly Hoping, Marrakesh Express, You Don´t Have To Cry, la increíble versión que hacían de Blackbird de The Beatles y, obviamente, la íntimamente épica Suite: Judy Blue Eyes llenaban las salas de estar de no pocos que disfrutaron de la versión más cruda del trió. Cuando entró Neil Young, también siguieron haciendo esas íntimas tocatas acústicas, sólo que ahora constituían la mitad del set que solían presentar en 1970. Bellas canciones como Only Love Can Break Your Heart y On Our Way Home, ambas de Neil, quedaban perfectas con tres guitarras de palo y la presencia de los cuatro. Las grabaciones que quedaron para el 4 Way Street y una rareza que tengo en DVD lo prueban.

Viendo más al presente y a lo nuestro, lo que hicieron Los Tr3s en MTV Unplugged fue, sencillamente, espectacular: prácticamente todo registrado con micrófonos y repasando folclore. ¿Qué mejor que un grupo chileno cite a su bagaje cultural para mostrarlo a todas partes? Es algo que cuesta hacer, pero que debería ser más habitual. Ojala que, en las tocatas venideras de su regreso, lo acústico tenga presencia.

O esas contadas tocatas completamente acústicas de los Weichafe. Los cabros se las arreglan para desarmar las canciones completamente y llegar con nuevas aproximaciones. La más reciente, en septiembre, fue demasiado especial para los que llenaron La Batuta esa vez. Yo no pude ir porque los Fother Muckers tocábamos esa misma noche. Esa vez eléctricos y con árboles. Ya les contaré de eso.

¿Les gustan las tocatas acústicas? ¿Qué les pasa cuando toman su guitarra de palo y tocan en una pieza o en un living para los amigos? Comenten. Y les recuerdo que visiten http://www.purevolume.com/fothermuckers . Saludos!!!

No hay comentarios.: