lunes, diciembre 29, 2008

Sobre tres reyes magos, las de palo, el alma y aire puro del mar


A Valparaíso he ido muy pocas veces en mi vida. Al menos, muchísimas menos veces de las que quisiera. Tomar un bus y viajar al puerto es algo que me gustaría que fuese más cotidiano. Pero se disfruta que sea un acontecimiento de todas formas. Una manera de airearse, de limpiar los pulmones de todo este smog capitalino, de salir del encierro caluroso de la cuenca en la que vivimos. De comer mirando al mar. De caminar con más luz solar porque no tienes un cerro que te tape la puesta de sol. De encontrarte con un lugar tan cargado de música que te conmueve siempre.

Y este año tuve la oportunidad, la bellísima oportunidad, de ir a Valparaíso dos días seguidos. Separados por viaje nocturno (la pega llama y hay que atenderla), pero dos maravillosas jornadas llenas de música, paseos, lujos, gustos y vivir al máximo el momento en el que se está. Caminado de la mano, disfrutando de la vida misma. Bebiendo. Viendo músicos entregados. Conociendo gente.

Siempre tuve ganas de ir al Rockódromo alguna vez. Por lo que sabía de Pierato, era un festival la raja en un ambiente distinto, con gente prendida all the rato. Un variopiiiinto de bandas y estilos, sin duda una instancia para aprender. Y lo es. Pero nada nos preparó para la maravilla de lo que nos tocaría ver en tan sólo un instante, y lo afortunados que fuimos de estar en el lugar preciso, en el momento en que teníamos que estar.

Un cabro tímido canta y toca fuerte...


Con la puesta de sol, vemos a Chinoy, al mismo al que habíamos saludado en la plaza el día anterior, con su guitarra de 12 cuerdas, la guitarra que se quería comprar de siempre, ahí tratando de tocar. La vemos y le decimos lo mucho que nos gusta su tocarra. Yo la miro y estoy maravillado y le confieso que también tengo una de 12 cuerdas, pero que no es ni la mitad de linda que la de él. Casi sin pedírselo, comienza a cantar una canción.

Dos hermanos del alma...


Chinoy tiene un magnetismo como he visto muy poco en la vida. Una sencillez tremenda, una pinta de pasado punky pero purificado con el folk, el folk crudo, ese que te saca sangre de los dedos por tocar muy fuerte y entregarte en ello. Con esa energía, cantaba Chinoy para nosotros, los que estábamos en esa zona privilegiada en el muelle Barón. Y la gente empieza a enganchar.

La témpera...


Mientras adentro la tensión se corta con un cuchillo y los de al lado no pescan a nada ni nadie, la música de esa voz frágil y esa guitarra de 12 cuerdas lo absorbe todo. Ni nos damos cuenta y llega Manuel García, otro de los que decidió tomar la guitarra de palo y encontrarse a sí mismo. Y, de paso, a todos nosotros. Saca su guitarra y se le suma a Chinoy. Le hace armonías y su tocarra de palo va a la par con las 12 cuerdas de su discípulo compañero. Es un lujo verlos ahí, compartiendo relajadamente.

El joven vikingo...


Pero faltaba algo. Un cabro muy joven, con pinta de cabro vikingo, se acerca. Es Nano Stern, el cabro que de verdad viajó por la música, no por un capricho. Estaba tocando en otro lado, pero el magnetismo de los hermanos del alma lo atrajo. Porque él es uno de ellos también. Y, naturalmente, se suma al cuadro. Hacen armonías de tres voces. Se ponen de acuerdo con las partes. Comparten. Comulgan.

De inmediato, las fotos. El cuadro que se formaba era precioso, maravilloso. La música fluía y se reflejaba en el lente. Y esta que ven acá es una de ellas. Nótese el sello propio de cada uno de ellos. Y algo que no se ve en la foto: los distintos zapatos. El hermano mayor García con unos firmes bototos; el nómade Stern con mocasines; y Chinoy con unas Converse que tú notaste de inmediato, niña. Wow! Esos detalles dicen mucho de la personalidad de quienes los usan, ¿cierto? Los tres reyes magos con guitarras de palo y la sencillez del alma como su principal arma. Nada de egos alimentados por el onderismo habitual. Nada de arrogancias a pito de nada. Sólo gente comunicándose de la manera más pura y elemental posible, como siempre debió ser.

Yo quiero eso para mí. Tener esa paz que vi en los ojos de estos tres reyes magos. Nada de guitar hero bullshit ni tensiones absurdas por discusiones con gente que, simplemente, no sintoniza conmigo. Hay mucho cariño alrededor. Mucha vibra que alimenta el espíritu. Y me estoy dando cuenta de eso. Teniendo mis guitarra de palo cerca es cuando lo estoy empezando a comprender como debiera ser. Y tú me estás ayudando en el proceso, doling.

Sólo dejar que el alma hable. Relajarse. Respirar. Escribir. Tocar. Crear. Intentar crear. Amar. Querer. Adorar. Sentir. Vivir.

Eso vi al ver a los tres reyes magos compartir, interactuar y comunicar. No cuesta nada en este mundo abrazar la paz interior. No cuesta nada intentarlo.

Ahora, a disfrutar enero a concho. Se vienen cosas grandes.

martes, diciembre 09, 2008

Imagine


El otro día hablábamos sobre el uso de la palabra “aniversario”. Y yo, porfiadamente, insistía en que se ocupaba más para celebrar que para recordar. Np me cabía en la cabeza un aniversario de un hecho trágico, pero sí la celebración de una fecha bonita y maravillosa.

Craso error. Aniversario corre para CUALQUIER evento que se precie de tal y, cuando cae, se le recuerda. ¿Por qué me asaltó una duda así en estos días? Por algo bien sencillo: hace un rato en Radio Futuro, pasaremos este gran disco del cual ya ven la portada. Imagine, de John Lennon, quien murió en un día como ayer, hace 28 años, víctima de 5 tiros por la espalda propinados por el tristemente célebre Mark David Chapman. El aniversario de esa tragedia es hoy. E, inocentemente, podríamos pensar que es feriado por eso.

Pero weno. Yo ya escribí al respecto hace exactamente tres años, y si quieren leerlo, se los dejo aquí: http://www.fotolog.com/hecrock41/8880527 .

Y mejor referirse a su maravilloso segundo disco solista. Weno, el segundo que firmó con su nombre, tras un par de cosas experiméntales y muy vanguardistas y la dedicación intensa al activismo por la paz. Y en esto hay que ser majadero: lo que hizo grande a John Lennon fue darse cuenta de que el mensaje por la paz no tenía que ser intelectualizado, sino que compartido y comunicado a todos y cada uno de nosotros, sin palabras rebuscadas ni cosas elevadas. Tan solo co palabras simples, canciones y todo lo que se pueda utilizar para transmitir el mensaje. No por nada, a fines de 1969, ya lo elegían como el hombre de la década. No por nada Lennon empezó a alejarse del trabajo de The Beatles, necesitaba hacer algo más trascendente que mantener su status quo dentro de la banda más grande de los tiempos. Y eso es ser valiente. Lennon fue valiente en su vida y en Imagine lo confirma con tonadas tan dulces como confesionales.

Esa veta de songwriter confesional ya se venía viendo desde os últimos trabajos con sus compañeros de adolescencia en Liverpool, pero es en solitario donde le da rienda suelta a contarnos sobre su vida. Lennon creía que, al ser una figura pública, tenía la obligación de registrar todo y compartirlo, y eso lo hizo extenso a sus canciones. En Imagine, disco lanzado en el otoño de 1971, hay 10 canciones en las que Lennon habla de todo: sus deseos para el mundo, el amor que siente por su mujer, sus inseguridades, su rabia, su ironía ácida que tuvo desde siempre. El Lennon que está registrado en Imagine es un ser humano, quizás el más humano de los músicos grandes. Y acá, produciendo junto al maestro Phil Spector.

Imagine...


Partimos con Imagine, el track Nº 1que le da el nombre al disco, una canción que recién vino a ser un himno años después, sobretodo tras morir. En su momento, no pasó mucho con esta bella tonada en la que se imagina un mundo sin barreras externas ni internas, y se pregunta si podremos hacerlo. Después un guiño country la raja con Cripple Inside, donde contrasta una música jovial con una letra desgarrada (“lo único de lo que no te puedes esconder / es cuando eres lisiado por dentro”, canta con ironía”). Y de lo lúdico a o emotivo. ¿Acaso es fácil reconocerse como un cabro celoso? Lennon tiene las bolas para hacerlo en Jealous Guy, acompañado de ese maravilloso Wall Of Sound marca registrada de Spector.

Jealous Guy...


Si es difícil, tal como lo dice en It’s So Hard, se reclama en I Don’ Want To be A Soldier, otra muestra de protesta, pero más que social es personal. Logra darle una vuelta a la letra y la hace un indispensable. Pero Lennon se acuerda del mundo y se manda otra de esas maravillas sonoras en Gimme Some Truth, con arengas que se mantienen vigentes hasta nuestros días. Y pasa rápidamente a Oh My Love, una de las más bellas canciones que he escuchado en mi vida (“Oh, mi amor / por primera vez en mi vida / mis ojos están abiertos”), con las cuerdas de su entonces amigo George Harrison.

