lunes, junio 05, 2006

Archivos abril de 2006.


Sábado 29 de abril de 2006:

Celebrando las primeras canciones de Fother Muckers disponibles!

La banda de amigos de colegio más conocida como Fother Muckers, un grupo de amigos que disfruta de tocar guitarras tanto de palo como eléctricas, crear, vacilar, romper cuerdas, saltar en escena, jugar con los amplificadores, recordar a todos aquellos que nos han influenciado con su espíritu y que gusta de presentarse donde los invite, está de fiesta...

Después de mucho tiempo de espera, al fin está disponible en la red algo de nuestro demrado demo. El lugar virtual de donde pueden bajarlo es www.purevolume.com/fothermuckers, y la primera canción que está dando vueltas es Dime Si Soy Yo. El sitio está en actividad desde hace unas pocas horas, y la canción no dura más de dos minutos. De hecho, sólo tiene dos minutos y dos segundos de duración. Rocanrol en su estado más crudo, hecho y tocado por amigos que la pasaron bien grabando, arreglando, cambiando, conversando y probando la canción.

Tal como lo pueden ver en www.fotolog.com/fothermuckers, tengo que decirles que la producción es humilde, tanto como un demo lo puede ser. Pero tiene algo inexplicable, que sólo queda claro al escucharlo. Es crudo, es rústico, es primitivo. Tal como somos nosotros también. Como lo dijo mi amiga Danu, después de que tocamos en condiciones adversas, una banda de amigos de colegio. Unos practicantes de uno de los oficios más antiguos del mundo: entretenedores arriba de una tarima. La tradición se acuña desde el principio de los tiempos, desde que el mundo es mundo, y desde que el hombre se dio cuenta que, además de los placeres de la carne (tanto literal como figuradamente), podía matar el tiempo haciendo cosas para mantener algo que podría considerarse como "atención" en el que estaba al lado. Y esa es una de las pegas más nobles que puede haber, se los digo.

Curios. Lei hace un rato en la Rolling Stone versión Chile de mayo, la que trae en portada a un Jorge González muy a-la Joe Strummer, un excelente artículo sobre Buddy Guy, el padre de todos, absolutamente todos los guitarristas desde los 60 en adelante. ¿Sabían que Jimi Hendrix eligió el modelo de Fender Stratocaster para tocar sólo porque era el modelo que Buddy Guy usaba (y sigue usando)? ¿O que Eric Clapton ha tocado muchas veces con él en vivo, además de darle sus respetos en vida cada vez que puede, como un adolescente que conoce a un ídolo cada vez? ¿Y que, a sus 69 años, el tipo todavía pasa la mitad del año en conciertos, viajando y tocando con la misma vibra, pasión y corazón que siempre? El retrato que le hicieron es notable: queda claro que Buddy Guy tiene el espíritu joven todavía, aún sintiendo asombro ante las cosas, descubriendo música nueva y tocando junto a las nuevas generaciones. Un ejemplo a seguir.

¿Esto a propósito de qué? De nada, en particular. Sólo comparto un poco de mi día con ustedes. Mañana nos toca ensayo con Fother Muckers y una tocata en la casa de nuestro amigo Diego Maldonado, quien se presentará con su grupo Sr Davis. El Jueves 4, un café cocnert para nuestro amigo Juan en la UC., Y el Viernes 5, nuestra tan postergada tocata acústica de cumpleaños oficial en el Microcine de la casa central de la UC, con versiones remozadas de nuestras canciones.

Noticias de último momento! Mientras escribo estas líneas, el sitio de Fother Muckers en Purevolume ya cuenta con una canción más en el playlist para descargar. Es El Que Lo Encuentra Se Lo Queda, que ha sido varias veces el número de apertura de nuestros shows. La escucho mientras escribo estos caracteres, y ha quedado wenísima! Obvio que con los detalles de un demo, tan rústico y crudo como él solo. La canción no puede dejar de evocarme los días en la playa, cuando grabamos todos los instrumentos de las canciones.

¿Vale la pena escribir sobre algo tan personal? Durante mucho tiempo me inhabilité moralmente para hacerlo. Siempre pensé que yo no era la voz más autorizada para escribir algo sobre el grupo, al estar yo ahí. Hoy dejo eso de lado, tomo mi copa y propongo un brindis por lo ocurrido. No todos los días nos toca estrenar algo tan personal como las canciones propias. Pero nuestra idea es compartir con todos ustedes lo que hacemos. Todo esto lo hacemos con el corazón, con todas nuestras ganas y nuestra alma. Hemos pasado momentos duros en este año de vida que tenemos de existencia como grupo, pero todo nos ha servido de manera positiva.

Personalmente, he aprendido que las canciones son un regalo que llega de milagro. Hay que tener la bondad y la voluntad de recibirlos humildemente. Si uno no las recibe, no mueren. Ellas siguen su camino. Eso me quedó claro el Miércoles en la tarde: el cómo algo que llegó a mis sentidos en un momento en el que yo no estaba preparado para recibirlo no cayo ahí, sino que siguió su camino y se materializó en una de las formas más puras en que podría haberlo hecho.

Como diría mi primo-hermano-amigo Francisco, los cinco mil caracteres probablemente se hagan mucho para expresar algo que queda clarísimo en tan sólo un par de palabras. MUCHAS GRACIAS! Gracias a mi querida familia que siempre sigue ahí conmigo; gracias a mis amigos, compañeros de muchas batallas; gracias a ellas, por inspirarnos a seguir; gracias a la guitarra; gracias a la música; gracias a Dios; gracias a la vida.

Por eso aparezco en la foto de hoy, tomada en agosto de 2005 por nuestro amigo Ignacio Rojas, mientras improvisábamos con las guitarras de palo en el Microcine. Por eso, lo que escribo hoy tiene que ver con mi vida. Por eso lo comparto con ustedes.



Jueves 27 de abril de 2007:

Pearl Jam.

Ya se veía venir. Bastó con verlos en ese glorioso concierto del Martes 22 de noviembre para darme cuenta de una cosa: Pearl Jam tiene frescura, garra, misticismo, potencia, rocanrol, alma, tripa y corazón. En ellos no había desgaste temporal aparente ni pálidas muestras de un pasado que les pesara como cruz a cargar por mucho tiempo. Nada de eso. Los cinco tipos que estaban sobre el escenario eran un grupo de amigos que siguen disfrutando de tocar y de los desafíos de renovar los votos con su camino, sus creencias, su propósito y sus ideales.

Si a todo eso le agregamos la circunstancia de que estaban preparando material para un nuevo disco de estudio, el resultado prometía muchísimo. Ya sabemos que la, a estas alturas, legendaria banda es como el vino del weno, ese que mejora con los años. A pesar de lo que digan los fanáticos que se quedaron pegados con el Ten y el Vs, Pearl Jam sólo hizo lo que todos deberían hacer: crecer y desarrollarse bajo términos propios. Nada de concesiones ni facilismos populistas, sólo honestidad brutal (como lo dijo Calamaro, jejeje). Y el grupo se encuentra en una inmejorable posición para luchar por lo que creen. noe s de extrañar, entonces, que el fruto de esas recientes sesiones de grabación sea una colección de 12 canciones (13 tracks, en realidad, ya les explico más adelante :p) que conforman el nuevo trabajo, simplemente titulado pearl jam.

Así de sencillo; así de directo; así de crudo; así de vicseral. Eso es lo que he estado escuchando el último par de semanas tanto en la comodidad de mi hogar como en las caminatas prolongadas de cada día entre la casa y la u (ahora último, también para la sala de ensayo). Hay consenso general de que el nuevo disco es de lo mejor que han entregado. Su crudeza incluso ha hecho que esos fanáticos nostálgicos del Pearl Jam intenso y desenfrenado de antaño se sientan más que satisfechos con el resultado. Para mí, es más sencillo: Pearl Jam tiene nuevos bríos; se han rejuvenecido con su propia solidez y ya nadie los puede parar. Son unos clásicos de todos los tiempos. Y, si lo pensamos bien, nunca pudieron encajar en el saco del mal llamado grunge. Pearl Jam siempre tuvo vocación de Rock clásico, ese emparentado con Neil Young y The Who, ese de guitarras poderosas y sólidas, capaces de afirmar todo lo que se les venga encima.

El disco lo abre la aceleradísima Life Wasted. Eddie Vedder con su voz de siempre, claro que acá con más poder; la muralla de guitarras de Stone Gossard y Mike McCready producen, literalmente, fuego; la piedra rítmica del bajo de Jeff Ament y la abtería del siempre notable Matt Cameron dan el piso suficiente para que las murallas de guitarras se relajen un poco y vuelvan a la carga en cosa de segundos. Le sigue el single que todos conocemos desde marzo y que ya tenemos incorporado a nuestro sistema nervioso: World Wide Suicide, con Vedder abriendo la letra como si fuese una descarnada crónica, un informe periodístico sobre víctimas, con zumbidos guitarreros increíbles que logran crear la atmósfera suficiente para dejarte cabeceando todo el rato. Después, todo vuelve al desenfreno con Comatose, con Vedder gritando como nunca y la instrumentalización al borde del deliro: el Pearl Jam clásico que a todos nos gusta oir e imaginar.

Con tanta velocidad, las cosas se tornan un poco más calmas en Severed Hand, una muestra del Pearl Jam que no pocos hemos degustado con gusto en todos estos años. Para seguir la misma vibra, la bella Marker In The Sand y la emotiva Parachutes, donde suenan tan sombríamente dulces que costaría creerlo, pero es la pura verdad, con una letra que habla del amor y la guerra, dos sentimientos antagónicos. En Unemployable, el optimismo se asoma, aunque sea por un momento, entre la luz y las guitarras eléctricamente preciosas. El quiebre lo provoca la espectacular Big Wave, con la banda nuevamente encendiendo todo lo que se les cruce.

En Gone, las reminiscencias al excelente Yield llegan por sí solas, y de seguro Pete Townshend se sentirá orgulloso al ver el guiño que hacen al final, con una línea a lo Let´s See Action de los maestros The Who. Un teclado celestial nos trae de regreso a la primera canción, pero esta vez un Wasted Reprise breve pero puro, como para que suene en una iglesia. Luego, la sentida y descarnada Army Reserve, expresando un sentir del pueblo, algo que los Pearl Jam han sabido encarnar con sinceridad en todos estos años. A continuación, una reposada melodía para la vuelta de una amante es lo que nos trae la explícita Come Back. Finalmente, un track soberbio: Inside Job. Acá todo encaja a la perfección: el ritmo acústico, el piano, la crudeza dulce de la voz de Vedder, el quiebre eléctrico del solo del siempre efectivo McCready, los coros y las ganas de volver a lo más esencial de los últimos segundos; todo en sólo 7 minutos.

