domingo, diciembre 30, 2007

Sobre escribir, libros, inspiración y escribir un libro.


Me dan ganas de escribir un libro. En verdad, no es de ahora ese antojo si se le quiere decir, sino que de antes. Como salí de un cuarto medio matemático del Instituto Nacional, no tengo mucho hábito de leer en cantidades enormes libros. Leo mucho, sí. Diarios, artículos, revistas, escritos y demases. Pero quisiera tener una mejor costumbre de tomar libros y leerlos como el pulento manda.

¿Costara mucho el escribir un libro si yo no tengo, por decirlo de alguna manera, pasta de integrante de club de lectores? Me llaman la atención esos grupos, gente que se junta a comentar los libros que se encomiendan leer, y no puedo evitar acordare de un capítulo de Seinfeld donde el canalla de George Costanza, para engrupirse a una mina, se integra a uno de esos clubes de lectores, y el muy barsa se ve la película del libro que le encomendaron! Obviamente, esa idea no se me ha pasado por la cabeza, aunque sí más de una vez se recurre a los siempre fieles resúmenes. Es que leer toneladas de materia FOME y de teoría inutilizable afecta hasta al más devoto de las palabras puestas en hojas. ¿O acaso hay alguien que disfrute de leer teoría? No es un buen panorama, creo humildemente yo.

Don Quijote me sigue emocionando, ahí está todo lo que necesitamos saber sobre la moral, la ética, los sueños y la realidad; un relato que yo, milagrosamente, agarré de chico, ero que recién en tercero medio lo mandaron a evaluar. Aunque también hubo otros grandes libros con los que me topé ahí. Recuerdo que, en séptimo básico, leí el libraco de La Cabaña Del Tío Tom, que me dejó impactado. Imagínense, yo a los 12 años era un niñito muy correctito en sus formas, un caballero que no se peleaba con nadie y que le costaba enormemente integrarse a grupos. Y me topo con una historia de reivindicación y de sufrimiento racial brígida. También nos hacían leer la saga de Las Crónicas de Narnia, pero nunca me interesaron mucho. Sí me deslumbraban las historias sórdidas del gran Edgar Allan Poe y el maravilloso Crónicas Marcianas, del maestro Ray Bradbury. Ese sí que me encantó, y es un clásico de todos los tiempos. Puta que wen relato ese! Ahora que lo recuerdo, en la prueba me jui en volá y no me fue tan bien. ¿Qué saben los profes de inspiración literaria?

Mientras mis compañeros en el colegio se dedicaban a tirarse cáscaras de naranja, hacer que tocaban guitarra (los clásicos de Hotel California y algunas tonadas de Metallica, entre otros pocos) y las clásicas pichangas, yo me abstraía de la realidad con mi Walkman (se me cayó el carnet :p) con los cassettes de The Beatle sque estaba coleccionando, y ese cebollento pero atrayente relato del The Love Yu Make: An Insider’s Story Of The Beatles, o como lo conocí en español, Los Beatles: Una Historia Confidencial, del contador de la NEMS Meter Brown, quien fue inmortalizado en la letra de The Ballad Of John And Yoko (tarea pa la casa, encuentren la línea donde sale mencionado), junto con el periodista Peter Gaines. El libro está más bien documentado que la chucha, y es uno de los primeros intentos serios después de la biografía oficial que publicó Hunter Davies en 1968. Leí ese libro más de 2 veces, lo aseguro. M entretenía caleta. Más encima, pillé que casi todas las referencias bibliográficas que armaron el mega especial de la Rock & Pop Ruido De Liverpool (conducido por Iván Valenzuela y que duró siete apoteósicas jornadas de material oficial, inédito y de busquilla freak máximo) venían de ese libraco. Un esencial para la lectura rosa-escandalosa sobre músicos ídolos.

Igual me dan ganas de escribir un libro, pero aún no sé de qué mierda hacerlo. ¿Y si me baso en mi experiencia de vida para hacer un relato lúdico-afectivo? Bien sé que la propia vida es la mejor de las fuentes de inspiración para armar cualquier tipo de relato, pero ¿no será muy autorreferente? ¿Y qué mierda importa que lo sea? Claro que me gustaría no ser tan directo y usar metáforas. Tengo que crearlas y darles forma. Hace uso 4 años, ella me había dicho que sería la raja hacerlo, pero después me arrepentí. Ahora me dan ganas de retomar esa idea.

O mejor aún, escribir un libro sobre las mujeres de mi vida. Me encantan las mujeres (algunas palabras para ellas acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/8966723 ) y me gustaría dedicarle palabras a las que han pasado por mi vida. A las que he amado, a mis amigas queridas, a las que me han inspirado. Demás que ese sería un libro demasiado emocional, pero sé que se puede escribir de una manera que no sea melosa ni mamona. Es difícil, pero se puede. Con lo enamoradizo que soy yo, tengo inspiración, eso lo sé. Pero hay que encausarla para lograr el objetivo de inmortalizarla, y eso cuesta. Un maestro en eso fue Brian Wilson, y esa preciosa Caroline No, que cierra el Pet Sounds. Escúchenla con atención, es el tremendo mensaje directo, pareciera que le está mandando incluso.

¿Escribamos un libro? Escribamos un libro. ¿De qué? No lo sé aún. ¿Alguna idea? Los escucho. Más bien, los leo.

domingo, diciembre 23, 2007

Sobre Fother Muckers y los últimos shows del año.


Ahora que termina el año, sólo dan ganas de re-novarse un poco. De re-setearse re-plantearse, re-habituarse y re-ordenarse. Sobretodo el re-ordenarse. El ritmo acelerado nos deja como saldo pésimos hábitos alimenticios y de sueño, que combinados entre sí, pueden ser tu pasaje seguro al colapso nervioso. Las pastillas ya no sirven. La yerba ya no hace efecto. La coca puede que te deje más duro de lo que quieres. El trago te lleva del relajo a la catarsis y al hastío casi como un segundo. Como que todos e hace más soportable con un par de piscolas o un par de whiskachos en el cuerpo, eso dicen. Y, a veces, tienen razón.

Todo eso ayuda a que los ciclos normales del cuerpo se flexibilicen. El café nos ayuda a mantenernos despiertos. El copete, también a mantenernos despiertos, pero jugoseajndo. Como que se convierten en herramientas para combatir los espíritus nocturnos que te quieren derrotar en el sueño o en el colapso. Son armas con las que los combatimos como podemos, algunos mejor que otros. ¿Fumar? Claro que sí. ¿Bajarse cervezas? Por supuesto. Todo está permitido en la sobrevivencia en la noche, la misma que mis viejos no ven con wenos ojos. Los entiendo, de todas maneras.

Y los auténticos Fother Muckers… ayer salimos en la tele. Sí, en la tele. En el cable. En ViaX nos invitaron al Canal Copano Elige a hacer una presentación ahí, junto a los Teleradio Donoso. Debido a lo jodido que resulta producir el sonido en vivo pa al tele, y al poco tiempo disponible para hacerlo bien, había que hacer como que tocábamos. O sea, un cerdo playback. Nosotros no queríamos, peor había que hacerlo nomás. Y se nos ocurrió una idea demoledora: que alguien más hiciera que cantara por nosotros. Si lo vieron ayer (y en el par de repeticiones de hoy), pudieron ver cómo un niño hacía la voz del Pihuelo. Y funcionó! Fue una wena idea y todo anduvo de maravillas. Bonito debut en tele. Sería la raja verlo YouTube-ado. Si alguien lo ha visto, avise.

Esa foto es del show en la SCD, de septiembre pasado. Lo sé por el parche de bombo de la batería que dice “hola mamá” es de la batería de Carola, la chica que toca batería en D´Mulut, la banda de chicas que os invitaron a cerrarles el show ese viernes 14 de septiembre, día en que, de puro calientes, sacamos en el ensayo de la mañana la clasiquísima I Fought The Law, en la prueba de sonido la seguimos ensayando, y en la noche la debutamos con gracia y garra. La misma garra y gracia que tratamos de mostrar en ese show maravilloso del cual fuimos parte el jueves por la mañana, en la cárcel. Sí, nuevamente la hicimos, pero esta vez en calidad pro. Con sonidista (un saludo pa Felipe, eres un grande!!!) y mucha gente ayudando. En cosa de minutos, todo armado, listo para dar un show que preparamos especialmente para la ocasión. Weno, no era tan distinto a lo que hacemos siempre, solo que ahora le llevaría más cobres.

Y pasa el público a llenar el par de galerías que había. Y tocamos. Y tocamos. Y tocamos. Y aplauden. Y se ve que les gusta. Y hacemos cobres que los presos cachan de una. Y los presos ovacionan las referencias populares. Y saltamos. Y gritamos. Y hacemos duelos de guitarra. Y nos aplauden a rabiar (demás que parte de esa respuesta es para salir de la rutina del encierro, pero igual se nota cuando es una respuesta genuina). Y nos piden un bis, gritan “otra! Otra! Otra!” insistentemente. Y les damos un bis. Y nos piden otro. Y les damos otro. Y el Bozz se dirige a la guitarra para hacer un solo con los dientes. Y yo lo tiro contra el suelo. Y veo que hay sangre en la cápsula. Y dejamos la cagá con Héctor. Y la audiencia aplaude. Y escuchamos al grabación saturada que quedó. Y salimos todos juntos pa una foto que aún no veo. Y nos vamos de Santiago 1 satisfechos, pensando en recuperar energías para la noche, tenemos show en el Bar Onaciú, el mismo donde tocamos un jueves 19 de abril, la primera fecha con Marto en la batería. Esta vez, Marto tiene que tocar con Teleradio en otra parte. Tocaremos con Gonzi en el Onaciú.

Y en la noche se vino el último show del año. Y sonó bien, muy bien en verdad, pero el público no se volvía loco, sólo escuchaba atentamente y aplaudía cortésmente, como si estuviésemos en un salón. Y Viaje De Regreso salió espectacular, ahora sí que está sonando como corresponde. Y Explorador me conmueve y me dan ganas de cantarla. Y la intro de Daniela en clave “shadow cumbia” funciona con la guitarra vieja con la palanca nueva, la misma que le agrego otra perspectiva al solo final de Los Ases Falsos.. Y Jingle Bells como guiño antes de Aunque Todo Salió Mal quedó más linda que la chucha. Y, en medio de Fuerza Y Fortuna, nos acercamos todos en un círculo cerrado, como para darnos energías entre todos, en la última tocata del año. Y Fueron, en ese set final del año, sale la raja. Y quedamos contentísimos de una jornada de tocata doble. Y yo pensando en que este mes se pase rápido para volver a las pistas en vivo.

Y así será. Manténganse sintonizados.

sábado, diciembre 15, 2007

Sobre la vieja guitarra, el cielo limpio y otras yerbas.


Seguíamos dando vueltas por esos caminos empinados, aleándonos de la capital y con el rumbo completamente perdido. El interior del auto parecía un verdadero sahumerio con tanto humo de yerba. Es que no hay nada más la raja que empezar a carretear camino al carrete, dicen. Debimos habernos visto demasiado ordenados y relajados como para pasar no una sino que cuatro veces delante de los pacos y que no nos pararan. Si nos hubieran parado en el camino, nos vamos todos en cana.

