martes, febrero 27, 2007

Celebrando los 300 textos/2º año y el Oscar de Martin Scorsese.


¡Y llegamos a las 300 entregas de este fotolog! Doble motivo para celebrar, además los dos años de este espacio llamado hecrock41.

Cuando comencé con todo esto, nunca pensé que iba a durar todo este rato. Son prácticamente dos años de estar escribiendo todo lo que se me atoje en este espacio (son 300 en este fotoló, lo del blog es otra cosa, aunque más de lo mesmo con algunos bonus tracks, jejejjeje). Y puedo decir con un poquitín de orgullo que el propósito de LIBRE EXPRESIÓN que puse con estas mismas mayúsculas ene se primer texto de un domingo 27 de febrero del 2005. Aún considero que esos tres insignes héroes del rocanrol (el troesma Dylan, el viejo y querido Neil Young y el mano lenta Eric Clapton) son modelos a seguir. Como que no he cambiado mucho en mis creencias y valores en este par de años.

Algunas cosas sí han cambiado. Para los que me conocen de antes, no los debe dejar de sorprender que ahora sí esté súper encarrilado en algo. Y es que no es para menos: estoy haciendo precisamente lo que más me gusta, el periodismo y la música. Ha pasado mucho tiempo desde esos inseguros días de escolar en el Instituto Nacional, donde te dogmatizan la cabeza hacia lo que potencialmente eres capaz, claro que todo dentro de las convenciones y tradiciones propias de un país como Chile, donde se mira en menos a los técnicos (craso error) y en donde todos quieren ser jefes, gerentes y directores ejecutivos de cuanta weá se les ocurra en sus arribistas cabezas.

Es difícil seguir tu verdadero llamado en la vida (por decirlo de alguna forma) sin enfrentarte a absolutamente todo lo que has dado por sentado. Tu estatus de vida, tu familia, tu entorno de parentescos, tu círculo de amigos, tus amores, etc. Todo se configura dependiendo de las elecciones que tomas en la vida. Cuando estas son guiadas por el “deber ser”, no siempre (por no decir nunca, en verdad :p) resulta bien para tu espíritu, para tu salud y para tu mente. En el juego de la mediocridad que nos lleva a la aparente estabilidad, entregamos nuestra alma en todo el proceso. Y eso no lo deberíamos permitir nunca.

¿Se han fijado que, desde hace bastante tiempo ya, no actualizo tan seguido como antes? Entre la edición 100 y la 200 de este humilde espacio, pasaron apenas unos 4 o 5 meses. Sin embargo, entre la 200 y esta, han pasado unos 10 meses, casi un año. No es que no tenga mucho que contar, al contrario. Hay muchas cosas que están ocurriendo y que me mantienen ocupado. Y creo que la gran parte de ellas las he compartido acá, no con un afán exhibicionista, sino que precisamente para ir compartiendo experiencias de vida. Y ene se compartir, también he querido ir mostrando lo que me gusta: música, cine, literatura, costumbres, pasiones, enamoramientos y sentimientos, sin sonar todo lo mamón que todas esas cosas nos pueden llevar a ser.

En estas últimas 100 ediciones ha pasado de todo: en estas semanas he estado trabajando por un mes por una wena paga (algo más que improbable que impensado –al menos en cuanto a remuneración se refiere-, dada la condición de estudiante que aún poseo :p); la revolución pingüina, que nos tuvo a todos admirados y preguntándonos sobre nuestras propias ganas de mejorar nuestra cuadra; el Transantiago, que va a costar un montón digerirlo, y que sería mucho mejor si lo alejáramos de nuestros vicios ya insertos en nuestra idiosincrasia; el regreso de The Police en los Grammys de este año y el de Los Tres el año pasado, con más fiato que nunca, un nuevo disco bajo el brazo (el excelente Hágalo Usted Mismo) y mostrando que, para bien o para mal (sobretodo esto último, en verdad), esos seis años de separados parecieron no existir en nuestro inconsciente colectivo; nuevos discos de Weichafe (el gran Harto De Todo), el troesma Dylan (con su Modern Times), Red Hot Chili Peppers (su doble colección de bellas y poderosas canciones de amor en Stadium Arcadium), Pearl Jam (el poderoso homónimo, que nos muestra –más bien, nos confirma con creces- que son más power que la reputamadre), Neil Young (su incendiario y jugado Living With War), Beck (su juguetón e interesantísimo The Information), y un no tan largo etcétera.

Entre la 200 y la 300 también pasaron muchas cosas para Fother Muckers: grabamos disco, nos ordenamos y empezamos a mirar a un plazo un poco más largo. Se vienen tocatas más seguidas de lo habitual y muy wenas noticias. Ya estaremos avisando y publicitando como corresponde nuestro regreso a los escenarios. En aproximadamente dos semanas y media, si el cálculo no me falla, estaremos de vuelta en los escenarios. Va a estar weno eso.

Si no existen las alineaciones de las estrellas y los astros como para hacer coincidencias, no sé a qué atribuir esto. Justo en la víspera del segundo aniversario de este sitio y de la edición número 300, el maestro de todos los tiempos Martin Scorsese ganó su primer Oscar en una carrera de casi 40 años dirigiendo algunas de las películas fundamentales dentro de la historia. Aunque hoy tenía que estar muy temprano en la pega, me quedé hasta tarde viendo los Oscar. Y la alegría fue tremenda al ver que el premio a Mejor Director iba para el troesma Scorsese y el de mejor película a ese pedazo de film que es The Departed (dentro de estos días la comento como corresponde, jejejje).

Después de muchas películas geniales, de mucha calle recorrida y de mucho rocanrol de por medio, la industria le da el espaldarazo a alguien que sigue la historia que se escribe en la calle con la gente de verdad. Y eso no es menor para celebrar, justo en el segundo aniversario y la edición número 300. Por eso la foto de esta edición trescientos es de Martin Scorsese junto a su mucho más que merecido Oscar. Por eso celebramos junto a él.

El momento de la ceremonia cuando Scorsese recibe el Oscar...


Ahh! Los invito a que visiten http://www.kafeina.cl , una nueva propuesta en lo que se refiere a revistas online, actualizada cada quincena. Hay varias plumas notables ahí, y el número de hoy está dedicado al calentamiento global. Como pa lerla y ver An Inconvenient Truth. Revísenlo.

Nos vemos!

PD: Les dejo algunos links del fotolog sobre Scorsese, entre pelás de cable, comentarios y desvaríos varios: Scorsese vs Tarantino; Scorsese como relator con calle

-Películas: Taxi Driver; Mean Streets; Goodfellas.

-Documentales: No Direction Home: Bob Dylan; The Last Waltz.

jueves, febrero 22, 2007

Las series de TV ahora se ven en DVDs y por la internerd.


Uno de los pocos rituales rutinarios que mantengo es el de ver 24 en el Fox. La he seguido desde que dieron el primer capitulo, allá por marzo de 2002, en el cable. Cinco años han pasado! Mucho agua ha corrido bajo el puente, pero mi costumbre de encerrarme en mi pieza, apagar la luz, poner el equipo de sonido, previamente conectado al videograbador stereo, a un volumen considerable y sintonizando el canal correspondiente del Fox (ha sido 27 antes y 44 ahora en el cable) en el video para ir garbando mientras veo el estreno se ha mantenido en las cinco temporadas completas que lleva la serie. Sin embargo, esa costumbre está peligrando seriamente gracias a la tecnología.