Oh My Love...


El mismo Harrison lo acompaña en momentos tanto dulces como ácidos, y uno de esos es How Do You Sleep, una verdadera carta abierta que Lennon hace a su ex compañero y amigo Paul McCartney, en donde sabe usar hábilmente títulos de canciones (“Lo único que hiciste fue ‘ayer’ (Yesterday) / y desde que te fuiste no eres más que ‘otro día’ (Another Day)”) y se aventura con ritmos de reggae cargados de fuerza e intensidad, la misma que encontró en el rocanrol que amó hasta su muerte.

How Do You Sleep...


Las dos últimas son más personales. En How?, se va preguntando la esencia del amor. Lennon, a pesar de tener al amor de su vida, siente inseguridad, y la tarta de exorcizar en canciones, bellas canciones que parecen melodías celestiales, las mismas que después él mismo criticaría, tachándolas de “baño de chocolate para el consumo público”. Si esa no es una actitud humana, ¿qué será?

Pero esa inseguridad se transforma en una invitación para su amada Yoko Ono en Oh Yoko!. “My love will turn you on”, con el piano de Nicky Hopkins como protagonista, y un Lennon haciendo coros de lujo. Y hay una harmónica al final, ruidosas y lejanas. Como que el disco quiere seguir sonando y no soltarnos nunca.

Afortunadamente, nunca lo hará. Si no tiene la edición remasterizada, bájela lo antes posible. No se arrepentirá.

domingo, noviembre 30, 2008

Sobre discos, guiones y Playmobils.


Por la pega me toca escribir textos de muchas cosas. Algunas las conozco muy bien, y otras las descubro por primera vez al escuchar el disco y armar algunas frases bonitas para que la voz oficial las diga al aire.

Una llamada desafortunada mientras se está redactando algo delicado puede hacer toda la diferencia. Te puede paralizar el corazón y apretar la garganta. Y escuchar cosas que nunca quisiste escuchar. Pero hay que sacar la pega adelante, y esas palabras para que las diga la voz oficial tienen que quedar impecables. Las va a escuchar mucha gente esa noche. Y más encima, un disco que tu mismo propusiste.

Bell Bottom Blues...


Un disco que te sorprende que no estuviese en ningún lado allá abajo. Un disco grabado en una casa, al igual que el disco que grabaste a mitad de año, con tus banmeitos en la playa y uno de tus mejores amigos comandando el buque tras su Mac con espíritu de PC, una alianza que tú pensabas imposible y que se dio de maravillas mientras se trabajaba en conjunto, pero que te frustró mucho el que, cuando se presentan las instancias públicas para hacerlo, no se le diera la relevancia que debía dársele salvo un “cocina como la mejor de las madres”. Tú querías más. Pero las cosas se dan de otro modo nomás.

Gran Puente...

Y de nuevo la teoría de los equilibrios. Cuando las cosas andan mal, necesariamente viene algo muy bueno que mejora todo. Y ahora estoy viendo llegar esas cosas para nosotros. Ya verán como se nos irán dando cosa wena tras cosa wena de las que se irán enterando a su debido tiempo. Y son muy pero muy wenas. Y nuevas. Y tan buenas y tan nuevas. Como dice la canción número dos del gran Justo Y Necesario que ya estamos pre-vendiendo por la módica suma de 6 mil pesos. Y del cual aún no tengo mi copia ni he podido ver todo el arte como quedó. Sólo lo he visto en fotos que fans han puesto en Facebook y la contratapa que me tocó firmar para más de alguien el pasado viernes 21. Pero aún no tengo mi copia del disco. Ya la tendré y la disfrutaré tanto como los cabros que ya al tienen y que la han disfrutado tanto.

El disco con Explorador de fondo...

Me acuerdo de esos años en que jugaba con monitos articulados. Tuve la fortuna de tener una infancia muy feliz en la que siempre me llegaban cosas. Varios monitos de esos articulados, curiosamente nunca me fomentaron lo de los videojuegos, y ahora se los agradezco una enormidad. Con mi hermano mayor hacíamos ejércitos de monos y los mandábamos al espacio en naves hechas con cajitas y otras piezas. Y de esos monos articulados el que destacaba más era un pequeño Playmobil azul, con el pelo como príncipe valiente, como esos Beatles de la beatlemanía. Como me peinaba yo cuando era tan solo un niño que no tenía idea de anda más salvo que tenía dos hermanos y un papá y una mamá y que me querían mucho, y que hasta llevaban al Viejo Pascuero en la navidad para entregarnos los regalos cuando a uno de nosotros nos decían ene l colegio que el Viejo Pascuero no existía.

Weno. Ese monito de Playmobil azul está en un cajón que tengo en la pieza, con todos los monos que sobrevivieron al paso de los años. Casi todos tienen más de 20 años y ahora están llenos de tierra. Y en la foto pueden ver mi yo hecho Playmobil, un lindo obsequio virtual que encontré en un carelibro, uno de los mejores retratos sobre mi pequeña persona que he visto. Muchas, muchas gracias.

Pero ya no juego con esos monitos articulados, hace mucho tiempo atrás que no los tomo para jugar. Y ni siquiera me cambié a los videojuegos ni nada de esas cosas nerd que enganchan adeptos de por vida. No. Yo tomé la guitarra y empecé a meter ruido con ella. Un ruido inentendible, que me demoré años en tratar de entender siquiera.

Y ahí está la guitarra, acompañándome en cada momento. Una pequeña acústica, una de 12 cuerdas, la vieja roja y la rubia Casino. Son 4 mis guitarras y cada una de ellas tiene su personalidad. Es como estar casado con 4 chicas distintas. Las amas a todas y a cada una de ellas de manera distinta. Te proyectas con todas ellas, quieres que las 4 te acompañen para siempre en tu vida. Y si se van agregando más, mejor aún.

La vieja roja en acción...

Verán en acción al menos a 2 de ellas el próximo domingo 7 de diciembre en La Batuta, en la que será la última presentación oficial del año de los auténticos Fother Muckers. Un domingo previo al feriado por la muerte de John Lennon (jajjaja, cagó Ozzy Osbourne al cumplir años el mismo día :p). Vamos a estar tocando mucho y entregándolo todo, como es costumbre. Y vendiendo el nuevo disco, por supuesto.

Hace tiempo que no le hacía publicidad a un show de los muckeiros. Se siente rico hacerlo, ajjajaja. No pierdan la fe. No pierdo la fe en ella. No pierdo la fe en nosotros. No pierdo la fe en mí.

No pierdan la fe. Que yo no la voy a peder. Todavía nos quedan cosas por vivir juntos.

martes, noviembre 04, 2008

No necesariamente un comentario del show de R.E.M.


Es re tarde y mañana tengo que estar temprano en la radio, trabajando como buen obrero que soy. Ahí, apoyando a mis compañeros en el diario vivir. Pero hay una inexplicable fuerza que se saca del cansancio de un intenso día. No todos los días se puede ver en vivo a una de tus bandas favoritas de todos los tiempos, y comprobar que sí hay bondad en el mundo, que sí hay cosas por las que vale la pena luchar, que sí hay cosas que defender y que siempre puedes aprender una lección de vida.

Creo que nunca había ido al SUE por dinero. El 2004 me perdí a PJ Harvey y The Mars Volta cuando se trajeron al gurú John Frusciante a jammear. El 2005 me perdí a The Strokes y Kings OF Leon, pero preferí un retiro “spiritual” en el Cajón del Maipo con amigas queridas y dormidas a la intemperie. El del 2006 no fue opción y el año pasado, imposible, por la SodaFiebre, mortalmente parecida a la PoliceFever.

Pero ahora fue distinto. Venía R.E.M., una de esas bandas que te enseñan varias cosas con tan solo verlos, presenciarlos, escucharlos, ver sus videos, leer sus entrevistas y ser testigos de su evolución y su crecimiento ahí, en lo más mainstream de lo mainstream. Siempre recuerdo una cosa que decía un wen amigo de la enseñanza media, el René Olivares, el que me enseñó un mundo de música a los 14-15 años: de todas las bandas que había en el mundo, la única de “pop” que respetaba y que le encantaba era R.E.M. . Y René era (y me imagino que sigue siendo) un tipo muy pero muy exigente con sus gustos, supongo que cada vez más refinados. Pero René respetaba con convicción a R.E.M., y hoy pude comprobar que sí, que hay cosa de verdad que te llegan a lo más profundo del corazón.

Un día de esos para grabar en la memoria a fuego. Partió temprano, con escasa posibilidades de asistir. Que sí, que no, que nucna te decides. ¿Ir hoy o mañana? ¿Habrá entrada o no? Y Justo llega San Ram, auqle santo de los de verdad, de esos que nos e ven, y me da un empujoncito para el momento feliz de estar a punto de ver a una de esas bandas que esperas durante toda la vida. Pero antes, recibir un impacto sonoro/emotivo tan fuerte que me hizo ir a mojarme la cabeza. The mars Volta no es el presente, es el futuro esplendor, donde no hay canciones sino que sensaciones. Es lo que, me imagino, Jimi Hendrix estaría haciendo hoy en día de seguir entre nosotros. Algo tan fuerte e intenso que te revuelve todas tus convicciones y que te golpea con tanta fuerza que te deja abatido. No es un sentimiento de angustia y muerte, sino de desconcierto. Ojalá llegar a viejo y teniendo una visión tan amplia de la vida, tanto como el cambio de tempos rítmicos con las guitarras. No es un caos. Es la interpretación pura del sentimiento en bruto.

