jueves, noviembre 30, 2006

Sobre el tocar en vivo, The Who en marzo y Weichafe en la SCD.


Otra vez vamos llegando a fines de semestre. Recién estaré completamente desocupado de actividades meramente académicas el próximo Martes, cuando presentemos un trabajo cuyo tema no manejo en lo absoluto, pero sí puedo aportar en cosas técnicas. Además, un examen el Lunes. La Bestia Rock seguirá en diciembre, y me imagino que iré haciendo más de alguna modificación al formato. Estén atentos en RadioUC.

En lo que respecta a Fother Muckers, hay puras wenas nuevas. Partiendo por el hecho de que en la tocata del pasado Sábado 25 de noviembre, abriendo para los amigos de Teleradio Donoso, nos fue bastante bien (muchas gracias a Alex Anwandter, Cristóbal Fredes y compañía por la invitación; y tienen unos VOX preciosos!!!!). Ya vamos en vías de hacer un show perfecto. Lo que me deja satisfecho es que somos capaces de prender al público. Y que gran carrete alter tocata! Así da gusto. ¿Me acostumbraré?

Personalmente, no disfruto mucho los shows "correctos", "perfectos" e "impecables" porque, sencillamente, creo en la capacidad de generar toda una experiencia sobre el escenario. Es lo que he visto de The Who, en Neil Young y sus caballeros de Crazy Horse, en Pearl Jam, en Bruce Springsteen, en La Renga (que están sacando DVD en vivo ahora y un nuevo disco de estudio para fines de año!) y en los queridos Weichafe. Esa capacidad de apelar a lo más esencial de nuestras almas y nuestros corazones. Eso, para mí al menos, no lo logra un show en que todo salga como "relojito de millones de pesos", sino que un show donde lo espontáneo, obviamente dentro de un marco que se entienda el mensaje, sea lo que prime. La honestidad arriba del escenario, el ser tú mismo, el no contrincarte (¿lo dije bien? :p) ni limitarte. Simplemente, dejar que todo siga su curso. Disfrutar.

Lo anterior me lleva a mencionarles la foto que subí. The Who versión 2006, con pete Townshend y Roger Daltrey como únicos sobrevivientes, confirmaron fecha y lugar para Chile!! Miércoles 21 de marzo, en el Estadio Nacional!! Honestamente, creo que es un riesgo lo del Estadio nacional. Yo los veía totalmente cómodos en un Santiago Arena, o en un San Carlos de Apoquindo. Sé que The Who no tiene el arrastre que sí tiene Pink Floyd. No es un riesgo que Roger Waters toque el mismo marzo de 2007, nuevamente, en el coliseo ñuñoino (muy prensa? jajajaja). Pero sí para The Who. Espero equivocarme, y que ese Miércoles 21 de marzo esté repleto. Es una oportunidad única en mi vida. Y, lo más probable, es que pueda ir a cubrirlo!! Un sueño hecho realidad. Y quedan poco más de tres meses para ello!!!

Todo el ajetreo que bordea el colapso (habitual de fines de semestre, en todo caso :p) me impedirá ir a cualquiera de las súper fechas en la SCD Vespucio, donde los Weichafe, la mejor banda de rock nacional en estos minutos, estará presentando su discografía completa el Viernes, Sábado y Domingo, a razón de un disco por día. Primero, el Tierra Oscura del Sol. Después, el disco rojo (Weichafe). Finalmente, el Pena De Tí. A eso agréguele las canciones del cuarto disco, Harto De Todo.

La experiencia no es inédita para los cabros. En junio de 2004, tocaron sus dos discos hasta entonces un Viernes y Sábado, en un ciclo en el que bandas de rock tributaban a grandes figuras de la cultura de Chile. A Weichafe le tocó tributar la figura de Víctor Jara en dos jornadas seguidas. En vez de preparar un repertorio con solo covers, los cabros aprovecharon de tocar absolutamente todo lo que habían grabado y editado hasta esos días. El primer día, el Tierra Oscura Del Sol. El segundo, el disco rojo. Entremedio de cada set, 4 covers del gran Víctor Jara: Te Recuerdo Amanda (habitué de los sets de Weichafe de esos días), Plegaria A Un Labrador, Vamos Por Ancho Camino y El Cigarrito en clave de rocanrol, con una cruza notable con Yer Blues. Por lo tanto, sé cómo se viene en algo la mano de este fin de semana. Una lástima no poder ir.

En ese tiempo, yo escribía comentarios de las tocatas de Weichafe para su página oficial. Para ese entonces, llevaba unos seis meses entregando comentarios. Estaba medio aburrido de hacer el mismo tipo de texto una y otra vez, por lo que decidí variar un poco el formato. Y les hice una entrevista en extenso en la sala de ensayo, a pocos días después de esos shows en la SCD. Ese mismo día, me tocaba un examen de Historia Contemporánea y preparar un debate para un ramo llamado Textos Ciencias (de esas cosas que ponen en el Plan Común para puro webear). Estuve casi dos días fuera de casa, cargando bolsos con cuadernos, fotocopias, material diverso y ropa. En vísperas del invierno, cuando hace mucho frío y los días son grises.

La entrevista la fui transcribiendo mientras cerraba el semestre y ella me ayudó a transcribirla. El artículo, que mezclaba impresiones del show con declaraciones de los cabros, fue subido en tres partes al sitio. Fue la última vez que escribí para la página de Weichafe. Después, iba a las tocatas a pasarlo bien, beber para ahogar las penas y conocer amigos que aún conservo en estos días.

Cuando lo encuentre completo, lo subiré por estas vías de la internerd. Por ahora, a seguir estudiando. Queda muy poco!

Nos vemos, queridos habitues!

domingo, noviembre 26, 2006

A Clockwork Orange.


Por lo primero que me enteré de A Clockwork Orange (La Naranja Mecánica, como la hemos conocido legendariamente por estos lados de habla hispana), del "late great" Stanley Kubrick, fue al ver el afiche en alguna tienda del Eurocentro, siendo yo muy niño. No cachaba nada, ni siquiera la arrendé en mi temprana adolescencia. Fue recién teniendo 17 años, y en Cuarto Medio en el Instituto Nacional, que la vi. Y fue precisamente en el colegio, en el ramo de Castellano. A Iván Peña, el profe, un ex alumno y fanático del rock, que también las oficiaba (no sé si seguirá haciéndolo) como vocalista de una banda de covers de Judas Priest, le gustaba sacarnos de la rutina del programa para mostrarnos clásicos de los 70 y más de algún wenísimo documental.


¿Qué puedo escribir sobre A Clockwork Orange que no se haya escrito antes? Fácilmente, es una de las películas más rupturistas de toda la historia. Aún hoy, a 35 años de su estreno, sigue siendo de vanguardia y de avanzada. Aún hoy, A Clockwork Orange mantiene ese toque fresco del riesgo, pero tocando tópicos que han estado presentes desde el comienzo de la humanidad: la moral, el cambio, las vueltas de la vida y lo que podríamos considerar como "justicia divina" o el llamado "karma". Todas esas cosas, más la libertad de pensamiento (el único lugar en el cual podríamos ser realmente "libres", como nos va mostrando la película), son tópicos que nunca dejarán de estar presentes.