Ya no queda nada. El Martes aparece de manera oficial. El arte, el diseño, las letras impresas. Sólo queda seguir escuchándolo. En eso estoy.



Lunes 24 de abril de 2006:

La idolatría por los caidos del Rocanrol... y la gira de CSNY.

Siempre se presenta la oportunidad de discutir en una conversa informal sobre el real valor y trascendencia de los "mártires" en el mundo del rocanrol. Algo que ya está institucionalizado en la buena crianza es el reverenciar a todos aquellos caídos de la vida gobernada por la consigna de sexo-drogas-rocanrol que todos quisiéramos seguir pero que muy pocos se atreven a seguir y muchísimos menos a seguirla al pie de la letra.

Que Jim Morrison era un genio indiscutido con su particular pluma, que Janis Joplin una chica emotiva que cantaba como una negra emocionada, que Jimi Hendrix es el dios absoluto de la guitarra, que Brian Jones ha sido una de las personalidades británicas más importantes de todos los tiempos, que los Buckley eran demasiado especiales, que Elliot Smith era un iluminado, que John Lennon el personaje del siglo XX más importante de todos, que Kurt Cobain estuvo a la altura de Lennon... son muchas las cosas que se han dicho con respecto a todos los que tienen la "fortuna" de haber ingresado al olimpo del rocanrol antes de tiempo.

Siendo razonables, muchas de las cosas que se dicen de todos aquellos notables son ciertas (sólo un par de ejemplos: el legado que dejó Elliot Smith es sencillamente conmovedor; lo poco que alcanzó a hacer Jeff Buckley es demasiado bello como para dejarlo pasar). Está la obra que dejaron en vida para confirmarlo y las sorpresas que la vil, cruel y neófita industria nos muestra de vez en cuando para satisfacer las demandas de un público que puede ser tan vil, cruel y neófito como esa industria la que le encanta atacar cada vez que puede. Pero acá el cuento es otro: ¿no estamos empañando de un romanticismo exacerbado el recuerdo de todos aquellos que, en la mayoría de los casos, vivieron rápido y murieron jóvenes? ¿No estamos dándole demasiado valor a cosas que, por sí solas, eran notables?

El mismo Lennon decía en su momento (por ahí por el 72) que a los que había que celebrar era a los que seguían vivos y luchando a diario por seguir adelante, no a los idolatrados mártires, a propósito del instantáneo culto que se generó en torno a ellos. Publicaciones de grabaciones hasta en el baño, escritos perdidos, biopics, libros de gente que ni siquiera los conocía de cerca, altares en torno a sus tumbas... el negocio de la necrofilia rocanrolera da para mucho. Ganar dinero con la muerte, decir palabras bonitas sobre aquel que ya partió mientras tu bolsillo se llena de billetes otorgados por gente que sufre con toda su alma por la pérdida. Ese es el panorama que traen los decesos tempranos de ídolos de los medios. Ya lo vimos incluso en lo ocurrido con James Dean.

El viejo y querido Pete Townshend es muy sabio en su juicio con el tema. Afectado personalmente por la partida de Keith Moon en 1978 y, recientemente (casi 4 años atrás), por la pérdida de su amigo John Entwhistle, es uno de los pocos que la tiene bien clara al respecto. "Mira mi vida! Mira a mis amigos, a mis conocidos! ¿Cómo terminó todo? La lista es fuckin interminable: Keith Moon, Jimi Hendrix, Brian Jones, Janis Joplin... mis amigos muertos! ¡Mis amigos! ¡Quizás puedan ser tus fuckin íconos, pero eran mis fuckin amigos... mis amigos!", reflexionó hace poco más de 10 años en una entervista a propósito de la Historia del Rocanrol.

Por cada ídolo que idolatramos y martirizamos, hay un amigo que se ha ido para alguien... y es algo que no tenemos muy claro en su momento. Townshend todavía sigue con los bríos como para seguir en actividad: ahora sí se viene un nuevo disco de The Who y hace muy poco fue subiendo a su blog (sí; Pete tuvo blog) su novela The Boy Who Heard Music y, por ahí (y cruzen los dedos) pueden agregar Sudamérica como destino en una eventual gira en el 2007.

Este es un tema que da para mucho. No sólo para trasnochadas revisiones de un humilde servidor, sino que para estudios sociológicos y sicológicos responsables; también da trema para los historiadores, literatos, cronistas, revisionistas, artistas y a toda la gama de catalizadores que se les ocurra.

Por otro lado, la actitud lúcida del troesma Dylan para seguir en el ruedo de las giras y teniendo bien en claro su propia historia es una postura digna de admirar. A sus casi 65 años, todavía la sigue rompiendo bajo sus propios términos, sin importarle nada más que su propio camino.

Y los que ven en la foto: Crosby, Stills, Nash & Young. Vuelven a presentarse en vivo para la Freedom Of Speech Tour 2006, con fechas, en un principio, en Winnipeg, Seattle, Washington DC y Detroit. De ellos, dos han estado cerca de la muerte: David Crosby, por su abuso con las drogas, que le conllevó problemas graves de salud; y Neil Young, que fue intervenido el año pasado por un aneurisma cerebral. Sin duda, ellos vienen de vuelta. Y han escrito bastante al respecto (escuchen el maravilloso Prairie Wind, del siempre iluminado Young). Sería un gusto verlos por estos lados. Pero eso es harina de otro costal.

¿Qué opinan uds? ¿Hay idolatría excesiva hacia los caidos? ¿La mayoría lo merece? ¿Habría sido su obra tan relevante si siguieran con vida? Comenten...



Domingo 23 de abril de 2006:

Texto número 200, con El Palacio de La Moneda y sus 200 años.

Hemos llegado a la foto/texto número 200. Doscientos. Dos cientos. Un par de cien. En fin. Es curioso cómo le encontramos tantas acepciones al número 200, incluso le inventamos si queremos. Doscientas fotos/textos en las que me he explayado tanto como me permiten los cinco mil caracteres que este servicio provee a sus usuarios.

El número 200 tiene ciertas connotaciones de las que me acuerdo de inmediato, y que les diré a continuación. La primera que se me viene a la mente es la de que el catálogo de The Beatles contiene un poco más de 200 canciones. Así es. Un poco más de doscientas canciones que hemos disfrutado toda nuestra vida. Y, como ya deben saber, ninguno de los Beatles sobrevivientes o las familias de los fallecidos poseen alguno de los derechos de dicho catálogo. ¿Quién es el dueño? Wacko Jacko, el mismísimo Michael Jackson, ese ser que trabajó en alguna oportunidad con McCartney (¿recuerdan Say Say Say y The Girl Is Mine, de 1982?). En una jugada ultra ambiciosa, y en pleno proceso de negociaciones por el catálogo de The beatles, Jackson se adjudicó la franquicia, dejando atrás la propuesta que el mismísimo Paul iba a hacer. Obviamente, esto rompió las buenas relaciones que había entre ellos dos.

Nunca he sido seguidor de Wacko Jacko, ni siquiera en mi infancia más remota, probablemente porque el recuerdo de The Beatles viene desde mi infancia o mis rayadas con la música clásica (sí, es verdad: antes yo rayaba con la música docta de hace unos cuantos siglos, sin siquiera saber quienes la habían escrito) eran mis preferencias por sobre esa máquina del Pop de chicle llamada Michael Jackson Incorporated. En serio. Nunca lo disfruté y tampoco ahora le veo mucha relevancia a su imperio de millones durante los 80. Menos mal que el atormentado Kurtco y cia. llegó para sacarlo de su trono de mainstream, pasando la pelota hacia unos lados más aceptables. Actualmente, a pesar de estar tan cagado entre demandas de conductas pedófilas, gastos sin solventar y decadencia pura, Jackson (era que no) no suelta todavía el catálogo de The Beatles.

¿Se acuerdan de una película de 1999 llamada 200 Cigarettes? Ese nostálgico relato situado en un año nuevo de comienzos de los 80, con un elenco multiestelar (Ben Affleck, Courtney Love, Paul Rudd, Cristina Ricci, Jay Morr, Dave Chappele, Janeane Garofalo, Kate Hudson, Casey Affleck, entre otros que no me acuerdo ene ste minuto) y una historia que pudo haberse trabajado muchísimo mejor que lo que vimos en pantalal. Se hace entretenida de ver, pero no es más que eso: un momento medianamente agardable. La película podría haber sido algo más, pero no lo fue. Como tantas miles de otras que andan dando vuelta pro ahí, las que ya se hicieron y las que están por venir.

Pasemos a otro tema ¿Sabían que el año pasado el palacio de la Moneda cumplió 200 años de existencia? Weno, acá les va el ladrillo con datos, proveídos directamente de la misma oficialidad, en www.presidencia.cl:

"El Palacio de La Moneda es considerado una obra cumbre de la arquitectura civil de la América Colonial y representa uno de los grandes aportes culturales europeos a nuestro continente. En sus comienzos, funcionó como Casa de acuñación de monedas y posteriormente, como residencia de los Presidentes de Chile y sede del Gobierno de la República.

Diseñado por el célebre arquitecto romano Joaquín Toesca, el edificio fue inaugurado en 1805 por Luis Muñoz de Guzmán, el Gobernador más ilustrado del período colonial. Su costo aproximado fue $1.000.000 de la época, y sus medidas originales 100 metros de frente por 125 de fondo".

Un millón de pesos de la época! Con eso, ni siquiera nos alcanza para un set de amplificación Marshall decente para tocar en estadios. Pero en ese tiempo, era toda una fortuna (¿la degradación progresiva del valor del dinero? de seguro). Pero eso no importa. El propósito del edificio era albergar la Real casa de moneda, y lo comenzaron a construir en 1784. Cuando lo inauguraron, aún no estaba terminado. Como fábrica de acuñar monedas, fue el mayor edificio levantado por la Corona Española en el Siglo XVIII. Recién en 1848 se habilitó para residencia de los Presidentes. Sin embargo, aún seguía funcionando como fábrica de monedas. Fue recién en 1922 cuando trasladaron los talleres de amonedación y se destinó la totalidad del Palacio a algunos ministerios y oficinas de gobierno, función que sigue cumpliendo hasta nuestros días.

El Palacio de La Moneda ha visto pasar toda nuestra historia. nuestros orgullos y fracasos, nuestra tristeza más profunda, nuestras esperanzas y nuestros anhelos, junto con nuestra frustración. Ahora uno la ve pintada de blanco y con una Plaza de La Constitución que cede cada vez más terreno al cemento no transitable.

Vivo a tres cuadras del palacio de gobierno y todos los días me toca pasar por ahí. He estado dentro de La Moneda una vez en mi vida: a los 9 años, en un paseo de 4o básico en abril de 1990. Siempre me he preguntado el impacto que debe haber causado la tragedia de ese martes 11 en el entorno inmediato: una nube gris espesa, un humo contundente, un caos y una pena horrible. Es una certeza: las fotos, las imágenes de archivo y todo lo que hemos recopilado dan fe de ello.