Y después, el festín de R.E.M. Lo primero que notamos es lo increíblemente activo como frontman que es el wen Michael Stipe, un tipo sencillo, de esos de la misma fuente de San Ram, los que actúan bienintencionados, los que saludan cortésmente, los que no te venden la pomada pero sí son capaces de decir lo que piensan sin querer convertirte. Stipe no es un político, no podría serlo. Es demasiado honesto para ser cínico, y hoy lo pude comprobar.

El show que ofrecieron los R.E.M. fue de primer nivel en todo sentido. Estábamos ubicados ahí en cancha general, en una de las mejores ubicaciones que pudimos tener en la vida, presenciando absolutamente todo bien y más encima viendo la fuente de las visuales, factor esencial del show.

¿Postales? Varias. What’s The Frecuency Kenneth y su “don’t fuck with me!” al final, la bella Electrolite que me remontó a mi adolescencia grabando videos de MTV. La cantada fuerte de Imitation Of Life. La hermosísima The Great Beyond. La intensidad apabullante de Supernatural Superserious. El momento de Mike Mills al micrófono y su campestre estampa a-la Nil Llang. El rostro de Obama y la leyenda “hope” casi como un subliminal de esos que no te incomodan y que te convencen. Los balies del wen Stipe en éxtasis. Las escapadas de Stipe a la cancha que tenía enfrente. El decente español de los tres, salvo un enredado Peter Buck (quiero esa Rickembacker!!!). El It’s The End Of The World As We Know It desenfrenado por todos lados. El cierre emotivo con Man On The Moon con el espíritu de Andy Kauffman entre nosotros, el alma de la fiesta. Las sinceras sonrisas de los tres, ahí felices, contentos, satisfechos. Tantas postales se vienen a la mente. Tantas melodías, como dice un wen amigo mío.

El show de R.E.M. me dejó con las energías renovadas. Me renovó la fe en la música y en sus alcances. Me dio un norte a seguir: nunca perder la sencillez y seguirme maravillando con las cosas simples de la vida. Y gracias a San Ram por favor concedido. Faltarán velitas para prender, en serio. Lo weno es que puedo agradecértelo en vida y no olvidar nunca la lección de vida que nos diste hoy.

viernes, octubre 31, 2008

Sobre una historia para compartir.


Este debe ser el primer mes en que escribo tan solo dos textos. Y pensar que antes escribía uno diario, en esos tiempos donde quería volcar sobre caracteres todas las reflexiones posibles, escribir todas las reseñas que siempre quise escribir y dedicar todas las palabras que siempre quise a gente a la que no le podía dedicar esas mismas palabras en vivo y en directo. Este sitio se convirtió en mi pequeña ventana para contar cosas, lo que tuviese en la mente. Y, por lo que veo y sé, lo sigue siendo.

Me siento destrozado y abatido como jamás pensé que me podría sentir después de unos meses maravillosos en que crecí en cada aspecto en que un ser humano puede crecer. Me han pasado muchísimas cosas en estos 3-4 meses. Me atrevería a decir que he vivido en estos 3-4 meses lo que no había vivido en 3-4 años. Y eso no se puede dejar pasar de la noche a la mañana.

Hay historias cortas que por ahí generan grandes cambios en personas o que, al menos, las inspiran para moverse y mover-ser. Y yo tengo una que no involucra nombres ni espacios temporales. Sólo a dos personas que sus caminos se juntaron y que, a pesar de las circunstancias y los problemas, sus caminos siguen juntos de alguna forma.

Él, un cabro al que siempre le faltaban cosas por completar, que gustaba de tomar la guitarra y tocar todo el día. Ella, una chica apasionada por la vida, llena de energía, que derrochaba chispa a millas de distancia. Inevitablemente, comenzaron a hablar. Y siguieron hablando por las vías modernas, como wenos cabros 2.0 que son. Y hablaban hasta que se hacía tarde y se decían “¿vamos a dormir?”. En la primera cita, la pasión los llevó al vodka naranja, al cambio de marca de cigarrillos, al exquisito vino de una ceremonia de clausura, las tramas aburridas, los primeros besos y la conexión inmediata. Ya estaba la suerte echada: el chico tímido y la chica chispeante estaban unidos de por vida, no importando el nombre de esa conexión.

A él le pasaron varias cosas en la vida. Con al llegada de ella, también vino una oportunidad que él ansiaba por años y que casi se le había olvidado que existía. Y ella fue la primera en saberlo, acompañándolo en cada momento. Celebraron la confirmación de esa oportunidad y de lo que significaba. Caminaron libres por esos barrios que parecían antiguos, con historia, pero que ahora también integraban la historia de ellos dos. Él le empezó a introducir su mundo y a llevarla de la mano por el, le dio una seguridad que ella no había sentido en mucho tiempo.

No pasó mucho tiempo hasta que se empezaron a mimetizar. Él con la energía desbordante de ella, y ella con las onomatopeyas de él. No importaban las diferencias temporales ni nada de eso, tan solo que sonara un hermoso Harvest Moon de fondo. Y es curioso: esa letra del viejo y querido Neil Young se refiere a un amor ya maduro, no adolescente. ¿Tanto había crecido lo de ellos dos? Así lo sentían. Los “te quiero” y “te adoro” no eran arrebatos adolescentes, sino que amplios, lo más amplios que podían darse. Con ella, él aprendió cosas que ni sabía que tenía. Y ella aprendió que él no era lo que aparentaba en esas revueltas públicas de música desbordante. “Te falta rock y te sobra folk”, le decía con frecuencia.

Ambos eran rockstars, alguien dijo por ahí. Porfiados, mañosos, impetuosos, apasionados, impulsivos, como si el mundo se les fuera a acabar. Con ellos, nadie podía. El resto del mundo no lograba entender la vorágine en la que la pareja de estrellas que salían juntos muy seguido. Y veían películas sin terminar de verlas. Y asistían a los shows del ángel del tambor, coreando casi todas las canciones abrazaditos los dos. Se cantaban mirándose a los ojos y jurándose que nunca se perderían el uno y el otro. Y ella le dio vida a una vieja guitarra de él. Para inmortalizar el momento, una foto de celular siempre puede servir. Y en verdad funciona.

Pero no todo ha sido miel sobre ojuelas para la pareja de rockstars. Se estrellaron contra una pared de impulsos, excesos y equivocaciones de la que quedaron muy lastimados los dos. Ambos no entienden muy bien el impacto de lo que ocurrió, sólo saben que duele más que la cresta. Ella le dijo que todo podía cambiar en una noche, y él piensa que no. Aún están impactados

Pero para ellos dos no está todo perdido. Habrán cambiado las circunstancias, pero lo que siente el uno por el otro no. En sus rostros ahora es posible ver el impacto que dejó la estrellada contra el muro aquel. Ambos saben que lo de ellos no ha muerto. Ambos saben que lo de los dos está destinado a seguir de alguna u otra forma. Él, luchando por mantener las cosas que lo apasionan y creciendo con ellas. Ella, impregnándose cada vez más en la vocación que ya tiene clara. Y ambos, preguntándose siempre cómo están, qué es de su vida.

Como en Just Like A Woman. Como en Your Song. Como en Harvest Moon. Como en Don’t Let Me Be Lonely Tonight. Canciones que hablan de gente sencilla que une sus caminos para siempre, a pesar de las circunstancias.

martes, octubre 14, 2008

Sobre Weichafe, los archivos, flashbacks y cierre de ciclo.


Cuesta escribir sobre Weichafe. No es fácil al menos para mí, que he compartido muchos años con ellos, los he visto crecer y es ahí donde tengo a uno de mis grandes amigos. Los Weichafe me han acompañado durante todos estos años, los mismos 10 que celebraron el año pasado.

Con Weichafe pasaba algo que cuesta ver acá en Chile: una comunión única con la audiencia. Ese elemento tribal de las celebraciones que se ve en pocas cosas en el mundo, el cariño muto de los músicos y su público, la energía que va transmitiéndose. Con Weichafe siempre se dio desde el primer minuto y eso se lo agradeció siempre su público fiel.

Pero este lunes se comenzó a cerrar un ciclo. En su sitio web, anunciaron su separación para dedicarse a proyectos personales. Después de 11 años juntos y 5 discos editados, no hay más Weichafe. Sorprendió a la mayoría de los fans, quienes aún no pueden recuperarse del impacto de la noticia. Me toca subirla a la página de la Futuro y es difícil hacerlo sin sentir pena. Veo el titular de “Weichafe anuncia su disolución” y la bajada “Tras 11 años de carrera” y no puedo evitar tener flashes de todos estos años que he compartido con ellos.

La juventud...


