domingo, diciembre 30, 2007

Sobre escribir, libros, inspiración y escribir un libro.


Me dan ganas de escribir un libro. En verdad, no es de ahora ese antojo si se le quiere decir, sino que de antes. Como salí de un cuarto medio matemático del Instituto Nacional, no tengo mucho hábito de leer en cantidades enormes libros. Leo mucho, sí. Diarios, artículos, revistas, escritos y demases. Pero quisiera tener una mejor costumbre de tomar libros y leerlos como el pulento manda.

¿Costara mucho el escribir un libro si yo no tengo, por decirlo de alguna manera, pasta de integrante de club de lectores? Me llaman la atención esos grupos, gente que se junta a comentar los libros que se encomiendan leer, y no puedo evitar acordare de un capítulo de Seinfeld donde el canalla de George Costanza, para engrupirse a una mina, se integra a uno de esos clubes de lectores, y el muy barsa se ve la película del libro que le encomendaron! Obviamente, esa idea no se me ha pasado por la cabeza, aunque sí más de una vez se recurre a los siempre fieles resúmenes. Es que leer toneladas de materia FOME y de teoría inutilizable afecta hasta al más devoto de las palabras puestas en hojas. ¿O acaso hay alguien que disfrute de leer teoría? No es un buen panorama, creo humildemente yo.

Don Quijote me sigue emocionando, ahí está todo lo que necesitamos saber sobre la moral, la ética, los sueños y la realidad; un relato que yo, milagrosamente, agarré de chico, ero que recién en tercero medio lo mandaron a evaluar. Aunque también hubo otros grandes libros con los que me topé ahí. Recuerdo que, en séptimo básico, leí el libraco de La Cabaña Del Tío Tom, que me dejó impactado. Imagínense, yo a los 12 años era un niñito muy correctito en sus formas, un caballero que no se peleaba con nadie y que le costaba enormemente integrarse a grupos. Y me topo con una historia de reivindicación y de sufrimiento racial brígida. También nos hacían leer la saga de Las Crónicas de Narnia, pero nunca me interesaron mucho. Sí me deslumbraban las historias sórdidas del gran Edgar Allan Poe y el maravilloso Crónicas Marcianas, del maestro Ray Bradbury. Ese sí que me encantó, y es un clásico de todos los tiempos. Puta que wen relato ese! Ahora que lo recuerdo, en la prueba me jui en volá y no me fue tan bien. ¿Qué saben los profes de inspiración literaria?

Mientras mis compañeros en el colegio se dedicaban a tirarse cáscaras de naranja, hacer que tocaban guitarra (los clásicos de Hotel California y algunas tonadas de Metallica, entre otros pocos) y las clásicas pichangas, yo me abstraía de la realidad con mi Walkman (se me cayó el carnet :p) con los cassettes de The Beatle sque estaba coleccionando, y ese cebollento pero atrayente relato del The Love Yu Make: An Insider’s Story Of The Beatles, o como lo conocí en español, Los Beatles: Una Historia Confidencial, del contador de la NEMS Meter Brown, quien fue inmortalizado en la letra de The Ballad Of John And Yoko (tarea pa la casa, encuentren la línea donde sale mencionado), junto con el periodista Peter Gaines. El libro está más bien documentado que la chucha, y es uno de los primeros intentos serios después de la biografía oficial que publicó Hunter Davies en 1968. Leí ese libro más de 2 veces, lo aseguro. M entretenía caleta. Más encima, pillé que casi todas las referencias bibliográficas que armaron el mega especial de la Rock & Pop Ruido De Liverpool (conducido por Iván Valenzuela y que duró siete apoteósicas jornadas de material oficial, inédito y de busquilla freak máximo) venían de ese libraco. Un esencial para la lectura rosa-escandalosa sobre músicos ídolos.