¿Alguien más la conoce por dentro? No se pierden mucha novedad en realidad. Sólo tengan en cuenta todo lo que ha pasado cuando pasen cerca de ahí.



Viernes 21 de abril de 2006:

Coffee And Cigarettes.

El cine que hace Jim Jarmush no es sencillo. Crudo, de múltiples interpretaciones, arriesgado en todos los frentes que podamos imaginar, indomable como lo son pocas cosas en la actualidad. Después de conmovernos al máximo con la excelente Dead Man y de ser capaz de captar la esencia medular de Neil Young & Crazy Horse en el documental Year Of The Horse, uno no le puede exigir que se pase superando a sí mismo. Sólo que conserve la actitud punk que siempre ha tenido a lo largo de sus obras.

Y Jarmush se las arregla para seguirnos sorprendiendo, aunque sea con ideas que ya le hemos visto antes. Hoy en la tarde recién pude ver Coffee And Cigarettes (de hace más de 2 años, pero que sólo a comienzos de éste tuvimos la oportunidad de ver en el cine), ese conjunto de cortos que conforman un largometraje nada de usual, con una sola idea en común: conversar alrededor de unas tasas de café y de unos cuantos cigarrillos. Quizás las cosas más consumidas a cualquier hora del día, el café y los cigarrillos al final son sólo el contexto para una reunión, y no el motivo principal.

Y eso es lo fascinante que tiene Coffee And Cigarettes. Jarmush se las arregla para exponer la problemática de la cotidianeidad humana a partir de simples conversaciones. Son nueve los cortos que componen este conjunto, donde Jarmush aprovecha de ocupar más de una forma de comunicar. Si en algunos opta por la dramatización elevada y diálogos notables, en otros opta por la comunicación no verbal y la expresión de sensibilidad en gestos sencillos. De esa manera, Jarmush nos presenta diversas formas de acercamiento a los más cotidianos estados de conciencia. una cosa es tenerlos claros siempre, y otra muy distintas es verlos por la pantalla, ¿cierto?

Los cortos que conforman la película, en orden de aparición, son los siguientes:

-Strange To Meet You: Con Roberto Benigni y Steven Wright. Es el que abre el relato coral y el que ya existía de antes, sentando el tono de informalidad que rodea a las conversaciones y situaciones que veremos más adelante.

-Twins: Con el siempre notable Steve Bushemi y los mellizos Joie y Cinqué Lee, hermanos de Spike. Me encantó el humor negro que muestra este corto y la situación que se presenta. Una sola pista: Memphis, Tennessee.

-Somewhere In California: Con Tom Waits e Iggy Pop. Uno de los mejores del conjunto. La verdad es que es un agrado ver a estos dos veteranos del rocanrol que son actores innatos, desenvolviéndose con tanta naturalidad frente a la pantalla. Una situación de enredos única es la que Jarmush trabaja acá.

-Those Things'll kill Ya: Con Joe Rigano, Vinny Vella y Vinny Vella Jr. Dos viejos cansados, quejumbrosos, con mañas y con vicios que ya o pueden dejar. Sencillamente humano.

-Renée: Con Renée French y E.J. Rodríguez. El corto con más comunicación no verbal que haya visto en mucho tiempo. Las pocas palabras dichas acá no importan. La mirada y la actitud de ella lo dicen todo, dejándote enganchado en el momento en que aparece.

-No Problem: Con Alex Descas e Isaach de Bankolé. ¡Quién no ha vivido una situación tan cotidiana como el compartir aflicciones con un amigo(a) sin relatarlas? A veces no es necesario contarlas para comunicarlas.

-Jack Shows Meg His Tesla Coil. Con Jack y Meg White. Sencillamente delirante el corto protagonziado por The White Stripes en pleno. Un aparente freakerío que nos muestra la fascinación por esas cosas que mantienen vivo al niño que llevamos todos. ¿Qué mejor que confirmarlo con un freakerío?

-Cousins: Con Cate Blanchett en un papel doble (ella misma y una supuesta prima). Interesante juego de dualidad el que muestra la actriz en este corto. Más que ver a dos personajes distintos, pareciera que estuviésemos ante las dos caras de una sola persona.

-Cousins?: Con Alfred Molina y Steve Coogan. De todos, mi preferido. Lo que debía ser una reunión informal más termina presentando "impactantes" revelaciones. La condición de seres humanos conectados por las cosas más inverosímiles es lo que nos muestra Jarmush acá. Sencillamente conmovedor.

-Delirium: Con Bill Murray, GZA y RZA. Otro de los notables de la película. La química esencia del maestro Murray con dos de los Wu Tang Clan es fenomenal. Acá todo es lúdico y negro, con algunas de las líneas más delirantes de toda la película.

-Champagne: Con Bill Rice y Taylor Mead: El que cierra todo el conjunto, dejándote con ganas de ver más. Pero, ¿qué mejor que cerrar estos relatos tan humanos con una analogía al brindis? Cuando vena la película (para los que no la han visto), acuérdense de todos los temas que se trataron durante todo el relato coral. Se llevarán una sorpresa.

He leído algunas reseñas en que se han quejado de una cierta irregularidad entre los cortos. Tras ver la película, me queda claro que sólo fueron percepciones de personas demasiado esperanzadas con que la, en entonces, nueva película de Jarmush sería algo que rompería esquemas. Jarmush logra su cometido y se sale con la suya con los 9 cortos.

Pura humanidad. Pura cercanía. Pura intimidad. Todo en un blanco y negro que acentúa la intimidad. Cuesta encontrar películas así. Si las encuentran, no las pierdan de vista.



Martes 18 de abril de 2006:

La magia de grabar todo en una sola toma.

Ayer al fin grabamos lo último que nos estaba quedando para terminar el demo de esa banda de amigos colegiales más conocida como Fother Muckers. Son 6 tracks los que registramos hace mes y medio. En esos días de ensueño en la casa de playa de Simón, pudimos grabar todo lo instrumental: bases, guitarras, teclados y varios detalles que fueron apareciendo en esos días. Lo que dejamos pendiente fue la voz. Y eso fue lo que nos tuvo parados en marzo, pues Cristobal se enfermó a mediados de mes y debía reponerse.

Gracias a Dios, abril trajo alegrías por mil. El cambio a la sala de ensayo, un par de sesiones en vivo y la concertación (¿existe esa palabra? Jejejej) del tan ansiado demo. Ayer en la tarde, en nuestra querida sala de ensayo, instalamos todo para grabar las voces que faltaban. Quedaban por completar la mitad de las canciones del demo. Y el trabajo fue productivo. Cristóbal preparó la garganta para el registro y agarró vuelo en la sesión. Simón llegó al rato después, cuando ya estaba una canción lista. Pero no hubo mucho que esperar, pues llegó prendidísimo. Desde ahora, lo conoceréis como ¡Simón "una sola toma" Sánchez!. Le puso todo el corazón a los coros y a su canción, además de una vibra irrepetible. Andrés dejó todo registrado y estaremos escuchando el resultado este fin de semana. Justo como para calzar con nuestra tocata de aniversario, de la cual verán más info muy pronto en www.fotolog.com/fothermuckers.

Simón "una sola toma" Sánchez se suma a la tradición de no pocas pero notables figuras que acostumbraban a no trabajar con excesivas tomas ni partes sus grabaciones. Esos genios que la tenían clara de antes y que sólo necesitaban de inspiración y la máquina grabando en el estudio. Aunque se tiende a pensar lo contrario, muchas de las cosas más geniales que hayamos escuchado en nuestra vida provienen de la vibra "una sola toma". Piénselo: ¿acaso creían que antes tenían todo el tiempo del mundo para grabar lo que se les antojara? Para nada. El tiempo disponible era escaso, los estudios eran precarios (cuatro canales era un lujo a comienzos de los 60) y las exigencias eran bastante distintas.

El fuerte de los músicos era el tocar en vivo. Es por eso que las canciones crecían en escena más que en una habitación de dos por dos. La única forma de crecimiento era la interpretación en vivo ante la audiencia. Por eso, una vez que llegaban a grabar, el oficio hacía lo suyo y la magia funcionaba. Así grabó Robert Johnson en apenas cinco sesiones distribuidas en un par de años. Emblemas del blues como Crossroads Blues, Love In Vain y Traveling Riverside Blues fueron grabados en un estudio improvisado, de esos con grabadora en una pieza anda más. Nada de vidrios aislantes de sonido ni productores estrella. Sólo apretar el Rec en la vieja grabadora.

Ray Charles disfrutaba del tocar en vivo con los músicos de su banda y de grabar a un ritmo vertiginoso. Tanto así, que acostumbraba a grabar todo en una sola toma, claro que después de varios ensayos para coordinar a sus chicos. Canciones emblemáticas como Mess Arround, I Got A Woman y la ultra improvisada y excelente Waht I´d Say salieron de jams varias y momentos en vivo que desbordaban creatividad espontánea. Ojo, acá nada era al lote. La leyenda del Soul era un minucioso de los detalles y un perfeccionista acérrimo. Para tocar con él tenías que ser un capo en lo tuyo y no te permitía relajos mientras estuvieses en plena sesión.

The Beatles pulieron su número en vivo de los primeros años a punta de tocatas en pésimas condiciones, lo que les dio unos bríos que pocos tenían en esos tiempos. El primer LP que grabaron, Please Please Me, contenía los singles Love Me Do con su lado B P.S. I Love You y la canción que le da el nombre al disco. Las 11 canciones que necesitaban para completar un LP de 14 canciones, distribuidas en dos lados de 7 tracks, las grabaron en una sola sesión a comienzos de 1963. La última canción del LP, Twist And Shout, coincidentemente fue la última en grabarse. Después de un largo día de trabajo junto a George Martin, las voces y los brazos ya estaban cansados. Lennon no canta en Twist And Shout, sino que grita desaforadamente. El track está lleno de una inusitada energía, sacada del cansancio, pero inmortalizada con vigor.

Una de las cosas que quedan claras tras escuchar la primera caja de The Bootleg Series del troesma Dylan era el relajo con el que llevaba las sesiones de grabación. El trovador americano gustaba de trabajar las canciones en el estudio, en sesiones de ensayo junto a la banda de músicos que lo acompañaban (entre ellos el sólido guitarrista Mike Bloomfield y el ingenioso tecladista Al Kooper). Según Bob Johnson, productor del mítico Highway 61 Revisited, no había relojes en el estudio y todos trabajaban sin presiones de contexto. Sólo se hacía música con el alma, las ganas y la suficiente apertura de mente como para partir con una cosa y terminar con otra completamente distinta.

El troesma es un iluminado en esto. Y lo sigue siendo.