El conocer a uno de mis grandes amigos, Ángelo, a fines de junio de 2001 en el mismo edificio donde ahora estoy trabajando, y hablando sobre Bob Dylan, Neil Young y los Traveling Wilburys y, por lo mismo, ganarme el apodo de “Bob Dylan” en su círculo interno. El compartir escena con ellos tanto en un poco concurrido homenaje a Dylan como en un show propio en el Pub Music. El redactar comentarios para su sitio web oficial. El ser testigo de ensayos y carretes con ellos. El ver de primera fuente los procesos que desembocaron en discos como Pena De Tí y Harto De Todo. El trabajar con ellos en el documental que sale en el DVD Yo Soy Weichafe. Los numerosos shows en vivo que les vimos. El haber compartido esa vibra con alguien muy importante hace varios años atrás. El ver entrar y salir gente buena y de verdad en estos años.

Nunca El Cigarrito había sonado así...


En fin. Son varias cosas las que se me pasan por la mente, mientras escribo esto desde el PC de la pega, cuando disfruto del cambio de hora y veo que se oscurece más tarde, y recuerdo también no pocas previas a las tocatas de los Weichafe. Una cerveza (o varias) como antesala a una celebración. El verlos crecer, el verlos renunciar al círculo de shows en pubs para tocar en espacios más grandes, como se merecían. El sentir la frustración de que no sonaron todo lo que tenían que sonar. Podría seguir y seguir enumerando cosas que he vivido en estos 10 años con Weichafe y en estos 7 años de conocerlos personalmente.

Pero las cosas cambian y se cierran los ciclos. Y mi amigo ha emprendido un camino en el que cree con una fe sobrecogedora, que con mi doling lo hemos visto jugársela el todo por el todo y tranquilo con lo que se viene. Si eso no es lección de vida, entonces no sé qué es. Sólo sé que sigue lo que su alma le dice. Y lo veo bien, sano, contento y esperanzado. Inspirado. Y eso se nota, claro que sí. He trabajado con él y se le nota la renovación en lo que cree. Es un gran compañero en esta ruta que caminamos los que seguimos nuestro espíritu y nuestro corazón en todo momento.

Ya he escrito varias veces sobre Weichafe. Es cosa de mirar los archivos de este humilde sitio para darse cuenta. Haciendo el ejercicio de revisar tanto texto, les puedo contar que este es mi archivo de escritos sobre esta gran banda que está cerrando su ciclo de vida:

-Sobre el rock chileno, destacando a Weichafe

-A propósito de su show de fin de año 2005 en el desaparecido Popol Vuh

-Una volada sobre la vez que compartieron con La Renga en el Novedades, de sorpresa

-Comentario de su show en la Sala Master del viernes 2 de junio de 2006

-Comentario del disco Pena De Ti

-Comentario de festival Quieres Rock Vol 1, del sábado 5 de agosto de 2006

-Comentario de disco Harto De Todo

-Reportaje de lanzamiento de Harto De Todo en el Galpón Víctor Jara, el viernes 3 de noviembre de 20006

-Comentario del show de los 10 años del sábado 4 de agosto, en el Galpón Víctor Jara

-Comentario de disco en vivo / DVD Yo Soy Weichafe

Ahí lo tienen. Al final, igual escribí un poco más de lo que pensaba. Ahora les toca a ustedes. Comenten y compartan sobre lo que ha sido Weichafe para ustedes. Las líneas están abiertas, sólo tienen que tomarlas.

viernes, septiembre 26, 2008

Sobre La Renga en Chile de sorpresa y algo más.


Hace mucho que quería escribir sobre esto. Serán unas dos semanas exactamente a contar de hoy. Y no me extraña que me haya demorado en hacerlo. Sé que me excusé a mí mismo con el hecho de que no tenía la foto definitiva para subir sobre esto, y la esperé un montón. Pero, en verdad, fue por lo emocionante, la raja, espectacular, bonito y todo lo demás. No por nada una oportunidad de compartir con La Renga es algo que no se da casi nunca. Y para contarlo, ocuparé los cinco mil caracteres que este espacio me da cada vez que estimo conveniente.

En Radio Futuro estuvimos apoyando el estreno de un documental llamado Tripa Y Corazón, que contaba la historia de la(s) venida(s) de La Renga a Chile, realizado por Jorge Toro, el mismo de la productora Toma, la que ha traído a la banda desde siempre. La función se realizaría en la ex Oz el miércoles 10 de septiembre y habría entradas, pero estas no se venderían. La forma de obtenerlas era dejando alimentos no perecibles para una fundación de ancianos en Peñalolén.

Trailer de Tripa Y Corazón...


Y nosotros en la radio teníamos que recibir a la gente que iba a dejar su aporte de un kilo de arroz, fideos, azúcar o lo que fuese no perecible, a cambio de una entrada. Y a mí me tocó en esos días ver a un montón de personas de todas las edades. Parejas, grupos de amigos, padres que iban reemplazando a sus hijos que trabajaban, tipos que pasaban a la hora de almuerzo, que pasaban después de horario de oficina. Mucha gente vieron estos ojos y muchas palabras de saludo y agradecimiento salieron de mi boca en esos días. Entre el lunes 1 y el jueves 4 de septiembre se fueron 700 entradas y se habían recolectado casi 750 kilos de mercadería. Todo un éxito, así que al día siguiente, doblamos la exigencia. Dos kilos y medio de mercadería a cambio de una entrada (teníamos 250 más, casi 300 más), para llegar a la tonelada de alimentos. El lunes 8 ya estábamos listos.

Y llegó el momento de la función, que incluyó una antesala del partido de Chile y Colombia, ese que ganaron 4-0. Más de 1000 personas abarrotaban la ex Oz, recitando cánticos de La Renga y armando el ambiente que sólo Los Mismos De Siempre logran armar en un lugar, con la calidez humana de gente sencilla y del pueblo, esa que trabaja y se esfuerza por sobrevivir, esa que lucha cada día, esa que ve reflejada su vida en la vibra que la banda le da. No por nada acá La Renga es cada vez más popular. Y eso se notaba para cuando llegaban las 21 horas y 15 minutos, cuando partió puntualmente el documental.

Siempre recuerdo lo que pasó en el Teatro Novedades en diciembre de 2002 y acá se repetía, eso de que la gente vibraba como si fuese un concierto de verdad. El documental contaba con énfasis las desventuras de la primera visita de La Renga a Chile, y dicho relato se complementaba con distintos pasajes en vivo de las presentaciones que le siguieron a la del relato principal. La emoción corría por las venas de cada uno de los presentes, y era como si fuese un concierto de verdad. Y ninguno de nosotros se imaginaba lo que estaba por venir.

A las 23 hrs se acabó el documental y se prenden las luces del lugar. Carlos Costas sale a agradecer a la gente que apoyó todo y, súbitamente, presentó a LA RENGA!!! De inmediato, la euforia se sintió fuerte en ese calurosísimo galpón, que parecía más pequeño de lo que es por la cantidad de gente que había. Vi muchos rostros felices, con los ojos brillositos, como cabros chicos que han recibido la Navidad o un hermoso regalo de cumpleaños, cabrit@s que han dado el primer beso o que han dicho “te amo”. Todo eso junto sale a flote cuando Chizzo, Tete, Tanque y Manu están en el escenario acomodándose, tocando instrumentos prestados, aclimatándose y dándole inicio a un set de casi una hora, en la que partieron con Panic Show, tras unos 3 minutos de probar si estaba todo bien en medio de la catarsis. Siguieron con el himno Tripa Y Corazón, la motoquera Motoralmaisangre, la reciente Montaña Roja, la ya clásica En El Baldío (con intro y todo), una coreadísima Cuando Vendrán, La Razón Que Te Demora y un coro emulando el riff de guitarra, un sudado El Final Es En Donde Partí y el sorprendente cierre con Oscuro Diamante. Y el anuncio del próximo show oficial de La Renga en Chile: 17 de enero, en el velódromo del Estadio nacional.
111111111
La pega me permite momentos lindos, como una sencilla foto co gente a la que admiro. Si bien mi doling me pasó su cámara, el que sacó la foto no enderezó el pulso y quedó muy borrosa, difusa y confusa. Pero e vengué al día siguiente, cuando grabamos una nota con La Renga en pleno. Y había una cámara para un par de sencillos flashazos para el recuerdo. Un momento pequeño de reflección en un balcón para fumar un cigarro y pensar en lo afortunado que he sido en este último tiempo, en lo feliz que estoy con las cosas que tengo, con la gente que está a mi lado, con la chica que me acompaña en las wenas y en las malas, con un grupo de amigos con los que hacemos música y con la pega que hago.

Y esta postal con La Renga refleja mi rostro en ese estado. Feliz. Intentándolo todos los días y aprendiendo cosas para que todo dure.

domingo, septiembre 07, 2008

Un texto escrito de una.


Creo que esta ha sido la pausa más larga que he hecho en este ejercicio de escribir en este sitio y en su versión en blog. Y eso que yo era de esos eres que pasaba escribiendo y escribiendo, casi compulsivamente, y a veces textos que me salían de una sola tirada, sin ir pensándolos mucho.

Y, ¿you know what? Voy a hacer eso ahora. Ir escribiendo lo que me plazca, acompañado de música que, en esta ocasión, no va en suflé, sino que de una de las carpetas que más se han engrosado en este último tiempo. Ahí van las dedicatorias, las canciones que quiero escuchar, las que tengo en mente, las que encuentro un aporte. Y partimos el viaje con Nick Drake, el maravilloso songwriter depresivo, que hizo hermosas canciones de naturaleza acústica y que encontró la muerte a unos tempranos 26 años. Una historia que se puede ver en un documental de la BBC.