Esto de la “internerd” me ha permitido últimamente a fomentar mi vicio por las series. Gracias al milagro de la tele digital de alta definición (onda “widescreen, el formato de dieciséis novenos, 16/9 o 16:9, el “anamórfico” o como quieran llamarlo), ahora la tele se ve mejor. Muchísimo mejor que cualquier grabación de cinta de Ve Hache Ese. Con el “tema” del tracking dejando de ser “tema”, la calidad es algo que ya viene de base en estas cosas. Ya no se habla de líneas del gasto de cintas carreteadas, sino que de los píxeles mas o píxeles menos de la compresión del formato avi y de los archivos vob. Tan pajeramente técnico todo, ¿cierto? Jejejejje.

Viendo para atrás, creo que fue Lost la que fomentó esto de seguir las series en formato digital y no semanalmente por la tevé. Weno, acá fue todo un fenómeno gracias a la emisión con doblaje en español de Canal 13. Les sube el rating con un programa envasado ultra bien marketeado (¿recuerdan las micros y los afiches gigantes del Metro anunciando la epopeya de los náufragos sobrevivientes del vuelo Oceanic 815? :p) y aprovechan de ganar unos puntos por publicidad. Pero la gente queda sedienta por más.

¿Qué se hacía para ver una serie de estreno? Simple: se esperaba al estreno en el cable en los canales especializados. Fox, Sony Entertainment Televisión, Warner Channel, Universal y Axn siempre nos han mostrado las primicias que disfrutamos en idioma original y a tan solo meses de su premiere en gringolandia. Sin embargo, esos pocos meses se hacen una eternidad si los comparamos con las tan solo horas (:o) en la que podemos bajar un programa recién emitido por la tele de USA.

Ya les he comentado mi costumbre de ver algunas series. Les he dedicado cinco mil caracteres a cada una de ellas. Que 24, que Lost, que Prison Break, que Nip Tuck, que etc. Todos ellos son programas que lidian con distintos aspectos de la dramaturgia, la tensión, el suspenso, el siempre agradecido factor sorpresa y los distintos hilos dramáticos nos mantienen pegados ala pantalla chica. Pero no por cualquier cosa: actualmente, estas producciones están hechas a un nivel más pro que la cresta! A estándares de cine prácticamente, filmadas en 35 mm y con sendos presupuestos. Los estudios y canales grandes se juegan mucha inversión en tan solo unos pocos episodios.

Ya no son casos aislados ni capítulos unitarios que puedes agarrar cualquiera y da lo mismo. No señor. Ahora las series, para captar el mensaje completo, tienes que seguirlas desde el piloto, el capítulo uno. Y no son cualquier tipo de historias. ¿Qué saca alguien con seguir Lost en la tercera temporada? ¿Cómo se comprendería la psiquis de Jack Bauer sin haber visto la primera temporada de 24? En las series de hoy, se va construyendo ladrillo a ladrillo el complejo edificio del desarrollo de personajes y tramas.

Al parecer, todo indica que la gente a nivel mundial está prefiriendo la wena ficción a los realities que saturaron hasta decir basta. Nunca vi Huaiquimán y Tolosa, pero sé que pegó muy fuerte el año pasado (portada Rolling stone Chile y todo lo demás). El fenómeno de Casado Con Hijos, por más que sepamos que es Married With Children adaptado a la chilena, quedó tan bien hecho que generó toda una locura que raya en lo absurdo y en lo asfixiante.. Se vienen más producciones dramáticas y adaptaciones acá, como para aprovechar el ímpetu.

Personalmente, concuerdo con lo que dice Stephen King, el notable autor de no pocos “best sellers” adaptados al cine. Ahora King las hace de columnista de tele para el Entertainment Weekly, una de las publicaciones más prestigiosas del espectáculo gringo. Desde su columna, King afirma que las series deben darnos una sensación de estar llegando a alguna parte, es decir, deben darnos ciertas certezas. En 24, el solo hecho de que sabemos que el día tiene 24 horas y que hay un final que se acerca da el colchón de certeza suficiente para que Bauer pueda salvar al mundo cuantas veces deba sin que lo encontremos falso o improbable de ocurrir bajo las coordenadas de la realidad “de a de veras”. Cuando las cosas se tornan demasiado inverosímiles y las certezas llegan a un nivel inexistente (todo dentro de las coordenadas del mundo que nos presentan, claro está), los relatos se tornan flojos y carentes de los imprescindibles puntos de identificación de la audiencia con lo que se les presenta.

El DVD y las descargas por “internerd” cambian nuestra forma de seguir estos relatos. ¿Ver uno por semana? N tan sólo unos días es posible ponerse al día. ¿Esperar a que lo den en el cable? Mejor dejar bajando el capítulo de anoche (y con subtítulos más encima, uno de los servicios más útiles de la industria del ocio comunitario :p). ¿Nunca viste alguna? Para eso están las cajas de DVD, con 3 o 4 discos como pa ponerse al día de una. Y, las originales, a precios amigables para los que no les gusta esto de grabar.

Con estos saltos tecnológicos, pareciera que estuviésemos viendo películas de duración extra super ultra híper larga más que programas de televisión. Ahora uno se encierra en la pieza, pone el DVD conectado al sistema de sonido, prende la tele y se sumerge en otros mundos que nos recuerdan mucho al nuestro. O, si lo prefiere, aplica “full screen” a la configuración del reproductor de Media de su PC y pone un “no molestar” en la puerta. Cualquiera de esas opciones sirve para las maratones de series cuasi películas.

Vean lo que hace el ocio: 24, en versión sitcom, hecha por alguien que la subió a You Tube...


¿Siguen alguna serie? ¿Cuán cambiadas tienen sus costumbres por ellas? Comenten.

lunes, febrero 19, 2007

Sobre las historias que se escriben en la calle y se archivan.


Acá va otro texto en “diferecto”, redactado en los descuentos de la jornada laboral de un Lunes 19 de febrero de 2007. Ya cumplí mi primera semana de trabajo. ¿De oficina? Sí, de oficina.

Aun me cuesta decirlo y asimilarlo. Aún me cuesta enormidades levantarme temprano, a eso de las 6 de la mañana, para llegar a las 8 en punto al juzgado donde estoy archivando expedientes de todas esas cosas que ya fueron. Todas esas cosas que ya pasaron, las que ya dieron que hablar. Algunas de ellas salieron en los diarios y en las noticias en la tele, en horario estelar. Otra pocas, quizás lograron portadas y titulares de primera plana (esas que remecieron la rutina o que, derechamente, llenaron espacios por falta de tema en la agenda noticiosa :p). De otras, nadie supo más que los mismos involucrados, ni siquiera el personal que trabaja. Seamos honestos: con todo el volumen de cosas que hay que revisar, evaluar, trabajar y archivar, ¿alguien se da la molestia de ir revisando caso a caso, como corresponde?

La maquinaria no deja que las cosas se hagan como se debieran hacer, como correspondería hacerlas en el plano más humano posible. ¿Casos sobre la miseria humana, los errores y las circunstancias a las cuales todos estamos sometidos, y que van afectando más allá de lo tolerable para un ser humano y si psiquis? ¿Para qué molestarse, si a nadie pareciera importarle?

