domingo, noviembre 30, 2008

Sobre discos, guiones y Playmobils.


Por la pega me toca escribir textos de muchas cosas. Algunas las conozco muy bien, y otras las descubro por primera vez al escuchar el disco y armar algunas frases bonitas para que la voz oficial las diga al aire.

Una llamada desafortunada mientras se está redactando algo delicado puede hacer toda la diferencia. Te puede paralizar el corazón y apretar la garganta. Y escuchar cosas que nunca quisiste escuchar. Pero hay que sacar la pega adelante, y esas palabras para que las diga la voz oficial tienen que quedar impecables. Las va a escuchar mucha gente esa noche. Y más encima, un disco que tu mismo propusiste.

Bell Bottom Blues...


Un disco que te sorprende que no estuviese en ningún lado allá abajo. Un disco grabado en una casa, al igual que el disco que grabaste a mitad de año, con tus banmeitos en la playa y uno de tus mejores amigos comandando el buque tras su Mac con espíritu de PC, una alianza que tú pensabas imposible y que se dio de maravillas mientras se trabajaba en conjunto, pero que te frustró mucho el que, cuando se presentan las instancias públicas para hacerlo, no se le diera la relevancia que debía dársele salvo un “cocina como la mejor de las madres”. Tú querías más. Pero las cosas se dan de otro modo nomás.

Gran Puente...

Y de nuevo la teoría de los equilibrios. Cuando las cosas andan mal, necesariamente viene algo muy bueno que mejora todo. Y ahora estoy viendo llegar esas cosas para nosotros. Ya verán como se nos irán dando cosa wena tras cosa wena de las que se irán enterando a su debido tiempo. Y son muy pero muy wenas. Y nuevas. Y tan buenas y tan nuevas. Como dice la canción número dos del gran Justo Y Necesario que ya estamos pre-vendiendo por la módica suma de 6 mil pesos. Y del cual aún no tengo mi copia ni he podido ver todo el arte como quedó. Sólo lo he visto en fotos que fans han puesto en Facebook y la contratapa que me tocó firmar para más de alguien el pasado viernes 21. Pero aún no tengo mi copia del disco. Ya la tendré y la disfrutaré tanto como los cabros que ya al tienen y que la han disfrutado tanto.

El disco con Explorador de fondo...

Me acuerdo de esos años en que jugaba con monitos articulados. Tuve la fortuna de tener una infancia muy feliz en la que siempre me llegaban cosas. Varios monitos de esos articulados, curiosamente nunca me fomentaron lo de los videojuegos, y ahora se los agradezco una enormidad. Con mi hermano mayor hacíamos ejércitos de monos y los mandábamos al espacio en naves hechas con cajitas y otras piezas. Y de esos monos articulados el que destacaba más era un pequeño Playmobil azul, con el pelo como príncipe valiente, como esos Beatles de la beatlemanía. Como me peinaba yo cuando era tan solo un niño que no tenía idea de anda más salvo que tenía dos hermanos y un papá y una mamá y que me querían mucho, y que hasta llevaban al Viejo Pascuero en la navidad para entregarnos los regalos cuando a uno de nosotros nos decían ene l colegio que el Viejo Pascuero no existía.

Weno. Ese monito de Playmobil azul está en un cajón que tengo en la pieza, con todos los monos que sobrevivieron al paso de los años. Casi todos tienen más de 20 años y ahora están llenos de tierra. Y en la foto pueden ver mi yo hecho Playmobil, un lindo obsequio virtual que encontré en un carelibro, uno de los mejores retratos sobre mi pequeña persona que he visto. Muchas, muchas gracias.

Pero ya no juego con esos monitos articulados, hace mucho tiempo atrás que no los tomo para jugar. Y ni siquiera me cambié a los videojuegos ni nada de esas cosas nerd que enganchan adeptos de por vida. No. Yo tomé la guitarra y empecé a meter ruido con ella. Un ruido inentendible, que me demoré años en tratar de entender siquiera.

Y ahí está la guitarra, acompañándome en cada momento. Una pequeña acústica, una de 12 cuerdas, la vieja roja y la rubia Casino. Son 4 mis guitarras y cada una de ellas tiene su personalidad. Es como estar casado con 4 chicas distintas. Las amas a todas y a cada una de ellas de manera distinta. Te proyectas con todas ellas, quieres que las 4 te acompañen para siempre en tu vida. Y si se van agregando más, mejor aún.

La vieja roja en acción...

Verán en acción al menos a 2 de ellas el próximo domingo 7 de diciembre en La Batuta, en la que será la última presentación oficial del año de los auténticos Fother Muckers. Un domingo previo al feriado por la muerte de John Lennon (jajjaja, cagó Ozzy Osbourne al cumplir años el mismo día :p). Vamos a estar tocando mucho y entregándolo todo, como es costumbre. Y vendiendo el nuevo disco, por supuesto.

Hace tiempo que no le hacía publicidad a un show de los muckeiros. Se siente rico hacerlo, ajjajaja. No pierdan la fe. No pierdo la fe en ella. No pierdo la fe en nosotros. No pierdo la fe en mí.