La ultra violencia que profesa y practica con vigor el joven Alexander De Large (Malcolm McDowell, en el que fue por lejos el mejor rol en su aún activa carrera), es la misma violencia que vemos en cualquier esquina de cualquier barrio, a determinadas horas y en no tan pocos momentos. Su mirada insolente de la primerísima toma de la película nos muestra al tipo que no tiene absolutamente nada que perder, y que actúa como si no nada tuviese consecuencias. Junto a sus "droogos", sale todas las noches a esparcir las enseñanzas de la ultraviolencia, dando palizas de antologías y violando a las mujeres que se les crucen (un dato: el Singing In The Rain torna otro significado si la canta Alex De Large). Después de cada jornada/festín de violencia, llega a su casa a escuchar a su ídolo de todos los tiempos, Ludving Van Beethoven, en su moderno sistema de sonido. De día, recorrerá los lugares de encuentro de cualquier joven de su época, se llevará más de alguna chica a su casa, y se preparará nuevamente para otra jornada de 1-2 ultraviolencia. Obviamente, tiene que llegar un punto en que todo termine, como pasa a diario.


Alex pasa por la conversión forzada, a palos, tal como si fuese un animal en un laboratorio. La redención a la fuerza, la domesticación de los instintos, lo que conocemos como "rehabilitación" y "reinserción en la sociedad". Sin embargo, la llama original, ese instinto animal y denominado como "irracional", no se va de la noche a la mañana. Nos acecha y nos perturba en medio de nuestro nuevo estado de "lucidez". Le pasa a Alex, quien no logra definitivamente esa reinserción. El mundo a su alrededor ha cambiado y, definitivamente, le irá recordando cada cosa que hizo. El karma, como le podríamos decir. Todo se devuelve en la vida de los mortales, no importando lo ultraviolentos y poderosos que sean.

Al menos, esa es la moraleja que deja el libro del cual se basa la película, escrito pro Anthony Burguess, quien utilizó una jerga basada en el ruso, dándole un toque atemporal a su relato. Kubrick lo lleva de manera sublime a la pantalla grande. En amplias tomas y cuidadosos acercamientos, en lúdicos códigos a veces y una realidad que raya en lo descarnado, el genial director logró ilustrar sublimemente el mensaje anti-violencia. A pesar de que aparenta ser una celebración de ésta, Kubrick la condena sobremanera. Prohibió que se estrenara en Inglaterra y exigió que la sacaran de circulación tras enterarse de que varios grupos andaban practicando lo visto en el film. ¿La condición humana de la asimilación? Al final del día, todo es elegido libremente.

A Clockwork Orange es del tipo de películas que no te sueltan nunca, y te acompañan durante toda la vida. Lo que expone siempre está vigente, pues es parte de la esencia del hombre, el único animal capaz de hacer daño a los de su especie. El único animal que destroza su entorno y que alberga algo de maldad en su alma. Esa maldad que le hace invadir todo lo que le rodea, acaparar por deporte, eliminar al más débil y exprimirlo. ¿Maldad? depende de como se le mire.

Un detalle freak: la edición gringa del libro de Burguess, del cual se basó Kubrick para adaptarlo, omite el último capítulo. En él, un Alex habría vuelto a las andanzas de la ultraviolencia, para llegar a un punto en que él mismo, sin que nadie se lo obligue, decida dejarla. Ahí queda claro el concepto de la evolución que Burguess quería darle al relato, más que el de la rehabilitación y reacondicionamiento conductual. Al final, se supone, es uno mismo el que logra cambiar. Sin entrenamiento externo no reeducación de conductas. Sólo la propia voluntad.

Si no la han visto, consígansela. No es del tipo de películas que pasen a cada rato en el cable, pero sí es re fácil conseguírsela por ahí.

lunes, noviembre 20, 2006

Love.


Ha llegado un nuevo tercer Lunes de noviembre. Como ha sido la tónica, un “nuevo” material de The Beatles aparece en las disquerías del mundo. Claro que éste es especial. Se llama Love y es el primer material inédito editado desde los Anthology. Inédito no por el fondo, sino por la forma.

¿Qué es Love? Es el complemento sonoro de la nueva puesta del célebre Cirque du Soleil, que se está presentando con éxito desde julio de este año. La puesta en escena recorre la historia de los Beatles a través de sus canciones, deconstruyendo su música hasta dejarla en su más elemental expresión: melodías innovadoras, hermosas y frescas, música atemporal, la construcción de un lenguaje único, del cual nos hemos valido todos desde entonces.

Acá pueden ver una muestra del show, en el programa de Jay Leno del Viernes pasado...


¿Por qué será que, tras 35 o 36 años de su separación, los Beatles suenan tan frescos como, dicen (de esto sólo tengo conocimiento por lo que dicen, pues obvio que no lo viví, como Pirincho sí lo hizo :p), sonaban en 1970? La respuesta es una sola: el amor. Según Yoko Ono, quien eligió el título para esta nueva entrega en disco, el amor era el sentimiento básico de toda la música que los Beatles hicieron juntos.

De la mano del genuino "quinto beatle", el productor George Martin, junto a su hijo Giles, se nos viene la más innovadora colección de música de The Beatles en una forma en la que jamás la habíamos recibido hasta hoy: remezclada y reinterpretada. La música habla por sí sola en los casi 80 minutos que dura este Love, en 26 tracks que son mucho más que 26 canciones. El viaje parte con la versión a-capella de la hermosa Because, último testimonio de estos troesmas de las armonías vocales, siguiendo con ¿A Hard Day´s Night? o ¿The End? ¡No! con Get Back, que incluye partes de las 2 canciones antes mencionadas, además del avión del inicio de Back In the USSR. Después, una breve Glass Onion, que sirve de pasaje para relajar los ánimos en la genial combinación de Eleanor Rigby con Julia, Paul y John unidos por un mismo tono y un mismo sentimiento. En Love, esa es la tónica: la reconstrucción del legado de los Beatles, integrando absolutamente todo.

Un pedazo que parece sacado de A Day In The Life da paso a una, aparentemente, intacta versión de I Am The Walrus, que da un salto directo a los gitos de histeria de la beatlemanía y una breve I Want To hold Your Hand, como para dar cuenta de esa inocente etapa. Luego, una rockeraza Drive My Car/The Word/What You´re Doing, que le incluye, más encima, el solo de guitarra de Taxman. ¿Qué tal? Y todo breve (recordemos que el Love es un repaso, no una antología de los Beatles). La sorpresa de Gnik Nus (léase al verre :p) es la intro perfecta para una solemne Something, del siempre iluminado George Harrison, el Dark Horse, con un coda traído de la Nowhere land (escuchen y sabrán de lo que hablo :p). Pegada, una de las más enérgicas y sicodélicas pegadas del Love, con Mr Kite y I Want You, todo en un solo paquete, junto a los ecos de Helter Skelter.

¿Mucha info? Esto sigue, con la casi intacta Help! y la bella mezcla de un Blackbird bajado en un tono, como intro de Yesterday, y McCartney al natural (me la iamgino pegadas con Jenny Wren). Sigue una notable revisión, uno de lso signles de este disco, con Strawberry Fields Forever, que pareciera pasar por todas sus etapas: Lennon solo, con sus compañeros agregándose enla legendaria Take 1 del Anthology y un coda que reúne a Penny Lane, Piggies y Hello Goodbye, un deleite sonoro para los freaks beatle que abundamos en este mundo. Un mismo deleite sicodélicod el oriente trae Within You Without You y Tomorrow Never Knows, decantando en una impecablemente mezclada Lucy In the Sky With Diamonds, con un final de ensueño, justo para combinarlo con una bellamente alterada Octopus Garden, con Ringo cantando más lento y un guiño sutil a Yellow Submarine.

The Beatles - Strawberry Fields Forever (Love version)

Powered by Castpost

Después de tanta atmósfera, llega una de las más logradas: Lady Madonna, que por sí sola incluye al menos 4 canciones adicionales (Hey Bulldog bajada de tono, el solo de Clapton en While My Guitar..., la intro tribal de Why Don´t We Do It In the Road y Penny lane, una recurrente en el CD). después, George se toma las pistas con Here Comes The Sun pasada por un The Inner Light que te estremece el corazón. La que te estremece las entrañas es la poderosa Come Together, "juntada" con la garndiosa Dear Prudence y el final de Cry Baby Cry, en un jolgorio espiritual único.