En vez de calentarse la cabeza, a las caras se les reemplaza por los códigos y los números de registro. Ya no tienes nombre, sólo un Rut. No tienes un problema grave en tu vida, sólo un número de causa, un Rol, como se le dice. Años y años de problemas, trámites, molestias, arreglos, sentencias, apelaciones, malos ratos y pocas alegrías (más bien, visos mezquinos de felicidad vías gotero, en caso de que las resoluciones salgan a favor – nadie te paga el daño emocional que conlleva estos procedimientos :p) son tan sólo unas hojas llamadas “fojas”, que van dando cuenta de los movimientos. Sólo hechos documentados, cifras que no son inferiores a cinco dígitos (decenas de miles, se entiende) y nombres que no tiene caras. Puede ser cualquiera, en verdad.

Mucho de eso está encima de unas cuantas mesas que rodean mi escritorio con el PC sin “internerd” que opero. En mi primera semana me ha tocado archivar muchísimas causas de hechos pasados. La mayoría de ellos, de los años 90 que vieron mi adolescencia, mis primeros amores, mis primeras seis cuerdas y mis primeros discos. Esos mismos años vieron sangre, muerte, violaciones, abusos, robos, vendettas y todas esas cosas que la ley agrupa categóricamente dentro de un solo concepto: CRIMEN.

¿Saben? Pareciera que, por el solo hecho de agruparlas en ese único concepto, se está dando la pauta a seguir para lo que significa este tipo de actividades. La atención en detalle de cada caso se pierde, no hay tiempo suficiente para dedicárselo a cada caso como corresponde y no hay personal suficiente como para siquiera intentar hacer semejante hazaña. No tiene sentido: falta maquinaria dentro de la maquinaria. Ni siquiera pensar en eso.

Sin embargo, lo que contienen esas fojas agrupadas en expedientes son historias o pedazos de historias. La humanidad bajo un prisma de dolor, frustración y sufrimiento. Porque NINGUNA de las que me ha tocado revisar para ingresar sus códigos (nombres, roles, estados, delitos y fojas) pueden dar cuenta de finales felices y cantos de victoria. Por el contrario: si no hay sentencia, hay proscripciones o hay derechamente olvido por el tiempo. Si no pasa nada, es muy probable que siga sin pasar nada. ¿A quién le interesaba? Sólo a sus afectados.

No debiera de ser así. La calidad del servicio (esto que se hace en la administración pública es, precisamente, un servicio a la comunidad y no un servicio de auto aprovechamiento, como muuuuchos creyesen o quisieran creer), creo yo, mejoraría de inmediato si pusiésemos más atención a esas cosas. La calle no debe ser algo temido, sino que algo que se pueda comprender y analogar a la propia experiencia. Escuchar a la gente, salir a caminar, tomar en un bar, comer italianos en los “Don Pepe” de Plaza de Armas acá en Santiago, jugar a la pichanga con los amigos del barrio, carretear. Todas esas son opciones que nos sacan de la burbuja rutinaria, de la cual no siempre (por no decir nunca :P) estamos dispuestos a salir.

Me pregunto qué haría un Truman Capote o un Martin Scorsese revisando estos expedientes para archivar. Todas esas historias que, de seguro, se han escuchado una y otra vez desde que tenemos memoria colectiva, pero que tienen su propia marca al tocar a ciertos seres humanos. Si la ficción se nutre de la realidad, acá habría material suficiente para preparar un montón de novelas, guiones y diversos escritos, además de canciones u obras audiovisuales. Demás que Scorsese estaría absorto revisando la enorme cantidad de fojas de un expediente de infracción a la ley de drogas. Si a ese delito se le suma homcidio por vendetta, mejor aún: ya hay trama suficiente para afirmar un notable relato apegado a la realidad. Si “la historia se escribe en la calle, con gente de verdad”, la historia se iría armando también con estos relatos que nos muestran todo aquello que no necesariamente es “bueno”, “noble” o “ejemplar”.

Usté que está leyendo estos caracteres: ¿qué es lo que le llama la atención de todas esas historias sórdidas y turbias que protegen unas fojas de expediente? ¿Se ha visto involucra@ en algún proceso criminal, civil, tributario o demases? ¿Ha demandado a alguien? ¿Lo han demandado a usté? De seguro que casi nadie de los que lee este flog se ha visto enfrentado a situaciones tan adversas como las que veo acá a diario en el papel, pero nunca se sabe. Estas cosas, precisamente, no se comentan todo lo que se debería.

Comente. Reflexione. Opine. Relate. Cuente. Redacte y comparta.

viernes, febrero 16, 2007

Sobre los 26, caminos y las (pocas) efemérides de 16 de febrero.


Hace muchísimo tiempo que quería subir esta foto que están viendo. Siempre me gustó esta foto de cuando era un inocente y adorable bebé de apenas unos 10 meses, entrando el verano y terminando el 1981 que me vio nacer un 16 de febrero. Mis papás llevaban poco más de un año en Santiago. Se habían venido a Santiago porque mi papá consiguió trabajo acá en la capitale.

Un año más viejo. ¡Ya tengo 26 años! Hace rato que entré al “estratus” de “adulto joven”, ese que disfruta con el VH1 y no con el MTV, el que prefiere la Concierto a la Rock & Pop y el que ya está trabajando para costearse su vida y, si le alcanza, empezar a darse lujos materiales, de esos que la memoria cargada de íconos culturales que le dan forma a un inconsciente colectivo. Que el auto cool, que el viaje por el mundo, que los restoranes con onda, que etc.

A mis 26 años, puedo decir que me siente mucho más joven, como dice el troesma DYlan en My Back Pages (“I’m younger than that now” canta con su acústica en el Another Side Of Bob Dylan). No sólo por verme tan pendejo (TODO el mundo me echa, al menos, unos 4 años menos :P), sino que porque me he salido de todo lo que se podía esperar de mí cuando era un perjenio colegial que tenía wenísimas notas sin siquiera estudiar durante al mitad de su estancia en el Instituto Nacional. Todo hacía ver que yo seguiría el camino de la realización profesional y que sería uno más de aquellos cabros que pasan estudiando y rindiendo frutos.

¿Qué pasó en el camino? Encontré mi camino por al vida. Así de simple. Ya son unos 3 o 4 años desde el momento clave en que pasó. Pero eso es para contarlo personalmente o escribirlo con más detalle y reflexión. Aunque cinco mil caracteres parezca una cantidad enorme para escribir, hay cosas que necesitan otro tipo de espacios y tiempos.

¿La pega? Hasta ahora, todo bien. Puedo escuchar música mientras trabajo en el PC y me da gusto ver que hay algo de avance en estos 4 días que han pasado. Sin darme cuenta, la semana se fue volando. Y quedan 3 más.

Por mi cumpleaños ya escribí unos cinco mil caracteres antes y la idea no es darles la misma lata siempre, ¿cierto? Para esta ocasión, preparé otro tipo de lata. Una lata enciclopédica, jejjejejjejejje. No es desconocido el hecho que todos fantaseamos (aunque no lo admitamos) con que en nuestro cumpleaños pasen cosas importantes. Y recopilé algunas pocas efemérides:

-Un 16 de febrero nació Sonny Bono, el primer marido de Cher y con quien compartió singles rankeados a mediados de los 60 en Sonny & Cher.

-Un 16 de febrero de 1964 los Beatles se presentaron por segunda vez en el Ed Sullivan Show. Esta vez no en el clásico estudio de Nueva York, sino que desde un hotel en la ciudad de Miami, la misma de los Nip Tuck y los mafiosos cubanos exiliados. Según cuentan, los cabros estaban maravillados con tanta playa y tantas minas que les gritaban y escribían cosas como “I love John en la arena, para que ellos lo viesen desde sus ventanas de cuarto del hotel con vista al mar.