Igual me dan ganas de escribir un libro, pero aún no sé de qué mierda hacerlo. ¿Y si me baso en mi experiencia de vida para hacer un relato lúdico-afectivo? Bien sé que la propia vida es la mejor de las fuentes de inspiración para armar cualquier tipo de relato, pero ¿no será muy autorreferente? ¿Y qué mierda importa que lo sea? Claro que me gustaría no ser tan directo y usar metáforas. Tengo que crearlas y darles forma. Hace uso 4 años, ella me había dicho que sería la raja hacerlo, pero después me arrepentí. Ahora me dan ganas de retomar esa idea.

O mejor aún, escribir un libro sobre las mujeres de mi vida. Me encantan las mujeres (algunas palabras para ellas acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/8966723 ) y me gustaría dedicarle palabras a las que han pasado por mi vida. A las que he amado, a mis amigas queridas, a las que me han inspirado. Demás que ese sería un libro demasiado emocional, pero sé que se puede escribir de una manera que no sea melosa ni mamona. Es difícil, pero se puede. Con lo enamoradizo que soy yo, tengo inspiración, eso lo sé. Pero hay que encausarla para lograr el objetivo de inmortalizarla, y eso cuesta. Un maestro en eso fue Brian Wilson, y esa preciosa Caroline No, que cierra el Pet Sounds. Escúchenla con atención, es el tremendo mensaje directo, pareciera que le está mandando incluso.

¿Escribamos un libro? Escribamos un libro. ¿De qué? No lo sé aún. ¿Alguna idea? Los escucho. Más bien, los leo.

domingo, diciembre 23, 2007

Sobre Fother Muckers y los últimos shows del año.


Ahora que termina el año, sólo dan ganas de re-novarse un poco. De re-setearse re-plantearse, re-habituarse y re-ordenarse. Sobretodo el re-ordenarse. El ritmo acelerado nos deja como saldo pésimos hábitos alimenticios y de sueño, que combinados entre sí, pueden ser tu pasaje seguro al colapso nervioso. Las pastillas ya no sirven. La yerba ya no hace efecto. La coca puede que te deje más duro de lo que quieres. El trago te lleva del relajo a la catarsis y al hastío casi como un segundo. Como que todos e hace más soportable con un par de piscolas o un par de whiskachos en el cuerpo, eso dicen. Y, a veces, tienen razón.

Todo eso ayuda a que los ciclos normales del cuerpo se flexibilicen. El café nos ayuda a mantenernos despiertos. El copete, también a mantenernos despiertos, pero jugoseajndo. Como que se convierten en herramientas para combatir los espíritus nocturnos que te quieren derrotar en el sueño o en el colapso. Son armas con las que los combatimos como podemos, algunos mejor que otros. ¿Fumar? Claro que sí. ¿Bajarse cervezas? Por supuesto. Todo está permitido en la sobrevivencia en la noche, la misma que mis viejos no ven con wenos ojos. Los entiendo, de todas maneras.

Y los auténticos Fother Muckers… ayer salimos en la tele. Sí, en la tele. En el cable. En ViaX nos invitaron al Canal Copano Elige a hacer una presentación ahí, junto a los Teleradio Donoso. Debido a lo jodido que resulta producir el sonido en vivo pa al tele, y al poco tiempo disponible para hacerlo bien, había que hacer como que tocábamos. O sea, un cerdo playback. Nosotros no queríamos, peor había que hacerlo nomás. Y se nos ocurrió una idea demoledora: que alguien más hiciera que cantara por nosotros. Si lo vieron ayer (y en el par de repeticiones de hoy), pudieron ver cómo un niño hacía la voz del Pihuelo. Y funcionó! Fue una wena idea y todo anduvo de maravillas. Bonito debut en tele. Sería la raja verlo YouTube-ado. Si alguien lo ha visto, avise.