El camino seguía empinado. “Vamos bien, es por acá cerca”, decía ella, la festejada. Pro el destino final del viaje no se aparecía nuca, o quizás se aparecía y ni nos dábamos cuenta. La camioneta cargada de gente extraña nos tiraba insultos por su inexistente asiento trasero. Demás que esos tipos debieron odiar la situación, todos congelados por el vientecito fresquito de una zona ya libre de smog capitalino. El aire fresco es capaz de quemarte los pulmones si tienes tu organismo lleno de mierda mezclada con humo de cigarro. Pero no de yerba, claro está.

Seguíamos fumando y dándonos vuelta. Y pasamos otra patrulla que paró a unos pobres desafortunados. Ya perdimos el rumbo, no hay nada que hacerle. Sólo queda tomarse un lugar cerca del río, donde se sienta prácticamente al lado; qué prácticamente, si la weá tiene que ser al lado! Sentir el río fuerte pasar ahí, en medio de la nada, es fuerte.

Y me enfrento a mi máximo temor: los lugares abiertos. Eso lo descubrí hace poco tiempo, también gracias a la yerba. Al bajar por ese pequeño camino hacia los restos de un río, con mucha piedra entremedio, sólo quería irme de ahí. Volar a mi casa, de haber sido posible. Pero no pude, y sólo me quedé con la certeza absoluta de que un lugar así, en donde cualquier cosa puede ser posible, me atemorizaba más que la mierda. Y ese mismo temor, aunque bien acompañado, volví a sentir junto a aquel río. Un cielo hermosamente despejado trataba de cobijarme, y yo no podía evitar pensar en irme. Esa extraña sensación de querer quedarme, pero la asfixia de un lugar abierto, invadían mi atribulada cabeza.

Pero para sanarme estaba la guitarra. Esa vieja guitarra que es mía pero no es mía para quedármela, sino que es mía sólo por un rato. La que ha estado dando vueltas años y años, esperando en su estuche imaginario. Ha recorrido la carretera de arriba hacia abajo, y ha traído una lágrima y una sonrisa, casi como si aunque todo salió mal voy a llorar de felicidad. Mientras más la toco, mejor suena, y llora cuando la dejo sola. En silencio, me espera. O quizás a alguien más, qué se yo. La vieja guitarra jamás ha buscado el oro. No la pueden culpar de mis errores, sólo hace lo que se le dice. Esta vieja guitarra, que tengo al lado ahora mismo. Y que estuvo conmigo ahí, al lado del río, cuando el resto de la gente buscaba hacer carpas gigantes sin poder levantarlas aún, y cuando el malvado generador traía lo urbano a ese mundo natural y hermoso, solo para traer civilización inútil.

This old guitar...


Comprendí el porqué de nuestra miseria como especie. Somos destructivos, somos una plaga, una enfermedad. Todo lo que nos rodea, lo destruimos. Lo hacemos trizas, lo descomponemos. No nos basta con la luz de la luna para ver, tenemos que encender una fogata o, peor aún, una ampolleta en medio de la naturaleza. No basta con los ruidos de la vieja guitarra, tenemos que poner música hecha casi con elementos artificiales, con cero madera ahí. “¿Qué te gusta de música?”, me preguntan. “Me gustan las canciones más viejas”, respondo. “¿Tan viejo como los Guns? ¿Cómo el heavy metal?”, me preguntan de nuevo. No sabía qué responder.

Para mí, esas cosas no van. Ni siquiera era prioridad tener plata para ir al concierto de Chris Cornell. Es mejor que miremos al futuro y no nos bañemos en nostalgia. Ojo, no es lo mismo que la reunión de Led Zeppelín el lunes, en Inglaterra. Ni la de Cream en contadas fechas hace dos años. Algo me pasa cone sas reuniones que las miro con otro prisma. Cornell mantendrá la voz, hará un excelente show y todo, pero su tiempo ya pasó. Nuevamente, lamento no haber ido a ver al gran Beck, que le tocó difícil ante un publico de adultos fomes que sólo querían nostalgia policíaca. Igual que los cabrso un poco más viejos que yo, que recordaban el Suprunknown a ojos cerrados, con el carisma de Cornell, pero no es lo mismo. Y nunca lo será.

Nostalgia...


¿Desvarío? Puede ser. Ustedes saben, este humo de incienso me está matando. Y todo para cubrir rastros.

Había más yerba, por supuesto. Perdí la cuenta de cuánto llevábamos fumando, parecía como que el mundo se iba a acabar. Quizás exagero, en todo caso. La vieja guitarra me vuelve a serena. Y me quedo con ella por mucho rato. ¿Me habré pegado? Probablemente. Me pasa eso de que cuando tomo una guitarra, no la suelto. Soy malo pa las fiestas, aunque lo he pasado bien en algunas. Peor con la guitarra en mano es mucho mejor.

“Me iré a recorrer el mundo, a conocerlo por completo”, dice una canción nueva que me encanta tocar. Debe ser de las letras más lindas que haya leído, casi me la sé de memoria. Hasta la podría cantar en alguna reunión solo con la guitarra, pro me encanta cuando estoy acompañado de mis bandmeits tocando. No hay nada en el mundo que supere la sensación de tocar en vivo. Weno, tal vez las mujeres se logren acercar a eso, pero son cosas totalmente distintas. A ellas las adoro, son lo mejor que nos pudo haber pasado. Las respeto y trato de entenderlas. Les dedico caracteres en este espacio. Les dedico canciones. Las escucho con atención. Trato de entenderlas, aunque me demore un siglo en hacerlo.

Ya son las 7 y media, y todos acá al lado del río duermen. Tengo que irme. En la noche tocaremos. Menos mal que pasó un colectivo casi al toque. Al parecer, tengo suerte. Debe ser la vieja guitarra. O la revista. No lo sé todavía. Sólo sé que debo seguir escribiendo y tocando. Escribir y tocar.

viernes, diciembre 07, 2007

Sobre Fother Muckers en el Barabajo este sábado y otras yerbas.


Nuevamente me pasó. Mi situación actual de pseudos-bancarrota y mi falta de contactos me impidieron asistir a uno de los shows más esperados de todos. No todos los días viene Beck a Chile, y menos a tocar en el Estadio Nacional. Cuando me enteré que venía, sabía que sería un infalible. ¿Qué telonero? ¿Qué “soporte”? ¿Qué va a tocar “solo” una hora? ¿Que lo utilizaron como “gancho” para atraer público más joven a un show que, como podía esperarse, sólo atrajera a los “adultos fomes” de nuestra sociedad pacata? Todo eso importa un carajo. Beck es seco, y da shows increíbles. Punto.

Una muestra del show de Beck, gracias a la audiencia...


Esta ausencia al show de Beck es una más de mis amargas experiencias con frustradas idas a shows bakanes, truncadas por la falta de recursos o de oportunidades. ¿se las cuento? Como que lo tengo medio atragantado… pero gracias a que soy cachurero y guardo archivos de todas las weás que he escrito por estos lados, recurriré al copy/paste en un par de ejemplos nomás:

-Me perdí el de Paul McCartney: “Se corrieron muchos rumores de que, por la lenta concurrencia (que ya hacía prever que sería escasa) McCartney no se presentaría. Sin embargo, Paul mismo desmintió esos rumores en un despacho en directo para Rock & Pop, casi a las 8 de la tarde. Yo lo escuché por radio, solo en casa, y demasiado triste como para salir: tenía apenas 12 años para ese concierto, y NADIE me pudo acompañar: mi papá tenía que hacer clases, mi mamá debía llevar a mi hermana menor a uno de esos típicos actos de cierre de año en su colegio, y ningún tío podía acompañarme. Seguí la cobertura en mi casa por la radio. Así me enteré que, finalmente, llegaron 50 mil personas al Estadio Nacional, y que el concierto no partiría a las 21 hrs, como estaba anunciado, sino que a las 22:15 aprox, para que la gente alcanzara a llegar”. Vea el texto completo, si gusta, acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/8906900 .

-Me perdí el del troesma Dylan: “Lamentablemente, el destino jugó en mi contra y no pude ir por varios motivos. Aunque podía comprar la entrada de 35 mil pesos de platea baja, debí quedarme en casa: mi papá tenía que hacer clases en la noche, mi mamá cursaba segundo de Derecho y tenía clases en vespertino y alguien tenía que ir a buscar a mi hermana menor al colegio. Esa pega me tocaba a mí y no encontré a nadie para que me reemplazara. Me quedaba el consuelo de que al menos lo transmitirían por la radio o que el canal R&P lo grabaría. En un despacho del programa "Plaza Italia", informaron que Dylan prohibió el registro oficial de audio y video de la presentación. Sólo los que fueron supieron lo intenso e inolvidable que estuvo. Lewin, en su tribuna de Rock y Guitarras de ese entonces, pasó casi un mes diciendo a diario lo espectacular del concierto del troesma. Creo que todavía lo menciona, si le preguntan”. Si quiere ver este texto completo diríjase acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/8378009 .

Ay, los recuerdos. Con ese par de ejemplos dejo bien en claro la frustración por no haber ido a tan magnos eventos, a shows importantes en la vida de un rayado de la música como yo, y como varios de nosotros. Ese show de Dylan era único, y habérmelo perdido por algo tan absurdo como lo que describí me hace lamentarlo aún más. Pero weno, shit happens…

Lo que va a estar totalmente imperdible es el show que los auténticos Fother Muckers daremos en el Barabajo, un agradable y muy piola local del barrio Concha y Toro, ese que queda cera de plaza Brasil acá en Santiago. El barrio Concha y Toro es uno de los cuadrantes más lindos que ha ofrecido la arquitectura capitalina. Con sus calles empedradas y antiguas mansiones, el barrio refleja la riqueza y elegancia de comienzos del siglo XX, ese Chile que explotaba a más no poder el salitre y que se daba la gran vida. Un arribismo de mierda, pero que dejó bella arquitectura. Algo es algo, menos mal.

Para el Barabajo, un local ubicado casi en un subterráneo y que invita a los ambientes más íntimos y no de estadios, tenemos preparado un show semi-acústico (digo “semi” porque habrá alguna guitarra eléctrica conectada, y un bajo eléctrico todo el rato), con guitarras de palo, arreglos de todo tipo, invitados y sorpresas, muchas sorpresas. En verdad le hemos puesto empeño al set que hemos preparado. Será todo un deleite que no se pueden perder. Y aquí les va la info dura al respecto:

SÁBADO 8 de DICIEMBRE
FOTHER MUCKERS EN BARABAJO
Erasmo Escala 2185
Barrio Brasil
A las 11 de la noche
Entrada: 2 mil pesos

Si quiere concursar por una entrada doble, responda con ingenio la siguiente pregunta: si tuviese una máquina del tiempo, ¿qué uso le daría? Mande su respuesta al fmuckers@gmail.com . Ganará la mejor de todas las respuestas que veamos.

Ya lo sabe. Vaya al Barabajo este sábado 8. Va a estar re weno, lo juro.

sábado, diciembre 01, 2007

Sobre "Dios me respeta cuando trabajo, pero me ama cuando canto".


“God respects me when I work, but he loves me when I sing”

Nunca me había topado con esa frase antes, hasta comienzos de abril de este año. Y todo gracias, era que no, al viejo y querido Neil Young. Por estos milagros de la democratización de la tecnología, logré acceder rápidamente al DVD que venía con el volumen 3 del siempre postergado Neil Young Archives (caja gloriosa que, de salir, contendría unos 8 CDs y unos 2 o 3 DVDs, abarcando los primeros años d la carrera de Neil), lo correspondiente al en vivo acústico en el Massey Hall de su natal Canadá, grabado a comienzos de 1971, en mediod e su gira solito con guitarras de palo y piano, cons ets compuestos en su mayoría de canciones nuevas.