The Beatles - Lady Madonna (Love version)

Powered by Castpost

La siempre contemporánea Revolution se funde con Back In The USSR y unos vocals de Paul hasta ahora inéditos, que dan paso a la irremediablemente bella (y “enchulada” acá, pro cierto), While My Guitar Gently Weeps en clave Anthology. Depsués, un A Day In the Life tal como siempre lo quiso desde el fondo de su crazón George Martin, con el "sugar plum fairy" de John como intro y el clímax de orquesta. El viaje se torna épico con la llegada de Hey Jude en clave resumida, con un midle eight a capella.

Ya en los descuentos, una ceremoniosa reprise de la banda del Sgt Pepper, que desemboca en el grand finale del montaje, All You Need Is Love, gloriosa y espiritual como siempre lo ha sido, incluyendo susurros de Baby You´re A Rich Man, Think For Yourself, y una Good Night con los cuatro de Liverpool jugando, como si no existiese la muerte para ellos.

Un video con el lanzamiento d ela puesta de Love, que reunió a Paul, Ringo Yoko (viuda de John) y Olivia (viuda de George)...


Y todo lo que necesitamos es amor. Todo lo que necesitamos, en este minuto, es escuchar el Love una y otra vez, pillando todos esos guiños (que acá me di el lujo de compartir con ustedes. Bájenlo. Cómprenlo. Escúchenlo. Llena el corazón y el espíritu, siendo al mejor de las terapias. Es que con The Beatles es así nomás. Como para nunca perderlos de nuestros recuerdos y de nuestras vidas.

jueves, noviembre 16, 2006

El "arreglatonadas".


Hace unos días, mientras hablaba con mi primo/hermano/amigo Francisco, se nos ocurrió un término bastante divertido, o bastante poco original, todo depende del prisma con el cual se le mire. El término en cuestión es lo suficientemente explícito y claro como para entrar a explicarlo en detalle. El término es "arreglatonadas".

Pero, como el espacio es bastante (esos grandes cinco mil caracteres que permite esta weaita de fotolog), podemos compartir con detalle sobre el término. Resulta que el "arreglatonadas" es un concepto que hace directa alusión a, precisamente, arreglar tonadas. Arreglar canciones, arrancarlas de su fuente original e incorporarlas a tu propio bagaje de una manera natural, tan natural que perfectamente puede parecer que la canción en cuestión es de aquel que la arregló, la embelleció y la hizo propia.

Siempre ha habido "arreglatonadas" en la música popular. Especialmente, en la tradición folclórica a nivel mundial, donde bien sabemos que las tonadas fundamentales son aquellas que han pasado de generación en generación a tarvés de la escucha. Nadie se atribuye crédito por ellas. Nadie dice "esa la escribí yo!". Nadie se adjudica el valor autoral de ninguna de ellas. En los créditos, todas dicen "traditional", y, en ocasiones, al lado de esa estampa de tradicional, aparece un "arrangements by...", el único tipo de crédito que un "arreglatonadas" puede jamás tener sobre canciones ajenas. Eso va para las tradicionales, pro supuesto. Un gran arreglador, un genio de este "género" por decirlo de alguna manera, era Leadbelly, quien grabó más de 500 canciones en su carrera. Recorrió Estados Unidos de punta a cabo. Un camino que también recorrió el gran folclorista Woody Guthrie. Y Violeta Parra.

El "arreglatonadas" se reinventa en los 50, con la aparición del rocanrol en las ondas radiales y en los sencillos de 45 rpm. Era bastante común que viejas tonadas de Rythym & Blues fueran retocadas en clave de rocanrol blanco. También viejas tonadas de country, convertidas al 4/4 característico de la música que se puede bailar con un desparpajo como pocos. En esto, un gran "arreglatonadas" fue, aunque usté no lo crea, Elvis Presley. Un ejemplo claro de esto es lo que hizo con Blue Moon Of Kentucky, casi a modo de webeo, en los estudios de Sun Records. Una country tradicional convertida en rockabilly por obra y gracia del "rey" del rocanrol. Si alguien quiere argumentos para defender a Presley del típico ataque que se le hace por los cagazos que se mandó, este es uno que puede utilizar. Ese fue el camino que siguieron sus fans al otro lado del atlántico, esos chicos británicos que revolucionaron todo lo que se les cruzó en el camino.

Pero el gran "arreglatonadas" de todos los tiempos fue, principalmente, un autor de excepción, el tipo que ven en la foto: Johnny Cash. Siempre tuvo el gen de "arreglatonadas" dentro de su formación musical. Sin embargo, es recién en su reinvención de los noventa que esta cualidad aparece en gloria y majestad. Orientado por su productor, el gurú Rick Rubin, Cash grabó canciones compuestas por autores contemporáneos, puros tipos que crecieron, probablemente, escuchando al gran Cash en sus días de gloria. En el primer American ERcordings de 1993, Cash grabó, además de sentidas canciones propias, versiones asombrosas de canciones de Leonard Cohen, Glen Danzig, Kris Kristofferson y Loudon Wainwright. De esas, les recomiendo la emotiva Thirteen, original de Danzig.

Cash siguió la línea en los American Recordings que siguieron. Es así que nos vamos encontrando con sentidas revisiones de Soundgarden, U2, los mismísimos Beatles, Nick Cave, Neil Diamond, Ian Tyson, Hank Snow, Merle Haggard, Depeche Mode y Nine Inch Nails. Con esas grandes versiones es que el térmono "arreglatonadas" alcanza su máxima expresión. Es que Cash, más que un arreglador nato, era un intérprete único. Hay muy pocos tipos en este mundo que logren siquiera acercarse al nivel de emotividad con que grababa e interpretaba el gran Johnny Cash. No necesariamente tenía que tocar él. Bastaba con que impusiera su voz única en el registro y la magia de "arreglatonada" ya estaba en el ambiente.

Sin dudas, una de las versiones más cargadas de emotividad es la que Johnny Csh hizo para Hurt, canción de Nine Inch Nails. "En esa canción hay más corazón, alma y dolor que en muchas desde hace largo tiempo. Me encanta". La tomó y la grabó, sorprendiendo gratamente a su autor, Trent Reznor. Al comienzo, reaccionó con perplejidad. "Me sentí invadido. Esa canción era mi criatura. Era como si hubiera construido una casa y otra persona se hubiera instalado en ella. Cuando escribí esa canción, sólo me consideraba a mí mismo narrándola. Es mi voz. Por eso me resultó tan extraño al principio. Además, ni bien se oye su voz, se sabe que es Johnny Cash. Y eso era muy raro. Nunca, ni en mis sueños más salvajes, pensé que escribiría una canción que Johnny Cash querría cantar. Nunca pensé que nuestros caminos se cruzarían. Desde entonces no volví a escuchar mi versión. Estoy tan contento con lo que hicieron con esa canción que no pensé mucho en ella. Ya superé el shock inicial, y me di cuenta de que de eso se trata la música. Yo tiré algunas cosas a la olla, y ahora se convirtieron en otra cosa. Es algo bastante poderoso”, ha contado Trent Reznor al respecto.

El hermoso video para Hurt...


Johnny Cash sigue vivo en esas canciones. Sigue vivo en las escuchadas a medianoche de su música. Su espíritu siempre está acompañándonos, inspirándonos y alimentándonos cada vez que lo necesitemos. Johnny Cash es mi copiloto, nada me faltará.