Esa foto es del show en la SCD, de septiembre pasado. Lo sé por el parche de bombo de la batería que dice “hola mamá” es de la batería de Carola, la chica que toca batería en D´Mulut, la banda de chicas que os invitaron a cerrarles el show ese viernes 14 de septiembre, día en que, de puro calientes, sacamos en el ensayo de la mañana la clasiquísima I Fought The Law, en la prueba de sonido la seguimos ensayando, y en la noche la debutamos con gracia y garra. La misma garra y gracia que tratamos de mostrar en ese show maravilloso del cual fuimos parte el jueves por la mañana, en la cárcel. Sí, nuevamente la hicimos, pero esta vez en calidad pro. Con sonidista (un saludo pa Felipe, eres un grande!!!) y mucha gente ayudando. En cosa de minutos, todo armado, listo para dar un show que preparamos especialmente para la ocasión. Weno, no era tan distinto a lo que hacemos siempre, solo que ahora le llevaría más cobres.

Y pasa el público a llenar el par de galerías que había. Y tocamos. Y tocamos. Y tocamos. Y aplauden. Y se ve que les gusta. Y hacemos cobres que los presos cachan de una. Y los presos ovacionan las referencias populares. Y saltamos. Y gritamos. Y hacemos duelos de guitarra. Y nos aplauden a rabiar (demás que parte de esa respuesta es para salir de la rutina del encierro, pero igual se nota cuando es una respuesta genuina). Y nos piden un bis, gritan “otra! Otra! Otra!” insistentemente. Y les damos un bis. Y nos piden otro. Y les damos otro. Y el Bozz se dirige a la guitarra para hacer un solo con los dientes. Y yo lo tiro contra el suelo. Y veo que hay sangre en la cápsula. Y dejamos la cagá con Héctor. Y la audiencia aplaude. Y escuchamos al grabación saturada que quedó. Y salimos todos juntos pa una foto que aún no veo. Y nos vamos de Santiago 1 satisfechos, pensando en recuperar energías para la noche, tenemos show en el Bar Onaciú, el mismo donde tocamos un jueves 19 de abril, la primera fecha con Marto en la batería. Esta vez, Marto tiene que tocar con Teleradio en otra parte. Tocaremos con Gonzi en el Onaciú.

Y en la noche se vino el último show del año. Y sonó bien, muy bien en verdad, pero el público no se volvía loco, sólo escuchaba atentamente y aplaudía cortésmente, como si estuviésemos en un salón. Y Viaje De Regreso salió espectacular, ahora sí que está sonando como corresponde. Y Explorador me conmueve y me dan ganas de cantarla. Y la intro de Daniela en clave “shadow cumbia” funciona con la guitarra vieja con la palanca nueva, la misma que le agrego otra perspectiva al solo final de Los Ases Falsos.. Y Jingle Bells como guiño antes de Aunque Todo Salió Mal quedó más linda que la chucha. Y, en medio de Fuerza Y Fortuna, nos acercamos todos en un círculo cerrado, como para darnos energías entre todos, en la última tocata del año. Y Fueron, en ese set final del año, sale la raja. Y quedamos contentísimos de una jornada de tocata doble. Y yo pensando en que este mes se pase rápido para volver a las pistas en vivo.

Y así será. Manténganse sintonizados.

sábado, diciembre 15, 2007

Sobre la vieja guitarra, el cielo limpio y otras yerbas.


Seguíamos dando vueltas por esos caminos empinados, aleándonos de la capital y con el rumbo completamente perdido. El interior del auto parecía un verdadero sahumerio con tanto humo de yerba. Es que no hay nada más la raja que empezar a carretear camino al carrete, dicen. Debimos habernos visto demasiado ordenados y relajados como para pasar no una sino que cuatro veces delante de los pacos y que no nos pararan. Si nos hubieran parado en el camino, nos vamos todos en cana.

El camino seguía empinado. “Vamos bien, es por acá cerca”, decía ella, la festejada. Pro el destino final del viaje no se aparecía nuca, o quizás se aparecía y ni nos dábamos cuenta. La camioneta cargada de gente extraña nos tiraba insultos por su inexistente asiento trasero. Demás que esos tipos debieron odiar la situación, todos congelados por el vientecito fresquito de una zona ya libre de smog capitalino. El aire fresco es capaz de quemarte los pulmones si tienes tu organismo lleno de mierda mezclada con humo de cigarro. Pero no de yerba, claro está.