Lunes 17 de abril de 2006:

Disraeli Gears.

Que curioso que, a pesar de tantos años que han pasado desde que se separaron, nadie haya podido sacar de su sitial a Cream, el power trío más seminal de toda la historia. Nadie ha logrado calar tan profundo como ellos, con apenas 3 discos de estudio y un poco más de 2 años de actividad. La lección más importante que Cream nos dejó es que podemos alcanzar energías inconmensurables con los menos elementos posibles. Sólo se necesitan una guitarra, un bajo y una batería en lo material, y mucho corazón y alma en lo emotivo.

Cream le dio una vuelta de tuerca a todo lo que sonaba en ese momento. Su revisionismo del Blues pasado por la sicodelia y la potencia de murallas sólidas de sonido redefinió la manera de tocar e improvisar hasta nuestros días. La guitarra del alma de Eric Clapton, la potencia vocal y las líneas sólidas y precisas de bajo de Jack Bruce y las percusiones precisas de la batería de Ginger Baker han sido capaces de seguir sonando frescas incluso en nuestros tiempos. Cuando toda pareciera ir para cualquier lado con las millones de opciones que nos presenta el océano de elementos que se tiene a la mano, lo que hizo Cream aún nos puede enseñar un camino válido y puro. Aún suenan como la mejor banda del mundo, como Jerry García respondiera con una sonrisa cada vez que le preguntaban por Cream mientras tocaban.

El segundo disco del power trío británico es el que resume de mejor manera su legado. Lanzado al terminar el mítico verano de las flores de 1967, en pleno septiembre, Disraeli Gears sentó parámetros únicos en el quiebre sonoro más duradero de todos los tiempos. En una época en que muchas de las cosas que aparecían lograban redefinir cosas y cambiar el modo con el cual nos relacionamos con la música popular, Cream logró aportar con su granito de arena a la evolución que se da no por mayor tecnología ni técnica depurada, sino por el reencantamiento con una idea muy básica, tanto que resulta demasiado fácil olvidarla e, incluso, obviarla: el placer por tocar y transmitir a través de la música. Sólo tocar hasta que tus dedos estén cubiertos de sangre y tu aliento se acabe. Tocar hasta que ya no puedas más. Tocar hasta que te revientes arriba. Tocar con todo, sin facilismos ni cosas baratas. Tocar con el alma.

Cream logró sintonizar con la vibra de la época y mostró un notable avance en su segunda entrega discográfica. Atrás quedaban los guiños exquisitos de pop de I Feel Free o las improvisaciones sin rumbo (aunque gozosas igual) como Rollin And Trumblin o la maquinaria de pocas palabras de I´m So Glad. Acá Cream se la jugó con todo y potenció su sonido a niveles insospechados, logrando crear murallas sonoras a punta de potencia y amplificación gigante. Eso es lo que nos da la bienvenida al escuchar ese gran juego de guitarra que luce Clapton en Strange Brew, heredado de BB King y con un falsete inquietante, complementado con sugerente lírica de vodoo. Le sigue la fundamental Sunshine Of Your Love, la marca registrada de la banda que contiene uno de los riffs esenciales para todos los que tocamos (o intentamos tocar) guitarra; en esta canción todo es perfecto: el solo y riff de Clapton, la línea rítmica de Bruce y el ritmo casi sincopado de Baker.

Después, un genial juego vocal entre Bruce y Clatpon con World Of Pain, con una batería de Baker que pareciese venir desde lo más profundo. A continuación, la atmósfera mágica de Dance The Night Away, con unos quiebres instrumentales demasiado gloriosos como para perdérselos. Le sigue el divertidísimo Country que trae Blue Condition, con líneas vocales sorprendentes y de lo más poco triviales que se puedan escuchar.

El lado B lo abre una de esas canciones que fácilmente se quedan en nuestros oidos para siempre: Tales OF Brave Ulysses, con un toque medio gótico y oscuro, que le da el peso suficiente para que un trío suene como un ejército de potencia sonora. Después, la inquietante SWLABR (que es She Walks Like A Bearded Rainbow), con un rocanrol poderoso y con onda, dejando un poco de lado la sicodelia preponderante en la placa. A continuación, se bajan las revoluciones (en apariencia) para la sorprendente We´re Going Wrong, que nos sumerge en las profundidades mismas de todo el asunto, arrastrados por el peso del sonido que sale de los parlantes.

Le sigue uno de esos Blues característicos del mano lenta, Outside Woman Blues, que Clapton hace propia a punta de riffs inolvidables y solos demoledores. Después, un Take It Back que podría haber calzado perfectamente en el Fresh Cream, ese primer disco. En esta última parte el Blues se apodera de la atmósfera, dejando a la sicodelia concentrada en los primeros cortes. Entra lo más puro de las guitarras, bajo y batería, además de harmónicas increíbles. El disco cierra con una aparentemente improvisada Mother´s Lament, que contrasta mucho con esa poderosa Sunshine Of Your Love, pero que logra despedir el disco de manera sutil y relajada. No será un broche de oro, pero es lo suficientemente acorde para crear una atmósfera única.

Disraeli Gears es de esos discos que te acompañarán por mucho tiempo. Pasarán los años, las experiencias, los amores, los desengaños, los momentos duros y los de redención. Pero siempre encontraremos la forma de encajar este disco dentro de nuestro viaje. Es de los que no pueden faltar de nuestra mochila. Si no lo han escuchado, háganlo lo antes posible.


Sábado 15 de abril de 2006:

El ser portada de la Rolling Stone.

De seguro ubican al tipo tan cool que aparece en la portada de la última revista Rolling Stone edición gringa, la que sale dos veces por mes. ¿Cuál es el motivo de que este tipo de actitud irresponsable, insulsa y de fumada despreocupada se apodere de esta portada? Es simple: 24, la serie que sólo debería haber durado UNA temporada, esa que cuenta las peripecias del agente federal Jack Bauer para salvar al mundo y a quien se le cruce pro delante (con métodos “mamísticos” para sacar info), la está rompiendo en el país del norte.

Pero no todo ha sido sonrisas para Kiefer Sutherland. De ser un actor taquilla adolescente en los ochenta, pasó a ser uno de los tantos actores ques e gastan la plata en carrete y se despreocupan del talento (sólo los genios como Robert Downey Jr pueden llevar una doble vida de esas características y salir casi ilesos de la hazaña). De ser el vampiro cool de The Lost Boys o el Athos de los 90 en la apolinea versión de The Thrtee Musketeers de 1993, pasó a ser el borracho que sacan a patadas de los bares por escandaloso y a actuar en cuanta película mala le ofrecieran, con tal de tener plata para carrete. En ese espiral descendiente de vicio, perdición, decadencia y miseria humana se encontraba Kiefer, cuando Dios se acordó de él y dejó junto a su vómito el guión de una serie que lidiaba con un novedoso formato de narración temporal, en tiempo real y con tensión al máximo. Era el guión de 24. Sutherland aceptó pensando que, en el peor de los casos, el piloto no lo vería nadie y que, si funcionaba, tendría pega segura por un año o dos como máximo.

Pero no fue así. 24 encandiló con su adrenalina y narración inteligente a la crítica y a la audiencia, la cual respaldó crecientemente al show. Es así como, tanto la serie como Sutherland, se han convertido en íconos pop. De esos que basta con solo oír mencionar o mirar de reojo para saber de qué carajo se tratan. De seguro muchos saben de qué se trata la serie y quién es Jack Bauer sin siquiera haber visto un solo episodio de 24. Muchos reclamarán de que el show te deja enganchado y esclavizado durante 6 meses cada Lunes a las 22 hrs viendo el FOX en el cable, otros esperan a que salga en DVD para hacerse maratones, y el resto, simplemente, no está ni ahí con esa gringada. Pero todos saben quién es Jack Bauer.

Si sales en la portada de la Rolling Stone, ten por seguro que te convertiste en algo más que sólo un tipo que aparece en los medios. Eres parte de un selecto grupo de artistas, políticos, y varios otros que no me acuerdo en este minuto, que han marcado un momento en la cultura popular. Desde que la revista existe, se ha tratado de eso: rescatar lo que pasa en las calles, lo que se habla, lo que se dice, lo que se piensa, lo que escucha, lo que se ve y lo que se hace. La Rolling Stone, tal como lo propuso su fundador Jann S. Wenner, pretende ser un reflejo de la sociedad y sus inquietudes. Es más que levantar ídolos nuevos botando a los viejos. Es dar un “reconocimiento” a esas personas que han calado, en un nivel u otro, en la vida de otras.

La "labor" de la Rolling Stone es tan relevante que hasta hay algunas canciones por ahí que hablan sobe este tema, por supuesto desde una mirada lúdica. ¿Han escuchado la canción de Dr Hook & The Medicine Show, Cover Of the Rolling Stone? Esta habla de la emoción que se obtiene al ver tu foto en la portada. Las bandas y gente de las esferas del arte, por más que critiquen los criterios de los editores y el contenido de la revista, sienten que lo han logrado si llegan a ser portada de ella. De seguro que la enmarcarán y la pondrán en alguna parte de sus casas: arriba de la tasa del baño o al lado de la pieza de los cachivaches.

Me imagino que ya le han echado una ojeada a la nueva edición chilena de la Rolling Stone. El experimento anterior fracasó porque se olvidaron de lo esencial en la revista: darle espacio a toda la realidad local. Una revista que sólo cubra música local pero publique crónicas sobre la realidad de un país extranjero tiene menos posibilidades de ser leída, pues el público no se siente identificado y el texto puede tomarse como ficción y no como parte de la realidad. Si revisan la segunda oportunidad de la revista en Chile, de las 4 portadas aparecidas, 2 son nacionales. Si bien hay bastante menos páginas que la edición argentina que veíamos antes, al menos el contenido es muchísimo más local que antes. Y eso es un avance, no hay dudas de eso.

La importancia de ver nuestra propia cultura y nuestros códigos propios es tan alta como el precio del cobre. Como dice Alejandro González, un país sin memoria es sólo un paisaje. Necesitamos que nuestros héroes vivan a la vuelta de la esquina, no bajo el cartel de Hollywood ni en un yate en Mónaco. Tiene que caminar por la Estación Central, comerse un completo frente a la Plaza de Armas (weno, también puede ser en el Liguria :p) y encontrártelos caminando por Ahumada. Necesitamos sentir que, algún día, podemos llegar a estar en la portada de la Rolling Stone.


Jueves 13 de abril de 2006:

Lost In Translation.

Tuve el agrado de ver Lost In Translation (Perdidos En Tokyo, como le pusieron por acá), a fines de febrero de 2044, hace ya más de 2 años, en el cine. Tenía muchas ganas de ver esa película desde que supe que la estaban exhibiendo en los cines de acá. Fui solo, como corresponde ir a ver ciertas películas que requieren de nuestra total atención. Y lo que vi me provocó varias cosas.