-También un 16 de febrero, pero de 1957, ingresa a los charts gringos la canción Come Go With Me, cantada por Del Vikings. Esa fue una de las canciones que The Quarrymen tocó cuando Paul McCartney los vio por primera vez, llamándole la atención el hecho de que John Lennon, el rubio de rulos peinados a la mala en el estilo Elvis, le cambiara toda la letra a la canción, como lo hacían los blueseros.

-Un 16 de febrero de 1992 Mick Jagger no pudo ingresar a Tokio por tener problemas con algunos de sus papeles. Pasó la noche en el hotel del aeropuerto de Tokio. Como era de esperarse para un magnate como Michael Jagger, al dái siguiente pudo ingresar con sus appeles impecables. Lo que hace la plata…

-Un 16 de febrero de 1974, el increíble disco Planet Waves, de Bob Dylan & The Band, se ubicaba en el número uno de los rankings gringos, siendo todo un éxito que corroboraría la agotadísima gira por Gringo alndia, a arenas llenas y con las entradas agotadas por la venta remota. Y teniendo la misma dinámica que en 1966 les hizo recibir un sinnúmero de pifias e insultos…

-Y, por último, un 16 de febrero de 1985 el jefe Springsteen y sus bandmeits de la E Street Band inscribían Born In The USA en el número uno en su país natal. En el resto del mundo, la canción que le daba nombre a la placa despertó rechazo y suspicacias. Si se fijan en la letra, Bruce nos da un desgarrador relato de cómo es el ser un gringo de clase media que lucha a diario por sobrevivir, que tiene que ver a su gente o a sí mismo yendo a pelear guerras que no tienen que pelear y estar pateando piedras en la calle, sin las oportunidades que el gobierno de Reagan decía garantizar.

En fin… esas son algunas cosa que pasaron un 16 de febrero. No son muchas, pero pasaron igual.

Es cuático hacer un segmento así de nerd y enciclopédico, ejjejjeje. Prometo evitar estos exabruptos dateriles, en serio. Por ahora, a dormir un rato. Tengo que levantarme temprano pa llegar a la pega sin problemas. Si alguien se acuerda de alguna otra efeméride de 16 de febrero, coméntela en el libro de visitas.

Nos vemos!

martes, febrero 13, 2007

Desvaríos varios de diversas variedades transantiaguísticas.


Este texto es derechamente en “diferecto”, jejjejeje.

Son las 11 y media de la mañana de hoy Martes y estoy redactando estas palabras desde mi pega. Así es: conseguí pega! Una suplencia por un mes archivando causas en un Tribunal. Ok, no fue en algún medio esta vez. Toma.cl no se actualiza mucho por estos días, la Radio UC está de vacaciones hasta marzo y aún me quedan 3 semestres más antes de poder hacer mi práctica profesional (paso el dato: quisiera hacer turnos en radio :p). Tengo este año y medio para encontrar pega en lo que sea y no ponerme exquisito pa elegir la pega. El trabajo dignifica y no es chiste. La pega es pega. Y la paga es wena. Tengo la suficiente privacidad como pa redactársete texto (aunque sea de a un par de líneas cuando pueda :p) y subirlo en la noche en casa. Acá no hay internet, jejeje. Lo más probable es que se vengan varios textos como este. ¿Quién sabe?

Pasando a otras cosas…

Ayer estaba viendo la Rolling Stone de febrero y aparece una entevista a Pete Townshend, el genio compositor y héroe de la guitarra de todos los tiempos. Y me dio un dejo de pena el leerla. Nunca quise referirme tanto a lo de The Who en Sudamérica porque, principalmente, nunca confirmaron del todo la fecha acá en Chile. Lamentablemente, ya todos sabemos en qué terminó ese rumor: a falta de estadio disponible en Brasil (que, en términos numéricos, representa la mitad de una gira de la triada Brasil-Argentina-Chile), cancelaron el show de Argentina, que iba a realizarse en el Estadio de River Plate, y nunca confirmaron la fecha acá en Chile, en el Estadio San Carlos de Apoquindo. En Argentina la venta de entradas iba bastante bien, pero no lo suficiente para justificar una venida a Sudamérica. Ustedes saben los costos de estas megaproducciones de bandas más grandes que la vida misma.

¿The Who en el Estadio Nacional? Queeee? Parecía algo muy improbable, por no decir inviable o, peor aún, imposible. Basta recordar la penosa concurrencia al show de los Stones en el recinto ñuñoíno para comprobar lo que uno de los ejecutivos de DG Medios declaró tras la omisión olímpica que la empresa comandada por Michael Jagger (también conocido como Mick por los amigos y los patúos que creen conocerlo :p). La declaración rezaba uno de los prejuicios más grandes y difundidos en la orbe: “Chile no es un país roquero”.

Así de duro. Así de crudo y así de violento. Un prejuicio que, incluso entre nosotros mismos, se mantiene. La analogía clásica de que Chile es The Beatles y Argentina , The Rolling Stones. El chileno es más dulce y el argentino más visceral. Que el chileno es más apocado y siútico y que el argentino es agrandado y poco “fino”. Que el chileno es más diplomático y el argentino más frontal. Que el chileno no le interesa generar tema y que al argentino sí. Y así con un sinfín de analogías que, de por sí solas, pasan los cinco mil caracteres de este espacio. Puros prejuicios en su mayoría infundados y mal divulgados en la memoria colectiva de nuestros pueblos.

Lamentablemente, uno hasta puede creérselo con los pastelitos que salen de acá de repente. Ojo, no me refiero a lo meramente musical, sino que a la vida tal cual la conocemos. De hecho, no son pocos los que se acá se quejan por todo. Que el Transantiago, que el gobierno, que el fútbol, que la farándula, que las teleseries, que el Festival de Viña, que las peleas con este y con el otro y un etcétera no tan largo como debiera serlo.

Nadie se preocupa del hecho de que este país ya no nos va a pertenecer al ritmo en que nos vamos sumergiendo a lo privado, a lo “privatizante” y a lo puramente egoísta. Somos seres aislados, incapaces de compartir y unirnos, más que por una causa, por cualquier cosa en común. Nos aislamos dentro de nuestra rutina y no queremos saber nada de nada.

En vez de querer siquiera intentar aprendernos el recorrido que tenemos que hacer en el Transantiago, reclamamos a más no poder, nos tomamos las micros y hacemos barricadas. Es curioso ver ese clima social en verano, en plenas vacaciones. Con ese precedente en pleno febrero, se nos viene un marzo ultra pelúo para todos. Una política de gobierno apresurada y centrada en beneficios políticos más que prácticos, una verdadera mafia de transportistas (recordemos cómo el gremio ya ha hecho de las suyas paralizando al país) y la gente poco dispuesta a readecuar sus rutinarios hábitos diarios hacen que todo esto se vuelva derechamente incontrolable. Ya vamos en el cuarto día de Transantiago y sólo hemos visto caos. Al menos, al borde del caos.

¿Qué pasará con el Transantiago? Ya tenemos antecedentes del sistema aplicado en otros países, aunque también depende del factor idiosincrásico de cada estado al que se le aplique. Por ahora, sólo a cargar las bip y esperar que no pase nada peor, por más que así indicaran todos. Por ahora, a aprehender bien lo que son las troncales y las locales.

Como el Rock tiene que ver con la vida al ser una forma de mirarla y experimentarla, todo lo anterior tiene relación en el plano más íntimo. Parafraseando a la Radio Futuro, ¿le estará faltando rock al Transantiago? ¿Los recorridos están tan enredados que da miedo salir a la calle? ¿Se quedo esperando horas una micro? ¿Se tomaría un bus? Deje su post opinando al respecto.