Without Wings es de esas canciones de Neil Young que me matan. Cierra el Silver & Gold y el viejo y querido Neil prácticamente susurra la melodía con su voz tenue y más grave de lo usual, con una guitarra que cambia re poco y que, para mi dicha, pude sacar completa. La he intentado tocar, pero hay algo en la melodía que aún no me permite cantarla. La letra es linda, pero no es de las usuales que nos regala en bellas canciones. Igual quiero agregarla al repertorio, sería lindo tenerla dominada.

Veo que escribo párrafos breves. Me gusta. Parece que me estoy acostumbrando al sistema de mi pega. ¿Ah, no les conté? Desde el 1 de agosto que estoy trabajando en Radio Futuro. Sí, tal cual lo leen. Trabajo en Radio Futuro escribiendo guiones, microespacios y actualizando los contenidos de la página web.

Manuel García es un seco. Lo siento doling, sé que lo encuentras fomeque, peor este weon tiene algo que conmueve más que la cresta. Perdón mi inglés. Jajajajjaja. Que lata no haber podido ir al lanzamiento de Témpera en el teatro Oriente, pero yo tenía que tocar en Valparaíso ese día, en el Bar La Tertulia. Y puta que estuvo la raja ese show que dimos! Ya pasamos la crisis y el colapso por el stress de estar trabajando un montón en el disco. Ahora estamos tomando las cosas con una responsabilidad y un relajo simultáneos. Estamos embalados, pero queremos disfrutarlo siempre. Y eso se puede perder cuando la comunicación ya no es la misma. Afortunadamete, estamos bien enrielados y les puedo contar que se vienen cosas muy pero muy wenas para los auténticos Fother Muckers. Atentos a las noticias nomás.

Manuel García con Chinoy...


Stevie Wonder sabe llegar al corazón. El hombmre lo concoe y sabe bien su arte, tiene claro cómo conmoverte y darle color musical a una picada piolísima en Pedro de Valdivia. My Cherie Amour la ocupé en algunas ocasiones cuando tuve invitados en mi ya ex programa de Radio UC, La Bestia Rock. Ahora, con el trabajo en Radio Futuro, ya no tengo tiempo de hacer el programa que hice por 2 años y medio. Cumplió su ciclo, de todas formas. Y ahora descansa en paz. Si alguien lo quiere tomar, que lo tome. Yo feliz le doy la bendición.

My Cherie Amour...


Hoy vi a Rata Blanca por tercera vez en mi vida. Y las tres veces ha sido cubriendo su show. Por más que me cargue el metal y los clichés, hay algo que tiene la Rata que te hace creerles lo que plantean. Hay un elemento sincero en ellos y su comunicación con el público que me gusta mucho ver. Tal vez tenga que ver con la Argentina, donde todo lo viven más a flor de piel, no sé. Pero me hace que no sea malo el verlos. Bien por ellos, su oficio and all that.

De vuelta a mi casa venía escuchando radio, y me topo con una verdadera maravilla que había olvidado con el paso del tiempo: la operática Venus And Mars / Rockshow de Paul McCartney y sus Wings. O sea, de Wings. Pero todos cachamos que era pure McCartney all the rato, ¿cierto? Y ese Paul es un verdadero iluminado a la hora de jugar con las melodías. Y siempre le creemos, auque salga con discos mediocres de repente. Aunque un disco mediocre de Sir Paul se lo quisiera cualquiera, jajajjaja.

Venus And MArs / Rockshow...


“No quiero prenderle fuego al mundo, sólo quiero encender tu corazón” es la castellanización de la bellísima canción de los Ink Spots, I Don’t Want To Set The World On Fire, que en más de una ocasión hemos tocado como intro para Aunque Todo Salió Mal. Y creo que seguiremos tocándola de vez en cuando y de cuando en vez, todo porque es re linda.

Me vuelve a salir Neil Young en el Winamp, y no en suflé. Yo la puse. Es Traces, una canción perdida que dice cosas muy lindas (tarea pa la casa). Y los Bee Gees me hacen querer bailar con esas canciones de Saturday Night Fever. Esa película es muy pero muy wena. Y no es chiste. Algún día escribiré de ella, pero hoy no.

Texto 391? Me quedan pocos para el texto 400. Se vendrá una celebración, sin duda. ¿Cómo tan porfiado para seguir con este flog? Debe ser porque igual me gusta. Al igual que Harvest Moon, una canción que defenderé toda la vida. Y que tocaré toda la vida también.

domingo, agosto 24, 2008

Sobre el paso del Funny Little Frog al Harvest Moon.


Mientras compartía un buen momento con los Weichafe anoche en el Teatro Caupolicán, vi algo que me hizo recordar un maravilloso día en que mi vida empezó a cambiar, o en que mi vida cambió por completo: el viernes 11 de julio de este año, noche en la que tocamos en la Sala Master de la Radio de la Universidad de Chile. Que ceremonioso suena puesto así, ¿cierto? Desde ahora hasta el final de este texto, será Salamaster a secas, ¿vale?

Esa día, nos tocó mucha actividad. Ensayo temprano, con Soko, el nuevo integrante de la familia muckeira; prueba de sonido con detalle (y con paciencia para esperar el turno, también); despacho para ViaX para ese programa llamado blog TV, y que yo me perdí por ir a buscar la caja de discos que se nos había quedado la noche anterior, en casa de Pierato, mientras mezclábamos/carreteábamos. Y tocar en la Salamaster, que no es menor. Tenía que salir todo impecable, y así fue.

En el ajetreo (me tocó correr para buscar los discos y llegar a tiempo para tocar), el broche de mi reloj se rompió. Mi reloj de años, uno regular digital que siempre ha estado adelantado unos cinco minutos para ejercerme la presión sicológica de que voy atrasado, se desprendía de mi persona. Ese reloj que tan “aterizado” y “alerta” me mantenía, se estaba despidiendo de mí, me dejaba ir. O yo lo estaba dejando ir, y ni me daba cuenta. Como andaba con la mente en otro lado por tocar, simplemente lo guardé en el bolso y no supe más de él.

Y, después de terminado todo el set, te conocí a ti, doling. Y hablamos haaaarto rato, según los dos recordamos. Y fluido. Hablamos de muchas cosas, había en nosotros una confianza que ninguno de los dos imaginaba. Pasaba la gente al lado nuestro y nosotros ni cuenta nos dábamos. Pero yo debía irme y tú también. Tenía que ir a ver a un amigo tocar, y fui solo para allá. Llegando a casa, veo tu mensaje: “agrégame tú”. Y lo hice. Y seguimos hablando mucho, mucho (“let’s rock, let’s talk”… eso siempre lo encontré la raja). Te conté que en el video iba salir muerto y que estábamos con hartas cosas. Rápidamente, te volviste una confidente.

Hablando contigo, las horas eran algo que ya no importaba. ¿Qué son los minutos sino que convenciones para hacer ciclos? Igual todo eso viene del sol y los ciclos del día, es cierto. Pero las horas, los minutos y segundos sólo nos condicionan. Es mejor desprenderse de eso y botar el reloj, tal como lo hizo el “capitán América”, ese personaje de Peter Fonda, en Easy Rider. Y pensar que ayer se me olvidó ese detalle cuando lo hablaba con Pierato. “Te pillé!! Al fin una en que te pillo!”, me decía eufórico, hasta se lo dijo a la Dani, celebrándolo como cabro chico.

Ahora he tomado más la guitarra de palo que antes. Y mucho. Con la Maca, una amiga, iniciamos un dúo muy folkie llamado otro Día, como la canción del wen Sir Paul. Y parece que salen lindas las canciones que estamos versionando en una primera etapa. ¿Me está faltando rock y me sobre folk? Puede ser. Ir a paso de hombre, como dice Zanetta, tomarse las cosas con calma. Bajar un poco la velocidad para ir disfrutando de pequeños detalles que el torbellino no nos permite ver.

Funny Litle Frog...


Doling, me hiciste pasar de un Funny Little Frog a un Harvest Moon.

De ser ese chico que a sus amores platónicos no les podía decir nada y se imaginaba mundos con ellas a ser el que se ve reflejado en el narrador que propone el viejo y querido Neil Young, ese que gusta de poner lindas metáforas a cosas sencillas. Neil Young me hace ver que todo puede ser más sencillo de lo que parece si nos atrevemos a expresarnos con naturalidad. El gozar del momento, de la luna de cosecha, junto a ti. De verla brillar en tus ojos y celebrar, como dice él. James Taylor también tiene algo que decir al respecto, pero pareciera que él viene de vuelta en la vida, hablando como un adulto y no como un adolescente.

Harvest Moon...


Hay palabras lindas que la música ayuda a poner en un sitial elevado. Y otras letras intensas que una bella tonada las suaviza un poco. Me estoy fijando mucho en ese detalle, ya que me importa lo que me estén contando. Y es por eso que me cuesta mucho simpatizar con un esteriotipo troglodita del rock como una cosa tan dura y falta de sensibilidad entendida en el buen sentido. Tal vez estoy siendo muy emocional, pero no me puedo identificar con algo que es incapaz de mostrar la esencia humana.