Una de ellas es la bellísima Journey Through The Past. Y en el video que está en el DVD, al llegara ese track específico, y justo previo a que el viejo Neil cantara “well, I’m going back to Canada, on a journey throught the past”, aparece en un compuesto previo de imágenes un plano sencillo a una pared de madera, que tenía un papel pegado con esa bella cita del escritor bengalí Rabindranath Tagore, “Dios me respeta cuando trabajo, pero me ama cuando canto”. Cuando lo vi ahí, en ese material de archivo, tan de casualidad, me quedó grabada de inmediato.

Journey Through The Past...


La búsqueda espiritual y hablarle el sentido a la vida es la principal de nuestras tareas como seres humanos acá en el mundo. La búsqueda es el motor del movimiento del alma, le da sentido a nuestros pasos a cada segundo y nos mantienen inquietos, sin posibilidad de estacionarnos y caer en la mediocridad y el conformismo propios de la civilización occidental. Tagore fue escritor, poeta y filósofo bengalí, que le hacía a todo: actuaba, hacía música, escribía tanto relatos cortos como bellos poemas, obras de teatro… Tagore era un renacentista y un tipo con mucha inquietud espiritual, que incluso hasta fue anfitrión de Ghandi en algún momento.

Hay algo inexplicable en la canción como herramienta para comunicar sentimientos, siendo casi el mejor vehículo para expresarlos. Aún no tengo claro qué es lo que exactamente tiene, y de saberlo sería una máquina de hacer canciones. Aún no logro dar con mi forma de componer tranquilo, debe ser porque mi mente está dispersa en un millón de cosas, tratando de cumplirlas todas, pero con poco tiempo para atender otras cuestiones importantes. Trato de hacerme siempre el tiempo, pero a veces simplemente al día le faltan horas. Tal vez no.

Pensándolo bien, la frase de Tagore tiene muchísimo que ver quizás con el cómo veía la música y el arte el gran George Harrison, quien partió de este mundo hace ya seis años. Para el Dark Horse, tocar era un deleite, aunque en el escenario siempre se le vio más bien tímido. Su música es sencillamente hipnótica, sus intenciones a la hora de escribir eran sinceras y la atemporalidad de sus canciones lo comprobaban. De hecho, ese gran disco póstumo que es el Brainwashed tiene un tono tan calmo, como si George hubiese puesto su mano desde el más allá para iluminar a su amigo Jeff Lynne y lograr lo mejor para esas canciones y grabaciones y sacar el disco. Sólo luz hay en el Brainwashed.

Un wen amigo de George, el troesma Dylan, también ha dedicado su vida a la búsqueda del alma. La búsqueda espiritual, el sentido de la vida y las múltiples transformaciones que esto acarrea. Algo que, espero, quede bien reflejado en I’m Not There, la biopic que realizó Todd Haynes sobre Dylan, con 6 diferentes actores para representar de mejor manera los múltiples cambios en Dylan como persona, artista y agente de cambio circunstancial. Ya se estrenó en gringolandia, pero acá no pasa ná. Me pregunto si la estrenarán en el cine, pero se ve improbable. Lo más seguro es que la podamos ver antes en DVD, cuando salga en Zona 1 y gracias a los clubes del centro, que traen las películas altiro y que tienen decenas de miles de títulos. Así que de verse, se va a ver.

El mismo Neil Young tiene su lado acústico amable y espiritual, pero su búsqueda lo ha llevado hacia otros lugares distintos al troesma Dylan, desencadenando más en mensajes íntimos y confesionales acompañados de música sencillamente sobrecogedora. No es “el Dylan canadiense” como he visto en más de una ocasión por ahí. Sólo es una de esas pocas almas que su camino lo va reencontrando una y ora vez con su esencia, sin abandonar aquello que lo ha acompañado desde el comienzo de sus días: el desapego por lo terrenal y el abrazo al recogimiento, el ser un verdadero poner y escapar del ruido mundano. El rancho Broken Arrow es casi un santuario en el que el viejo y querido Neil Young aún vive y conserva como refugio.

Si Dios existe, ¿nos respetará cuando trabajamos? ¿Nos amará cuando cantamos? ¿Acaso Dios tocará guitarra? Al menos, es un deseo bienintencionado. Casi como que no importa tener el rostro dibujado.

Bonus track antojadizo...

sábado, noviembre 24, 2007

Sobre la nueva palanca en mi vieja guitarra.


Cuando partí con este espacio, nunca pensé que iba a durar tanto ni que iba a escribir tanta weá junta; más bien, tanta weá agrupada en montoncitos de cinco mil caracteres. Y acá estoy, redactando este texto número trescientos cincuenta y seis (para los que se marearon con las palabras, 356), tratando de hablar sobre algo pero con la foto pa subir ya lista.

Ahí me ven. Weno, no me ven a mí tan directamente (la foto donde salgo más feliz que la chucha está en el otoló de los auténticos Fother Muckers, http://www.fotolog.com/fothermuckers/23615911 ), pero igual le spuedo asegurar que estaba disfrutando de un gran momento. Yo ya hablé (escribí, en verdad) más de alguna vez sobre mi fascinación con el tipo de guitarra Old Black, la legendaria Gibson Les Paul Gold Top que el viejo y querido Neil Young le echó mano, alteró, cambió cosas, la pintó de negro y le puso un vibrato trémolo Bigsby tipo B7 (disculpen la jerga de nerd guitarrero, pero me emociona contar estas weás :P). Weno, de eso me referí en un texto que llamé “Las guitarras de mi vida”, http://www1.fotolog.com/hecrock41/8860560 . Y siempre soñé con acercarme un poco que sea a ese concepto de guitarra, ese cuerpo Les Paul con la palanca tipo Bigsby, por más improbable, ilógico, inaudito e imbécil que sonara.

Para muestra, un botón: el viejo y querido Neil Young haciendo una del troesma Dylan...


Hasta que llegó la hora de tener una palanca tipo Bigsby para mí. Yo la veía lejana porque la legítima es demasiado cara, de al menos unas 120 lukas que no tengo simplemente. Y yo pensaba con la lógica de que mi vieja guitarra no es una Gibson Les Paul como pa andar comprando un Bigsby caro y legítimo; como que, sencillamente, nos e justifica nomás. Siempre contemplé el ponerle una palanca alternativa, que me diera la posibilidad de experimentar con sonidos y cosas así (nuevamente jerga de nerd guitarrero :p). Pero se veía cada vez más lejana la posibilidad. ¿Cuándo mierda iban a traer una de esas cosas por estos lados?

Hace un par de semanas la pillé en una de esas tiendas de San Diego dedicadas a instrumentos, equipos y piezas de todo tipo para el músico o el aspirante a músico que esté trabajando a diario pa lograrlo. Para mi sorpresa, ahí estaba la palanca tipo Bigsby, pero no la B7 que usa el viejo y querido Neil, sino una tipo B5, que no tiene la extensión hasta el borde de la guitarra. A mis ojos, ese detalle daba exactamente lo mismo. La esencia del Bigsby (sin ser Bigsby legítimo, obviamente) estaba ahí, esperando a que yo me la comprara. Me acuerdo que me faltaba apenas una luka. Al día siguiente, volví, y el tipo de la tienda ya sabía de inmediato que yo iba a buscar la palanca.

Eso fue hace un par de semanas. Y quedaba sólo instalarla, pega de luthiers de guitarra y verdaderos artesanos de la madera. Pero es una pega que, obviamente, cuesta sus wenas lukas, por lo menos 15 mil pesos chilenos que puta que están devaluados en estos tiempos. Ese trabajo es casi de joyería y de alto riesgo por lo demás: como el trémolo en cuestión se pone literalmente “encima de la madera”, corres el riesgo moral de matar a la pobre guitarra. Imagínense una guitarra perforada por un taladro y destrozada en casi mil pedazos. El trabajo d einstalar el trémolo había que hacerlo bien.

Y en eso me ayudó mi banmeit Martín Del Real ayer en la tarde. Como la gran ventaja de que el trémolo vaya arriba de la guitarra lo hace más “manejable” (aunque con gran riesgo igual), decidimos arriesgarnos y trabajar para instalarlo en la vieja guitarra. Total, no había absolutamente nada que perder. Había taladro para hacer agujeros esenciales a la hora de meter tornillos, teníamos las herramientas necesarias para atornillar, alicates, llave inglesa, tuercas… todo lo necesario para maestrear como Dios manda. Ah, y cómo olvidar el mencionar la ayuda de esa gran herramienta llamada Internerd. Entre fotos, textos, guías, foros y videos de lutiers gringos que se peinan pa instalar Bigsby como si fuese una pichanga dominguera, el asunto tenía toda la cara de salir favorable.

Un videiño mostrando la instalación de un Bigsby...


Después de un en rato midiendo, calculando, taladreando, eligiendo los tornillos precisos y demases, estábamos listos para instalar las cuerdas y ver cómo funcionaba el asunto. En el camino, quedamos asombrados de lo linda que se estaba viendo esa vieja guitarra de cuerpo Les Paul y de marca Samik que tantas alegrías me ha dado en la vida. Había algo que me hacía verla como si fuese nueva. La custión funcionaba, sin dudas.

El último paso llegó: las cuerdas, una por una, instaladas en la vieja guitarra con un nuevo aire refrescante. En un momento, pensamos que nos estaba faltando algo. El momento crucial de la instalación del trémolo es poner el muelle (un resorte que permite la movilidad y el funcionamiento de la palanca misma). Sin las cuerdas, la palanca queda demasiado levantada. No queda como en las fotos e imágenes que he visto siempre!, pensaba un yo asustado como cabro chico a punto de toparse con Maikol. Pero, afortunadamente, asociamos el poner las cuerdas como el paso final y el que llevaría a tener todo el trabajo listo. Y así fue: la palanca con su muelle terminaron cediendo tal y como se decía en todos lados, y la guitarra quedó lista con su nuevo ingrediente.

Ayer la probé. ¡Nos quedó la raja! Ese trémolo maneja subidas y bajadas de tonos con una facilidad que aún me sorprende. Va a ser una gran compañía en vivo, junto con mi querida Epiphone Casino. Muy pronto la estaré re-estrenando a la vieja guitarra. Atentos a las novedades en http://www.fotolog.com/fothermuckers . Y sigan pasando por el My Space, http://www.myspace.com/fmuckers .

Y el sticker de Weichafe sigue ahí, debajo de la base del trémolo. Ese no se va nunca, es parte del espíritu de la vieja guitarra.

domingo, noviembre 18, 2007

Sobre Tarantino, apasionados y eternos adolescentes.


¿Han cachado la ya clásica imagen (que puede ser cliché si se quiere, pero no lo es) del típico pendejo freak, de gustos y costumbres freak, que durante sus años de adolescencia pasó muchas, muchísimas horas dedicado a sus gustos, a sus aficiones, a su pasión? Más que ser un nerd o un perno, esta gente es entusiasta por naturaleza y desarrolla su pasión d manera casi enfermiza. Al menos, para la percepción “normal”.