A todo esto… para llegar a la pega me sirven 3 troncales que me dejan ahí mismo. La suertecita que tengo! Vamos por ancho camino…

viernes, febrero 09, 2007

Una continuación de los caminos sorprendentes del azar de Winamp.


Nuevamente, recurro a un interesante ejercicio que hice en algún momento de las vacaciones de invierno. ¿Recuerdan el de ir redactando algo inspirado en lo que va sonando por el sistema de sonido del computador? El “shuffle” del Winamp nos puede llevar por caminos misteriosos. Vamos a ver qué nos depara esta vez.

El “viaje” partió con la hermosa versión que hace la gringa de Laura Cantrell para la canción When the Roses Bloom Again. Y la sola mención de esta versión merece un comentario freak de datos y demases: originalmente, esta canción iba a salir en el primero de los dos discos que el gran cantautor británico de protesta contemporánea Bill Bragg grabó junto a los wenos cabros de Wilco en 1998. La música que escribieron juntos fue para unas letras que el héroe de la contracultura gringa Woody Guthrie tenía escritas para futuras canciones o sólo sus palabras volcadas en papel.

Este material llegó a manos de Bill Bragg por medio de la hija de Guthrie. Y Junto a Wilco compusieron la música para esas palabras inéditas. El disco se llamó MErmaid Avenue, que tuvo su “secuela” en el 2000. Una de las canciones que garbaron era When The Roses Bloom Again, que canta Jeff Tweedy de los Wilco. Sin embargo, descubrieron que existía la posibilidad de que Guthrie no hubiese escrito esa letra, por lo que decidieron sacarla. Aún así, los Wilco la siguieron tocando en sus shows en vivo. Laura Cantrell escuchó esa evrsión y quedó fascinada. Eventualmente, ella al grabó en 2002. LA descubrí gracias al programa del troesma Dylan en la radio.

Después, el shuffle me lleva a Will You Love Me Tomorrow, cantada por su autora, Carole King, en compañía de James Taylor. Demás está decir lo genial que es Carole King como autora de canciones. Partió escribiendo muy joven, dando junto a su entonces marido Ferry Goffin. Juntos, crearon perlas maravillosas como Locomotion, Take Good Care Of My Baby y (You Make Me Feel Like A) Natural Woman, entre otras. En 1971 grabó Tapestry, un bellísimo disco, que nos mostró a una Carole King que se reinventó comos entida cantautora personal, frente al piano y confesionalísima mujer (aunque la reina musa inspiradora en este rubro es y siempre será mi amada Joni Mitchell :P). Entre las que grabó para ese disco, estaba una de las “viejas”, Hill You Love Me Tomorrow.

Acá pueden ver a Carole King en vivo, sola al piano, en un BBC In Concert, 1971...


El shuffle del Winamp es bastante especial. Sigue en la onda del sonido californiano y pasa The Lee Shore, del súpergrupo Crosby, Stills, Nash & Young. Una canción reposadísima, que sé que le dio nombre a una de las páginas dedicadas a esta gran superagrupación de secos. Yo saqué este track de la caja de 4 CDs que editaron en 1991. La canción ya la conocíamos de la versión en vivo del discazo doble 4 Way Street. Anyway, ¿acaso importa de dónde mierda saqué la canción? Basta de datos melómanos de mierda. Es una bella canción y punto. Y eso es todo lo que debe importar, ¿cierto?

El viaje sigue su camino. Y me lleva directamente a la ruta del troesma Dylan y su Honest With Me, del Love And Theft del 2001. Otro dato freak: ese disco fue lanzado un… Martes 11 de septiembre de 2001!!! Obviamente, el atentado al World Trade Center ocupó las preocupaciones de todo el mundo occidental. Cuando se caen símbolos, ¿importa que el troesma saque disco?

Siempre me han gustado los Red Hot Chili Peppers, especialmente en esta era en que la magia del gran John Frusciante y sus wenas vibras de amor y paz inundan lo que ahcen en conjunto. Y el shuffle del Winamp me regala Porcelain, una delicada canción del Californication, de 1999. parece un sonido delicado, como de terciopelo. Suave, sutil, etéreo, precioso. Un manjar para los oídos, si me preguntan a mí.

Nuevamente, viaje al pasado. A 1954, si somos precisos, con Blue Moon Of Kentucky, de Elvis Presley de unos 19 años, junto a Scotty Moore en guitarra y a Hill Black en el contrabajo, grabando la cara B de That’s All Right, casi como si fuese algo fortuito. ¿Casi? En verdad fue fortuito eso. Y, pro cierto, creó un cisma que ninguno de nosotros puede obviar. Sé que es cool quejarse de Elvis, pero su carisma movía monatñas. Y “pelvises” por todos lados, jejejej.

¿Alguien se acuerda de Neil Diamond? El compositor de canciones que trabajó en algún momento haciendo “jits” para alguna gente (hay algunas cosas de The Monkees que son de él, canciones más wenas que la chucha). Diamond generó todo un culto en su carrera, con actuaciones en vivo apoteósicas. Créanme, los shows de Neil Diamond son demasiado grosos como para ignorarlos. Y el suflé del Winamp me recuerda que ese célebre sketch de Plaza Italia del “hagamos un asado… hagámoslo al tiro!” ocupaba una de las canciones de Neil Diamond, la Red, Red Wine, que hicieron populares los de UB40 en los ochentas.

Una muestra del Neil Diamond actualísimo en vivo...


Y el viaje del shuffle termina(al menos, en lo que a los 5 mil caracteres de este espacio se refiere) con una de mis bandas de cabecera, Cream., El supergrupo que tuvo a Jack bruce en el bajo, a Ginger Baker en la batería y a Eric Clapton en la guitarra. Como comer tallarines con salsa todos los días, jejejejje. De ellos subo foto esta vez, y ahora me acuerdo que subí hace tiempo un texto sobre el fundamental Disraeli Gears. Es que se lo merecen. Para muestra, un botón: Politician, del disco doble Wheels Of Fire, de 1968. Un riff aplastante, un groove que muy pocos logran y un espíritu único. Puta que me gusta Cream! Puta que defiendo a Cream! Puta que seguiré defendiendo a Cream.

Un poco de Cream en vivo, del Farewell Concert de 1968...


Eso por ahora. Nos vemos!

martes, febrero 06, 2007

Sobre la violencia, Tarantino y Scorsese.


Mi querida madre me enseñó de muy niño que, cada vez que quería saber qué significaba algo, que recurriera al diccionario. Y eso hacía: pescaba el diccionario que aún está en la biblioteca del livng y buscaba la palabra que quería saber. ¿Qué tal si hacemos lo mismo ahora, con “violencia”? Busquemos en el diccionario. Y de seguro encontramos lo que queremos saber. Al menos, damos un primer paso para salir del túnel oscuro de la ignorancia, ¿cierto?

Así que acá va: Violencia (según la Real Academia Española, más conocida como la RAE): 1) Cualidad de violento; 2) Acción y efecto de violentarse; 3) Acción violenta o contra el natural modo de proceder.