Yo estoy en la otra vereda. Y ahí estamos juntos, doling. Donde no hay relojes que controlen ni fuerzas que ejerzan presión para nada. Es el disfrute del momento, el sentirse a gusto, el tomar la de 6 cuerdas de palo. El de terminar pasándola tan bien. En la de ir aprendiendo cada día. El de disfrutar un cigarro juntos, el de celebrar momentos con vino en las venas.

Mi reloj sigue ahí, con su adelanto apurón, listo para ser botado a la basura. Al menos, sé que ya no quiero ni pescarlo. Ya no lo necesito.

On his Harvest Moon. Neil Young siempre la tuvo clara, y me enseña el camino. Y lo sigo. Y lo seguimos.

domingo, agosto 17, 2008

Highway Companion.


Tom Petty nunca me dejará de sorprender. En un mundo donde siempre se privilegia lo vanguardista, lo que provoca ruptura y lo que te impacta con su parsinomia que decanta inevitablemente en algo ondero y bastante snob, el buen Tom Petty nos recuerda de las cosas simples que se hacen medir, como dice un amigo muy querido que anoche no pude ir a ver por tomarme el día. Y tomarme un día para descansar, cargar las pilas, dormir y escuchar música. Y hablar contigo, doling.

Tom Petty es de esos tipos que escriben de lo cotidiano. Junto con sus siempre fieles Heartbreakers, ha recorrido el mundo y hecho un montón de discos. Con su espíritu siempre rebelde se ha enfrentado a los opresores y lo ha hecho desde dentro, donde es más difícil hacerlo: desde sus peleas por precios asequibles de los discos hasta el control creativo, Tom Petty aún mantiene la lucha pro sus ideales. Es un modelo de vida para cualquiera de nosotros: un músico que siempre expresa lo que piensa, un tipo honesto, con ideales que sigue defendiendo y un aura especial en lo que hace. ¿Qué más podemos pedir?

Promo de Highway Companion...


Después de su gran pero gran disco anti industria musical llamado The Last DJ (escúchenlo, nos e arrepentirán), Petty se fue tomando las cosas con más calma. Cumpliendo 30 años junto a sus Heartbreakers, quiso volver a trabajar con su gran amigo Jeff Lynne, el fan más fan de The Beatles que exista sobre la tierra (escribí algo relacionado acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/9458056 ), para trabajar material nuevo, tras una colaboración extensa con el capo de Rick Rubin. Tom Petty quiso tomarse las cosas con calma y firmar ese nuevo disco como solista, ayudándose sólo con su mano derecha, el guitarrista Mike Campbell. Noe s extraño cuando dicen que Tom Petty hace sus mejores discos cuando los firma como solista. Hay 3 de esos y cada uno es maravilloso. El tercero de esa serie es Highway Companion, su disco más reciente y que salió durante el verano de 2006.

Siempre recuerdo que bajé el disco, lo escuché y quedé maravillado con todo lo que salía del sistema de sonido. Sin embargo, no era lo mismo que escucharlo en un CD de audio, desde el equipo de mi pieza, una pieza importante de mi centro de entretenimiento. Desde ahí, esa misma música que me maravilló hace un par de años cobraba otro sentido. Tomaba más fuerza, mayor definición y un cuerpo que nunca, pero nunca, tendrá el archivo de mp3 que paseó por el PC y el pendrive de mp3 durante bastante tiempo. En el CD de audio original el sonido es optimo, y el viaje se hace como debe de hacerse nomás.

Eso es a lo que nos invita el gran Tom Petty en su Highway Companion: a un viaje, uno por las emociones y por los lugares que no necesariamente están en un mapa. Y él se encarga de darle corporalidad a dichas sensaciones con la música. Y lo logra.

Saving Grace...


El viaje por el que nos invita Tom Petty en su Highway Companion lo abre con un riff que podremos haber escuchado en miles de canciones, pero que no nos cansamos de usar: Saving Grace tuvo todo para ser un hit radial y, al menos en USA, lo logró. Fue el caballito de batalla en las presentaciones en televisión y un fresco añadido a los setlist de su gira celebrando sus 30 años de carrera. Siguiendo con la ruta del disco, Petty nos hace bajar las revoluciones un momento para ponernos en el mood introspectivo con Square One y lo sube un poco para dar una sentida letra en Flirting With Time. Con tan sólo 3 canciones, Petty logra mantener nuestra atención.

Down South...


Después, una de las más bellas del disco: Down South. Una canción hecha para recorrer el mundo en una carretera, dirigirse hacia el sur y seguir el camino, con el viento en la cara, una postal que siempre me ha atraído y que la música de Tom Petty transmite de manera sublime. En el disco, le sigue una dupla de vigor instrumental y emotivo, con pedazos de canciones, Jack y Turn This Car Around, donde Petty se las ingenia para mantener tensiones suficientes para catar la atención.

Tanto vigor sólo nos puede llevar a un plano luminoso, como el que nos ofrece la maravillosa Big Weekend, como saliendo de un túnel por la ruta de la carretera, uno de los mejores momentos del disco, sin duda, una verdadera joya que disfruto cada vez más. Después, una que nos hace bajar la velocidad y tomar la acústica para liderar, Night Driver, como llevando a la música la sensación del que tiene que conducir de noche, el sacrificio y la mesura juntos para sobrevivir, también encontrando algo de luz en esa noche que describe. Y nos lleva luego a una muy melancólica Damaged By Love, que va marcando un poco lo que queda del disco.

En la hermosa y delicada This Old Town, Petty parece mostrarnos lo que va encontrando en esos viajes que se pega en la carretera, los lugares a donde el camino lo lleva y lo que va viendo, como su fuese un recopilador de vibraciones en el camino. Le sigue una en donde el amor lo inunda todo, y construyendo una atmósfera que no parece de este siglo, todo en Ankle Deep. Y, para cerrar el disco, una muy sentida The Golden Rose, casi como conteniendo las lágrimas en una catarsis final que llega a buen puerto.

En Highway Companion, Tom Petty nos invitó en un disco que no es tan largo como otras entregas, sino que se prolonga por lo Justo & Necesario. Después de tanto tiempo, Tom Petty sabe cómo lograrlo. Y siempre lo logra. Salud.

lunes, agosto 11, 2008

Sobre el viernes all the rato, la pega, la reveldia y la vida.


El viernes en la mañana, previo al desayuno, vimos motos en un estacionamiento y yo de inmediato me envolé. Siempre he querido una moto, siempre me he preguntado cómo sería el poder manejar una moto, andar por la carretera en una y sentir el viento en tu cara mientras la manejas. Después de un beso, me dice que no lo haga. “Es peligroso, doling”, me decía con una dulzura que hizo que todas mis convicciones y anhelos sobre las motocicletas se fueran al carajo. Bastó su cándida voz convenciéndome de no hacerlo para quedarme en ese momento, con ella al lado y un desayuno esperándonos.

¿Ven esa foto? Me la tomó ella. Con esa tenue luz del Mist, donde tocamos de manera flash, relámpago, con apenas unos días de tener la fecha lista. No era para menos: ese viernes 8 del 8 del 08 estrenábamos Los Ases Falsos en la radio, y así fue. Salió como lo quisimos, muy temprano, a las 8 de la mañana con 8 minutos exactamente. Y, por lo que nos contaron, la gente lo escuchó y una niña llamada Vanessa lo subió para que el resto lo escuche. Por acá se puede apreciar: http://www.imeem.com/people/uX1CwXc/music/UdhPf5YF/fother_muckers_fother_muckers_la_grua_rp_los_ases_fals/ . Ahí está completo, con entrevista a unos madrugadores muckeiros con Copano en La Grúa. Y pudimos ver el comienzo de los juegos olímpicos más encima.

Cuando vale la pena hacer tevé...


En el cuarto piso, la pega es intensa. La pega paga, y paga bien en verdad. La pega dice “flexibilidad horaria”, un sueño para cualquier ser humano que está acostumbrado a mantener horarios rígidos para trabajar. Te dan confianza, te dicen que confían en ti. ¿Y qué haces tú, el tonto tú? Te lo tomas literal. Pero siempre debiste haber sabido lo siguiente: no importando el contexto ni las circunstancias, la pega es pega, y punto. No importando que el equipo de trabajo con el que compartes sea de gente afable y que te respeta porque eres eficiente, no importando que veas muestras genuinas de aprecio por tu partida a mil. No importa nada de eso. Al final del día, el nuevo jefe es igual al antiguo jefe, como bien lo dijo el siempre sabio Pete Townshend. A Pete Townshend sí que no le falta nada de rock y siempre lo defenderé de toda la sarta de ofensas que le tira el dulce plomito.

Yo tenía razón...


La pena invade tu ánimo y congestiona tus ojos. Y ella está ahí contigo, para consolarte, para levantarte del suelo. Para decirte que de esta vas a salir airoso. Para decirte que cree en ti. Para que veas el vaso medio lleno y no medio vacío. Y te lleva a tu casa para que te recompongas un poco de un ajetreado día. Y juntos salen acarreando las cosas y las maletas gigantes porque no te quisieron escuchar la noche anterior, cuando necesitabas más que en otros momentos la ayuda de tus hermanos. Y juntos toman un taxi para llegar más rápido, pero no cuentan con los tacos. Y llegan. Y se relajan un poco. Y todo sale bien, muy bien.