¿Qué es lo normal? ¿Que de adolescentes se deba carretear en fiestas escolares? ¿Agarrarse minas? ¿Vanagloriarse de tus fantasías que ni siquiera son realidad? ¿Cumplir con todos los “deber ser”? ¿Ser popular en el colegio? ¿Qué te considere tu entorno social al cual no perteneces del alma? Todas esas frivolidades que ocurren en ese lapso de tiempo en que adolecemos de muchas cosas y en el que vamos formando la personalidad. Una adolescencia que, a veces, sencillamente no se vive bajo los cánones comunes y socialmente aceptaos, sino que se experimenta tarde, y luego de haber pasado el umbral del éxito, del momento en que todas tus ambiciones, obsesiones, fanatismos y demases te empiezan a dar el pan de cada día. Y te inscriben en los libros de la historia mundial. Como le pasó al tipo que ven retratado en la imagen, Quentin Tarantino.

Para nadie es un misterio el ascenso en público de la figura del gran realizador de los últimos 20 años. Y su principal gracia es el no calzar con el prototipo de cineasta intelectualoide, conceptual y complejamente enredado. No es que esté criticando ese perfil, por cierto. Sólo quiero acotar el hecho de que Tarantino venga de un lado completamente distinto, si no de las fuentes, sí de la dedicación y la fascinación por ellas. Para un tipo que pasó toda su infancia y parte de su adolescencia sin hacer amigos en el colegio y que se dedicaba a jugar con sus monos de GI Joe e inventarles diálogos con palabrotas, ver televisión casi todo el día o ir al cine, es ahora cuando Tarantino disfruta como cabro chico de aquellas cosas que nos importan tanto teniendo 15 años. Y todo hecho bajo el prisma de la pasión desmedida. Si Tarantino, ya de cabro chico, sabía que podrían venir cosas grandes en el futuro. Los típicos sueños que uno tiene.

Para Tarantino, la televisión fue determinante para su visión del mundo, siendo niño durante la primera mitad de los 70. Según ha contado el propio director, la guerra de Vietnam y el caso Watergate supusieron un golpe doble que destruyó la fe de los norteamericanos en su propio país. Los mejores relatos de antihéroes y “perdedores” son de esa época post crisis de Watergate. Taxi Driver, obviamente, una de las mejores y una de las influencias en la mente del niño Tarantino, junto a las pesimistas epopeyas de zombies de George Romero, o la considerable cantidad de películas sobre Vietnam que se filmaban una vez terminada la guerra. A la mezcla, obviamente, hay que agregarle mucho Godard.

Un perfil de Robert De Niro, por el fan Tarantino...


Tarantino era tan apartado de lo socialmente normal que ni siquiera terminó el colegio, y no por falta de capacidades, sino porque sentía que no le entregaba nada más. No salía a carretes adolescentes, no tenía amigos ni vida social ahí y era lo que en todas partes se conoce como un weon raro. Y como todo weon seco, dejó el colegio para ponerse a trabajar y encontrar su destino. Y se inscribió en actuación para sacar a ese performer histriónico que siempre llevó dentro.

Sin embargo, al revelación vendría en uno de los puestos más freak de todos: atendiendo un videoclub llamado Video Archives. Y aquí Tarantino sencillamente pulió todo aquello que fue fomentando desde pendejo: el gusto desquiciado por el cine y las películas. Tarantino era de esos tipos que organizaba ciclos de películas en el videoclub, junto a su socio y consejero espiritual Roger Avery. Si él te atendía en el videoclub, era capaz de recomendarte películas y guiarte en una larga carretera de films que podían cambiar tu vida o, al menos, podían hacerte pasar un wenísimo rato. Su única preocupación era el cine, le interesaba absolutamente TODO el cine. De ello, dio cuenta el realizador español Álex De La Iglesia en una entrevista: en una cena que compartieron, Tarantino le preguntó a De La Iglesia si acaso sabía donde conseguir la copia en 35 mm de una película de Sevilla de 1973, película que De La Iglesia ni siquiera sabía que existía. Así de brigido. Al segundo plato, el director español se quería ir, ya que no aguantaba más la conversa de puro cine de un, según él, desquiciado personaje. “Quieres conocer a la persona, y descubres que la persona es sólo cine”.

De La Iglesia sobre Tarantino...


¿Desquiciado? ¿Zafado? ¿Freak? Son formas de verlo. Pero lo de Tarantino va mucho más allá de eso. Para gente como él, la pasión por lo que aman es lo que las lleva adelante. El entusiasmo los conduce en cada paso que dan y se les nota. Hablarán aceleradísimos y serán un torrente explosivo de verborrea, pero se les nota en la cara que loe sán disfrutando. Que siguen siendoc abros chicos en ese sentido, que no pierden la capacidad de asombro ante nada y que siempre habrá algo que esperar de ellos.

Del videoclub al tras la cámara. De ver películas a hacerlas. Así podríamos estar pensando en un montón de casos en que un fan, de ser un espectador como tantos otros, a estar al otro lado de la calle. A subirse al escenario. A sentarse en la silla de director. A contar historias.

Y ustedes, ¿conocen más casos de gente así de apasionada por lo que hacen? Parece que son pocos en este mundo cargado a la mediocridad, el intelecto mal entendido y la conformidad de la derrota. Pero de seguro existen más tipos como Tarantino por ahí.

Comente.

domingo, noviembre 11, 2007

Californication.


Primeros minutos de una nueva serie: un coro celestial claramente reconocible (el que da la intro de You Can’t Always Get What You Want, de los Stones) precede a la irrupción de un convertible, de donde baja un tipo con pinta de recién entrado en sus 40, prácticamente viniendo de algún prendidísimo carrete de la noche anterior, y de seguro con caña del alma. Entra a una iglesia y deja el pucho en una fuente de agua. De inmediato, desafía a la imagen de Jesús crucificado con un “Ok, esto es entre tú y yo. Nunca habíamos hecho esto, pero tiempos desesperados piden medidas desesperadas”. Lo interrumpe una joven monja, a la cual le confiesa que está en crisis. Es un escritor y ha perdido la inspiración para escribir. Ella le ofrece dos soluciones: algunas oraciones o sexo oral. El confundido escritor en crisis, más confundido aún con semejante invitación, y tras ver que la joven monja ya se ha removido toda túnica posible y muestra todos sus atributos. El escritor acepta…. ¿está pasando de verdad o es tan sólo una fantasía?

Así parte la nueva serie que la cadena Showtime ofreció en el verano recién pasado en gringolandia, y que terminó la semana pasada (gracias a esa maravilla llamada torrent, la pude ver completa durante este fin de semana). Se llama Californication (sí, tal cual como el disco de los Red Hot Chili Peppers) y, con semejante primeros 2 minutos, podríamos pensar fácilmente que es una serie que sólo trata de sexo, de temáticas que ni siquiera se tocan en los medios y la exploración de los límites de la decencia que podría permitir una producción en TV pagada. Pero Californication no trata sobre sexo, sino con algo que da para pensar mucho y que lo tenemos tan obviado que nos parece normal: la eterna dualidad moral en que siempre ha estado la civilización occidental, con la modernización y la búsqueda de la felicidad malinterpretada como la satisfacción del aquí y ahora. Y la muestra de manera atrevida, irreverente, jugada y arriesgada en sus formas. No por nada, dicen que es de lo más pornográfico que se pueda ver por la TV, sin tener el premium.

Trailer...


Californication nos muestra la vida de Hank Moody (David Duchovny), un escritor que vive en Los Angeles, la Sin City que ha inspirado más de alguna notable canción que retrata estos mismos temas que la serie. Hank tiene bloque y no ha podido escribir ni siquiera una palabra en años. Su último libro publicado, una novela existencialista llamada God Hates Us All (sí, otra referencia rockera… tarea pa la casa) que fue adaptada al cine y convertida (más bien, destruida) en una mamona comedia romántica llamada Crazy little Thing Called Love, protagonizada por “Tom y Katie”.

Hank sabe que al hacer ese sucio trato con Hollywwod, su vida fue a la mierda. Trata desesperadamente de mantener contacto con la familia que perdió: su hija de 12 años y su ex novia, a punto de casarse. Hank está asqueado con su vida, con el cómo se le han dado las cosas. Se siente usado y decepcionado, buscando el placer y el adormecimiento. Y en eso se le va la vida, entre tanta mujer que se le cruza por delante, tanta juerga de la cual participar y tanta vida por tratar de re-orientar. El escritor sigue ahí, solo que dormido e imposibilitado de siquiera escribir tan solo una línea.

Hank Moody tiene mucho de un gran autor llamado Charles Bukowski, quien en verdad se llamaba Hank Charles Mukowski. Pero el Hank de Californication vendría a ser un Bukowski de clase alta, sin pasar las pellejerías por las que pasó Bukowski en la vida real. Recién fue famoso a los 50 años con su primera novela, previo haber pasado por pegas indignas y un empleo horriblemente rutinario en el correo. El Hank de Californication claramente no pasa por eso, pero los paralelos son bastantes: sexo, drogas y rocanrol. Alcohol hasta el cansancio. El desfile de chicas en la cama, sin ninguna posibilidad de exigir anda salvo un wen polvo y listo. El frenesí sexual no es más que una respuesta a la decepción y a la frustración; las cosas no resultan como uno creía y el mundo que una vez conociste como mundo se destroza.

Ese Los Angeles maldito que tanto odia Hank Moody es el mismo Los Angeles que ofrece un camino rápido al éxito con el intercambio de tu alma a sistema. Si lo consigues, te pierdes para siempre. Aunque no todo está perdido. En Californication también podemos ver el esfuerzo que hace Hank por salir de su asqueada vida. Sabe que necesita la salvación, y que esta viene de la mano de recuperar lo que antes tuvo. La serie, más que tratarse de sexo y desenfreno, trata de la búsqueda de la redención. Es una historia de amor, desencanto y búsqueda de segundas oportunidades. Hank Moody, con todas las diferencias que una ficción tiene de la realidad, representa a todos aquellos que lo han perdido todo en lo afectivo por el ritmo acelerado del éxito y la carretera descendiente.

El desenfreno que muestra Californication no es para escandalizar, sino que para graficar de manera coherente este tipo de vida, tan al filo en lo emocional y, a la vez, tan entrañable que nos hace necesariamente sentir empatía por lo que estamos viendo. Es como lo que pasa con Leaving Las Vegas: ese viaje hacia el infierno, con el anhelo de encontrar un milagro salvador que probablemente nunca llegue. Pero Hank sigue manteniendo la ilusión de recuperar lo que alguna vez dio por sentado, esa estabilidad tan cotidiana que le perdemos la importancia. Y eso siempre será interesante de ver en la pantalla.

viernes, noviembre 09, 2007

Yo Soy Weichafe.


Sábado 4 de agosto, afueras del Galpón Víctor Jara, 9 de la noche: una extensa fila de gente va pasando de manera ordenada, y todos con una sonrisa en los rostros, sabiendo que tendrían la posibilidad de ser inmortalizados en un registro audiovisual. La cita, obviamente, era la grabación de un show en vivo. Más bien, un show en vivo que sería grabado. El show de Weichafe, celebrando sus 10 años de carrera con la grabación de un show en vivo de largaduración.

Lo de largaduración se tradujo en un show de tres horas, separado prácticamente en tres bloques: el primero, uno show con puro material de hits y singles: canciones cortas e intensas, reconocibles caballitos de batalla y demases; la segunda parte, el intermedio acústico, con delicados arreglos; y la tercera, la vuelta a los himnos y los cierres gloriosos (casi como un “lote de chaos” si se quiere”. En esa velada histórica nos e dejó anda al azar y se registró de manera íntegra.