Seguíamos fumando y dándonos vuelta. Y pasamos otra patrulla que paró a unos pobres desafortunados. Ya perdimos el rumbo, no hay nada que hacerle. Sólo queda tomarse un lugar cerca del río, donde se sienta prácticamente al lado; qué prácticamente, si la weá tiene que ser al lado! Sentir el río fuerte pasar ahí, en medio de la nada, es fuerte.

Y me enfrento a mi máximo temor: los lugares abiertos. Eso lo descubrí hace poco tiempo, también gracias a la yerba. Al bajar por ese pequeño camino hacia los restos de un río, con mucha piedra entremedio, sólo quería irme de ahí. Volar a mi casa, de haber sido posible. Pero no pude, y sólo me quedé con la certeza absoluta de que un lugar así, en donde cualquier cosa puede ser posible, me atemorizaba más que la mierda. Y ese mismo temor, aunque bien acompañado, volví a sentir junto a aquel río. Un cielo hermosamente despejado trataba de cobijarme, y yo no podía evitar pensar en irme. Esa extraña sensación de querer quedarme, pero la asfixia de un lugar abierto, invadían mi atribulada cabeza.

Pero para sanarme estaba la guitarra. Esa vieja guitarra que es mía pero no es mía para quedármela, sino que es mía sólo por un rato. La que ha estado dando vueltas años y años, esperando en su estuche imaginario. Ha recorrido la carretera de arriba hacia abajo, y ha traído una lágrima y una sonrisa, casi como si aunque todo salió mal voy a llorar de felicidad. Mientras más la toco, mejor suena, y llora cuando la dejo sola. En silencio, me espera. O quizás a alguien más, qué se yo. La vieja guitarra jamás ha buscado el oro. No la pueden culpar de mis errores, sólo hace lo que se le dice. Esta vieja guitarra, que tengo al lado ahora mismo. Y que estuvo conmigo ahí, al lado del río, cuando el resto de la gente buscaba hacer carpas gigantes sin poder levantarlas aún, y cuando el malvado generador traía lo urbano a ese mundo natural y hermoso, solo para traer civilización inútil.

This old guitar...


Comprendí el porqué de nuestra miseria como especie. Somos destructivos, somos una plaga, una enfermedad. Todo lo que nos rodea, lo destruimos. Lo hacemos trizas, lo descomponemos. No nos basta con la luz de la luna para ver, tenemos que encender una fogata o, peor aún, una ampolleta en medio de la naturaleza. No basta con los ruidos de la vieja guitarra, tenemos que poner música hecha casi con elementos artificiales, con cero madera ahí. “¿Qué te gusta de música?”, me preguntan. “Me gustan las canciones más viejas”, respondo. “¿Tan viejo como los Guns? ¿Cómo el heavy metal?”, me preguntan de nuevo. No sabía qué responder.

Para mí, esas cosas no van. Ni siquiera era prioridad tener plata para ir al concierto de Chris Cornell. Es mejor que miremos al futuro y no nos bañemos en nostalgia. Ojo, no es lo mismo que la reunión de Led Zeppelín el lunes, en Inglaterra. Ni la de Cream en contadas fechas hace dos años. Algo me pasa cone sas reuniones que las miro con otro prisma. Cornell mantendrá la voz, hará un excelente show y todo, pero su tiempo ya pasó. Nuevamente, lamento no haber ido a ver al gran Beck, que le tocó difícil ante un publico de adultos fomes que sólo querían nostalgia policíaca. Igual que los cabrso un poco más viejos que yo, que recordaban el Suprunknown a ojos cerrados, con el carisma de Cornell, pero no es lo mismo. Y nunca lo será.

Nostalgia...


¿Desvarío? Puede ser. Ustedes saben, este humo de incienso me está matando. Y todo para cubrir rastros.