El relato que llevó a la pantalla grande Sofía Coppola (después de esa preciosa y también dolorosa película llamada The Virgin Suicides) es uno de los más íntimos que haya visto en mucho tiempo. Lost In Translation te revuelve la cabeza de una manera que muy pocas películas lo hacen. No se necesitan de grandes artilugios, ni elaborados diálogos o efectos especiales sorprendentes. Basta con el sutil arte de la contemplación y la cuota justa de intimidad para lograr identificarnos en algún nivel. No se necesitan sobredosis de diálogos "inteligentes" y "humanos" para conmover. A veces, basta con el silencio para transmitir emociones. Hay veces en las que la emoción resiste cualquier tipo de análisis, momentos mágicos en los que la pantalla que está frente a nosotros transmite algo que se te mete por los ojos y va directamente a lo más profundo: a tu corazón, a tu estómago o a donde sea que se esconde esa parte de nosotros que no entiende de razones y explicaciones, que se limita a sentir y a conectarse con una emoción pura que rompe la barrera entre creador y destinatario de la obra. Acá, el que recibe el mensaje se convierte en cómplice de ese misterio que rodea a algunas películas que parecen hechas expresamente para uno mismo. Suelen ser obras que apelan a lo más elemental, al tema más universalmente retratado por todas las artes que conocemos y al mismo tiempo, fuente inagotable de historias: el amor, la necesidad de afecto, la huida de la soledad, de ese vacío emocional que parece tan intrínseco al ser humano.

De eso tiene mucho Lost In Translation, una película totalmente inclasificable, que se resiste a cualquier etiqueta, pues cualquiera de ellas se queda corta para describirlas. Películas como Lost In Translation, The Bridges Of Madison County o Before Sunrise parten del argumento más elemental del mundo, (un hombre, una mujer y la relación que se establece entre ellos) para reflexionar sobre lo que muchos consideramos como la parte más esencial de la vida, ese universo tan maravilloso y apasionante como fugaz y frágil al que todos aspiramos a vivir con toda su intensidad al menos una vez a lo largo de nuestra existencia. No existe aspiración más humana y universal que esa necesidad de compartir, de crear, de sentir y abandonarse en el que está a tu lado, más allá de su condición de pareja, amante, esposo, objeto del deseo o casual coincidencia en tu vida.

Bob Harris (un brillante Bill Murray) es un actor cincuentón que se encuentra en Tokyo por un suculento trato publicitario con una marca de whisky, pero es evidente que está huyendo de un cierto naufragio existencial. Charlotte (Scarlett Johansson) es una veinteañera recién casada con un fotógrafo demasiado ocupado en su trabajo como para dedicarle un poco de atenció; por un trabajo de él en Tokyo, se encuentra en la ciudad, pero siente una soledad devastadora. En esas circunstancias, Bob y Charlotte se conocen y comparten su desolación. Ambos comparten un espacio común, un aséptico e impersonal hotel que, en cierto modo, les protege del otro gran protagonista de la historia: la misma ciudad de Tokio, una urbe alienígena que no llega a ser hostil, pero está llena de luz de neón, ruido y de una cultura extraña que aumenta aún más su confusión interior, esa indefinible sensación de vacío y de pérdida. Están destinados a encontrarse y a entenderse.

Sofía Coppola logra transmitir sentimientos con la imagen, los silencios y las miradas cómplices entre los protagonistas. Las palabras acá no juegan un rol preponderante, sino más bien complementario, logrando así recrear una de las historias de amor más fascinantes y hermosas de los últimos tiempos. Más allá de que domine ese equilibrio siempre difícil de conseguir entre drama y comedia (administrando hábilmente las dosis de humor que provoca la mirada entre irónica y desconcertada de un Bill Murray inmerso en la incomprensible cultura nipona con la amarga sensación de incómoda soledad que desprende Scarlett Johansson en la habitación de su hotel, mientras contempla desde su ventana la ciudad), Coppola consigue que el proceso de acercamiento entre dos seres tan aparentemente opuestos sea tan natural como inevitable. Dos personas que no saben nada el uno acerca del otro, que están de paso en esa ciudad inescrutable, pero que disponen del tiempo suficiente para compartir sus soledades y cruzarse de forma silenciosa, casi imperceptible, intimidades que ocultan a sus seres queridos y hasta a sí mismos.

Lost In Translation es de ese tipo de películas que tienes que ver, que tienes que conseguir y que tienes que recordar. Si no lo han hecho, búsquenla lo antes posible. LA han dado en el cable, está en varias partes para arriendo y más de alguien (me incluyo) la tiene en su colección. No se arrepentirán con esta hermosa historia.



Martes 11 de abril de 2006:

Ray Davies, poeta lúdico y oriundo de Mushwell Hill.

Ray Davies (el de la guitarra acústica), como cualquier adolescente de Londres, y especialmente de la localidad de Mushwell Hill, soñaba con las luces y el estrellato. Por ahí fue aprendiendo y aprehendiendo en su corta vida. Primero, de su abuela que siempre sabía cómo animar una fiesta. Luego, de todos aquellos contadores de historias que observó desde niño. Y, ya de adolescente, de sus ídolos de rocanrol, gusto que compartía con su hermano menor, Dave (el de la eléctrica).

Esas primeras canciones sacadas junto a su hermano y un par de amigos fueron las suficientes como para que Ray se hiciese notar. Con mensajes directos y puerilmente adolescentes, del tipo "todo el día y toda la noche" o "realmente me tienes") eran condimentados con un sonido directo y mucho desorden para tocar en vivo (por ejemplo, a los hermanitos Davies les encantaba cortar los alambres eléctricos con alicates). A Dave le bastaba con repetir un riff de guitarra para que Ray escribiera palabras urgentes y directas al hueso.

Sin embargo, Ray era capaz de escribir palabras suaves también. Por ahí le escribió a una chica que parara de sollozar ("es hora que pares tu llanto; hay una sola cosa que hará que te quiera y es que pares de sollozar"). También quería liberarse por ahí ("todo lo que quiero es que me liberes", le decía a sólo él sabía quien). Pero esta mirada diferente también la ocupaba Ray en dedicarle algunas palabras a aquellos a los que miraba con risa: todos esos arribistas, preocupados de la moda y el caer bien. "Es taan weno, taan correcto, y taaan saludable de cuerpo y alma / es un hombre muy respetado, haciendo las mejores cosas de manera conservadora", le cantaba a esos políticamente correctos tipos, y a los fashionistas, lo siguiente: "Él cree ser una flor digna de ser mirada; cuando se ajusta sus panties ultra delgadas, cree ser un dedicado seguidor de la moda".

El mal comportamiento vetó a la banda de Ray por bastante tiempo de los Estados Unidos, la meca del entretenimiento. ¿Qué hacer? Ray encontró la respuesta antes que nadie: la mirada introspectiva. Volcar su ya reconocido talento en las letras modernas para mirar su propio entorno. Su Londres, su Inglaterra, su Mushwell Hill. Así aprovechó de reírse un poco de todos esos dandies que pululaban por las calles de Londres. "Dandy, sabes que te mueves demasiado rápido y que no puedes escapar de tu pasado; mira alrededor tuyo: la gente se está asentando; y cuando seas viejo, recordarás lo que te decían: que dos chicas es mucho, que tres son multitud y que, con cuatro, te mueres", le cantó a esos desesperados de juventud.

Pero también Ray se daba tiempo para las cosas dulces, tan dulces como las tardes de Domingo. "Y me encanta vivir tan placenteramente, vivir esta vida de lujo, echado una tarde de Domingo en el verano"; qué mejor oda a la pereza que a todos nos gusta, ¿cierto? Sin embargo, su momento más bello lo produjo un atardecer de Waterloo. ¿Cómo olvidar esas bellas palabras? "Terry se junta con Julie cada tarde de Viernes; pero soy tan flojo, no quiero deambular, sólo quedarme en casa de noche; pero no temo, mientras mire el atardecer de Waterloo estoy en el paraíso", reflexionó Ray envuelto en una melodía preciosa, entre "almanaques de otoño" y sus deseos a los "chicos maravilla": "chico maravilla, la vida recién comienza; convierte tu pena en maravilla". Todo esto, claro está, siendo miembro de la "Sociedad de Conservación de Verde Aldea", agradeciendo por los días que ella le dio, a pesar de dejarlo: "bendigo la luz que te ilumina, créeme; y aunque te hayas ido, estás conmigo cada día... te doy gracias por los días que me diste".

Con todo lo vivido, Ray igual siente algo de decepción. Todo lo deja plasmado en su visión de "la decadencia y caída del imperio británico" o, como a él le gusta llamarlo, "Arthur". Se acuerda de Victoria con cariño: "nací, afortunadamente, en una tierra que amo. Que suerte la mía! Por esta tierra moriré, que su sol nunca se ponga... Victoria!", le dedicó en un himno. Lamentablemente, su latente decepción llegó brusco en una lucha entre Lola (un travesti que seducía jóvenes) y el HombrePoder y las vueltas del dinero, una verdadera lucha de múltiples bandos. De Lola, Ray cuenta que la conoció "en un club en el Soho, donde la champaña sabe a Coca Cola. Ella caminó hacia mí y me invitó a bailar; le pregunto su nombre y me contesta con voz ronca ´Lola`". De las vueltas del dinero, apenas las entiende: "La vida sigue y sigue y nadie gana; y el tiempos e pasa rápido tal como las vueltas del dinero; sólo espero sobrevivir", escribió al respecto.

¿Quién pensaría que su redención vendría de la mano de su pueblo natal? Ray era un Mushwell Hillbilly de toro y lomo. "Se llevan a Rosie Rourke esta mañana... se puso su sombrero de Domingo, y no la olvidaré hasta morir... soy un hijo de Mushwell Hill, pero mi corazón está en West Virginia; nunca he visto Nueva Orleans o Tennesse, y aún sueño con las colinas negras que nunca he visto", escribió y cantó un oriundo de Mushwell hill sobre NO ser de Mushwell Hill.

Ahí lo ven. A comienzos de 1973, con su hermano Dave, en The Kinks. Contando algunas de estas historias con elegancia, lucidez, ironía, desenfreno y rocanrol.



Domingo 9 de abril de 2006:

Un poco sobre los actuales veteranos que crecieron con nosotros.

¿Se han fijado toda la actividad de grupos (ojo, no dije bandas, sino que grupos) que siguen sacando discos, actuando en vivo, recorriendo el mundo y reinventándose en distintas formas de vez en cuando? Nombres que nos han acompañado desde que tenemos uso de razón, desde aquellas primeras escuchadas de radio comercial y que han estado con nosotros en muchísimos momentos en nuestras vidas.