¿El resultado? De las 30 canciones que se interpretaron en el show, 19 de ellas terminaron en el CD y 24 en el DVD, formando un pack llamado “Yo Soy Weichafe”, el que se puede encontrar en todos lados desde la semana pasada. El quinto disco de la que, a mi juicio, es la mejor banda de Chile funcionando en este momento. Sus 10 años lo acreditan; su ética de trabajo los refuerza; su entrega en vivo es la mejor que tenemos por estos lados; su evolución musical se nota en cada disco y no piensan en ceder. De todas formas, son un ejemplo a seguir. Si no a seguir, al menos un ejemplo que respetar. Y ellos parten por respetar a su público, poniendo el foco en ellos para su quinto disco. De hecho, tres de sus fans aparecen en la portada, representando a las distintas generaciones a las que llega Weichafe.

Todo se dio para que este quinto disco haya sido en vivo y se haya concretado uno de los deseos del grupo de hace años: el poder plasmar en un registro ese poderío que tienen en sus shows desde que existen como banda, algo que los discos de estudio cuesta que logren dar cuenta, porque son cosas de naturaleza distinta nomás. El disco en vivo es un momento que, por más preparado y “a prueba de errores” se produzca, aún capta un momento único e irrepetible: el éxtasis y el goce del momento, la ausencia de fórmulas probadas y la apuesta total por el aquí y el ahora. El entregar tu alma y tu vida ahí, arriba del escenario, y que la gente participe de esa entrega, todo en perfecta sincronía. Cuando eso sucede desde el plano de la honestidad, conmueve. Y mucho. Angelo Pierattini, Marcelo Da Venecia y Mauricio Hidalgo saben lo que es estar ahí, al pie del cañón. Y es ahora cuando reciben los frutos del respeto y el reconocimiento.

Eso es lo que recorre el CD/DVD en vivo de Weichafe. Canciones que ya se han convertido en himnos quedaron inmortalizadas como jamás podrían haber quedado en estudio: Pan De La Tarde, la apertura gloriosa de Salvador, la renovación con Me Voy A Encerrar; el par de perlas prístinas que son Silencio y Tres Puntas; y la potencia aguerrida de Ripio Y Soledad. Todas las antes mencionadas van en el primer bloque, el de entrada, el del golpe certero con el cual partir, y el que deja con la suficiente energía para que la gente mantenga sus espíritus en alto y se recoja un poco con lo que sigue.

Els et acústico, un lujo como pocos. Para los que seguimos a Weichafe de hace años, sabemos que lo acústico forma parte importante de sus puestas en vivo, y es ahí donde los músicos juegan más con las formas y las maneras de tocar. Y para la ocasión especial, invitados en la cuerdas: (Isabel Vásquez en la viola y Leo Guzmán en el contrabajo) dieron toques majestuosos a piezas clásicas y emblemáticas del repertorio de Weichafe como Dios Es Sólo Para Algunos, De Espalda Al Cielo y las Cosas Simples, casi como dictando cómo tocarlo de manera óptima, pero completamente integrados a la dinámica del grupo.

La tercera parte, el poderío total en postales para el recuerdo: el ritual de palmas para 5:30 AM, la atmósfera de ruido y potencia en Tierra Oscura Del Sol, aire fresco en la siempre inquietante Sí, Me Saqué Los Dientes; lo frenético de Cuesta Respirar; la siempre pedida y pocas veces tocada Suerte; el ritual del respetable en Suicidio General; la luminosidad de Respiro La Luz Del Sol; la confirmación de himno de No Soy Malo, renovada con el frenesí de Festín De Muecas; el cierre de lujo de Hazme Dormir; los agradecimientos de la banda al público que siempre los acompaña; los gritos; los coros; los “Chi chi chi, le le le, Weichafe de Chile”; el “cumpleaños feliz” cantado por la gente a los Weichafe al final del show; los aplausos; los “muchas gracias”… tantas imágenes que se pueden ver una y otra vez en el DVD, filmado en HD y con sonido 5.1, como para ir cambiando el estándar de la aun escasa videoteca musical de Chile.

En el DVD, además, viene un documental de 20 minutos en que podemos apreciar la evolución musical de la banda en estos 10 años de carrera, con un repaso por todos sus discos de estudio y las luces de la elección del primer single del disco en vivo: Pichanga. Un documental del cual fui parte: elaboré el guión periodístico, entrevisté a los cabros del grupo y conversamos de muchísimas cosas. Un resumen de uno de los aspectos tratados compone el documental.

Hoy lo están lanzando con fusión doble en el Galpón Víctor Jara. Demás que pueden ir a darse una vuelta por ahí, a las 21 o a las 23 hrs. Yo lo haré. Y disfrutaré tanto como las veces anteriores. Es que con Weichafe no hay errores, sólo un ser tú mismo. ¿Qué puede salir mal si eres tú mismo? Weichafe la tiene clara al decir “Yo Soy Weichafe”.

PD: Revisando los archivos, me encuentro con otros texos weichaferos. Acá les dejo los links, por si los quieren re-ver:

sobre rock nacional un dieciocho: http://www1.fotolog.com/hecrock41/8654031 ;
show en vivo de fines de 2005: http://www1.fotolog.com/hecrock41/8654031 ;
Weichafe en la Sala Master: http://www1.fotolog.com/hecrock41/9580294 ;
comentario de Pena De Ti: http://www1.fotolog.com/hecrock41/9792005 ;
Weichafe en el Quieres Rock Vol 1: http://www1.fotolog.com/hecrock41/9929777 ;
comentario de Harto De Todo: http://www1.fotolog.com/hecrock41/10454810 ;
artículo de lanzamiento de Harto De Todo: http://www1.fotolog.com/hecrock41/10454810 ;
sobre el show de celebración de los 10 años: http://www1.fotolog.com/hecrock41/12491350

jueves, noviembre 01, 2007

Sobre el goce de tener el primer disco en nuestras manos.


He estado pensando mucho en mi travesía de vida, particularmente en los últimos 10 años, que han visto en mí tantas caídas como aciertos. Hace 10 años, incluso menos, hace unos 3 años, jamás me hubiese imaginado el tener un disco propio en mis manos. El primer disco, el que estamos mostrando en la foto que subo en esta ocasión, con la formación completa: yo, Marto, Pihuelo y Simao.

Tengo 26 años y, según lo que dicta el libro del “deber ser” de alguien que egresó del Instituto Nacional (particularmente, de un cuarto medio matemático), en este minuto debería haber estado titulado y trabajando en alguna empresa, como Ingeniero, haciendo mucha pero mucha plata, cambiándome de casa a un departamento top, comprándome auto del año, pensando en casarme y siendo “emprendedor y digno”. Los dos últimos años como un colegial fueron muy difíciles, y difícilmente puedo guardar un wen recuerdo del colegio. No tengo insignias pegadas en la mochila ni voy a los primeros días de clases a cantar ebrio el himno del colegio. Pero el puto colegio te planta ideas fijas en la cabeza.

Sin embargo (y por suerte), instintivamente, elegí el camino de la realización personal y la felicidad. A punta de tropezones y años perdidos tratando de seguir una carrera que mi “deber ser” me dictaba a seguir, mi vida a los 22 años se estaba volviendo una mierda. Tal como dice la letra de Powderfinger de Neil Young, “tenía 22 años y me preguntaba qué hacer”. Una crisis heavy, que me llevó a tomar la decisión de salirme de la Ingeniería que me carcomía el ser cada día y tomar un nuevo rumbo: periodismo. Partir de cero no es fácil, pero implica automáticamente limpiar el organismo, limpiar el alma y seguir lo que quieres hacer. Eso he estado haciendo desde hace ya cuatro años, con un montón de cambios entre medios. Entre ellos, Fother Muckers.

Es por eso que, al recibir nuestras copias del primer disco en nuestras manos el lunes recién pasado, se me vienen todas estas cosas en la mente. Es muy probable que estuviese escrito en alguna parte. Tenía que llegar a la Facultad de Comunicaciones para conocer al Pihuelo y a Simao y, con el tiempo, hacernos amigos y compartir de música todo el rato. Todo ese deambular de mi vida en esos 5 años después de haber salido del Instituto Nacional (salí en 1998!! :o) era necesario para poder volver a ser joven y poder vivir un adolescencia normal y en calma como nunca la tuve estando en la enseñanza media. Era necesario el ir viviendo y tropezándome para encontrar mi camino.

Y acá estamos: a más de tres años de entrar a periodismo en la UC y a más de dos años desde que nos formamos como Fother Muckers, hoy tenemos nuestro disco en las manos. No Soy Uno ya es una realidad y estará disponible muy pronto en tiendas. Ya empezamos toda la pega de promoción para el disco. Nos escucharán en radios con entrevistas y el primer single Tres Caras Largas, nos leerá en entrevistas en sitios especializados, nos verá en la tele en alguna fracción de segundo… todo eso es lo que conlleva este verdadero hito que es el primer disco. Y sólo queda disfrutarlo y seguir trabajando. Por ejemplo, ayer Pihuelo y Simao estuvieron en el programa Alta Fidelidad, en una hora de entrevista, hablando de lo humano y lo divino. Este viernes estaremos en Nación Rock&Pop también en entrevista y presentando nuestro single. Para hoy debería estar arriba la entrevista para Emol.com. Y así se suma y sigue.

Esto ya tiene un año: una muestra de las sesiones de grabación de No Soy Uno...


Hasta ahora, no me ha afectado la “depresión post-parto”, ese “y ahora, ¿qué?”, como le escuchaba al Pihuelo ayer en la Radio Zero. Aún con la sonrisa en el rostro, sigo disfrutando el hito. Es una de las cosas más importantes que me ha pasado en la vida y la seguiré disfrutando. Si no lo disfrutas, ¿de qué sirve? Quizás este disfrute mío esté obviamente filtrado por todos esos años de “fracasos” y de no obtener “logros”, pero por ahora eso no me preocupa. Sólo hay que gozarla.

Y tocar en vivo. Y mucho. Tocar en cada ocasión que se nos presente. Salir fuera de Santiago a tocar: el viernes pasado tocamos en el Piedra Feliz en Valparaíso, y ha sido un a de las mejores experiencias en vivo que hemos tenido como banda. Estamos cada vez más sólidos en la entrega y embaladísimos como siempre, y con cada vez mayor comunicación. Estamos encontrando nuestra manera de disposición como grupo frente a esas situaciones, y hemos llegado siempre a la misma idea: lo pasamos bien tocando y somos honestos arriba del escenario. Nada más que eso.

Ando prácticamente a mil por hora en la vida. Entre las clases (estoy en cuarto y hay que cumplir pa poder terminar la carrera, obviamente; me queda un año más), el programa de radio (La Bestia Rock, los lunes y viernes a las 11 pm por http://www.radiouc.cl )y las actividades con Fother Muckers (ensayos, reuniones, shows en vivo y demases), mi vida está copada de pega. Pero bajo ninguna circunstancia es pega incómoda y que me den ganas de dejarla, al contrario. Sigo ahí, disfrutando. Y no voy a dejar e disfrutar en ningún momento.