¿Tienen a algún “arreglatonadas” en sus favoritos?

lunes, noviembre 13, 2006

Sobre Fother Muckers en Copequén, el disco y fotos personales.


Reconozco que, desde hace un tiempo, este espacio de simulcast que hago en este blog con el fotolog, se ha tornado cada vez más personal. En un comienzo, la cosa no era así. Recién en la foto número 100 (entiéndase esto cn las fotos/textos del fotolog) subí una imagen de la realidad, una foto de este humilde servidor. Y la justificación no era otra más que la de celebrar la centena de escritos de cinco mil caracteres.

Sin embargo, mi propia regla tácita de evitar la auto referencia se ha ido resquebrajando. Y no es porque los temas a comentar se vayan acabando (siempre los hay, en esta extraña cabeza que tiene wena memoria para muchas cosas, una función bastante freak mía), pero en estos últimos meses las cosas han ido cambiando mucho. Y la foto que subo ahora da cuenta de ello.

Esa foto creo que la tomó Ignacia, la novia de Simón, bajista de Fother Muckers, cuando tocamos hace un par de semanas en el Clandestino de Guardia Vieja con Providencia. Creo que ya me referí a ese gran show que dimos, con diez canciones separadas en lado A y lado B, para el disfrute de la audiencia, que prácticamente colmó el local. Y eso que fue en plena mitad de semana. Nuestra vuelta a los escenarios, ahora apostando a tocar en más partes, en este camino que me gusta llamar "la vía hacia la profesionalización", que comenzó precisamente cuando se gestionó lo de la grabación de nuestro primer disco.

En estos momentos, el disco está entrando en la etapa de masterización. Las mezclas están listas y fuimos viendo el avance. Con respecto a todo ese trabajo, puedo decir que Alex Anwandter, el señor productor, es todo un genio! Muchas de las cosas que se vienen en nuestro primer disco están marcadas por un sonido atemporal. Como si hubiese sido grabado en el Big Pink, la casona en Woodstock (las afueras de Nueva York), donde grabó The Band sus primeros 2 discos, o en el estudio donde grababa Neil Young junto a sus compinches de Crazy Horse, todo en vivo. En nuestro caso, al menos, las bases se grabaron a la vieja usanza, en vivo. Guitarra rítmica, bajo y batería tocando al mismo tiempo y todo bien aislado. Lo de mis guitarras fue otro asunto. Me tocó grabar solo, intentando coordinarme de forma precisa con esas bases grabadas. Y, en algunas ocasiones, fue un proceso bastante doloroso. Pero dio sus frutos. Y, dentro de poco tiempo, podrán escucharlo. Estaremos informando, obviamente.

Ya voy en la mitad y veo que estoy dejando de lado el motivo por el cual estoy escribiendo tanta weá hoy. Cuando vi la foto que estoy subiendo ahora, que a su vez subió el wen Simón en el fotolog del grupo, me dieron ganas de subirla acá. Y, de paso, contarles algo de cómo nos fue en esa aventura fuera de Santiago, en el no tan lejano pueblo de Copequén, en el marco de la "Semana Coincana".

¿Qué era esto de la "Semana Coincana"? Una celebración de la localidad de Coinco, a unos 20 kilómetros al poniente de Rancagua (al menos, se sintió que fuésemos hacia el poniente cuando fuimos para allá). Son 5 comunas las que conforman la localidad de Coinco, una de ellas es Copequén, el pueblo de donde viene el padre de Cristóbal Briceño (vocalista de Fother Muckers), el wen Jorge Briceño. Fuimos a dar a la Semana Coincana gracias a su gestión. Y, como era de esperarse, fue en un cartel donde reinaba lo tropical, lo bailable y lo festejable. Sólo festejo con bailongo, un cartel muy poco auspicioso para una banda de rocanrol, más encima nueva, con sólo repertorio propio. Entremedio de todas esas verdaderas “orchestras” de la cumbia, había un cuerpo de baile tropical que había salido en algún matinal. Todo muy freak, en verdad.

Una de las grandes falencias de los eventos en nuestro país, ya sea en la capital como en el pueblo más insospechado que pueda haber, es la del sonido. ¿Por qué mierda siempre tiene que haber ataos con el sonido en todas partes? Como éramos los que abrían la jornada, debíamos ser los últimos en probar sonido. Nos citaron a una hora determinada, y nos dejaron esperando a, prácticamente, la hora de comienzo de todo el cuento. Apenas pudimos conectar nuestros instrumentos, con un chequeo que no duró ni siquiera unos 5 minutos, y nos echaron del escenario para partir.

Al final, nosotros no abrimos, sino que la "orchestra" de casi 8 músicos wenos para la cumbia. Después, las bailarinas ligeras de ropa que tenían su acto montado listo para calentar a una audiencia ya dispuesta para webear de lo lindo. Después de ellas, nosotros. De las 5 canciones que teníamos preparadas para la ocasión, tuvimos que dejar una fuera de la lista, apostando por las 4 fuertes que dejamos. De esa forma, abrimos con Fuerza Y Fortuna, seguimos con tirado Al Sol y, prácticamente sin respiro, con Fueron. Después de la tercera canción, subió el presentador "a echarnos de una", como pensamos. En verdad, subió para obsequiarle a Cristobal, supuesto "oriundo" de Copequén, una polera de Coinco. Terminamos con Héctor (la canción), y yo usando el atril contra la guitarra y dejándola contra el amplificador, acoplando hasta la eternidad.

Los tipos de sonido y el dueño de ese bonito Marshall querían matarme. Pero nada pasó. Sobreviví. Sobrevivimos. Y dimos un wen show de rocanrol. Si quieren saber más, les aprovecho de pasar el aviso: el Sábado 25 de noviembre, en el club MIST (en Av. Suecia), estaremos abriendo para Teleradio Donoso. Más info pronto.

Les dejo un video de la presentación del Clandestino, una canción que no tocamos en Copequén: El Conductor...


Nos vemos.

viernes, noviembre 10, 2006

Live At The Fillmore East.


¿Han escuchado algo sobre los eternamente esperados "Neil Young Archives"? Hace, al menos, 15 años que el viejo y querido cantautor canadiense con alma de gringo está prometiendo editar en extensas y exhaustivas cajas, sus extensos archivos. Entre esas múltiples delicias se encuentran sets en vivo de antología, discos completos de material nunca editado oficialmente, rarezas y demos a la orden del día y bastante material filmado y registrado ante cámaras. Una verdadera delicia para todos los que somos fanáticos de cada aspecto de la carrera de Neil Young.


Sin embargo, el siempre impredecible Neil nos ha dejado con los crespos hechos. Recuerdo que, a fines de los 90, había prometido la primera entrega de sus archivos. Que serían un par de cajas, con más de 10 CDs en total y unos 2 o 3 DVDs con video. Que recorrería su carrera. Que esto. Que lo otro. Al final, nada. Ya parecía el cuento de Pedrito Y El Lobo, avisando que venía, pro no entregando nada. En todo caso, los supuestos "archivos escondidos" los hemos conocido gracias a los numerosos bootlegs que andan dando vueltas desde que el CD comenzó a masificarse como medio de soporte.


Gracias a los CD-R y a las descargas en MP3, FLAC o SHN, hemos conocido verdaderas delicias de la discografía no oficial del viejo y querido Neil Young. Una de las más emblemáticas son la de los discos guardados en el estante, que nunca se lanzaron: Chrome Dreams, el que iba a incluir, entre otras conocidas de sets en vivo y demases, una versión acústica definitiva para Winterlong, jamás vio la luz de forma oficial. El vinilo doble con la banda sonora de Journey Through The Past se discontinuó. Y cosas rotuladas como "Neil Young & Crazy Horse - Live At The Fillmore East" comenzaron a variar entre ellas mismas.