Tengo 25 años. Y en un cuarto de vida he visto pasar un montón de bandas y sobrevivir a pocos grupos hasta el día de hoy. ¡Qué hace que varias bandas desaparezcan y pocos grupos se mantengan? Si encuentran la fórmula ganadora, sean managers de esas bandas, citando una respuesta de John Lennon en esa hilarante conferencia de prensa de los Beatles cuando llegaron a Estados Unidos el 7 de febrero de 1964. Dejándose de bromas, nunca ha sido fácil predecir la sobre vivencia de nombres en la escena mundial.

Para que un grupo traspase las fronteras del tiempo y la decadencia, necesita primero tener bien en claro qué no va a hacer, para así concentrarse en su camino en conjunto. Acá los proyectos individuales, más que amenazar la sobre vivencia del grupo, lo potencian y refrescan, permitiendo que entre aire fresco a la convivencia del grupo humano. Bien sabemos que las relaciones filiales, con el tiempo, se tiñen con la rutina y el desgaste. Eso siempre puede llevar al hastío y al quiebre definitivo.

Es curioso cómo esas bandas que hemos visto crecer con nosotros están convertidas en verdaderos referentes del Rock y la música popular en el mundo. Cuando éramos pequeño, infantes y preadolescentes, la mayoría de estos grupos también lo eran: caóticos, desbordando una energía que llegaba a botar al suelo a cualquiera que pasara por el lado, con una inocencia que sólo la falta de oficio y las buenas intenciones iniciales pueden dar. El romanticismo de esas bandas emergentes, pero que fueron consolidando a pasos propios su propio camino. Y, sobretodo, el ser un grupo de amigos. Las peleas, las reconciliaciones, las diferencias de opinión, los acuerdos, los denominadores en común, los recuerdos de los primeros ensayos, la alegría de ver tu disco ya terminado, los primeros shows masivos, las primeras giras mundiales... todas esas cosas pueden destrozar a un equipo que no esté preparado mentalmente para sobrellevar tanta presión. Pero son esas mismas cosas las que un grupo con características familiares logran sortear a largo plazo.

El caso de U2... los hemos visto 2 veces acá en Chile, siempre comprometidos con lo que dicen. Le guste o no a la mayoría, U2 ha mantenido una sola ideología como grupo en sus más de 25 años de carrera. Me resulta hasta divertido pensar que, cuando era yo un niño pequeño, el grupo irlandés se reinventaba una y otra vez a nivel musical, estético y macro. Ahora los veo, y me percato de que U2 ya se siente cómodo en la forma que encontró para revisitar su obra y sacar lo mejor de ella, enfocándose más en las canciones que en otra cosa, además de los valores que predican en público. Y son unos verdaderos veteranos para las nuevas generaciones.

Otro caso es el de los queridos Red Hot Chili Peppers. Luego de sufrir pérdidas trágicas, rehabilitaciones y recambios, la alineación que hemos visto desde el Californication es una que está llena de buenos sentimientos, vibras espirituales y reencanto con su música. No por nada nos encantan esos sonidos de By The Way, del ya mencionado Californication, y de las nuevas canciones del disco doble que saldrá dentro de poco, el Stadium Arcadium. El single, Dani California, es excelente, además de contar con un video demasiado divertido y lúdico como para perdérselo. Se ven frescos, pero también llevan mucho tiempo sobre las pistas, siendo veteranos.

Y el caso de Pearl Jam es de los mejores. Todos los que fuimos a los shows (weno, al menos a uno de los dos) en noviembre pudimos ver que se mantiene con vigor y energía, que logran mantener una frescura que sus contemporáneos jamás pensaron y que, bajo sus propios términos, logró mantener sus principios como seres humanos y no cedieron ante la maquinaria, como lo hace la mayoría. Pearl Jam es como el vino, que se va poniendo más “güeno” a medida que pasen los años. Pero los Pearl Jam derrochan una energía de adolescentes que se la quisiera cualquiera! Y eso ya se está evidenciando. Desde los emotivos shows en vivo hasta el sonido fresco, intenso, poderoso y cargado de espíritu de las nuevas canciones de Pearl Jam, el disco que sale a comienzos de mayo. De seguro que han podido escuchar las 6 canciones de adelanto del nuevo disco y que ya tienen incorporado el sonido desbordante de World Wide Suicide, el nuevo single. Si no lo han escuchado, los invito a hacerlo.

¿Qué grupos ustedes consideran que merecen estar al lado de las leyendas que nosotros conocimos? ¿A cuales les ven un futuro prometedor? ¿Qué bandas pasarán a la historia más temprano que tarde y no se mantendrán en el tiempo? Dejen sus opiniones y vayamos construyendo la nueva historia. O, al menos, divirtámonos un rato haciendo tales ejercicios, lo que no es malo.

Por mi parte, yo todavía apuesto mis fichas por The White Stripes.



Sábado 8 de abril de 2006:

El estar en una banda emergente, pero en un grupo de amigos.

Son como las 12:50, y estoy despierto desde hace unos 45 minutos aproximadamente. Dormí prácticamente 12 horas!! Hace tiempo que no dormía tanto seguido. Me hacía mucha falta, especialmente con esta semana re intensa que pasé. Primero, lo que ocurrió con nuestro compañero Juan que, gracias a Dios, ya se está recuperando y recibiendo visitas de manera restringida. También estuvo lo de nuestra mudanza a la sala de ensayo y un par de tocatas.

Es curioso. Llevamos un año juntos como grupo, pero es ahora recién que tenemos un lugar de trabajo propio, en el cual podremos crecer muchísimo como banda y como grupo. ¿Saben? No son sinónimos el ser una "banda" y el ser un "grupo". Una banda no tiene porqué funcionar como si fuese un grupo, y un grupo no necesariamente tiene que ser una banda. Lo que importa es que una banda funcione como grupo. Como funciona Neil Young & Crazy Horse o The Who, la unión filial entre sus miembros sea tan férrea, a pesar de peleas y problemillas weones, que eso se refleje en una intensidad como banda como se ven poco en nuestro mundo. ¿Qué me importa que la MK2 de Deep Purple sea una banda la raja, que haya logrado momentos intensos mientras funcionó? No los siento como grupo, sino que como banda contratada.

Asimismo, Neil Young funciona más natural y crudo junto a sus compinches de Crazy Horse en lugar de su banda de sesión (que es notable, por cierto), con la que sólo recrea ciertas cosas, pero no logra llegar a los niveles emocionales que con Crazy Horse. El caso de los Stones es distinto; mientras siga el movimiento de brazo de Keith Richards (no por nada muchos le dicen "el Riff Richards") y la energía cuasi adolescente de Jagger, los Stones seguirán funcionando gracias a ese "matrimonio" de Mick y Keith.

Un caso que me encanta es el de The Beatles en sus inicios. Cuando eran un grupo de 5 integrantes: John Lennon y Paul McCartney en guitarras, George Harrison en lead guitarra, Stu Suttcliffe ene l bajo y Pete Best en la batería. Estos cinco cabros fueron los que llegaron a Hamburgo en el verano de 1960 para tocar en algún club de mala muerte como lo era el Kaiserkeller, ubicado en un barrio de mala muerte de Hamburgo. Con guitarras de marcas alternativas y equipos desconocidos, se ponían a tocar cada noche, durante toda la semana, hasta que prácticamente amaneciera.

¿Qué es lo que hacían? Puro rocanrol, de ese que resulta sucio y que suena mal porque las condiciones no son las mejores para tocar en vivo. Ese rocanrol que luchaba contra las limitaciones de las circunstancias, aparte de luchar con la propia adolescencia de los chicos que lo tocaban. Ese rocanrol que es el que está en el estado más natural que podamos pensar. Ese que hace que nos guste lo que escuchamos y admiremos lo que vemos. El Punk, no como música ni pose, sino que como actitud y forma de enfrentar la vida y la adversidad. Y pasarlo bien arriba del escenario tocando, obviamente. Porque, si no se disfruta y se toca mecánicamente, ¿para qué se hace? ¿Vale la pena producirlo tanto?

No puedo dejar de recordar lo que dijo alguna vez Keith Richards con respecto al rocanrol. Dijo que no le agradaba que hayan sacado el "roll" del "Rock & Roll", y que sólo haya quedado como "rock". No puede haber palabras más sabias que esas. Al sacarle el "roll", se le saca el sentido de celebración y del pasarlo bien mientras se toca. Se le pone "en serio" a un asunto que debe alegrarnos los espíritus y no deprimirnos.

En eso estamos como banda y como grupo los Fother Muckers. Queremos pasarlo bien tocando y, a la vez, ir creciendo a nivel creativo. Ahora que tenemos sala de ensayo propia, el crecimiento y la evolución deberían darse de forma natural. Vamos a compartir mucho más y entraremos a un nuevo nivel como banda. Como grupo, sé que somos re unidos, a pesar de las diferencias que tengamos. Pero el hecho de estar trabajando regularmente nos hará mejorar de inmediato. Y eso nos tiene ultra embalados.

Me siento identificado con esos cabros que viajaron a Hamburgo a tocar todas las noches ante ebrios que no necesariamente les agradaba el rocanrol. Lo digo en relación a esas típicas tocatas de Ues. Mal sonido, peor ecualización, público que en su mayoría no tiene idea de quién eres, y tocando 6 canciones, 5 propias y un cover para divertirnos. Es demasiado arriesgado lo que hacemos como banda emergente, que recién tiene un año de vida. Sé que tenemos que trabajar mucho en pulir nuestra puesta en escena y todos los detalles de sonido que se puedan imaginar. Hay que invertir en mejores instrumentos, mejores equipos, mejores condiciones. Pero las ganas están y las energías también.

Estaremos tocando en vivo, probablemente, el Jueves 20 de abril en un café concert en beneficio de nuestro compañero Juan. Y el Viernes 21, en el Microcine de la Facultad de Comunicaciones de la UC en la Casa Central, a las 15 hrs, es nuestra tocata de aniversario como grupo. El Lunes pasado cumplimos un año, y lo celebraremos en formato acústico y varias sorpresas. Hay que celebrar como corresponde, ¿cierto?

Más info pronto, en www.fotolog.com/fothermuckers.


Miércoles 5 de abril de 2006:

Sin miedo, ni envidia, ni maldad.

De seguro han leído esta noticia ayer:

"Violencia intrafamiliar deja un herido a bala en San Ramón

SANTIAGO.- Como Juan Riquelme Herrera de 20 años fue identificado el individuo que fue herido a bala por su padre luego de que éste intentara agredir a su cónyuge en la comuna de San Ramón.

Estos hechos se registraron la madrugada de hoy en el domicilio ubicado en calle Paraguay a la altura del 2052 de la citada comuna, cuando el malogrado joven fue encañonado por Juan Riquelme de 49 años, quien se encontraba en estado de ebriedad.