No pierdan la fe. Que yo no la voy a peder. Todavía nos quedan cosas por vivir juntos.

martes, noviembre 04, 2008

No necesariamente un comentario del show de R.E.M.


Es re tarde y mañana tengo que estar temprano en la radio, trabajando como buen obrero que soy. Ahí, apoyando a mis compañeros en el diario vivir. Pero hay una inexplicable fuerza que se saca del cansancio de un intenso día. No todos los días se puede ver en vivo a una de tus bandas favoritas de todos los tiempos, y comprobar que sí hay bondad en el mundo, que sí hay cosas por las que vale la pena luchar, que sí hay cosas que defender y que siempre puedes aprender una lección de vida.

Creo que nunca había ido al SUE por dinero. El 2004 me perdí a PJ Harvey y The Mars Volta cuando se trajeron al gurú John Frusciante a jammear. El 2005 me perdí a The Strokes y Kings OF Leon, pero preferí un retiro “spiritual” en el Cajón del Maipo con amigas queridas y dormidas a la intemperie. El del 2006 no fue opción y el año pasado, imposible, por la SodaFiebre, mortalmente parecida a la PoliceFever.

Pero ahora fue distinto. Venía R.E.M., una de esas bandas que te enseñan varias cosas con tan solo verlos, presenciarlos, escucharlos, ver sus videos, leer sus entrevistas y ser testigos de su evolución y su crecimiento ahí, en lo más mainstream de lo mainstream. Siempre recuerdo una cosa que decía un wen amigo de la enseñanza media, el René Olivares, el que me enseñó un mundo de música a los 14-15 años: de todas las bandas que había en el mundo, la única de “pop” que respetaba y que le encantaba era R.E.M. . Y René era (y me imagino que sigue siendo) un tipo muy pero muy exigente con sus gustos, supongo que cada vez más refinados. Pero René respetaba con convicción a R.E.M., y hoy pude comprobar que sí, que hay cosa de verdad que te llegan a lo más profundo del corazón.

Un día de esos para grabar en la memoria a fuego. Partió temprano, con escasa posibilidades de asistir. Que sí, que no, que nucna te decides. ¿Ir hoy o mañana? ¿Habrá entrada o no? Y Justo llega San Ram, auqle santo de los de verdad, de esos que nos e ven, y me da un empujoncito para el momento feliz de estar a punto de ver a una de esas bandas que esperas durante toda la vida. Pero antes, recibir un impacto sonoro/emotivo tan fuerte que me hizo ir a mojarme la cabeza. The mars Volta no es el presente, es el futuro esplendor, donde no hay canciones sino que sensaciones. Es lo que, me imagino, Jimi Hendrix estaría haciendo hoy en día de seguir entre nosotros. Algo tan fuerte e intenso que te revuelve todas tus convicciones y que te golpea con tanta fuerza que te deja abatido. No es un sentimiento de angustia y muerte, sino de desconcierto. Ojalá llegar a viejo y teniendo una visión tan amplia de la vida, tanto como el cambio de tempos rítmicos con las guitarras. No es un caos. Es la interpretación pura del sentimiento en bruto.

Y después, el festín de R.E.M. Lo primero que notamos es lo increíblemente activo como frontman que es el wen Michael Stipe, un tipo sencillo, de esos de la misma fuente de San Ram, los que actúan bienintencionados, los que saludan cortésmente, los que no te venden la pomada pero sí son capaces de decir lo que piensan sin querer convertirte. Stipe no es un político, no podría serlo. Es demasiado honesto para ser cínico, y hoy lo pude comprobar.

El show que ofrecieron los R.E.M. fue de primer nivel en todo sentido. Estábamos ubicados ahí en cancha general, en una de las mejores ubicaciones que pudimos tener en la vida, presenciando absolutamente todo bien y más encima viendo la fuente de las visuales, factor esencial del show.

¿Postales? Varias. What’s The Frecuency Kenneth y su “don’t fuck with me!” al final, la bella Electrolite que me remontó a mi adolescencia grabando videos de MTV. La cantada fuerte de Imitation Of Life. La hermosísima The Great Beyond. La intensidad apabullante de Supernatural Superserious. El momento de Mike Mills al micrófono y su campestre estampa a-la Nil Llang. El rostro de Obama y la leyenda “hope” casi como un subliminal de esos que no te incomodan y que te convencen. Los balies del wen Stipe en éxtasis. Las escapadas de Stipe a la cancha que tenía enfrente. El decente español de los tres, salvo un enredado Peter Buck (quiero esa Rickembacker!!!). El It’s The End Of The World As We Know It desenfrenado por todos lados. El cierre emotivo con Man On The Moon con el espíritu de Andy Kauffman entre nosotros, el alma de la fiesta. Las sinceras sonrisas de los tres, ahí felices, contentos, satisfechos. Tantas postales se vienen a la mente. Tantas melodías, como dice un wen amigo mío.

El show de R.E.M. me dejó con las energías renovadas. Me renovó la fe en la música y en sus alcances. Me dio un norte a seguir: nunca perder la sencillez y seguirme maravillando con las cosas simples de la vida. Y gracias a San Ram por favor concedido. Faltarán velitas para prender, en serio. Lo weno es que puedo agradecértelo en vida y no olvidar nunca la lección de vida que nos diste hoy.