Afortunadamente, eso está comenzando a cambiar. En un hecho inusitado, y probablemente motivado por la constante actividad de giras y lanzamientos de música nueva (léase Prairie Wind y Living With War, lanzados en menos de un año), Neil Young anunció de forma oficial que el puntapié inicial para la serie de Neil Young Archives sería la edición en CD de Live At The Fillmore East, que daría cuenta d eun show realizado junto a sus fieles compañeros de numerosas batallas, los Crazy Horse, en 1970. Entre las grabaciones de su tercer disco, After The Gold Rush, el inicio de su gira mundial en formato solitario (él solo, con acústicas y piano, pro los salones y teatros del mundo) y la actividad en CSNY (que incluyó gira y la grabación del fundamental Deja Vu), Neil Young se dio el tiempo para salir de gira junto a Crazy Horse. Los mismos que fueron antes The Rockets, integrados por Danny Whitten en guitarra, Bill Talbot en bajo y Ralph Molina en batería. Se les sumó Jack Nietzche en el piano eléctrico, conformando junto a Neil Young una increíble banda de 5 piezas.


Este lanzamiento oficial de Live At the Fillmore East incluye sólo 6 tracks. Es de conocimiento general que los sets partían con unas 5 canciones acústicas de Neil Young solo y un segundo acto, junto a Crazy Horse, de al menos unas 7 canciones, varias de ellas extendidas en deliciosos jams, donde las guitarras de Young y Whitten dialogaban de una manera única. Lamentablemente, de las cintas de multi track sólo sobrevivieron para una correcta restauración estos 6 tracks, haciendo un contundente compendio en vivo para CD de 45 minutos aproximadamente. Nada de mal, considerando que tenemos a la formación legendaria de los Crazy Horse, con Neil Young y Danny Whitten a la cabeza.

Este es el trailer oficial del CD, con un par de datos reveladores con respecto a las canciones que quedaron...



El set oficial parte con la maravillosa Everybody Knows This Is Nowhere, y sigue conb una grata soprersa: Winterlong, una de esas canciones raras del cancionero popular de Neil Young, en su versión primaria junto a Crazy Horse, un verdadero deleite sonoro, con increibles voces y un middle 8 capaz de derretir al más incrédulo de los escuchas: guitarras que construyen un hermoso solo, un diálogo celestial entre los músicos y el feeling más delicioso que pdoamso escuchar: un imperdible.


La revisión continúa con otro imperdible, Down By The River, en una extendida versión de 12 minutos y algo, con duelos de guitarra entre Neil Young y Danny Whitten. Si ven fotos de alguno de esos sets, vemos que son ellos 2 los que están a la cabeza de cada show, como 2 capitanes al mando de un batallón listos para volarnos la cabeza.

Un video montaje de fotos del show, con Come On Baby Let´s go Downtown...



Después, otra grata sorpresa, con Wondering, esa canción que recién vio la luz de lo oficial en 1983, en el incomprendido disco de rockabilly Everybody´s Rockin´. Acá, en el “mood” del primer disco en estudio en conjunto, como para viajar por la carretera. El viaje sigue con una ya conocida de algún otro set, Come On Baby Let´s Go Downtown, con Danny Whitten en la voz principal y un ritmo único. Para terminar, una apoteósica versión de 16 minutos de Cowgirl In The Sand, donde nuevamente el duelo de guitarras sobrecoge, deleita y alimenta nuestras almas.


La única que faltó, y revisando los archivos que tenemos gracias a los bootlegs, fue la electrizante versión para el clásico Cinnamon Girl. Pero, ¿de qué nos quejamos si tenemos de manera oficial el que es, probablemente, uno de los mejores discos en vivo de la historia? Un imperdible, sin lugar a dudas. Y un excelente adelanto introducción para los esperadísimos Archives.

miércoles, noviembre 08, 2006

Artículo de lanzamiento de Harto De Todo en www.toma.cl!!


Esto está subido de hace un rato en Toma.cl: la cobertura del lanzamiento del neuvo disco de Weichafe, Harto De Todo. Weno, es más que una reseña del show. Estuve reporteando una semana completa para dar cuenta de toda la previa. Hubo mucho material para mencionar. Muchos cambiso, algun accidente, expectación y ansiedad, de esa que se siente como cosquilleo en la espalda.

HARTO DE WEICHAFE (El Nuevo viaje de Weichafe)

Por Héctor Muñoz Tapia

La del Sábado 28 de octubre, ya cerrando el mes de octubre, iba a ser una tranquila velada, como las anteriores, en que los Weichafe harían una preventa de su cuarto disco, “Harto de todo”, recién “salido del horno” y prometiendo para los primeros cien en comprar el combo de disco y entrada para el lanzamiento del Viernes 3 de noviembre, un DVD de regalo. Hasta ahí, todo con absoluta normalidad.

La gente fue llegando al ñuñoíno Rock y Guitarras para la cita y acomodándose para el eventual saludo y firma de discos que habían prometido Angelo, Marcelo y el Negro. Todo normal, salvo el detalle que todos pudieron ver cuando se aparecieron los cabros en el local para el saludo: el Negro Hidalgo, caballero de numerosas y gloriosas sesiones en vivo, lucía un tremendo vendaje en su mano izquierda.

“Estaba trabajando en la sala de ensayo cortando algo con un cartonero, y me rebané la punta del pulgar”, cuenta el Negro, sentado en la misma sala donde, el Jueves 26 por la tarde, sufrió tamaño accidente. Tuvo la suerte de tener la posta cerca y que lo atendieran pronto, pero el incidente le obligaba estar en reposo, al menos un mes. “Imagínate cómo estoy, si el próximo Viernes lanzamos disco y toco sí o sí”, agrega, mientras se revisa el no tan “piola” parche que reemplaza a la venda enorme que lucía el Sábado de preventa. El accidente alteró sobremanera la forma de trabajar en los ensayos de los Weichafe. Las sesiones de los días previos ya no son tan intensivas como las de antes del accidente, en donde tuvieron que darle forma como banda en vivo a las canciones nuevas.

Ese Sábado 28, a pesar de los problemas evidentes del buen negro, ofrecieron un set acústico para los presentes. Las bromas solidarias para el batero no tardaron en manifestarse, incluso entre sus compañeros. “¡Tras un esfuerzo de producción, hemos traído al baterista de Def Leppard!”, anuncia Ángelo al micrófono, en alusión directa al modo de tocar de Hidalgo: a una sola mano, con la izquierda lejos de cualquier intento de baqueta. Y se defendió bastante bien dentro de un entorno relajado con la guitarra de palo y el bajo de 4 cuerdas que tocó Marcelo. En el carrete de medianoche, el Negro ya pensaba qué hacer. “Copeteado, con calmantes, no sé cómo, pero estaré tocando este Viernes 3” .

Y, cómo ya pueden ver en las fotos, el negro tocó por dos horas y 40 minutos en un set demoledor, emotivo, honesto y agradecido, una verdadera celebración de 10 años de carrera y 7 años de discos. Una fiesta como las que sólo se dan cada cierto tiempo, el lanzamiento de Harto De todo estuvo cargado de energías nuevas, etapas que se cierran y fases que apenas están comenzando. De partida, el involucramiento total de los Weichafe en todo el proceso de un nuevo disco, desde la misma concepción de canciones, la grabación y mezcla, hasta la gestión.