La víctima recibió un impacto de bala calibre 22 en la región cervical por lo que fue trasladado en estado grave al servicio de urgencia del Hospital Padre Hurtado para posteriormente derivarlo al Hospital Sótero del Río ante el riesgo vital que padecía.

El victimario, por su parte, fue detenido mientras que personal policial realiza indagaciones para dar con las causas exactas de la discusión."

El chico baleado es un compañero de la u. No soy amigo cercano de él, pero sí lo conozco y siempre hay saludo cordial. Nos enteramos estando en clases en la u. Lo primero que hicimos varios fue dirigirnos de inmediato al Sótero del Río, donde lo habían llevado, para ver qué pasó. Sólo teníamos la info de que Juan estaba hospitalizado por un balazo, pero no sabíamos la magnitud del hecho. Recién al llegar al hospital fue cuando nos enteramos de golpe de las circunstancias: el papá había llegado borracho, y comenzó a pegarle a su esposa. Juan, intentando defender a su mamá, se metió en medio para parar al viejo. Y éste le disparó en el cuello. Uno de los hermanos reaccionó tras el disparo y le pegó al viejo con una botella. Ambos fueron a dar al hospital.

La espera fue angustiante. Lo que se tenía claro pasado el mediodía era que, de todas maneras, Juan tenía todo el lado izquierdo comprometido. Recién pasadas las 3 de la tarde, el médico comunicó cómo resultó todo: lograron extraerle la bala y quedó fuera de peligro. Quedó comprometido a nivel motor, producto de la hemoplegia que le vino tras el impacto. Afortunadamente, no lo comprometió a nivel cerebral. Más encima, Juan estuvo conciente prácticamente todo el tiempo.

Lo que queda es para largo. La rehabilitación será prolongada, pero es una luz en medio del túnel. Todo lo que nos queda por hacer a los amigos y compañeros es apoyar. No sólo con presencia, pensamiento y oración, sino que con cosas concretas. Organizar actividades para recaudar fondos para ayuda, hacer presión como comunidad para que las autoridades de la UC no dejen a Juan botado en ninguna de las etapas de su recuperación y que la ayuda sea sostenida. Después del fuerte impacto, hay que tomar medidas.

EL mismo Martes, en la tarde, me junté con Danu, quien está pasando un par de semanas acá en Chile. Aparte de compartir con ella, el hecho de verla y conversar me sirvió mucho para poder respirar en medio de tanta locura y surrealismo durante el día. Porque la situación no es para nada normal, eso está claro. Mientras conversábamos, le comentaba lo caótico que ha estado Chile este año. Incendios, accidentes, un caso de asesino serial y violencia. Algo pasa con la gente. Algo pasa con los ánimos acá. No sé qué será. Algunos pueden decir que falta fe, otros que sólo son coincidencias.

Yo creo que algo nos pasa a nivel espiritual. Y ojo, no tiene que ver con la religiosidad, sino con nuestro actuar. ¿No será un reflejo de lo egoístas, individualistas y ferozmente competitivos que nos hemos puesto en estos últimos 15 o 20 años? ¿O es algo que siempre ha estado presente? Tiendo a pensar que nos faltan muchas cosas, pero la vida se trata de una búsqueda constante, ¿cierto?

Ojala encontrar cosas que nos ayuden a lograr ciertos estados de conciencia. Ojala hubiese más gente como Brian Wilson, quien siempre quiso hacer música para hacer sentir a otros mejor. Ahora entiendo lo que Cristobal, mi bandmate en Fother Muckers, siempre ha dicho a la hora de enfrentar la música. No se trata de tirar mierda, sino de mantener las wenas intenciones en alto.

También es válido dar cuenta de los tiempos en que vivimos. Hacer crónica de nuestro entorno, como lo hizo el troesma Dylan y como lo sigue haciendo Bruce Springsteen. O como lo hizo Johnny Cash hasta su muerte. ¿Han visto la letra de The Man Comes Around? Es dolor puro, pero del que, extrañamente, ayuda a cicatrizar.

Un amigo escribió en una canción: "Mal formados bajo represión, ignorantes como el dictador. Quiero ver alegría en las calles de nuestra región". Escribe sobre lo que ve. Sobre lo que piensa y sobre lo que lo afecta. A pesar de que todo esté mal, hay luz más allá del túnel. Esas líneas descarnadas aún evidencian ganas de que las cosas mejoren. Y lo harán, pues en nosotros está la solución. En nuestra actitud, en nuestro actuar. Es la fe que tengamos, no importando a qué religión adherimos. Es el no perder la esperanza de que las cosas mejoren. Hay que seguir luchando, como todos los días.

Juan se está recuperando. Es un milagro. Y hay que seguir adelante. ¿Creen en los milagros? Yo sí. Como le dijo Liam Clancy, después de 14 botellas de licor, al joven Dylan en Nueva York de 1961: "Recuerda, Bob: Sin miedo, ni envidia, ni maldad". Ahora lo entiendo mejor.



Martes 4 de abril de 2006:

El día en que el troesma Dylan tocó con los Stones.

La foto que pueden apreciar en este día es una de mis preferidas en los últimos diez años. También es uno de esos momentos que se dan poco dentro del rocanrol, pero que cuando se dan, hay algo mágico que ocurre. Porque no todos los días los Rolling Stones son acompañados por Bob Dylan en un show, ¿cierto?

¿Dónde se dio semejante cumbre? Justo hace exactamente 8 años, en el Estadio Monumental de River Plate, en el marco de la gira de los Stones por Latinoamérica, la misma que excluyó a Chile del itinerario. Los Stones, en lo artístico, no pasaban por un wen momento: la gira era para promocionar el no bien logrado Bridges To Babylon de 1997, del que se pueden extraer, con suerte, unas 3 o 4 canciones que pintan para clásicos. Pero, en vivo, los Stones siempre la han hecho como Dios manda. Fue así que no se demoraron en agregar un leg por Latinoamérica para la gira de promoción de dicho disco.

Lamentablemente, la gira de los Stones jamás proyectó un concierto en Chile. ¿Es de sorprenderse? No realmente. Cuando vinieron en febrero de 1995, tocaron ante un Estadio Nacional a medio llenar, con un público que, sencillamente, no armó la fiesta que correspondía armar. Me imagino que los pocos que estaban completamente prendidos eran los varios argentinos y uruguayos que llegaron en buses al show de Chile. El resto, nada. Me han contado que, incluso, el grueso del audiencia ni siquiera coreaba los clásicos habituales. Al consultar la ausencia de Chile en el plan de viaje, la gente de DG Medios fue categórica: "Chile no es un país rockero", dijeron.

Por su parte, Bob Dylan estaba en una posición completamente diferente a la de los Rolling Stones. A fines de febrero de 1998 coronó su regreso en gloria y majestad a la escena (weno, si lo pensamos bien, nunca se fue, al contrario) con su bellísimo y trascendental disco Time Out Of Mind, al ganar 3 Grammys. Como Dylan nunca ha parado de tocar ni hacer giras (recuerden el "concepto" de la Neverending Tour), se mantiene siempre tocando bajo un mismo concepto: cambiar todo a su antojo y mostrarse de manera natural, sin parafernalia escénica más que su mera presencia, secundado por una banda de soporte de lujo. Fue así que Dylan agendó fechas para Latinoamérica, en el triángulo habitual de Brasil, Argentina y Chile, para la primera quincena de abril de 1998.

Mientras los Stones son fundamentales para los argentinos, Dylan apenas es reconocido allá. El único show que tenía programado en la Argentina, el 18 de abril, fue cancelado. Coincidiendo en agenda, los Stones invitaron a Dylan a sumarse como número de apertura de sus shows por Latinoamérica. En Argentina, los teloneros serían los locales (y muy masivos) Las Pelotas, los (en ese tiempo) nuevos de Turf y Viejas Locas, además de una invitada de los propios Stones para la gira por estos lados: Meredith Brooks, una chica de moda por esos años. En sus 5 fechas, recién contarían con Dylan las 2 últimas, del 4 y 5 de abril. Pero en Argentina no aceptan las cosas tan fácilmente, y Meredith Brooks sufrió las consecuencias: fue sacada a botellazos, proyectiles y todo lo que pudieran pillar y tirar al escenario.

Así, todo quedaba listo para ese fin de semana, para el cual la DG Medios tiró un paquete promocional de entrada más pasaje a Baires para los chilenos que quisieran y pudieran costearlo. Todo se dio como estaba previsto: los cumplidores créditos locales, el breve (una hora solamente), pero sólido show del troesma y el plato fuerte, los Stones en persona, nuevamente en la tierra que los acogió como si fuese su hogar. El momento cumbre llegó al medio del extenso set, cuando Mick invita a pasar al escenario... al troesma Dylan! Dylan, con la Fender Stratocaster al hombro, y luciendo bacán como siempre, se suma a la tarima y comienza a sonar el himno definitivo del rocanrol, Like A Rolling Stone. Atrás quedaban todas esos ires y venires lúdicos entre Dylan y los Stones en los 60 (si los Stones decían que Dylan jamás podría tocar algo como Satisfaction, él respondía que no se los imaginaba a los Stones escribiendo algo como like A Rolling Stone).

El himno que los Stones sólo se atrevieron a grabar a 30 años de aparecido y del cual se apropiaron para las próximas generaciones (¿no les ha tocado aclarar que la canción no es de ellos en más de alguna oportunidad?), junto a su autor. El momento es desordenado, frágil y tiende a caerse de vez en cuando. Pero logra afirmarse a punta de carisma y oficio. Esa sonrisa de Dylan en la foto lo dice todo. Sencillamente, eso no se da todos los días. Y allá se dio un par de veces. Y dos más en Brasil, del cual tengo uno de los shows en DVD. Ahí se repite el cuadro, con Dylan de sombrero vaquero esta vez.

Como pueden ver, un momento único en vivo. Otro más para dejar enmarcado y colgar en la pared con orgullo. ¿Orgullo de qué, si yo ni siquiera estuve ahí? Orgullo de haber estado vivo cuando ocurrió y poder verlo registrado.

¿Alguien fue a alguno de esos shows? Comenten.



Lunes 3 de abril de 2006:

Un momento único en vivo: John Lennon y Elton John en el MSG 74.

¿Alguien sabía que John Lennon tocó en un concierto de Elton John en noviembre de 1974? De seguro ya varios lo sabían. En 1975 apareció un single con 4 canciones tomadas de una actuación en el Madison Square Garden, el 28 de noviembre de 1974. Este show sería el último de Lennon en público en su vida y, a la vez, el momento en que pudo encontrarse con Yoko.

Esperen... ¿no es el tremendo ladrillo de información el que estoy tirando en el primer párrafo? Weno, sí. Lo es. Así que, para ayudarles a comprender un sabroso capítulo dentro de la historia del rocanrol, primero contextualicemos un poco. Al menos, lo suficiente para que comprendamos la relevancia de dicho momento en vivo, que es mucho más que dos estrellas juntas para unas 4 canciones.