Había más yerba, por supuesto. Perdí la cuenta de cuánto llevábamos fumando, parecía como que el mundo se iba a acabar. Quizás exagero, en todo caso. La vieja guitarra me vuelve a serena. Y me quedo con ella por mucho rato. ¿Me habré pegado? Probablemente. Me pasa eso de que cuando tomo una guitarra, no la suelto. Soy malo pa las fiestas, aunque lo he pasado bien en algunas. Peor con la guitarra en mano es mucho mejor.

“Me iré a recorrer el mundo, a conocerlo por completo”, dice una canción nueva que me encanta tocar. Debe ser de las letras más lindas que haya leído, casi me la sé de memoria. Hasta la podría cantar en alguna reunión solo con la guitarra, pro me encanta cuando estoy acompañado de mis bandmeits tocando. No hay nada en el mundo que supere la sensación de tocar en vivo. Weno, tal vez las mujeres se logren acercar a eso, pero son cosas totalmente distintas. A ellas las adoro, son lo mejor que nos pudo haber pasado. Las respeto y trato de entenderlas. Les dedico caracteres en este espacio. Les dedico canciones. Las escucho con atención. Trato de entenderlas, aunque me demore un siglo en hacerlo.

Ya son las 7 y media, y todos acá al lado del río duermen. Tengo que irme. En la noche tocaremos. Menos mal que pasó un colectivo casi al toque. Al parecer, tengo suerte. Debe ser la vieja guitarra. O la revista. No lo sé todavía. Sólo sé que debo seguir escribiendo y tocando. Escribir y tocar.

viernes, diciembre 07, 2007

Sobre Fother Muckers en el Barabajo este sábado y otras yerbas.


Nuevamente me pasó. Mi situación actual de pseudos-bancarrota y mi falta de contactos me impidieron asistir a uno de los shows más esperados de todos. No todos los días viene Beck a Chile, y menos a tocar en el Estadio Nacional. Cuando me enteré que venía, sabía que sería un infalible. ¿Qué telonero? ¿Qué “soporte”? ¿Qué va a tocar “solo” una hora? ¿Que lo utilizaron como “gancho” para atraer público más joven a un show que, como podía esperarse, sólo atrajera a los “adultos fomes” de nuestra sociedad pacata? Todo eso importa un carajo. Beck es seco, y da shows increíbles. Punto.

Una muestra del show de Beck, gracias a la audiencia...


Esta ausencia al show de Beck es una más de mis amargas experiencias con frustradas idas a shows bakanes, truncadas por la falta de recursos o de oportunidades. ¿se las cuento? Como que lo tengo medio atragantado… pero gracias a que soy cachurero y guardo archivos de todas las weás que he escrito por estos lados, recurriré al copy/paste en un par de ejemplos nomás:

-Me perdí el de Paul McCartney: “Se corrieron muchos rumores de que, por la lenta concurrencia (que ya hacía prever que sería escasa) McCartney no se presentaría. Sin embargo, Paul mismo desmintió esos rumores en un despacho en directo para Rock & Pop, casi a las 8 de la tarde. Yo lo escuché por radio, solo en casa, y demasiado triste como para salir: tenía apenas 12 años para ese concierto, y NADIE me pudo acompañar: mi papá tenía que hacer clases, mi mamá debía llevar a mi hermana menor a uno de esos típicos actos de cierre de año en su colegio, y ningún tío podía acompañarme. Seguí la cobertura en mi casa por la radio. Así me enteré que, finalmente, llegaron 50 mil personas al Estadio Nacional, y que el concierto no partiría a las 21 hrs, como estaba anunciado, sino que a las 22:15 aprox, para que la gente alcanzara a llegar”. Vea el texto completo, si gusta, acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/8906900 .