Estén atentos a las novedades. Sigan pasando por el MySpace, el fotoló y, próximamente, el sitio web oficial. Seguimos trabajando gustosos y tocando como Dios manda. Pasándolo bien tocando. Y con el primer hijo bajo el brazo. Un disco es como un hijo, cierto? Al menos la sonrisa en el rostro nos no la saca nadie.

domingo, octubre 28, 2007

The Who Sell Out


Unos adolescentes Beatles rayaban con Radio Luxemburgo, al igual que muchos cabros de Inglaterra. La Radio Luxemburgo era una de esas radios pirata que pasaban todos esos rocanroles que formaron mentes, espíritus y actitudes. Otra de las radios emblemáticas del mundo pirata era la famosísima Radio London, que tenía personalidad y jingles memorables, al menos dejando el recuerdo grabado para siempre en su audiencia. Y The Who, en 1967, tributó toda la mística de las radios piratas de rocanrol en su disco conceptual The Who Sell Out, una verdadera muestra de música popular, jingles y cultura pop. La primera vez que escuché el The Who Sell Out fue en la Radio Futuro, en ese gran programa que era Hard Rock Café, de mi amigo Carlos Costas, hace ya ocho años.

Viéndolo en perspectiva, y para lo que ha sido la carrera de The Who, este disco es de transición entre el power de banda especialista en hacer singles de 3 minutos de duración y perfecto pop y la banda comandada por un genio con ambiciones estratosféricamente altas a la hora de contar historias en forma de ópera. Pete Townshend sentía la necesidad de plasmar en visiones amplias esas historias que podrían cubrir todos los espectros posibles de emociones. Y lo logró en Tommy, una de sus obras maestras. Pero en The Who Sell Out, Townshend y compañía se enfocaron en la radio para el concepto. Y lo lograron de maravillas.

Las canciones de The Who van palmo a palmo con las típicas promos de Radio London y muchas cosas que los mismos Who iban construyendo para dar con una idea de continuidad radial, tal como si estuviésemos sintonizando radio London. Y el resultado, al comienzo es de lujo: una continuidad original de Radio London le da el paso a la primera canción, la muy acordemente sicodélica Armenia City In The Sky, si pausas, otro recordatorio de la “wonderful radio London”, pero la que sigue noe s una canción tradicional, sino que una especie de comercial llamado Heinz Baked Beans, la marca de frijoles que podemos ver en la sección de la potada donde sale el vocalista Roger Daltrey. Pegada (recordemos que, supuestamente, escuchamos una radio con continuidades y música non-stop :P), la maravillosamente lúdica Mary Anne With The Shaky Hand.

Una fanfarria de batería de la Radio London le da el pase a la canción Odorono, la marca de desodorante que vemos en la sección de Pete Townshend en la portada, cantada por él mismo, en un tono casi melancólico, el mismo tono que se mantiene en la preciosa continuidad de Radio London que le sigue pegada. La delicada y ominosa a la vez Tattoo se volvió una de esas joyas en vivo que rara vez se daban (revisen sus Live At Leeds ;)). Un coro de iglesia promociona la Radio London y sigue otra cantada por Pete, Our Love Was. A continuación, breves comerciales antes del que fue el único single de este disco, la clásica I Can See For Miles, que tiene una progresión de acordes y estructura demasiado atractiva como para dejarla pasar, de esas que te llama a sacar en guitarra de inmediato y a, obviamente, sacar esos bajos ultra elaborados y protagonistas de ese maestro que era el gran John Entwhistle, uno de los pocos lead bajistas de la historia.

The Who en el show de los Smother Brothers...


Y el lado A llega a su fin.

El Lado B sólo contiene una continuidad al inicio. Lo que queda del disco son sólo canciones, pero no simples canciones. En ellas, vemos los ensayo-error de Pete Townshend en busca de la ópera rock perfecta, con pequeños fragmentos, frases que parecen al aire pero que no son al aire, y canciones que no son tan fáciles de digerir ni incorporar a tu sistema, claro que ocupando muchos guiños de su esencia británica, el corazón de todo este asunto. Claro que eso no se nota en la adictiva I Can’t Reach You, nuevamente con pete en los lead vocals, una más de esas canciones con espíritu de single de 45 rpm. Después, un comercial para Medac, la crema para el acné que luce Keith Moon en su área de la contraportada.

El resto, las canciones de ensayo para esas futuras ideas de opera rock, con el sonido característico de la bandas británicas de la segunda mitad d e los 60, esa sicodelia con leves toques de distorsión, todo bajo una estructura de canción popular. Ese toque lo encontramos en la notable Relax, que hasta teclados tiene, cortesía del maestro cesionista Al Kooper (el que pasó a la historia con el teclado que grabó en Like A Rolling Stone, del troesma). Silas Stingy tiene esa métrica ultra británica en el fraseo y una percusión brillante del señor Moon.

Después de una relajada y casi solitaria por parte de Townshend Zuñirse, viene el apoteósico final con el intento de ópera rock llamado Rael 1. Y Rael, era que no tiene su historia detrás: un “capitán” es traicionado por su tripulación en pleno rescate de Rael. En lo musical, encontramos las primeras ideas de los instrumentales de lo que se convertiría en Sparks y Underture en el Tommy. Rael 1 alcanza casi los 6 minutos y cierra con un extraño sonido de despedida, el comercial de Track Records, cerrando el boliche y la transmisión de Radio London.

Les recomiendo que escuchen la edición remasterizada de 1995, que viene con unos 10 tracks más, entre los cuales se cuentan canciones descartadas y más comerciales (Coca Cola incluido), aparte de una versión refrescante de Mary Anne con el keyboard de Al Kooper como protagonista y la noción de que Radio London podía seguir y seguir andando.

Cómprelo, consígalo o bájelo. So no importa, con tal de echarle mano al The Who Sell Out. No se arrepentirá.

jueves, octubre 18, 2007

Sobe la melon colía: el sufrimiento hecho canción e himno.


¿Se han fijado que acá en Chile somos mandados a hacer para incorporar canciones de sufrimiento, dolor, angustia, desesperación, desamor, pesimismo, melancolía y tristeza a nuestro inconsciente colectivo? Canciones que nos hacen pedazos el corazón y que nos echan literalmente a la basura nuestras vilipendiadas almas son el alimento de nuestra pasión y nuestro deleite.

Lennon fue honesto a la hora de mostrarse tal cual en sus canciones; el troesma Dylan supo darle forma y cristalizar momentos personales con unos símbolos nunca antes vistos. Ahí hay dos ejemplos de autores que se vieron enfrentados a sus propios demonios a la hora de escribir y dejar atrás el sufrimiento al convertirlo en canción. A ese sufrimiento que involucra nuestros sentimientos más profundos y en los que fácilmente se puede caer en cursilerías baratas a la hora de exteriorizarlos. Pero hay pocos que lo pueden hacer con tanta gracia y clase.

Le he estado dando vueltas a esta idea desde hace no poco tiempo. En verdad, siempre ha estado presente ahí, en los ratos de ocio. Pero ha estado más presente desde hace un par de días, cuando tuve la suerte de ir al avant premiere de documental Ángeles Negros, de los realizadores Pachi Lobos y Jorge Leiva, los mismos tras ese pedazo de documental que es Actores Secundarios. Y el avant premiere era para toda la elite obviamente, yo llegué ahí tan sólo por las circunstancias de ese día. Pero el documental se disfrutó igual. Y, como todo avant premiere con invitados VIP, había su cóctel. Y su sorpresa en vivo: Germaín De La Fuente y Los Búnkers. Claro que el que mandaba acá era el seco de Germaín, quien tiene un dominio escénico único. Una apariencia frágil, casi como de señor que debiera estar más disfrutando de una jubilación bien merecida que de los trotes en vivo, y al mismo tiempo un carisma sobre el escenario que hace que cualquiera que toque con él sea un fome.

Y Germaín es un ídolo. El tipo le canta al amor desde una mirada melancólica, dolorosa, y de anhelo que viene desde una posición del deseo frustrado, por así decirlo. Germaín le canta con aplomo, con soltura y con pasión, de eso no hay duda. Y lo que hace es tan rock como ver como un show de Ac/Dc o de los Stones. Distintas formas de entregarlo, pero una misma pasión sobre el escenario. Y la gente corea, y la gente le grita “ídolo!” y “maestro!” todo el rato como si fuesen adolescentes que siguen a sus ídolos todo el rato. Y Germaín retribuye ese cariño y canta más fuerte, manteniendo una voz impecable. Y la gente celebra con sus copas de vino en la mano (del cóctel, obviamente), encumbrando sus tragos y aplaudiendo a rabiar cada nota ejecutada y cada melodía entonada por el maestro Germaín. Pero todo, absolutamente TODO, con letras tristes, palabras cortavenas y verbalizaciones de frustraciones varias. Los “cómo quisiera decirte” y los “debut y despedida”, junto con los “y volveré”, todas esas frases difíciles y esas palabras que cuesta más que la cresta verbalizar, pero que en las canciones se encuentra la manera más noble de decirlas.

Germaín en sus años mozos, en Los Angeles Negros...


Y pienso que Germaín no es muy distinto a ese otro gran maestro que fue en vida Roy Orbison, una de las voces más dulces y poderosas que hayan pasado por este mundo, Orbison era de esos seres tocados por esa mano misteriosa que da el don y el talento de pro vida. Y a cada línea, cada letra que cantaba, le daba su sello. Imagínense cómo hacer de canciones de letra tan melancólicas y depresivas como In Dreams, Crying y Only The Lonely verdaderos himnos universales, en los que ni siquiera necesitas saber inglés para poder entenderlo y que el sentimiento que transmita te llegue de una, te impacte más que la chucha. Eso sólo lo hacen tipos como Roy Orbison, también conocido en algunos círculos como Lefty Wilbury, un verdadero mártir.

Roy Orbison cantando Crying...


¿Por qué mártir? ¿Acaso se mueren en el intento? En lo absoluto (si bien el weno de Roy murió hace casi 20 años, no fue de pena precisamente). Son una especie de “mártires” porque, sencillamente, en eso se convierten estos tipos que le cantan al sufrimiento y lo logran convertir en un momento prístino. Con sus voces y sus carismas, logran exorcizar esos demonios y transformar la melon colía en cantos celestiales con pastad e himnos generacionales. Ellos tienen las suficientes bolas como para lidiar con ese dolor y convertirlo en canción. Ya sea escribiendo sobre él, cantando sorbe él o simplemente grabándolo, son ellos los que se convierten en héroes de esas trágicas historias sobre las cuales cantan.

No sé cómo decírtelo, pero te lo canto mejor. La canción te permite esa gran oportunidad de sacarte ese enorme peso de encima y de hacer esa aflicción más llevadera. Y, extrañamente, a esos tipos no se les ve tristes ni cabizbajos interpretando, sino que todo lo contrario. Y esa es la prueba más concreta de la exorcización del dolor, el ver esas caras felices que proyectan sobre el escenario y a la cual la gente, por naturaleza, responde. Y convierte en himnos tipo estadio verdaderos testamentos de frustración, dolor, desamor y melancolía.

viernes, octubre 12, 2007

Sobre Fother Muckers en Living, Clapton, Radiohead y Tom Petty.


Aún sigo medio agotado de lo de anoche. Y es que el show de ayer en el Living estuvo muy weno!! A pesar de los inconvenientes que fueron pasando en el día, e incluso en la misma noche del show, quedamos muy contentos. Cuerdas volaron, voces y coros a un solo micrófono, le dimos con todo en un set de 8 canciones (9 contando una no prevista en medio del set).