Como ven, la violencia es acción y no un mero acompañamiento de frases. La violencia es una postura, un concepto y un valor. La violencia es la que, para bien o para mal, ha forjado a la humanidad y al mundo de occidente. Guerras, asesinatos, disputas, conflictos y hasta meros insultos son sus canales de distribución. Por ello, no es extraño que la violencia sea un tema central en el arte visual, particularmente en el cine. Es en la sala de cine, con una proyección de pantalla gigante, en la que la violencia queda mejor retratada. Sin embargo, y como toda acción humana, la violencia nunca tendrá una sola mirada y ni siquiera un juicio completamente hecho.

Estos dos señores que ven graciosamente caricaturizados, como mirándose el uno al otro, saben retratar la violencia mejor que nadie. A la izquierda, pueden ver a Quentin Tarantino. A la derecha, al gran Martin Scorsese. Dos miradas distintas y, por cierto, dos perspectivas sublimes para exponer y relatar historias de violencia. Historias sórdidas, pero extrañamente cercanas. En fin, historias que nos interesa más que la cresta seguir.

A los dos les compramos casi todo lo que nos dicen y muestran en pantalla. A los dos los hemos seguido exhaustivamente con los años y a ambos los tenemos en un pedestal al cual ni siquiera se pueden acercar muchos. Rehecho, ambos están en un ránking que publicó el The Guardian de Inglaterra con los mejores 40 directores de la historia. Sin embargo, ambos tienen estilos particulares a la hora de aproximarse al TEMA que es la violencia.

Partamos por el más joven (no por eso el menos sabio ni el más “polluelo” a la hora de relatar historias :p). Quentin Tarantino, un freak que se fue formando en los cuasi inicios de la era de la sobreinformación a domicilio, tiene absolutamente claro que se va al cine para ver mundos distintos al que uno vive a diario, enfrentarse a situaciones a las que uno jamás se enfrentaría en al vida real y esperar que sucedan cosas completamente inverosímiles. Tarantino es capaz de utilizar las toneladas de información que acumuló en su memoria tras ver videos días completos y crear un mundo particular, completamente nuevo, en el que da cuenta de más íconos pop que museo de salón de la fama de rocanrol. Tarantino es hijo de la tele y de las noches de videos. Probablemente, es uno de los nerds más exitosos del mundo y de la era de “la venganza de los nerds”.

Una "fuckin' short version" de Pulp Fiction...


El wen Tarantino, además, es fanático de los homenajes en vida. Rescata símbolos y los vuelve a poner en el tapete. Todo esto, bajo un prisma único de violencia desde una mirada estética. En el cine “mainstream”, ¿hay algo más bizarro y gore que la violencia de Tarantino en sus películas? Litros y litros de sangre derramada, ejecuciones de antología y fetichismo (píllelo por ahí, busquilla acérrimo :p) para mostrar el lado visual de la violencia en su máximo esplendor. ¿Belleza en la violencia? Sólo Tarantino tienen la respuesta.

Un clásico: Michael "soy cool" Madsen bailando y pracicando la violencia al ritmo de Stuck In The Middle With You, de los Stealers Wheel...


En cambio, Martin Scorsese tiene otra mirada para tratar la violencia. Criado en un barrio de vicios como Little Italy en su Nueva York natal (en verdad, ¿qué barrio no tiene vicios?), vio mucho en su infancia y adolescencia. Mucha violencia, muchos vicios y muchas costumbres que son “normales” para cualquiera que se críe en esos barrios. La violencia, para Scorsese, no tiene nada de irreal ni fantástico, sino que es parte de la realidad. Esa realidad que le tocó ver toda su vida y la cual lo ha formado. Además, pudo crecer y formarse en un ambiente en el que, por decirlo de alguna manera, los atormentados y los perdedores podían plasmar su frustración en la forma de arte.

Uno de los primeros pasos de Scorsese tras la cámara: su primer corto The Big Shave, de 1967...


Sus barrios retratados en Mean Streets, la catarsis sicológica como consecuencia del hastío de la putrefacción urbana en Taxi Driver, toda una vida bajo códigos distintos al sistema en Goodfellas y el origen de sus queridas calles de Nueva York en Gangs Of New York, son algunos ejemplos en los que Scorsese ha puesto a la violencia en tela de juicio no como algo lejano, sino como algo que está en cada uno de nosotros. Todos podemos llegar a ser así de brutales y descarnados. Todos estamos a tan solo un paso de perder la cordura como Travis Bickle. En lo que Scrosese nos muestra, la violencia pasa necesariamente por un prisma moral. Porque el dilema que se presenta en nuestras vidas es precisamente el que mueve nuestros cimientos morales. Nada de fantasía ni ficción, sino que la dura realidad nomás.

El mismísimo Travis Bickle frente al espejo...


Mientras Tarantino nos muestra lo lúdico e irreal en que puede tornarse la violencia, Scorsese nos va recordando cuanto de violentos tenemos todos. Ambos usan medios muy distintos para contarlo y lo filtran desde sus particulares miradas. Y ambos son maestros a la hora de contar esas historias que quieren mostrar.

Si se fijan en la caricatura que subí, uno de ellos sonríe. ¿Se sabrá vencedor de la no declarada “pugna de retratadores de violencia en el cine”?

Ustedes, ¿a quien prefieren? ¿A Tarantino o Scorsese? Como dicen por ahí, “moje el teclado” y opine. ¿Quién se lleva la corona no declarada de “retratador de la violencia”?

lunes, febrero 05, 2007

Muertos De Risa.


En lo absurdo siempre encontraremos la verdad presentada de manera descarnada. En lo absurdo siempre las moralejas son completamente aplicables a nuestra vida cotidiana. En lo absurdo es en donde vemos nuestros defectos tal cual son, peor amplificados y hasta caricaturizados para asimilarlos y comprenderlos mejor. Sin dramas, sin sutilezas y sin sensiblerías de ningún tipo. Es el humor negro el que, incluso, sería capaz de redimir nuestras almas podridas por el cinismo, el egoísmo y todos los “ismos” que se les vengan a la cabeza.

Alex De la Iglesia conoce muy bien el humor negro y el absurdo como códigos de un lenguaje que maneja como pocos. Así lo ha probado en su contundente y jugosa filmografía, plagada de historias surrealistas en la forma, pero cercanas y desgarradamente humanas en el fondo. Y, por cierto, cada vez más lúdico, jejeje. Recordemos Crimen Ferpecto (pueden leer mis pelás de cable sobre esa gran película acá) y El Día De La Bestia, sólo pro citar una de ellas. Sin embargo, creo que De la Iglesia tocó el cielo y una cima difícil de superar en Muertos De Risa, que estrenó en el último año del siglo veinte.

Muertos De Risa es de esos acontecimientos únicos en una década, en una era o en un siglo. LA, hasta ahora (ojalá que se venga otra), obra maestra de De la Iglesia es uno de esos relatos épicos que abarcan la suficiente cantidad de años como para ver el deterioro de nuestra sociedad occidental. Particularmente, para el realizador, de la España de los 70 hasta la de comienzos de los 90. ¿Y qué mejor que ir mostrando las contradicciones de un pueblo completo canalizando todo en una pareja de “humoristas”? De esa forma, De la Iglesia nos presenta el auge y la decadencia de Nino y Bruno, la pareja más exitosa de la comedia española, verdaderos íconos pop y referentes culturales. Al menos, en el mundo de la ficción, jejjeje.

Nino (el genial actor de comedia Santiago Segura) y Bruno (El Gran Wyomming, un notable personaje popular de España – conductor del CQC español, por cierto) conforman el dúo cómico de mayor éxito en España, a pesar de las serias diferencias entre ellos. ¿Diferencias irreconciliables? Más que eso: un odio parido entre los dos, el mismo que hizo de su show basado en una simple y vulgar cachetada, grito y plata en su país. Así es: nada de chistes ni rutinas cómicas elaboradas. Lo que llega a ser ícono pop no son esas cosas tremendamente libreteadas, sino que las cosas más simples, esas que se hacen medir. Una simple bofetada puede despertar reacciones delirantes, dicen por ahí.