La gente llegó temprano al Galpón Víctor Jara. Eran las 10 de la noche y en la puerta se agolpó una gran cantidad, con entrada en mano, clamando por un pronto ingreso. Imposible, pues aún se podía escuchar lo que fue la prueba de sonido. Pasadas las 10 con 20, las puertas se abrieron y la gente fue entrando, llenando rápidamente el recinto.

“Ojalá vaya harta gente el Viernes. Tenemos nuestro público que siempre está en todas, pero esto igual es un riesgo, hay mucho trabajo acá”, cuenta Marcelo Da Venezia, el hombre tras las 4 cuerdas del bajo (recordemos que, durante toda la carrera de Weichafe, Da Venezia ha exhibido un virtuosismo en las 6 cuerdas de un bajo). Ahora tiene uno de 4, y afinado en el mismo tono de las guitarras de su “bandmate” y amigo de más de una década Pierattini.

Juntos iniciaron este largo viaje llamado Weichafe, por allá en 1996, hace 10 años. Al poco tiempo, se les sumó Mauricio Hidalgo, un baterista que ellos ya conocían de su círculo de amistades. Desde esa precaria grabación en cassette de las canciones “Tierra oscura del sol” y “3 Puntas”, al lanzamiento del Viernes 3, han construido su historia juntos.

Lo primero que se ve en el extremadamente repleto galpón es el telón del disco rojo, ese que tiene el “WEICHAFE” en fuerte negro, tapando todo el escenario. El lienzo está justo delante de él, y funciona como una especie de muro, tal como el que construía Pink Floyd en la gira de “The wall”. ¿Acaso los Weichafe van a tocar tras el muro? En absoluto; el lienzo rojo, parte del pasado de los guerreros, simbólicamente sería echado abajo para dar paso al presente y al futuro. Tras ese lienzo rojo gigante, había sorpresas visuales y de logística.

Estas recién las sabría el público de golpe tras ver el lúdico documental que registró esas “estresantes” sesiones de grabación en la playa. Los Weichafe decidieron alejarse de todos, aislarse del mundo y de su entorno más inmediato acá en al capital, y mandarse a cambiar a la playa. Se trasladaron con casi todas sus cosas: instrumentos, equipos, maletas y todas las ganas de trabajar con el mayor agrado posible.

El registro visual de todo el relajo, creatividad y trabajo del trío fue seguido exhaustivamente por Daniel Robles, bajista de Silencio. Para Weichafe, ha grabado desde mediados de año; él dirigió el video de “Festín de muecas”, último single del tercer “Pena de ti”. Daniel cuenta que le tocó ver de todo en las sesiones. “Grababa todo el día, y no había horario de ningún tipo. Les pregunté si acaso les iba a molestar tener la cámara encima, y no pusieron ningún problema, todo fue de forma natural”, agrega.

Robles también dirigió el primer video promocional de este “Harto de todo”, para la canción “Me voy a encerrar”, el primer single. De partida, el sonido es directo y preciso: Pierattini y Da Venezia hacen exactamente el mismo riff, dando la ilusión de que hay guitarras a dos voces. El colchón sonoro perfecto para mostrar a este Weichafe “cosecha” 2006: más maduro, más limpio, más visceral y más seguro de sí mismo. El video está protagonizado por Milo Maccioni, un personaje del entorno Pierattini, amigo de la familia. Un soltero de 55 años, quien vive solo, aunque no desconectado del mundo.

“Hasta los 40, el estar sin una mujer al lado es completamente doloroso. Después, la testosterona va bajando y el cuerpo se va acostumbrando”, dice con un relajo que contrasta con la descripción del dolor que puede dar. Por cierto, don Milo es fan de Weichafe.

El concepto de “Harto de todo”, según lo que cuenta Angelo, viene de un personaje que conocieron en el sur, en una de las giras de las Escuelas de Rock. “Un fanático de la banda nos habló de un tipo, Patricio Miranda, quien vive encerrado en su casa, y sus paredes tapizadas con fotos de su vida: con su familia, con sus amigos, con sus mujeres, y en diversos lugares. No sale de su casa ni tiene mucho contacto con el exterior, sino que viaja por las fotos y revive los momentos”, agrega.

Para Miranda, su mundo está en este viaje por su historia. “Por ejemplo, si en una foto sale él con sus amigos tomando y sentados todos alrededor de una mesa, él se sumerge en la foto y revive el momento, trasladándose hacia allá. Las fotos lo ayudan a ese viaje. Puede dejar a sus amigos escuchando música alrededor de la mesa y devolverse a su casa, salirse de la foto”, cuenta Angelo, quien junto a sus compañeros de Weichafe fueron unos de los pocos en conocer a Patricio Miranda en la intimidad de su hogar. “No deja entrar a nadie, y las únicas personas con las que se siente tranquilo son los artistas, le agradan mucho los músicos”, agrega Pierattini.

La canción que completa todo el concepto del encierro como forma de viaje espiritual para poder encontrarte de verdad se complementa en la última canción del disco, “De viaje por las fotos”. Es justo en esa canción donde se menciona al que termina, eventualmente, por inspirar el nombre definitivo del concepto, el “harto de todo”. Se trata de un escritor chileno recientemente revisitado, llamado Juan Emar. Autor de vanguardia, cuyo nombre verdadero es Álvaro Yánez Bianchi, su obra fue incomprendida en su tiempo, los años 20 y 30.

Es recién desde mediados de los 70 cuando se le empieza a revisar nuevamente, dejándolo como uno de los precursores de una nueva forma de escribir. Su pseudónimo encuentra su significado en una expresión en francés, “j' en ai marre”, que significa “estoy harto de todo”. Fonéticamente, es similar a decir “Jean Emar”, el francés de Juan Emar que conocimos acá.

Este mensaje va quedando claro en las 13 canciones que componen el “Harto de todo”, y los fanáticos han comenzado a asimilarlo y a incorporarlo al repertorio de clásicos weichaferos. Tras la exhibición del documental y el estreno del video para “Me voy a encerrar”, por el sistema de sonido comienza a sonar el emblemático “Al patíbulo” de Machuca, el “caballito de batalla” de prácticamente cada actuación de Weichafe.

En medio de la canción, el enorme telón rojo se desprende y vemos un par de notables sorpresas. La primera de ellas es el enorme lienzo que cuelga en el fondo del escenario, donde podemos ver el arte integral del disco, en una reproducción de una pieza con paredes llenas de fotos y don Milo al medio, sonriendo hacia el público. El arte fue concretado por un colaborador de toda la vida, Claudio Aranda. “Las fotos que componen la pieza recorren toda la historia de Weichafe, es posible encontrar cosas de diversas etapas de su trayectoria”, cuenta Claudio, quien fue armando este gigantesco puzzle para exponer el concepto que tenía Angelo. Juntos dieron con el concepto final y Claudio lo diagramó y armó para el disco.

La otra sorpresa es la distribución de los equipos y la batería. Esta ya no está al fondo, sino que en la esquina derecha, pegada al borde de la tarima, y en directo contacto con la primera fila. Angelo al medio y Marcelo en la esquina derecha, muy pegados a ese borde del escenario que los pone en contacto directo con esos fanáticos aguerridos que se agolpan en las primeras filas. Los cabros asumen posiciones y la gente que colma el galpón les da una ovación que conmueve.

Es el inicio de una nueva etapa para Weichafe, y tienen el respaldo incondicional de su público, que responden de inmediato al riff que da partida al show, “Me voy a encerrar”: todos cantando y disfrutando. La pegada no puede ser más perfecta con “La miseria está aquí” y el salto al pasado con “Opción laverna”, en una triada sin descanso y a un Negro tocando la batería con la misma fuerza de siempre y apoyado en lo emocional con un fuerte “olé olé olé oléeee, Negroooo, Negrooooo” del público.