Y por si eso fuera poco, anoche pude ver ese gran ensamble en vivo que armó el maestro Leo Quinteros para presentar su nuevo disco. Creó una onda impresionante de fuerza en vivo, muy en la onda tipo Highway 61 Revisited. Y hacer algo así y que salga bien es muy, muy difícil. Pero teniendo al capísimo Felipe Cadenasso como lead guitar ahí lo puede hacer todo. En verdad, vacilé al máximo el shuffle blues eléctrico que salía del escenario del living. Muchas gracias a Leo Quinteros por el tremendo show que dio anoche. Hasta bailé un poco al ritmo del shuffle!!

Anoche nos dimos el lujo de estrenar una canción nuevesísima al partir el set, de hacer un cover que yo siempre había soñado con hacer, y de incorporar guiños a cosas que nos gustan de manera natural e improvisada. Mmmm…. Mientras escribo estas palabras, veo que estoy racionalizando mucho la wea, ¿no creen? Un show en vivo, como muchas veces lo he dicho ya casi hasta el cansancio, es un momento único e irrepetible. Ningún show es igual al otro. Y en los nuestros esto siempre se ha dado lo de lo impredecible. Para nosotros, es sólo ser nosotros mismos arriba del escenario y seguir pasándola bien tocando. Eso se transmite y se agradece. La energía que viene desde el plano de la honestidad siempre es bienvenida por la audiencia. Aún me conmueve el ver los rostros de la gente cuando estamos tocando. Ya llevamos más tocatas en el cuerpo, sé que somos aun nuevitos en todo esto y que nos queda toda una vida por delante de tocar, tocar y tocar y seguir tocando, pero sigo sorprendiéndome de lo que se produce como su fuese el primer show. Y entregándolo todo, como si fuese el último.

Nuevamente, hago el llamado: las personas que hayan sacado fotos, por favor, pronúnciense y envíen sus aportes al fmuckers@gmail.com . Mire que es importante hacerse un archivo de instantáneas de los shows en vivo. Y recuerde pasar por el MySpace, y por el fotoló.

Mientras escribo estas líneas desparramadas y antojadizas (como ya es costumbre :p), en el DVD está corriendo el documental “Eric Clapton - Nothing But The Blues”, d e1995, producido por el gran Martín Scorsese. El Nothing But The Blues era un documental para el canal público PBS (que tiene la tremenda programación, ojala hubiese canales así por acá), pero Clapton no quiso lanzarlo en home video oficialmente porque no le gustó que en la edición decidieran dejar sólo partes de presentaciones legendarias de capos del tuti blues. Esas influencias que determinaron la forma de tocar de Clapton el blues, lo mejor que hace en su larga trayectoria. En 1994 sacó un disco dedicado a sus raíces, llamado From the Cradle, donde hace sólo cobres powersos de blues y rinde tributo a esas influencias, las mismas de las cuales habla con soltura. En el documental, se refiere con profundo respeto a MuddyWaters, Buddy Guy, BB King, T Bone Walker, Robert Johnson y un no tan largo etc. Y él quería que esas presentaciones legendarias fuesen puestas completas y, al parecer, Scorsese no quiso. Así que el documental sólo quedó accesible por las grabaciones de la tele, y recién ahora le pude echar mano. Totalmente recomendable, por cierto ;)

Para los que se queden en casa parqueados ahora: a las 23 hrs, por RadioUC, en La Bestia Rock sonará completísimo el nuevo disco de Radiohead, llamado In Rainbows. El séptimo disco de la legendaria banda de Oxford, que ya rescindió de su contrato con la EMI después del gran Hail To The Thief del 2003, fue lanzado recién este miércoles 10 de octubre, bajo la novedosa modalidad de descarga con precio a elección del cliente. O sea, con la posibilidad de descargarlo gratuitamente con el pleno consentimiento de la banda. Así de shocking, así de sencillo: Radiohead puso en su público la decisión del precio de su disco por Internet, confiando en la toma de decisión de su audiencia. Hasta ahora, la gente ha pagado como promedio unas 6 lukas por el disco con 10 canciones nuevas. Y hoy, por RadioUC, completo el disco en revisión algo apresurada, pero no por eso menos interesante. Si quieren averiguar más de las patrañas que estoy contando, véanlo ustedes mismos en su sitio oficial y, particularmente, acá. “El precio lo ponen ustedes. En serio; ustedes”.

¿Sentarán un poderoso precedente los Radiohead con lo de su nuevo disco? Sólo el iempo lo dirá. Por mientras, me aventuro a pensar que será una tendencia cada vez más frecuente entre consagrados a nivel mundial. Trent Reznor, cerebro de Nine Inch Nails, está apostando por lo mismo, dándole la espalda al demonio de la industria musical. También Prince. O sea, gente que siempre ha estado un paso más allá del resto en cuanto a riesgos musicales y creativos y también en cuanto a la gestión.

Me imagino que Tom Petty debe estar sonriendo en este minuto. La próxima semana se estrena en gringolandia el magno documental Runnin’ Down A Dream, que cuenta la historia de Tom Petty & The Heartbreakers y su aguerrida carrera de más de 30 años siendo ellos mismos, luchando por lo que creen justo y dándole duro al viejo y querido rocanrol. Llega a sonar romántico e inocente decir y escribir algo así, pero es algo válido en lo cual creer. Y no me canso de decirlo y escribirlo.

Vean el trailer, que me dejó más entusiasmado que la chemimaire...


De la foto de ahora, me referiré en otra ocasión. Pero hay una historia detrás, obviamente…

Debo encontrar mi propia voz. Y asegurarme de tener un micrófono cerca.

Muchas gracias pro las wenas vibras de ayer en el Living. Aún estoy pa’entro.

viernes, octubre 05, 2007

Sobre la memoria, Violeta Parra, Allende y Balmaceda.


En mis aún pocos años de vida, me ha quedado una cosa absolutamente clara con respecto a nosotros como pueblo chileno: somos unos ingratos de mierda, unos cortoplazistas mandados a hacer para el sólo ver cosas “pal día”, unos malagradecidos hasta con nosotros mismos y un pueblo que ni siquiera se tiene real amor por sí mismo.

¿Tan duro soy con lo que estoy diciendo? En verdad, no. La historia lo comprueba, es cosa de ir revisando los libros, los testimonios y los documentos para ver que todo es cíclico. Más cercano aún es el hecho de ver el poco apoyo cotidiano a las distintas iniciativas que se dan en diversos ámbitos. A modo de ejemplo: en nuestro país, ni siquiera podemos hablar de escena en ningún ámbito cultural, de expresión, de realización o cualquiera que esté relacionado. Me da risa cuando se habla de una “escena”, porque esta no existe aún. Y no sé cuánto tome lograrla.

¿De qué me sorprendo? Sólo basta ver esa maldita dualidad con la que se trata el legado de la madre de todos, Violeta Parra. A exactos 90 años de su nacimiento y a 40 de su muerte, aún no se le da el lugar que se merece dentro de la cultura local. Ella es la piedra fundacional de todo lo que hacemos para expresarnos con honestidad, con sentido y con pasión verdadera, sin pose alguna, siendo sólo nosotros mismos a la hora de comunicarnos. Para mí, con ella parte todo.

La radio Rock&Pop lleva a cabo esta semana una notable iniciativa: cambiarle el nombre a la calle donde se realizaba la legendaria peña de los Parra, la calle Carmen en el centro de Santiago. Sin embargo, ¿por qué esta misma radio no dedica esfuerzos, ganas e intenciones verdaderas de programar las canciones de Violeta Parra dentro de su parrilla? No como especiales documentales (que son un aporte, obvio, pero no la solución para una difusión como corresponde), sino que en la parrilla programática. Aún me sorprende que, a más de cuatro décadas, aún se le considere a la música de Violeta Parra como algo extremo, radical, crudo e intenso, demasiado intenso para pasarlo en radios comerciales. Sin duda que ella fue las más punketa de todas y esa crudeza era parte de su esencia, pero es la crudeza sincera que nos mostró el camino a seguir. Y pensar que nos la seguimos farreando.

La Violeta, que terminó con su propia vida por esta indiferencia absurda e ingrata, entra al panteón de esos personajes innovadores que sufrieron el escarmiento social, ya sea por ignorancia, desidia o derecha amenaza a sus patéticas formas de vida. Me parece curioso que, 40 años después, su obra siga siendo lo suficientemente de vanguardia para que no se le considere como algo elemental. ¿Cuánto sabemos de su obra plástica y de su exposición en el Louvre, dato que no es menor? (Recordemos que, ahora en noviembre, el Centro Cultural de La Moneda estará exponiendo algunas de las obras que Violeta Parra expuso allá en París) ¿Tenemos claro que todo lo que hemos escuchado de la Violeta no es toda su obra y que faltan cosas importantes por reeditar? (atentos con la reedición de Carpa De La Reina, de 1965).

La memoria de Chile no dura más allá de unos cuantos años, eso la sabe muy bien la familia de Violeta Parra, quienes lucha a diario para que su legado pueda mantenerse en la memoria colectiva, y aun no lo logran como corresponde. En lo que respecta al panorama del rock nacional, la situación no es la mejor. Con un porcentaje de no más del 10 % de programación de música chilena en radios, el panorama siempre pinta para negro. Y con las multinacionales ignorando con cada vez mayor vehemencia a las bandas de acá, peor aún. Si no sales en la tele, no existes. Si no tienes portada del LUN, no existes para el público general. Si no protagonizas escándalo, no existes para los consumidores de farándula idiotizante. Si no participas de la maquinaria de vender mierda, no existes a nivel mediático. Es una vergüenza que los medios ignoren eventos masivos de música nacional sólo porque “no vende”.

Pero parece que siempre se ha preferido lo de afuera, ¿cierto? De los presidentes de Chile, los únicos que se atrevieron a enfrentarse a la hegemonía foránea fueron Allende y Balmaceda. Sus circunstancias tienen tantos puntos en común que no cuesta para nada compararlos. Ambos quisieron que Chile fuese un país que no tuviera que depender de la codicia del primer mundo y que no vendiera lo que es suyo. Ya sabemos el destino de ambos, muertos y pasados al olvido por la memoria colectiva. Menos mal que hay muchos de nosotros que no usamos la disculpa del “yo nací después del golpe” para no tenerlo siempre presente cada día de nuestras vidas, el qué somos capaces de hacer si nos cegamos ante la codicia, la misma codicia que tiene al clan Pinochet en cana y pidiendo recursos de protección como los santos que no son.

Tanto Balmaceda como Allende pronunciaron unas últimas palabras públicas optimistas, quizás sabiendo que, tarde o temprano, la historia les daría la razón a ellos y no a los traidores guiados por la codicia que los traicionaron por la espalda. Y en el caso de Violeta Parra, las puñaladas por la espalda son dardos de indiferencia que recibió durante toda su carrera por gente que, a nivel póstumo, aún no le da el lugar que se merece y, en cambio, le dedica homenajes sin conocerla. Vergonzoso.

Pareciera que es cool que reivindiques a la Violeta Parra, ¿cierto? Que choro es pedir una calle por ella y ni siquiera conocer canciones de ella, fuera de las típicas. Que pena que siente el alma por no poder tener acceso a todas sus canciones. Ojala que más temprano que tarde sean sus canciones las que se canten como himnos por las marchas en las alamedas por donde pasa el (supuestamente) hombre libre y que su espíritu, con todos sus delicados afectos, esté entre nosotros.