-Me perdí el del troesma Dylan: “Lamentablemente, el destino jugó en mi contra y no pude ir por varios motivos. Aunque podía comprar la entrada de 35 mil pesos de platea baja, debí quedarme en casa: mi papá tenía que hacer clases en la noche, mi mamá cursaba segundo de Derecho y tenía clases en vespertino y alguien tenía que ir a buscar a mi hermana menor al colegio. Esa pega me tocaba a mí y no encontré a nadie para que me reemplazara. Me quedaba el consuelo de que al menos lo transmitirían por la radio o que el canal R&P lo grabaría. En un despacho del programa "Plaza Italia", informaron que Dylan prohibió el registro oficial de audio y video de la presentación. Sólo los que fueron supieron lo intenso e inolvidable que estuvo. Lewin, en su tribuna de Rock y Guitarras de ese entonces, pasó casi un mes diciendo a diario lo espectacular del concierto del troesma. Creo que todavía lo menciona, si le preguntan”. Si quiere ver este texto completo diríjase acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/8378009 .

Ay, los recuerdos. Con ese par de ejemplos dejo bien en claro la frustración por no haber ido a tan magnos eventos, a shows importantes en la vida de un rayado de la música como yo, y como varios de nosotros. Ese show de Dylan era único, y habérmelo perdido por algo tan absurdo como lo que describí me hace lamentarlo aún más. Pero weno, shit happens…

Lo que va a estar totalmente imperdible es el show que los auténticos Fother Muckers daremos en el Barabajo, un agradable y muy piola local del barrio Concha y Toro, ese que queda cera de plaza Brasil acá en Santiago. El barrio Concha y Toro es uno de los cuadrantes más lindos que ha ofrecido la arquitectura capitalina. Con sus calles empedradas y antiguas mansiones, el barrio refleja la riqueza y elegancia de comienzos del siglo XX, ese Chile que explotaba a más no poder el salitre y que se daba la gran vida. Un arribismo de mierda, pero que dejó bella arquitectura. Algo es algo, menos mal.

Para el Barabajo, un local ubicado casi en un subterráneo y que invita a los ambientes más íntimos y no de estadios, tenemos preparado un show semi-acústico (digo “semi” porque habrá alguna guitarra eléctrica conectada, y un bajo eléctrico todo el rato), con guitarras de palo, arreglos de todo tipo, invitados y sorpresas, muchas sorpresas. En verdad le hemos puesto empeño al set que hemos preparado. Será todo un deleite que no se pueden perder. Y aquí les va la info dura al respecto:

SÁBADO 8 de DICIEMBRE
FOTHER MUCKERS EN BARABAJO
Erasmo Escala 2185
Barrio Brasil
A las 11 de la noche
Entrada: 2 mil pesos

Si quiere concursar por una entrada doble, responda con ingenio la siguiente pregunta: si tuviese una máquina del tiempo, ¿qué uso le daría? Mande su respuesta al fmuckers@gmail.com . Ganará la mejor de todas las respuestas que veamos.

Ya lo sabe. Vaya al Barabajo este sábado 8. Va a estar re weno, lo juro.

sábado, diciembre 01, 2007

Sobre "Dios me respeta cuando trabajo, pero me ama cuando canto".


“God respects me when I work, but he loves me when I sing”

Nunca me había topado con esa frase antes, hasta comienzos de abril de este año. Y todo gracias, era que no, al viejo y querido Neil Young. Por estos milagros de la democratización de la tecnología, logré acceder rápidamente al DVD que venía con el volumen 3 del siempre postergado Neil Young Archives (caja gloriosa que, de salir, contendría unos 8 CDs y unos 2 o 3 DVDs, abarcando los primeros años d la carrera de Neil), lo correspondiente al en vivo acústico en el Massey Hall de su natal Canadá, grabado a comienzos de 1971, en mediod e su gira solito con guitarras de palo y piano, cons ets compuestos en su mayoría de canciones nuevas.

Una de ellas es la bellísima Journey Through The Past. Y en el video que está en el DVD, al llegara ese track específico, y justo previo a que el viejo Neil cantara “well, I’m going back to Canada, on a journey throught the past”, aparece en un compuesto previo de imágenes un plano sencillo a una pared de madera, que tenía un papel pegado con esa bella cita del escritor bengalí Rabindranath Tagore, “Dios me respeta cuando trabajo, pero me ama cuando canto”. Cuando lo vi ahí, en ese material de archivo, tan de casualidad, me quedó grabada de inmediato.