Un amigo muy querido va a tocar. ¿Vamos a verlo? Claro que sí! Vamos volando, aunque lleguemos unos 15 minutos tarde y nos topemos con alguien que no conocíamos tocando entremedio. Pero el amigo vuelve y se manda un set de lujo. Y nos ve juntos cantando y él escucha desde el escenario nuestro canto y otras cosas. Y nos levanta el ánimo a los dos, nos da un golpe anímico fuerte, muy fuerte, suficiente como para volver al otro lugar y seguir compartiendo. Y esperar a salir a escena. Y tocar fuerte, tanto que en el camino de regreso te incomode mucho el nivel de volumen de Black Label Society en el auto que te lleva de vuelta. ¿Me estará faltando rock? ¿Me está sobrando folk?

Si lo pensamos bien, el mundo no ha cambiado ni siquiera un poco, a pesar de todos los cuentos de ciencia ficción que se han escrito a lo largo de la historia. Cambia nuestro entorno, pero los sentimientos, la moral, la emotividad, el amor y la existencia son exactamente los mismos, desde que existe la vida como tal. Es como si las grandes revoluciones no hubiesen sido tales, sino que cierres de una etapa para comenzar otra de configuraciones no tan distintas a la que se cerró. Son siempre las mismas cosas las que nos mueven, las que amamos, las que tememos, las que añoramos y las que hacemos.

El revelde...


Y el conflicto generacional sigue ahí, presente en cada momento. Y la reveldía (léase tal cual, con la V, como lo escribe el Chizzo). Y pensar que, en un momento de mi vida, yo no creía en la reveldía. Y es esta la que nos permite ir creciendo, ir encontrando nuestras propias cosas, nuestra propia identidad, con todos los errores que podamos cometer y todos los aciertos que podamos disfrutar. Y mi camino no fue el de convertirme en un gordo ingeniero mediocrizado por la moral, con una pose de joven de espíritu pero un cuerpo desgastado, con huellas de frustraciones del alma a cuestas. Menos mal que no seguí ese camino, el que todos esperaban que yo siguiera. Decidí vivir la vida que YO quería. Y la reveldía existe. Dylan lo afirma y Neil Young le hace canciones. No es un capricho, es tu derecho a ser tú mismo.

Elegimos ser jóvenes. Elegimos vivir. Elegimos crecer. Sin la moto. ¿Qué me dices, doling?

sábado, agosto 02, 2008

Sobre Batuta, lluvia, caminar, momentos lindos y preguntas.


No sé porqué La Batuta siempre tiene algo mágico. Hay quejas del sonido casi siempre. El horario de prueba de sonido es estricto. Abren tarde. Pero ninguno de esos aparentes impedimentos y cachos hacen que se le disfrute menos. Ese lugar debe de estar tocado por alguno de esos guardianes de la música que nos protegen desde el más allá para que hagamos nuestro trabajo como corresponde. Porque nuestro trabajo, el de tocar en un escenario ante gente, es la pega más linda del mundo, y no me cansaré nunca de decirlo.

Este es mi yo diagramado. No es un dibujo exactamente, sino que sacado directamente de una foto. A juzgar por el pantalón y la polera, esta es del show del Café del teatro, de nuestra segunda presentación ahí, esa en la que llevamos el show aún más lejos y donde el Pihuelo se lució con un espectáculo de aquellos. ¿Alguien se acuerda de esa presentación? En You Tube hay varios videos de recuerdo, que se los agradezco de corazón a los que los grabaron y los subieron. Hacen una labor que es esencial para la inmortalización de los recuerdos. Sin ustedes, estos sólo quedarían en mi cabeza wena para la memoria.

El bello video de Aunque Todo Salió Mal...

Varios recuerdos reciente se me vienen a la mente. Todo ese vino en las venas aún sigue ahí, como que se incorporó a mi sistema sanguíneo y me da nueva vida. Me revitaliza. Me hace sentir joven. Me hace sentirme con menos años, y pensar que llovía a una vida llena d chalecos de rombo, camisa adentro y pantalones de tela junto con un maletín muy nerd de ingeniero. ¿Dónde está ese Héctor, el que mi familia esperaba que yo fuese? Quizás nunca existió, en primer lugar, sino que sentía la necesidad de existir para cumplir. ¿Y de qué habría servido que hubiese existido y logrado esa meta falsa, si se perdía toda su vida en ello?

Waiting On A Sunny Day...

Más vino en las venas, más momentos lindos. Una caminata mientras llueve copiosamente ayuda al instante. Hace frío, lo sé. Y, mientras caminamos de la mano por esas bonitas calles, empezamos a tratar de acordarnos en canciones que se refieran a la lluvia. Y yo cito una de Bruce Springsteen que se llama Waiting On A Sunny Day, que sólo hace referencia a la lluvia al comienzo. Es una de esas canciones que te dejan con el espíritu arriba, como si la cantasen en un templo o una iglesia. La subida de un tono al medio me emociona, porque es capaz de devolver la canción a un curso constante sin embalarla ni embarrarla. La canción tiene mucha luz del sol, como esos rayos que salen después de mucha lluvia, los mismos que he defendido en más de una ocasión. ¿Te gustó Waiting On A Sunny Day?

Vuelvo a anoche, en La Batuta. El cariño de los que fueron es abrumador, emotivo. Se te carga el corazón ahí, y la comunión se forma. Y ahí, en el rincón, cerca mío, estabas cantando todas las canciones. ¿Importan las desafinaciones? Creo que casi nadie se dio cuenta, la entrega era mucha. Intensa. Conmovedora. Única. Y ahí estabas cuando terminamos, esperándome en ese pasillo. Mientras el mundo se caía en pedazos para los hermanos, tú me levantabas de ese lugar. Me llevabas a otro sitio en uno de los momentos más lindos en mucho tiempo. Voces de cautela y vítores que recordaban a tiempos queridos de la infancia, todo junto ahí. ¿Me costaba integrarme a las conversas? Al menos, identifiqué la de Frank Zappa, esa no se pierde por ningún motivo. Ahhh!! Y le dediqué un texto al maestro Zappa en aquellos tiempos de textos musicales: http://www.fotolog.com/hecrock41/8684513 .

May you stay forever young...

Algo tiene la Batuta que, al menos a mí, me ha hecho revisitar algunos pasajes de mi pasado remoto, esos días que creía olvidados, mi tiempo de cabro chico inseguro, dominado por algo que no podía comprender del todo, y que ahora me pasan a ver en mi estado actual. “May you stay forever young” deseaba el troesma Dylan en un momento en que él estaba dando otro giro personal, uno más de los tantos giros que ha dado en su vida. Al final, Dylan es el que siempre está ahí para recordarnos nuestra condición de seres humanos, y nosotros estamos ahí, viviendo el día a día, disfrutando el presente. Pero si el pasado se te presenta en forma d una bella postal y se elimina lo malo, es agradable. La Batuta tiene eso, ¿será por eso que lleva tanto tiempo funcionando?

Una bella versión...

La hora avanza y las ganas de dormir invaden el estado consciente. Los miedos llegan con facilidad y se aprovechan de un leve atisbo de vulnerabilidad. Recuerda lo que le dijo Liam Clancy a Dylan: “No fear, no envy, no meannes”. Sin miedo, ni envidia, ni maldad. Abrazar al miedo es lo peor que podemos hacer. Nos nubla la razón y nos hace retraernos y no vivir. Deja el miedo de lado y estarás tranquila. Ya sabes lo que tienes que hacer, ¿cierto?

¿Una recomendación para el fin de semana? Salgan a caminar. Disfruten de un día post lluvia, de ese cielo que se limpia aunque sea por un pequeño instante. Llámenl@ y díganle que l@ quieren mucho. Invítenl@ a algún lado si así gustan. No se dejen abatir. Luchen. Vivan. ¿Qué me dices?

domingo, julio 27, 2008

The Dark Knight.


Cuando salió Batman Begins el 2005 (lea el comentario que escribí acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/9130274 ), el cambio de mano en la dirección, ahora a cargo del bakan de Christopher Nolan, daba esperanzas de que lo que viniera podría ser tan wena como la que dirigió con la historia de los orígenes del hombre murciélago, el héroe que en verdad es antihéroe (de ahí a que nos guste más que la chucha, cierto?) y que siempre nos cautiva por sus matices. En un mundo que quiere todo cuadrado y nada de mid tempos, los matices son los que le van dando sabor a las cosas.

Debo confesarlo: nunca, pero nunca me imaginé que me toparía con algo como The Dark Knight. Nadie me preparó para lo que vería, nadie me dijo que me encontraría con algo que podría llegar a ser más grande que la vida misma, al menos en una sala de cine y por dos horas y media te hace sentir como un cabro chico lleno de asombro por un mundo que tú sabes que no es real pero que, al mismo tiempo, es un poco como el mundo en que vives. Claro que, en el cine, amplificado con todos sus detalles. La urbanidad trae vicios, y The Dark Knight te los muestra con todo.

Trailer...


La estábamos viendo concentradísimos. Muy concentrados ahí, con un ritmo trepidante desde el primer segundo. Yo asustado como cabro chico por el impacto de lo que estaba viendo, y ella me sujetaba para no desesperar, ayudándome en el viaje intenso de toda la película. ¿Habrá algún momento para poder respirar de viaje tan intenso? Temprano, nos dimos cuenta de que eso no pasaría, al contrario.