John Lennon se mudó a Los Angeles a mediados de 1973, en una separación amistosa y momentánea de su esposa. Al parecer, tanto tiempo juntos y ante las cámaras, conocidos, familiares, mascotas, extraños y curiosos alrededor de ellos. Además, Lennon vivía en un estado permanente de paranoia: declaró en el show de Dick Cavett (un pionero de los Late Night) que la CIA y el FBI lo estaban siguiendo a todos lados y que habían intervenido el teléfono y su departamento. Lennon quería alejarse de todo y de todos. Y decide irse de Nueva York a Los Angeles, la costa oeste. Obvio que Yoko, para mantener el control y evitar que John se desbande, lo envía con escolta: una joven secretaria llamada May Pang.

Al período en que estuvo viviendo en Los Angeles, unos 14 meses aproximadamente, se le llama "The Lost Weekend". El fin de semana perdido. Según los que estuvieron alrededor, más las declaraciones del propio Lennon, pudo liberarse en todos los sentidos viviendo lejos del Nueva York que había adoptado como hogar junto a Yoko. Ahí salió de juerga todo el tiempo, participando en carretes inolvidables (weno, para los que estuvieron ahí :p) con Harry Nilsson, Mick Jagger, David Bowie, su viejo compinche Beatle (y amigo de todo el mundo por lo demás) Ringo Starr y el siempre weno pa´ la jarana Keith Moon, y cualquier rocanrolero y no tanto entusiasta que se les sumara.

Un clásico de esas jornadas de juerga eterna era el Brandy Alexander, un trago que consiste en leche con vodka o ginebra. A Lennon le gustaba tomarse más de uno. Según su amigo y agente de prensa, el periodista Elliot Mintz, con dos de esos tragos era un tipo encantador que contaba historias y anécdotas increíbles. Al tercero, comenzaba a rezongar y a ponerse derechamente insoportable. Más de un carrete de esos fue reporteado pro al prensa y aparecía en titulares. Cosas como destrucción de lugares y desenfreno en masa aparecían ligados a Nilsson y Lennon.

En medio de ese período, Lennon también grabó mucha música. De esos meses es el tormentoso, desgarrado, depresivo y conmovedor Mind Games, donde podemos ver en esas letras un llamado desesperado de Lennon por ser rescatado. También en este período completa su disco de covers de rocnarol favoritos, el que saldrá en el demoradísimo (y genial por lo demás) Rock And Roll. Además, grabó junto a Nilsson el disco Pussycats. También colaboró con Bowie en uno de esos clásicos increíbles como lo es Fame. Y trabajó junto a Elton John en la deliciosa Wathewer Gets You Tru The Night (incluida en el Walls And Bridges), una de las canciones con más groove jamás escrita por un par de blancos ingleses. Fue el primer número uno de Lennon en los Estados Unidos, siendo el último de los cuatro en llegar a ese puesto en solitario. Si no la han escuchado... háganlo pronto!

En medio de tanta actividad, Lennon quería acercarse a Yoko. pero ella se resistía. Pero Lennon todavía no lograba acercarse. Entremedio, su Walls And Bridges llegó al número uno, junto con la canción. Antes de que todo esto ocurriera, hizo una apuesta con su amigo-compañero Elton de que, sólo si la canción llegaba al número 1, recién se subiría a un escenario a tocar para acompañarlo en un show. El single llegó al tope y a John no le quedó otra más que cumplir con la apuesta. ¿Y qué mejor que tocar en "casa" para el fin de semana de Acción De Gracias?

La presentación es increíble. Lennon y Elton tocan 3 canciones juntos. Obviamente, el hit del momento, Whatever Gets You Tru The Night, en una de las mejores versiones jamás registradas que existan. Después, Lucy In The Sky With Diamonds, que Elton John la cubría con regularidad en sus shows en vivo. Para cerrar el mini set, John da las gracias. "Queda una para largarme de aquí. Haremos una de una vieja tía mía llamada Paul", dice Lennon al micrófono antes de largarse con una desenfrenada versión de I Saw Her Standing There. Escuchar esa versión te levanta el ánimo de inmediato. Lennon y sus "woogie, babe!", el piano quebrantahuesos de Elton John y el sonido grueso de una impecable banda en el escenario completan el cuadro.

Después del show, Yoko lo estaba esperando en el backstage. Esa noche comenzaron la reconciliación definitiva, que trajo a Sean. Unos cinco años antes de la partida.

Esta foto captura el momento único de una actuación memorable. Esas son las mejores, ¿no creen?



Domingo 2 de abril de 2006:

Tenemos nueva casa y hay que inaugurarla como Dios manda!

Los cambios de casa siempre estuvieron presentes en mi vida, especialmente durante los primeros 15 años. Mis papás son de la Séptima Región y sólo llegaron a Santiago porque mi papá consiguió un trabajo acá. Ellos llegaron a la capital en octubre de 1980. Por eso, yo soy nacido y criado acá, pero con crianza de provincia. Creo que mis papás, de no haber sido porque mi viejo consiguió pega acá, nunca se habrían ido de Talca.

Acá llegaron a un departamento en República, cerca del centro, donde quedaba relativamente cómodo para todo. Luego llegué yo, y la vida les cambió. La crianza de un niño, al parecer de ellos, no sería apropiada en un lugar tan pequeño, por lo que buscaron algo con más espacio. Y llegaron a arrendar a una población en Nataniel con Franklin, a pasos del persa Bio Bio. El departamento al que llegaron era bastante espacioso, y quedaba en un cuarto piso. Pero a mis viejos no les acomodaba del todo, por lo que siguieron buscando. Encontraron otro más pequeño en el mismo recinto. Y tampoco.

Hasta que vieron la posibilidad en un dúplex que estaban vendiendo. Y lo aceptaron con gusto!! De ese dúplex es donde vienen muchos de mis primeros recuerdos: los dormitorios en el segundo piso, la vista al patio general, los columpios de la plaza, mis primeros juguetes, mis primeras (y escasas) salidas a jugar con los niños vecinos, el terremoto de 1985, los temblores que dejaban asustada a la gente después, los apagones del 88, el Plebiscito (en el que vi cómo llegaban carteles y pancartas de ambos lados, pero no la violencia que se daba cada día en el centro), entre otras cosas.

Pro problemas económicos que llevaron a mis papás a vender el dúplex, a comienzos de abril de 1989, llegamos a una amplia casa en Los Algarrobos, una pequeña calle que quedaba junto a una iglesia y una plaza con juegos. Esa casa era muuuy helada!!!! La Mari y yo somos ochomesinos y, cuando chicos, siempre tuvimos problemas con nuestros precarios sistemas respiratorios, especialmente la pequeña Mari. Pasábamos enfermos ahí, resfriándonos por cualquier cosa (mi hermana, incluso, con vaporizador en más de una ocasión) y la vida se hizo muy complicada allí. En esa casa estuvimos un poco más de dos años, hasta que mis papás encontraron otra en el paradero 19 de Gran Avenida.

A la casa de calle Lucerna llegamos un 28 de junio de 1991, día Viernes. Como siempre, nos fueron a buscar al colegio, pero el destino era otro: la nueva casa. La primera impresión sobre ella era la del amplio antejardín: una vélelas de 40 metros de largo, y la casa estaba bien al fondo. La casa en sí era mucho más pequeña que la de Los Algarrobos, pero era de madera. Parecía una cabaña. ¡Demasiado acogedora para ser verdad! Fue ahí donde tuvimos a nuestras primeras mascotas y jugar todo el día. Sin dudas, la casa de Lucerna fue un lugar de ensueño, ideal para disfrutar de la niñez y pre-pubertad. En ese entorno, viví las primeras declaraciones de amor, los primeros enfatuamientos y las primeras desilusiones. Fue ahí donde pude profundizar mi pasión por la música y donde mi fanatismo por The Beatles superaron mis ganas de salir a jugar. A pesar de tener Nintendo y esas cosas, no las disfrutaba tanto como escuchar música y ver películas, cosas que sigo haciendo hasta el día de hoy con la misma fascinación que en esos días. Ahí fue donde crecí y donde formé mucho de mi ser.

Pero nada es eterno, ni siquiera una casa de ensueño. Mis papás querían comprarla, pero el dueño no quería venderla, de seguro para seguir cobrando el creciente arriendo. A principios de 1996, y ya viendo que no podían comprar la casa en la que disfrutamos mucho, comenzaron a buscar otras perspectivas. A fines de marzo de ese año, dieron con un departamento en pleno centro de Santiago. En un cuarto piso, con 3 dormitorios y un espacio bastante más amplio que el de la casa donde estábamos. Siendo prácticos, nos convenía a todos: nuestros colegios y el lugar de trabajo quedaban en el centro; nuestras actividades se desarrollaban ahí y los tiempos de viaje ya se hacían incómodos. En tres meses se concretaron los trámites y mis papás adquirieron el departamento en el cual seguimos ahora.

Ya vamos a cumplir 10 años desde ese 13 de julio, cuando llegamos acá a Tucapel Jiménez. Y acá hemos crecido definitivamente. Acá disfrutamos de otra manera. Las costumbres van cambiando y los hábitos también. Francamente, no me veo en otro tipo de casa que no sea ésta. Disfruto demasiado acá. Hasta hace un par de años, por mi ventana se asomaba la copa de un árbol, por lo que siempre me dio la sensación de no estar en altura. Acá hemos sufrido con drásticas decisiones y nos hemos fortalecido como familia. Acá fue que pude ir haciéndome mi propio espacio, en mi pieza. No dejo de pensar en la canción de The Beach Boys, In My Room, cada vez que pienso en ella. Quizás suba una foto de ella algún día. En el lugar donde he vivido muchas cosas, mi propio espacio al fin.

¿Por qué saco a colación todo esto? Porque, en estos días, vivo una mudanza. La de mi grupo, Fother Muckers. Mañana en la tarde nos vamos a la sala de ensueño (de la cual pueden ver en la foto que subo hoy la entrada de la casona y la sala de ensayo misma), en San Isidro con 10 de Julio, a instalar las cosas y asentarnos. Cuando fuimos a verla para probar qué tal era, me convenció de inmediato el hecho de que, pese a estar en una zona industrial (recuerden que en 10 de julio venden cosas automotrices), dentro de la casona se respira pura naturalidad. Desde la entrada, con paredes claras y bellamente iluminadas por la luz natural, hasta el parrón de más al fondo, es un ambiente propicio para ensayar, crear, componer, compartir y disfrutar. ¿Qué mejor que eso?

Tenemos una nueva casa y hay que celebrarlo como Dios manda, como dice el gran Temucano.

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