El show sigue con una nueva, “Cuesta respirar” y la emblemática “Tierra oscura del sol”, con el desarrollo más Weichafe que se pueda ver: a las entrañas, con Angelo contra su equipo, Marcelo llevando la voz cavernosa y el Negro pegándole fuerte a los “tarros”, un cuadro que hemos visto muchas veces, pero que siempre parece ser el primero que vemos en nuestras vidas. Otra ovación y los agradecimientos de Pierattini. “Esta va para los amigos que se hacen de noche” como intro para “Sin dormir”, casi hecha en clave “riff” Richards. Otra dedicatoria para otra nueva, la campestre/cautivante “El ejemplo”, y nos damos cuenta de que estos nuevos “hijos” son parte de una misma historia, que se integran perfectamente con sus “hermanos” mayores y que se suman a una misma sensación.

La clásica Tierra Oscura Del Sol, registrada por alguien de la audiencia...


“Y vamo´ a tomar piscola” grita la gente en el guiño a “No llores más”, que da paso a la genial “Sí, me saqué los dientes”, una de esas canciones que tiene todo para convertirse en un clásico del repertorio popular, partiendo por ese slide medio Harrison que cautiva desde el primer segundo, y un cambio de letra muy sutil (“veo en tu cara la estupidez”, cantó Pierattini en un par de veces en el coro). El juego de guitarras de “Pájaros de papel” le da paso a una de las más arriesgadas de las nuevas, “Caña del alma”, que incluyó un elemento, hasta ahora, inédito en los shows de Weichafe: el uso de bases y cosas grabadas.

Como no estaba Silvestre por estos lados para tocar el trombón en directo, se le reprodujo vía grabación. Lejos de incomodar, los nuevos elementos y las bases usadas son un aporte para representar las nuevas canciones de la mejor manera posible. La onda relajada se prolonga en una de las más sentidas interpretaciones de “Las cosas simples”, con la intro de “Like a hurricane”, del emblemático Neil Young.

Lo de Neil Young no es casual. Angelo es fanático declarado del cantautor canadiense y vio una coincidencia cósmica con algunas cosas recientes del rocanrolero de 60 años junto con los Crazy Horse. “El otro día vi una parte del show del disco Greendale en vivo, donde en la canción final van apareciendo todos los personajes de la historia, y las imágenes de fondo muestran una especie de mapa del pueblo, el que no tiene nada de arquitectónico, sino que casi orgánico, con árboles y todo.

Es más o menos la idea que tenía para la nueva visual de nuestra página”, cuenta Angelo en uno de los ensayos previos. Pierattini, además, cuenta sobre las guitarras, equipos y efectos que usa Young en su puesta en vivo.

El ambiente se relaja aún más con la llegada de una guitarra acústica a escena, y del saludo de Angelo para Kena Tapia, la amiga de los primeros días, que cantaba con ellos en esos días pre-Weichafe. Los saludos y honores van para ella en “Años de asalto”, otra de las nuevas. Lo acústico sigue con esa gran pieza llamada “El paño de Luis” y el recogimiento interno de todos los presentes.

El Paño De Luis, otro video desde el público...


Otro elemento nuevo en la puesta en escena de Weichafe es el piano. Tras el set acústico, Angelo se va a sentar junto a las teclas para una nueva canción, la electrizante “No estoy muerto”, dándole otro sabor a lo que es puesta en vivo. Pero el piano va sólo acá. Pierattini se dirige nuevamente hacia a delante, pero el escaso tiempo de esta acción es suficiente para que la gente coree la siempre pedida y casi nunca entregada “Suerte”.

Como es un día especial, la suerte está con todos esa noche y comienza a sonar “Suerte” en otro tono, pero con la misma intensidad que le escuchamos en el ya lejano “Pena de ti”; y acá es donde aparece Daniel Robles en voces, en un acto espontáneo, y mientras grababa con su cámara varios de los momentos de la velada. Ahí el hombre se da un respiro y canta junto a Weichafe, recibiendo el apoyo de la gente.

La muestra de ello: Suerte, un video de la velada...


Comienzan a sonar los primeros movimientos de “Harto de todo”, la canción que da nombre al nuevo disco, con cambios interesantes y un coda instrumental increíble, completado por la aparición en escena del don Milo, en una excelente performance, casi como saliendo desde el lienzo hacia el mundo real. Terminando su actuación junto con el cierre súbito de la canción (acá recuerden ese tipo de cierre medio “I want you” de los Beatles tipo Abbey Road), Milo Maccioni da las gracias por el micrófono y felicitando al público: “Ustedes escuchan buena música, y no la mierda que pasan por la tele”, remata justo antes de irse.

“Lo que gatilló el camino hasta aquí” y su interesante aura preceden a ese clásico “que se llama como una gran banda nacional”, como la presenta el negro, “Silencio”; acá es la gente la que canta fuerte y los Weichafe se echan un poco atrás para contemplar el cuadro. Después, un diálogo entre guitarra y palmas de la audiencia dan la intro perfecta a “Pena de ti”.

Ese mismo diálogo de los músicos con el público se mantiene para una de las nuevas, “Sin ganas de ceder”, donde el respetable incorpora un “oh oh oooh” emulando la guitarra para seguir la canción, una instantánea realmente conmovedora. A continuación, un “Suicidio general” acompañado de un “WEICHAFE” bien gritado por todos los presentes en lo quiebres con silencio, en un ritual que se ha mantenido desde muy temprano en los sets en vivo de los guerreros.

Esta triada sella maravillosamente un set que se ha extendido casi por 2 horas. Comienza con el himno de los primeros años, “No es malo”, donde el galpón se viene abajo con esta verdadera renovación de votos de los fieles; “El rock del Poncho”, recordando al “late great” Poncho Vergara, junto a una extendida y deliciosa jam instrumental, donde la voz del público se fundió con los solos de guitarra de Pierattini. Para cerrar, la aceleradísima “Festín de muecas”, con algunos de los presentes en primera fila moviendo las cabezas y sentados al borde del escenario, y con el negro tocando más compases de lo usual, casi como si lo viniera persiguiendo el diablo. ¡Y eso que se rebanó el dedo hace una semana! Los Weichafe se retiran del escenario para volver más pronto de lo que se creía.

El primer bis de la noche (sí, el primero de dos) lo parte la sencillamente conmovedora “Pan de la tarde”, que fue pedida a mitad del primer set. En esa canción se juntan muchas cosas como para ponerlas acá, pero todo se puede resumir en un par de palabras: “sentimiento Weichafe”. Después, otra del rojo, la gran “Respiro la luz del sol”, en una de las respuestas más encendidas de los presentes en el galpón de la plaza Brasil. El set cerró con la siempre poderosa “Ripio y soledad”, que echó el recinto abajo. ¿Acaso tanta pasión y potencia pueden ser legales? Esa noche sí lo fueron. Es más: fueron la norma de la extensa jornada. Por segunda vez, unos exhaustos Weichafe se retiran del escenario.

Esta vez, la pausa es un poco más larga, lo que hacía parecer que la extensa velada (de casi dos horas y media, si miramos los relojes en ese momento) había llegado a su fin. Sin embargo, aparecen nuevamente los guerreros a escena, agradeciendo de todo corazón a los presentes. “Es conmovedor ver muchas de las mismas caras de todos estos años entre ustedes. ¡Muchas gracias!”, dice el Negro, justo antes de sentarse tras su batería por tercera vez.