El recorrido de Nino y Bruno juntos comienza en los últimos años de la dictadura de Franco, y con mucha violencia. Nino canta “temas” de Nino Bravo; Bruno, atiende en el bar donde Nino está cantando. Un hecho trágico (del cual no les contaré nada :p) pone sus destinos juntos como aspirantes a “artistas” (no “artistas”, por cierto) sin una pizca de talento. Aun así, tras asociarse a un manager sin escrúpulos, y gracias a un acto de violencia pura (la bofetada, en sí, es símbolo de brutalidad máxima, si lo piensan), logran la fama y fortuna. Sus logros “profesionales” no se basan en un histrionismo o comicidad natural, sino que en esa exhibición impúdica de la degradación, todo representado en esa legendaria bofetada. La que hace que el público se mate de la risa y necesite de ellos como si fuesen la próxima línea de coca.

Julián, el manager (Alex Angulo), lo explica de manera sublime en esta línea de la película: “Lo bueno eran las bofetadas. Así de sencillo y brutal. Así de absurdo. A la gente se le salían las tripas de la risa. Aquello era un acto de anarquía total, una liberación absoluta de cualquier compromiso ético, como dijo no sé quien en un periódico. Ellos hacían en el escenario todo lo que hemos deseado hacer alguna vez. Abofetear a alguien con total impunidad. Sin la menor importancia, sin recibir castigo alguno. Abofetear a nuestro jefe, suegra, jefe de gobierno o al Papa. Había algo de amoral en todo esto. Algo siniestro 'pero no es así en todos los placeres de la vida?'”. Es precisamente esa ostentación de la violencia desmedida y la humillación categórica (Bruno es quien le pega a Nino) la que actúa como catarsis de una sociedad que tuvo cuatro décadas de represión. La ferocidad de Franco y su régimen “cotidianeizó” la violencia a tal grado que, presentada como espectáculo cómico, llega a ser tan popular como la familia real.

Sin embargo, ambos se necesitan. Esa celebración de lo mediocre y lo decadente sólo es posible si ambos están. Nino necesita de Bruno, y viceversa. El odio que se profesan se convierte en egolatría enfermiza, llegando a niveles de lo “bizarro” pocas veces vistos en el cine. Mientras la veía, pensaba “¿cómo a los weones de Joligud no se les ocurrió llevar un relato así a las pantallas de lo meinstrim?” Pero un relato así de crudo, lúdico, brutal y descarnado es inviable para el estándar con el que se maneja el cine gringo ahora. Quizás en los setenta se hubiese hecho algo así, who knows.

Muertos De Risa es, en el fondo, “un drama humano que parece un chiste”. Acá no encontrarán valores como la hermandad o la solidaridad. No, señores. En Muertos De Risa, De la Iglesia nos muestra cómo hemos llegado a enaltecer el odio y la brutalidad como entretenimiento de marquesinas, teatros y televisión en vivo. Sólo el odio y la envidia mantienen vivos a Nino y Bruno, una pareja cómica como pocas. Mejor dicho, como muchas que vemos en nuestra cultura.

Muertos De Risa es un crudo retrato de occidente tal cual es: la celebración de la violencia como el entretenimiento por excelencia. Y eso no lo vemos todos los días en las películas. Si aún no la han visto, véanla cuanto antes.

sábado, febrero 03, 2007

The Life Aquatic With Steve Zissou.


A fines del semestre pasado, mientras estaba poniendo música en el cumpleaños de una amiga por un rato, me topé con unas canciones conocidísimas, pero dotadas de una frescura única. Claro que las había escuchado antes, pero el topármelas ahí me hizo volver a tenerlas presentes: esas canciones insignes de David Bowie, pero cantadas en portugués y a pura guitarra de palo por el genial músico brasileiro Seu Jorge. Ahí estaban, en el archivo de ese PC conectado a un equipo de música, con una magia inconmensurable. La simpleza hecha magia, hecha sinceridad, hecha arte. Siempre lo ha sido.

Toda esa maravillosa música inglesa cantada en portugués y pasada por el filtro de la bossa nova cubre las capas sonoras de una genialísima película de hace un par de años, que tuve el placer de ver hace tan sólo unos meses: The Life Aquatic With Steve Zissou (Vida Acuática, como la conocimos en los cines de por acá), dirigida por el brillante Wes Anderson. El joven director ya nos había sorprendido antes con dos perlas maravillosas como son Rushmore y The Royal Tennenbaums, mostrándonos su particular mirada de comedia enmarcada en un universo propio. Sin embargo, es en The Life Aquatic With Steve Zissou donde Wes Anderson logra llevar ese universo propio a niveles insospechados.

Desde siempre que Anderson quiso dirigir una película sobre viajes submarinos y él ya había escrito algo cuando estudiaba sobre el capitán Steve Zissou y sus aventuras. Ahora, en esta película, el capitán será el protagonista de delirantes aventuras cargadas de un sentido del absurdo que se conecta irremediablemente con la realidad y lo cotidiano. Por más propio que sea el universo que inventa Anderson en sus películas, no podemos negar que hay demasiados puntos de identificación con nuestras propias vidas.

El trailer de la película...


El siempre genial Bill Murray le da vida a este singular capitán Zissou. Al verlo, no pude dejar de relacionarlo con Peter Venkman, el “cazafantasmas” que inmortalizó hace más de veinte años. Zissou tiene bastante de la arrogancia, la locura y la lucidez delirante que tiene el más carismático de aquellos Ghostbusters que nos acompañaron en la infancia. Pero acá Bill Murray nos muestra el porqué es un maestro (no reconocido como corresponde) en la actuación. Su interpretación del capitán Zissou, un hombre obstinado y pasando más bien por la recta final de una vida dedicada al mundo acuático, es excelente por donde se le mire.

Steve Zissou de pronto se ve enfrentado a una eventual paternidad, a terminar una aventura que le dejó trágicas consecuencias y a tratar de cerrar su carrera como corresponde, bajo sus propias reglas. Todos esos tópicos dan más para algo trágico, pero Wes Anderson los convierte en el combustible perfecto para echara aandar el motor de la comedia que ha registrado con su propio sello. Además, ayuda mucho el soberbio elenco de soporte, con Willem Dafoe, Owen Wilson, Angelica Houston, Jeff Goldbum, Noah While, Michael Gambon, el mismísimo Seu Jorge y Cate Blanchet, entre otros que no recuerdo en este minuto. Todos personajes casi sacados de una imaginería nunca vista en películas de relatos épicos en el mar.

Para recrear ese mundo acuático en donde Steve Zissou hizo toda una trayectoria, Anderson optó por no ocupar tecnología de punta, sino que la magia de la animación. Esos seres que habitan en océano nunca se habrían visto así de originales si los recrearan de manera realista. Esto es cine y se puede jugar con ese prisma de ver las cosas, ¿cierto?

The Life Aquatic With Steve Zissou precisa de no una, sino que de varias pasadas para ir fijándose en no pocos detalles que, por cierto, no aclararé acá. Ni siquiera les adelantaré una sola línea de la trama, pues es tarea de ustedes el irla descubriendo con sus propias percepciones y filtros.