Journey Through The Past...


La búsqueda espiritual y hablarle el sentido a la vida es la principal de nuestras tareas como seres humanos acá en el mundo. La búsqueda es el motor del movimiento del alma, le da sentido a nuestros pasos a cada segundo y nos mantienen inquietos, sin posibilidad de estacionarnos y caer en la mediocridad y el conformismo propios de la civilización occidental. Tagore fue escritor, poeta y filósofo bengalí, que le hacía a todo: actuaba, hacía música, escribía tanto relatos cortos como bellos poemas, obras de teatro… Tagore era un renacentista y un tipo con mucha inquietud espiritual, que incluso hasta fue anfitrión de Ghandi en algún momento.

Hay algo inexplicable en la canción como herramienta para comunicar sentimientos, siendo casi el mejor vehículo para expresarlos. Aún no tengo claro qué es lo que exactamente tiene, y de saberlo sería una máquina de hacer canciones. Aún no logro dar con mi forma de componer tranquilo, debe ser porque mi mente está dispersa en un millón de cosas, tratando de cumplirlas todas, pero con poco tiempo para atender otras cuestiones importantes. Trato de hacerme siempre el tiempo, pero a veces simplemente al día le faltan horas. Tal vez no.

Pensándolo bien, la frase de Tagore tiene muchísimo que ver quizás con el cómo veía la música y el arte el gran George Harrison, quien partió de este mundo hace ya seis años. Para el Dark Horse, tocar era un deleite, aunque en el escenario siempre se le vio más bien tímido. Su música es sencillamente hipnótica, sus intenciones a la hora de escribir eran sinceras y la atemporalidad de sus canciones lo comprobaban. De hecho, ese gran disco póstumo que es el Brainwashed tiene un tono tan calmo, como si George hubiese puesto su mano desde el más allá para iluminar a su amigo Jeff Lynne y lograr lo mejor para esas canciones y grabaciones y sacar el disco. Sólo luz hay en el Brainwashed.

Un wen amigo de George, el troesma Dylan, también ha dedicado su vida a la búsqueda del alma. La búsqueda espiritual, el sentido de la vida y las múltiples transformaciones que esto acarrea. Algo que, espero, quede bien reflejado en I’m Not There, la biopic que realizó Todd Haynes sobre Dylan, con 6 diferentes actores para representar de mejor manera los múltiples cambios en Dylan como persona, artista y agente de cambio circunstancial. Ya se estrenó en gringolandia, pero acá no pasa ná. Me pregunto si la estrenarán en el cine, pero se ve improbable. Lo más seguro es que la podamos ver antes en DVD, cuando salga en Zona 1 y gracias a los clubes del centro, que traen las películas altiro y que tienen decenas de miles de títulos. Así que de verse, se va a ver.

El mismo Neil Young tiene su lado acústico amable y espiritual, pero su búsqueda lo ha llevado hacia otros lugares distintos al troesma Dylan, desencadenando más en mensajes íntimos y confesionales acompañados de música sencillamente sobrecogedora. No es “el Dylan canadiense” como he visto en más de una ocasión por ahí. Sólo es una de esas pocas almas que su camino lo va reencontrando una y ora vez con su esencia, sin abandonar aquello que lo ha acompañado desde el comienzo de sus días: el desapego por lo terrenal y el abrazo al recogimiento, el ser un verdadero poner y escapar del ruido mundano. El rancho Broken Arrow es casi un santuario en el que el viejo y querido Neil Young aún vive y conserva como refugio.

Si Dios existe, ¿nos respetará cuando trabajamos? ¿Nos amará cuando cantamos? ¿Acaso Dios tocará guitarra? Al menos, es un deseo bienintencionado. Casi como que no importa tener el rostro dibujado.

Bonus track antojadizo...