The Dark Knight no le da respiro a tu sistema neurológico. Te tiene con las emociones a full durante las 2 horas y media que dura, y que pasan muy rápido. No te da ningún tipo de respiro. Definitivamente, Nolan se ha ganado el respeto de absolutamente todos. Aquellos que gustan tanto del cómic de Batman como de las wenas películas. Parece perfecto, ¿cierto? Y, al menos en el cine y bajo ciertas circunstancias, lo es.

El Batman de The Dark Knight saca lo más siniestro de su ser para el bien común, hace la pega sucia que nadie está dispuesto a hacer, y todo a costa de su vida y su salud mental. Por eso me gusta referirme a él más que como un héroe, como un antihéroe. Batman es ese vigilante nocturno que siente culpa y se ve en la necesidad de hacerlo. Sabe el lugar que tiene en la sociedad y lo acepta con resignación. No le queda otra más que hacer esa pega, que crece con una Gotham City hasta el cuello con la corrupción, delincuencia, asesinatos, miseria, la mafia y ladrones cada vez más sicóticos y dementes. Y, si lo piensan bien, no tan alejada de lo que pasa en las grandes urbes del mundo. Los vicios de la sociedad cristalizados ahí, como la Roma a punto de caer.

El mundo moral que presenta The Dark Knight es desolador. No es un mundo lindo al cual traer hijos y criarlos, ni andar tranquilo por la vida. La van a ver niños, y yo no sé si sea adecuado que la vean. Es cruda, muy cruda. Te golpea en la cara como un mazo gigante de concreto. Te deja dado vuelta, literalmente. Y necesitas de alguien que te afirme para que no te caigas.

Recuerden el final de la primera película que, se los recomiendo, vale la pena ver de nuevo en este contexto. Y lo que se la roba, sin lugar a dudas: el Joker. Entiendo la preocupación de Jack Nicholson por el papel del Joker. Lo que hizo Heath Ledger fue borrar del mapa el recuerdo que teníamos del clásico que dirigió el gran Tim Burton. Pero no. El Joker de The Dark Knight es el ser más sicótico que ha pisado la tierra, la maldad encarnada en un hombre. Un demonio que tiene fines más macabros que los de cualquier criminal común. Y pareciera que ese personaje deja huellas en quienes lo interpretan, no es para menos. El Joker es de esos malos bien malos, esos malos que opacan hasta a los antihéroes con los que nos identificamos. Y Ledger puso todo de sí para hacerlo un recuerdo inmortal. Si no se gana el Oscar póstumo a fines de febrero, sería una injusticia.

Por eso ven acá el afiche con el Joker como protagonista. Por eso se le destaca y podemos decir sin problemas que The Dark Knight es la película del Joker. Es su trepidante y frenética estampa la que ayuda a que el relato sea igual de intenso. Sin la presencia del Joker, no habría sido lo mismo. Un tipo que de verdad asusta, y que se agradece que no lo hayan caricaturizado, sino que vuelto el más malo de todos. El más enfermo. El más sicótico. El más determinado. El más badmotherfucker de todos. Él merece la portada y aquí se le sube como corresponde. Un aplauso para el Joker más tenebroso que podemos ver plasmado en celuloide. El único que le puede hacer el epso a un antihéroe de la talla de Batman. Su complemento para el equilibrio de la vida, ¿no es así?

Para los que aún no van a ver The Dark Knight, les digo que dejen de leer de inmediato y vayan a su cine más cercano a verla. Para los que la han visto una vez, también dejen de leer de inmediato y vayan a verla de nuevo. La iremos a ver de nuevo, sin duda. ¿Vamos de nuevo?

martes, julio 22, 2008

Sobre cosas lindas que trae el vino en las venas.


Ha llovido un poco. Según recuerdo, esta semana en la madrugada se ha puesto a llover en más de una ocasión. La lluvia siempre trae algo de pureza consigo. Algo lindo, agradable y hermoso. Si no lo trae la tenue lluvia, al menos le da una caricia.

Llovió la semana pasada. Y llovió anoche. Siempre he dicho que me gustan las mañanas después de la lluvia cuando el sol sale radiante y acá en Santiago todo se ve limpio, como si el smog que respiramos nunca hubiese existido. Pero eso es sólo momentáneo. La lluvia que cae a gotas pequeñas cuando vuelves es la mejor. Esa que cayó en la noche, cuando estaba volviendo de una velada rica, de caricias, de besos en la sala oscura, de sentirme bien, de sentir un lindo momento contigo, de disfrutarlo a mil. Disfrutarlo. Disfrútalo. Palabras sencillas que te abren un mundo si te lo propones. Parece que hay muchos que no se dan el tiempo de disfrutar, de dejarse llevar por un torrente de vino, el mismo que se inyectó en mis venas, como una transfusión del alma, de esas que te revitalizan. De esas que no tienen precio, porque no es terrenal.

Harvest Moon...


Me gusta mucho el vino. Es un manjar de los dioses. Es un placer. Es un lujo. Es un combustible de emociones. Y los que reclamen en contra del vino, no tienen idea. No saben de lo que se pierden, no tienen idea. No hay nada más rico en el mundo que compartir una copa de vino con ella. All the rato. A cada instante. ¿Qué hacer ahí, en medio de toda la gente? ¿Todos esos que se cambian el apellido porque el propio es demasiado normal y poco cool? Nosotros nos reímos y hasta le rayamos el afiche a todo esos. Y ni se dan cuenta, todos tan embelezados consigo mismos. A nosotros no nos importa, el vino en las venas hace que seamos invencibles esa noche.

Más vino, más cine, más besos, más caricias, más trama inentendible. Eso no nos importa. ¿Cuál era el conflicto de la película? La gente salía de la sala a compartir con sus semejantes. Nosotros seguíamos con las copas dadas vueltas y la conexión a full. Tanto ruido no-ruido en ese cine, el mismo que alguna vez me vio romperme el corazón. La vida tiene unas vueltas que ni siquiera me imaginaba.

Salimos. Nos despedimos sutilmente. Una amiga nos vio y me dijo que me vio contento. “¿Tan obvio soy?” pensé para mis adentros.

De vuelta en casa, música puesta en el computador. Hablamos, y vemos que la lluvia habló por sí sola, con una calma de invierno piola, no de tempestad. Canciones van, canciones vienen. Juegos van, juegos vienen. Me conoce más de lo que pensé o creía. ¿Me gusta? Sí, me gusta. Me sigue preguntando. Me pone en jaque. Y yo respondo. ¿Me gusta? Sí, me gusta.

Just Like A Woman...


El banco confunde a la gente. Tantos en la fila esperando tener algunos billetes. La espera hace que a las niñas lindas las traten de señoras, se les nubla lamente a los tipos. ¡Y pensamos que un libro de The Beatles estaría carísimo! Esos mismos Beatles que son el abecedario del lenguaje universal. Afortunadamente, no está caro aquel libro. ¿Un regalo? Sí, un regalo. Más adelante, el que se alcance el cumpleaños primero. Esas calles con pinta de boulevard dejan algunos callejones preciosos, con restoranes escondidos, almuerzos sorprendentes, bancas a mitad de camino, un set como de película, un nuevo ringtone y cercanía. ¿Te quieres ir? No, no quiero irme. Pero debemos irnos. El deber llama.

Me desvelo. Tengo que hacer y no importa, me las ingenio para despertar. Sé que ella también lo hace. Duerme tranquila, descansa, le digo. Por mientras, suenan canciones lindas. Me gustan esas canciones lindas, ¿a quién no? Algunas de esas duran más de diez minutos y son como para echarlas a andar, asomarte por tu ventana y fumarte un cigarro, de esos que sabes que no son wenos pero que tu semi adicto organismo pide cada vez que los necesitas. Un vicio por otro, dicen.

Two Of Us...


¿Te llamo? Sí, llámame. Son palabras tan sencillas que siempre me gusta escuchar. Me gusta preguntarla y me gusta escuchar una respuesta así. Son pequeños detalles, tal como esos que tu mente influenciada por el vino en las venas hace que los tengas bien en mente. ¿Era todo el rato así? No siempre. Las llamadas son más ricas cuando son bien recibidas. Piensen en todas esas llamadas que no encuentran destino, que se topan con un “no puedo” o un “estoy ocupada” o un “¿para qué me llamaste?”. Ahí no hay comunicación nomás y hay que darse cuenta altiro. ¿Te llamo? Sí, llámame.

No quiero vivir en otro mundo. No me imagino un mundo mejor. Este es el mundo que me tocó y que amo. Estas son las cosas que quiero hacer. Esto es lo que quiero. Tocar, caminar, salir contigo. “Y después de todo, terminar pasándola tan bien”. Así dice una bella canción que ya conocerán y que es una gran verdad.

Te quiero. Y yo a ti. Palabras sencillas que significan mucho. No son más de cinco o seis, y te construyen un mundo en común. Ahora lo estoy entendiendo. Y lo disfruto. Y lo agradezco. ¿Leerás todo esto a estas horas de la noche? Sí. ¿Te mando una canción? Ya.