¿Llegará ese día? ¿O sólo habrá que conformarse con homenajes populares? Tremenda tarea que nos queda. Por ahora, solo nos queda redescubrirla y darle el trato que se merece. Darle el respeto que se merece, no solo calles, plazas y monumentos, sino que darle nuestra atención.

domingo, septiembre 30, 2007

Sobre Fother Muckers en el Galpón y caminar en Valpo una mañana.


Hoy se termina septiembre. Que curioso que se termine justo un domingo, como para darle la bienvenida al mes de octubre justo al comenzar la mañana. Pareciera que alguien apretara el “reset” y todo partiera de cero nuevamente. O quizás son sólo las coincidencias.

Y esta es por si alguien se pone quisquilloso y dice “pero si esta foto está en otro lado po!!”, le digo que esta foto la tomé prestada del fotolog de los auténticos Fother Muckers, y esta bella postal da cuenta de un gran momento de hace tan solo un par de días atrás. Una foto en la que salimos 4 de nosotros 5. De izquierda a derecha: Simäo y su espontánea y honesta lucidez con sonrisa esbozada, el que escribe estas líneas, bastante ebrio, jugoso y contento por la situación, incluso más agachado, viéndose más pequeño de lo que es; el Pihuelo, con abrigo en medio del calor, y probablemente después de hacer su aparición como “special guest”; y el Bozz, con celular en mano, polera de The Clash y una seguridad y confianza a toda prueba, uno más en esto que es Fother Muckers.

Y es demasiado la raja que esos momentos queden cristalizados en fotos. Que queden inmortalizados para uno verlas y acordarse de todo. Sobretodo de un momento tan especial como el tocar ante un Galpón Víctor Jara repleto. Y para mí eso es muy fuerte. Son muchas las veces en que había estado ahí como espectador, viendo no pocos shows, cubriendo algunas cosas y viendo el crecimiento de los queridos Weichafe en vivo, lo más reciente con la grabación de DVD en vivo pronto a lanzarse. EL Galpón Víctor Jara es un gran lugar para tocar, y poder presentarse es una gran oportunidad, no hay duda de eso.

Y fue la raja!!! En 20 minutos y con 4 canciones, logramos hacer un wen show en todo el sentido de la palabra. Si se fijan en el My Space, tocamos exactamente esas 4 canciones que tenemos para que escuchen. Y se dio como coincidencia nomás. Ustedes saben que el baterista titular es Martini, pero ese día él debía estar en el acto central, tocando la guitarra en Teleradio Donoso, por lo que tocamos nuevamente con Gonzalo Núñez, quien apañó con nosotros cuando ganamos el festival Alameda 340 a comienzos de junio. Y la pudimos hacer en vivo. Esos veinte minutos los sentí como si fuesen apenas un par. El tiempos e pasa volando arriba del escenario. Y Con tanta gente viendo, fue sencillamente sobrecogedor.

Esta fue una de las que no tocamos el viernes...


Para mí, fue un tremendo shock el ver el lugar lleno, a la gente coreando y las miradas atentas a lo que hacíamos. Y recuerdo lo que dijo una vez Bruce Springsteen, mirando en retrospectiva su carrera: “Yo era uno más de la audiencia, peor que una vez tomó la guitarra y se subió al escenario”. Por lo menos en lo que a mí respecta, me siento plenamente identificado con la frase que dijo el gran Boss. La conexión con la audiencia pasa por el hecho de no sentir distancia emocional con ella. Se puede lograr realmente una conexión genuina y pura si no te pones a nivel emocional en un nivel distinto a ellos. Y eso suele ocurrir MUCHO por estos lados. Nos e trata de hacer todo para complacer tampoco, sino que ser honesto arriba del escenario. Ser TÚ y no la copia de algo. Cuando tienes eso en claro, el resto se da solo. Y se nota.

Recién esta mañana dormí algo. Después del tremendo carrete del viernes, me despertaron a eso de las 7 de la mañana para que viajara a Valparaíso. Sí, a nuestro querido puerto nacional, al cual he ido solamente dos veces en mi vida, y las dos veces fue por trámites. Lo de ayer, era dejar algo en el último día, el plazo final, hasta cierta hora. Y temprano. Pero, luego de desocuparme y tener todo el centro de Valpo para caminar, decidí recorrerlo. ¡Y puta que es lindo! Las construcciones se mantienen ahí, inalteradas en su esencia. Caminé por casi todo el centro, sin conocer calles ni nada, pero teniendo la certeza de que estaba el mar ahí al lado, abriendo la posibilidad de irse y recorrerlo y perderse. Irse por un rato.

Hay una frase de Lennon que la he tenido en mi cabeza por estos días: “la vida es lo que se te pasa mientras estás haciendo otros planes”, de la hermosa canción Beautiful Boy, que le escribió a su retoño Sean. Cuando te preocupas del “deber ser” y de cumplir con metas dictadas, se te pasa la vida por el lado y no te das cuenta de que la pierdes. ¿Es vida realmente el cumplir planes dictados? ¿Dónde queda TÚ camino? ¿Tus decisiones? ¿Tu realización? En este mundo de metas cortoplazistas, eso pareciera no importar. Total, sólo pareciera importar qué tantos bienes adquiriste antes de la mediana edad, más bien de la crisis de la mediana edad, en que tus instintos te recuerdan que aún hay una vida ahí al lado que se te está pasando, pero decides reemplazar cosas por otras cosas: autos, casas, chucherías, y hasta a la esposa y la familia. Como que todo se vuelve un trofeo más que parte de ti mismo. Y cuando llegas a ese estado, estás perdido. Y Lennon tuvo la claridad de dejarlo claro en una sola frase.

Quiero caminar. Quiero dar un paseo. Quiero tomarme un día para esas cosas.

Y quiero tocar! Pero eso tiene solución: el próximo jueves 11 de octubre volveremos a presentarnos en el Living del Cine Arte Alameda, compartiendo cartel con el maestrísimo leo Quinteros. Más info pronto. Estén atentos.

lunes, septiembre 24, 2007

Death Proof.


En cuanto vi el trailer de Grindhouse en el You Tube, me dieron unas ganas excesivas de ver ese tremendo experimento/homenaje de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez en que presentaban sus dos nuevas películas hechas bajo ese formato de películas B que daban en función doble en cines gringos allá por los 70. Esas películas B, generalmente de asesinos en serie cuyo objetivo siempre eran las chicas bellas y ligeras de ropa, con secuencias apoteósicas de persecuciones, sangre y emoción. De esas que o sé si alcanzamos a ver por estos lados en los cines de por acá.

Lamentablemente, la mente tan a corto plazo de los gringos no entendió el concepto de Grindhouse (que, como toda función doble, incluía trailers de otras películas entremedio), mermando su recaudación en los cines. Un megaproyecto que costó, por lo bajo, unos 50 millones de dólares “apenas” recaudó en cines unos 25 millones, siendo considerada un fracaso total. Es que a los gringos hay que darles la weaita completamente endulcorada y digerible. Si no, sencillamente no la consumen nomás. Y su decisión afecta al resto del mundo, al menos en distribución. Y el gran proyecto Grindhouse quedó ahí nomás, en el olvido de la masa.

Trailer de Grindhouse...


El deseo que todos teníamos de ver este megaproyecto en el cine acá en Chile se truncó. Así que sólo podremos ver las películas por separado en DVD. Y acá llegó hace algunos días una de ellas, la segunda en orden de exhibición en el Grindhouse: la de Tarantino, llamada Death Proof. Y en versión extendida, como para justificar su lanzamiento como una sola película. Pero, cuando se trata del wen Tarantino, sabemos que nos tenemos que preparar para un mazazo de referencias al cine, a épocas, a emociones, a música y a cultura pop. Lo que es novedoso ahora es que el mismo Tarantino se está encargando de hacer el homenaje a su persona. ¿Un autohomenaje? ¿Y por qué no?

Trailer de Death Proof...


Death Proof nos cuenta las desventuras de un misterioso y turbio personaje llamado Stuntman Mike (El Doble Mike, un notable Kart Russell), que gusta de andar metiendo susto a grupos de bellas chicas con un vehículo “a prueba de muerte”. Y estas damiselas son wenas para el parloteo. Y mucho. Era que no, si estamos viendo una película del maestro Tarantino, especialista en redactar larguísimos chorizos de texto para sus personajes, chorizos que parecen más monólogo que diálogo. Las chicas hablan hasta por los codos en Death Proof, siguiendo la tradición de su realizador. Y hay que tener cuidado sobretodo en la primera mitad: aparentemente, Tarantino se sale de su habitual práctica, pero en esencia se mantiene más firme que nunca acá. Plagada de autohomenajes (incluso él mismo actúa en un pequeño papel), pero que pasan más pila por el perfil de las primeras chicas (Vanesa Ferlito, Sydney Tamiia Portier y Jordan Ladd), cuyo desarrollo de trama pareciera que nos acerca más a una serie para adolescentes que a un thriller. Pero, ¿acaso no era ese un elemento esencial de este género del Grindhouse? En todo caso, cada vez que aparece el asesino, el semblante del film cambia. Y mucho.

En la segunda mitad, las chicas son otras. Y los diálogos se acercan aún más a la tradición “tarantinezca” que las anteriores. Y el autohomenaje es más explícito con el grupo de chicas más seguras de sí mismas (casi como si fuese un verdadero girl power el que aparece en pantalla) que nos muestra el autor (Rosario Dawson, Tracie Thoms, Mary Elizabeth Winested y Zoë Bell, una doble de riesgo en la vida real, haciendo de sí misma), los dialogos fluyen de manera mucho más natural y no estamos ante una trama adolescente cualquiera, sino que a los clásicos diálogos con los que el maestro se instaló entre los imprescindibles de los imprescindibles. Y mejor aún la grandiosa secuencia final, de la cual no les quiero hablar mucho.

En todo caso, todo lo que les he contado hasta ahora se desprende del trailer que anda circulando de Death Proof, como para que no me acusen de aguafiestas y de que les arruiné la posibilidad de enterarse

Mención aparte a la banda sonora. Este tipo tiene un excelente gusto por canciones de todos los tiempos y hemos incorporado varias de las que han sonado en sus películas por años. Un especialista en los revivales, Tarantino incluye esas joyas perdidas de la música popular de todos los tiempos. Una favorita: El Hold Tight, de Dave Dee, Dozy, Beacky, Mick & Tich, una banda británica que yo cachaba por un video de ese programa alemán clásico de bandas llamado Beat Club. Me dan ganas de tocar esa canción! Una banda sonora de película de Tarantino es una caminata inspirado con los fonos puestos asegurada. Créanme al respecto.

Lo ideal habría ido a ver el proyecto Grindhouse completo al cine. Pero, en vista de los resultados en taquilla de gringolandia, nada de eso pasará por acá, creo. Así que a conformarse con los DVDs de las películas.

La edición en DVD de Death Proof viene con 2 discos. Uno, con la película en versión extendida (la original en el proyecto Grindhouse duraba casi hora y media, y ahora quedó en 2 horas) y un disco lleno de extras. Weno; no tan lleno de extras, pero con interesantes especiales con entretelones de la realización. Además, siempre resulta divertido escuchar la verborrea compulsiva del maestro Tarantino, quien aún habla como si fuese un fan de todas las cosas. Y eso se agradece en un mundo en que se tiende a hablar como si se estuviese por encima de las cosas.

Consígase su copia de Death Proof. Ruegue para que ocurra el milagro y la exhiban en cines acá. De todas formas, muévase del asiento y haga lo imposible por verla.