En una jornada en la que, prácticamente, no faltó absolutamente nada, no quedaba mucho por pedir de Weichafe, pues lo habían dado todo. Pero, como el ánimo estaba dispuesto para mucho más, aún quedaban un par de perlas ahí guardadas para celebrar: la emblemática “Pichanga”, precedida por la intro de Rage Against The Machina; y, con una mención previa notable de Angelo a una leyenda que conocieron en el viaje a la playa, el gran Lucho Barrios, el cierre definitivo de la velada, con “Hazme dormir”, que alguna vez se le conoció como “Crazy Horse” cuando aún no tenía nombre definitivo, hace casi 2 años y medio.

Resulta conmovedor ver cómo el grupo y su público se funden en uno solo en este cierre. Esos 160 minutos de set inolvidable parecían apenas un instante. Una foto instantánea, como las que llenan esas paredes del que está “harto de todo”. ¿Qué mejor manera de recorrer ese camino con, precisamente, “harto de todo”? Hubo mucho en la jornada de lanzamiento del nuevo disco, en uno de los números más logrados, honestos y sólidos de la escena local.

El del Viernes 3 de noviembre fue uno de los mejores shows que se ha podido ver de Weichafe. En él dieron cuenta de su crecimiento, de su maduración como músicos, como intérpretes y como personas, y de esta nueva etapa, en todo sentido de la palabra, que inician. Una celebración que ninguno de los presentes olvidará. Y eso que se vienen varias más en le futuro. Ahora, sólo a esperar y disfrutar del nuevo disco.

Lista de canciones:

-Me voy a encerrar
-La miseria está aquí
-Opción laverna
-Cuesta respirar
-Tierra oscura del sol
-Sin dormir
-El ejemplo
-Sí, me saqué los dientes
-Pájaros de papel
-Caña del alma
-Las cosas simples
-Años de asaltos
-El paño de Luis
-No estoy muerto
-Suerte
-Harto de todo
-Lo que gatilló el camino hasta aquí
-Silencio
-Pena de ti
-Sin ganas de ceder
-Suicidio general
-3 puntas
-El rock del Poncho
-No es malo
-Festín de muecas
- - - - - - - - -
-Pan de la tarde
-Respiro la luz del sol
-Ripio y soledad
- - - - - - - - -
-Pichanga
-Hazme dormir

domingo, noviembre 05, 2006

Fother Muckers en vivo, lo que se escucha y lo que se incorpora.


Escribo cada vez menos acá. Lo sé. Es que esto del tiempo y las muchas cosas por hacer deja poco espacio para sentarse y redactar algunas líneas con la calma que se requiere. Entre clases, radio, preparar un artículo sobre el lanzamiento del Harto De Todo de Weichafe y ensayos con los Fother Muckers, el tiempo se hace escaso.

Obviamente, me di el tiempo para ver los primeros tres capítulos de la tercera temporada de Lost en DVD (grax, Tomás!!). Esto de las capturas digitales de forma directa gracias a la HDTV (tanta tecnología, lokoooo!!) permite que podamos estar a la par con los gringos en cuanto a sus series. No es un vicio en el cual quisiera meterme mucho, pero algunas cosas, simplemente, no pueden esperar. Reitero, no quiero estar pendiente de bajar cada programa; sería esclavizante. Sin embargo, es weno de vez en cuando. Hay que probar, ¿cierto?

Este Jueves 9 de noviembre estaremos tocando en la Semana Coincana, por ahí cerca de Rancagua, particularmente en un pueblo llamado Copequén. Ahí, los Fother Muckers deberán enfrentarse a una audiencia difícil. Imagínense tocar ante puros desconocidos enfiestados, con no pocas ganas de webear y sacar del escenario a cualquiera que no sea de su agrado. Para ello, nos estamos preparando sicológicamente y como grupo, ensayando un setlist que los va a dejar bailando. Igual todo depende de las distintas variables que jueguen ese día, pero creo que podremos salvarla. Sólo está en nosotros. Por mi parte, me remito a cuando tocamos en la Penitenciaría el año pasado. Ese sí que era un público difícil. Y salimos bastante airosos después de todo.

La foto que ven es del show que dimos en el Clandestino hace unos 11 días. Un show inolvidable para nosotros, pues marca el comienzo de una nueva etapa para el grupo. Con lo del disco, comenzamos un camino en vías de la profesionalización. Aún queda muchísimo por recorrer de ese largo y duro camino lleno de piedras, el que cada grupo debe recorrer antes de la consagración en más de un nivel. Para ello, tenemos que ver muchísimas cosas técnicas. Estamos tranquilos de que somos capaces de entregar un show emotivo, en el que entregamos todo. Lo que hay que afinar ahora son esos pequeños pero importantes detalles técnicos. Afinaciones siempre listas, niveles de amplificación adecuados, puesta en escena ordenada. Pareciera que hubiese que seguir instrucciones, pero no es así. Es sólo preocuparnos de que se entienda lo que queramos decir sobre el escenario.

Aparte de darle un montón de vueltas al Harto De Todo de los Weichafe, he estado escuchando mucho en estos días, gracias a los recorridos musicalizados con el pendrive MP3, a no pocas joyas de ese gran show de radio llamado "Theme Time Radio Hour... with your host, Bob Dylan", donde el troesma no para de sorprender con sus preferencias musicales. Gracias a su programa, he podido sumergirme en las raices de la música que me apasiona. Gracias a su espacio semanal he podido saber de nombres, grabaciones y estilos de los cuales sólo había leído y únicamente escuchado a sus influenciados. Ya se me hacen habitúes nombres como Hank Snow, Merle Haggard, Dock Boggs, Marty Robbins, el gran Dr John y el legendario Hank Williams, entre otros. De ellos, sólo tenía acceso, con suerte, a algunos MP3 sueltos por ahí. Ahora, puedo investigar con más fuerza en ese mundo. Otro descubrimiento notable de la semana, y gracias a mi bandmeit Cristobal, es el del emotivo cantante de Soul Charles Wright. Les recomiendo, de entrada, el compilado Xpress Yourself, The Best Of Charles Wright. ¿Una canción indispensable? La exqusita Tell Me What You Want me To Do.

Uno de los covers que anda dando vueltas por mi cabeza en estos días es el que hizo Jeff Tweedy, cerebro de Wilco, en uno de sus shows solistas, de la gran canción de Neil Young 6 Crazy horse llamada Lookin´ For A Love. El track lo descubrí de un compilado bootleg llamado "The Neil Young - Uncle Tupelo Connection", que contiene versioens e canciones del viejo y querido Neil Yung hechas por gente que salió de Uncle Tupelo: Wilco, Golden Smog, el mismo Jeff Tweedy y los originarios, Uncle Tupelo. Otro de los covers notables es el de Burned, una de esas que grabaron los Buffalo Springfield y que cubrió Wilco en sus primeros días. Se los recomiendo, si lo pillan por ahí.

Recién ayer pude pillar la versión original de la hermosa canción Four Strong Winds, que hizo aún más popular el viejo y querido Neil Young en ese maravilloso disco country Comes A Time. Él se inspiró en esa grabación original del canadiense Ian Tyson (junto a su esposa Sylvia), fue esa versión la que logré pillar ayer por el ciberespacio. La versión de Neil young la tengo interiorizada hace bastante tiempo, y con Simón la hacemos a dos voces, junto con mi old guitar. La tocamos en una de esas improvisadas sesiones en el paseo del ombilgo, y en un carrete de la semana pasada, en la fiesta de cumpleaños de Mariana, en la azotea de su edificio. Bien tarde, después de que todo intento de baile terminara, y en el que se pedía algo de guitarra de palo. Ojalá un día de estos la hagamos los Fother Muckers.

Neil Young, cantando Four Strong Winds con su esposa, Peggi...


Eso por ahora. A descansar un rato de la escritura. Para mañana, por Toma.cl, el artículo sobre el lanzamiento de Harto De Todo.