En lo que ya es marca registrada del estilo de Wes Anderson, la película está cubierta de mucha música (y de la wena, por cierto). Si revisan la banda sonora, se encontrarán no sólo con las emotivas y honestas adaptaciones de Seu Jorge, sino que con el mismísimo David Bowie, Iggy & The Stooges, Joan Baez, The Zombies y paco De Lucía, entre otros. Ese disco fue el que encontré en ese archivo en una fiesta de fines de noviembre, y el que he escuchado bastante desde que lo pedí de allá. Me fui como a eso de las 5:30 am (como la canción de Weichafe, jejeje :p), aún no salía el sol y por los audífonos del “pendraib” de MP3 pasaban esas canciones sublimes que afirman ese mundo acuático del capitán Zissou. Fue uno de los mejores amaneceres del último tiempo. Y todo gracias a la música, claro está.

Por cierto, la expedición al mundo acuático del capitán Steve Zissou no estaría completa sin una verdadera joya llamada The Life Aquatic Studio Sessions de Seu Jorge, con todas las adaptaciones de clásicos de Bowie que grabó para la película. De ellas, mi favorita es la emotiva versión que hace de Life On Mars? Gracias a ella pude aprender a tocarla en guitarra. Sólo había que volver a lo simple, a lo más simple posible.

Mi favorita de las Studio Sessions, Life On Mars?...


Vean la película. Hace un par de meses la estrenaron en el HBO y está en DVD en varios lugares. No se arrepentirán de sumergirse en la vida acuática junto a Steve Zissou.

jueves, febrero 01, 2007

Cortez.


Nuevamente, subo una foto personal. Ustedes saben que no soy muy dado a subir fotos personales, y que le doy más relevancia al texto que a la foto que suba en este fotolog (y ahora también blog). Me disculparán, pero no pude resistirme a dejar esta foto fuera. ¡Está muy wena! Y, por cierto, sacada con una máquina de fotos automática. La tuve que escanear para subirla acá.

No se asusten. No me vino ningún ataque sorpresivo de egocentrismo como para que esto pase a ser un vil y vulgar EGOlog. No señores. Más bien, la foto está tan wena (según yo) porque trae muy wenos recuerdos de una wenísima jornada en vivo de la breve e intermitente actividad de Cortez, la otra banda en la que toco, aparte de Fother Muckers.

Creo que ya les he contado de Cortez, pero nunca está mal reiterarles algunas ideas. Cortez nació por ahí en abril de 2005, como un proyecto que teníamos en mente con Marcelo Gallo (el Melo) un gran amigo de las tocatas de Weichafe. Estábamos viendo la posibilidad de tocar juntos e intentar formar una banda. Él tenía un amigo que tocaba el bajo (Luis Peredo, el Pere) y sólo nos faltaba un baterista. En esos días, yo tocaba en otra banda llamada Los Paranoias (en alguna oportunidad contaré su historia, jejejej), donde tocaba batería Matías Valdés (el Mimo), y lo invité a que se sumara para probar qué pasaba.

En abril de 2005, como para probar qué resultaba, nos juntamos por primera vez a tocar en una sala de ensayo. Ni siquiera teníamos un nombre para este eventual proyecto, sólo las ganas de juntarnos a tocar y ver qué pasaba. Los primeros minutos de tocar fueron de tropiezos en cada segundo. Un desastre total, lleno de acoples, desafinaciones, descalibraciones, desavenencias espontáneas y descoordinaciones fatales. El Hec, el Melo, el Mimo y el Pere trataban de comunicarse en medio del caos y, por muchos momentos en esa primera sesión, parecía que así iba a ser nomás.

Sin embargo, la magia llegó en un momento inesperado. Según recuerdo, de la nada se me ocurrió empezar a tocar una canción muy querida por mí: Cortez The Killer, de Neil Young & Crazy Horse. Ese pedazo de canción es una pegada (“zarpada”, como dirían los argentinos) de apenas tres acordes y del mismo cambio todo el tiempo. El momento se afirma a pura improvisación, y llama a simplemente ser honestos para tocar. Como me sabía la letra, la canté yo, aparte de ir guiando a los cabros por los distintos pasajes y los distintos moods de un mismo cambio. Y eso fue lo que hicimos en ese primerísimo ensayo de ese proyecto que aún no tenía nombre.

Aun no conoce Cortez The Killer, de Neil Young & Crazy Horse? Acá va una versión en vivo, de 1991, del Weld...


Con el tiempo, se fueron agregando canciones. Recuerdo que el Melo nos hizo CDs con algunas canciones que podríamos empezar a tantear en los ensayos que podríamos tener. Aí fueron apareciendo cosas de Peral Jam, Jimi Hendrix, los mismísimos Beatles y Mad Season. En los ensayos que siguieron, siempre se presentaban los típicos problemas de descoordinación y desastre de principiantes. Pero, ¿qué carajo importaba, si cada vez que llegaba el momento espontáneo de tocar Cortez The Killer pareciera que estuviésemos tocando de toda una vida juntos?

Al cabo del tiempo, adoptamos de forma natural el nombre de Cortez. Para nosotros, era sinónimo de algo puro y visceral, tan desgarrador como sincero, en el cual no importa qué tan bien toques sino cuánto de tu alma entregas. Acá no hay virtuosismo efectista ni maquinaciones leonas para ganarse a la gallá. En Cortez, sólo están las ganas de pasarlo bien.

Lamentablemente, nuestro camino ha sido muy inconstante por las circunstancias que nos han rodeado. Principalmente, la para nada insignificante razón de que el Melo encontró un trabajo muy weno en el extremo sur de Chile. Desde mediados del 2005 que tiene que viajar y no vuelve en meses. Acá a Santiago vuelve apenas un par de veces al mes, cuando regresa de vacaciones. Es en esos momentos cuando Cortez vuelve a la actividad. Sinceramente, creo que ya tendríamos canciones propias si nuestro camino fuese más continuo. Pero así nomás nos ha tocado hasta ahora.

Sólo hemos tocado en público en un par de ocasiones. A fines de julio, en un carrete en la casa del Melo, y el pasado Lunes, celebrando su cumpleaños en el Clandestino, y también el debut oficial de Cortez a público en serio. En un set de casi una hora y de puros covers, casi los mismos que se propusieron en el (ya) lejano 2005, cuando recién nos juntábamos. Al parecer, las versiones van creciendo a medida que pasa el tiempo. Son como viejos amigos que uno se encuentra en contadas ocasiones, y con los cuales compartes un trago y una wena conversa. No es de todos los días, sino de momentos memorables.

Me pregunto: ¿sería todo distinto si la vida de Cortez no pasara por esos prolongados períodos de congelamiento? ¿Cómo serían nuestras propias canciones’ ¿Seguiríamos con ese espíritu fresco de improvisación? ¿Funcionaría o sería un completo y rotundo desastre? Todas son preguntas que tienen respuestas, pero estas aún no se ven con claridad.

Ahora, sólo queda esperar a que las estrellas se posicionen y nos permitan tocar juntos nuevamente. Sé que ganas de tocar tenemos todos. También el alma para hacerlo. Y también sabemos que lo pasamos más bien que la cresta tocando juntos.

Una canción como Cortez The Killer es única en su especie. Lo suficientemente poderosa como para inspirar a cuatro cabros que se juntan a tocar bajo un nombre inspirado en ella. Y para disfrutarla en versiones extensas de más de 15 minutos, tal y como al viejo y querido Neil Young, junto a sus secuaces de Crazy Horse, les gusta.