lunes, junio 05, 2006

Archivos marzo de 2006.


Viernes 31 de marzo de 2006:

El sentirse como cabro chico con una Epiphone Casino.

He sido fanático de The Beatles desde hace mucho tiempo. Creo que desde los ocho o nueve años. La música ha ocupado gran parte de mis recuerdos. ¿Se acuerdan de mis habilidades freak, sobre las que escribí hace un tiempo? Una de esas era la de la memoria de datos, fechas y otros menesteres. Y, ahora, que lo pienso un poco, debe ser porque todo lo asocio. Hay muchas canciones que son parte de mi vida, que describen situaciones y vivencias a las que me he enfrentado, que expresan muchos de los sentimientos que han atravesado mi alma durante toda mi vida.

Por eso, lo que me ocurrió ayer fue algo demasiado importante. Me volví a sentir un cabro chico. Por un solo instante, recuperé el asombro sin filtros de adolescente o de proyecto de adulto que todos tenemos con lo que vivimos. Pude cumplir un sueño de la infancia, aunque sea algo tan insignificante y corto: probé por un par de minutos la hermosa guitarra que ven en la foto de hoy. Al menos, el mismo modelo y del mismo color. Una hermosa Epihpone Casino, de 2 cápsulas dobles y cuerpo hueco, medio acústico si se quiere. John Lennon y George Harrison tenían dos Epiphone Casino idénticas para la que sería la última gira de The Beatles, en 1966. Tenían un color café degradado, que les daba una apariencia de violín.

Sin embargo, al menos la guitarra que John tenía, el color no duró mucho. Hay algo especial con la madera: respira mejor cuando está desprovista de todo tipo de pintura. El resultado que se obtendría tendría que ver con una mejora en la resonancia del instrumento. Lennon, probablemente por su tendencia a siempre creer en "la próxima cosa grande", aceptó los consejos y sugerencias y le quitó todo color y brillo a su hermosa Epiphone Casino. Es así que, en las fotos de las sesiones de Get back y en la misma película Let It Be, vemos una guitarra "color madera", que se ve muy natural. Claro está, estaba desprovista de cualquier gota de pintura. La Epiphone Casino así tomaba nuevos bríos. Lennon la acercó a lo orgánico al sacarle esos elementos artificiales. La guitarra, ahora, retomaba la vibra cruda de una de palo, esas de cuerdas de nylon, o una acústica de cuerdas de acero. Se escucha maravillosa en todo el Let It Be (tanto en el producido por Phil Spector como en el ...naked) y se luce de lujo en la última tocata de The Vétales en público, esa legendaria actuación en la azotea del edificio de Apple Corps, para cerrar el tortuoso proceso de las Get Back Sessions.

Mi primer recuerdo de una guitarra así es el póster que mi mamá me regaló cuando tenía 12 años. Me lo compró camino a una reunión de colegio. Era una de esas reuniones de cierre de semestre, en la que organizaron completada para los alumnos y apoderados. Íbamos para el Instituto Nacional cuando, en la esquina de Mac Iver con la Alameda, alguien vendía pósters de múltiples cosas. Entre ellas, uno de The Beatles. Era uno hecho a partir de fotos de una sesión de estudio. Años después, supe exactamente de dónde eran las fotos: la sesión de grabación de los promos de Paperback Writer y Rain para la TV gringa. En fin; ese fue mi primer póster y aún lo conservo en mi pieza. Han pasado más de 12 años y muchas cosas han cambiado, menos la solidez de esa foto grande.

Y ayer la pude probar!! Por un par de minutos, al menos. Llegué al Phonebox, donde tocaría Hueso, la banda que tienen Angelo, Masiel y Carola. Alcancé a llegar bien temprano, donde nos habíamos quedado de juntar con Cristóbal, amigo y vocalista/guitarra 2 de Fother Muckers. Justo a la hora en que habíamos acordado juntarnos, me llama y me avisa que no puede ir por el paseo de la gente de Dirección Audiovisual, pues se juntaban hoy muy temprano y él era uno de los que tenía que manejar los vehículos. Así que quedé solo ahí. Entro al local, un precioso bar tipo inglés, donde ya estaban instalados los equipos del grupo. Y ahí estaba Jaime, el técnico de guitarra que acompaña a Angelo en su pega para todos lados. Y estaba afinando las dos guitarras que ocuparía esa noche: una Ibanez semiacústica, con cuerpo tipo jazz, y una hermosa Epiphone Casino que se compró hace muy poco (recuerdo cuando me contó lo de la nueva guitarra: Angelo es tan freak de The Beatles como yo, imagínense lo alucinado que estaba con ella).

Le pregunto a Jaime si me deja probar la Epiphone Casino de Angelo. Me responde que no hay ningún problema y me la pasa de inmediato. Les juro: en mi mente, pude sentirme como si tuviese 10 o 12 años de nuevo! Toqué un poco ahí, al mismo tiempo que le comentaba lo exquisita que estaba la guitarra a Jaime. El grosor de las cuerdas era de 0.11, más delgadas que lo que Angelo acostumbra a usarlas en Weichafe. Esas cuerdas resultaron toda una delicia para disfrutar del tocar. Probé unos instrumentales de mi grupo, y todo sonaba delicioso! Aunque fueron un par de minutos nomas, sentí que un sueños e había cumplido: probar una guitarra modelo Beatles. Casi casi casi puedo morir tranquilo. En verdad, me quedan cosas por lograr, pero ustedes me entienden, ¿cierto?

Qué curioso! Estuve varios textos seguidos sin escribir de música. Hoy vuelvo a ella. Y vuelvo sintiéndome un cabro chico que cumplió un sueño. Maravilloso!

¿Les quedan sueños de cabro chico por realizar? Si los tienen, hagan lo posible por cumplirlos.



Miércoles 29 de marzo de 2006:

J.F.K.

Ver J.F.K., la película que Oliver Stone estrenó a fines de 1991 sobre el único proceso a la fecha sobre el asesinato de John F. Kennedy, es un ejercicio cansador para alguien que tiene 13 años, la edad que tenía cuando vi esta película por primera vez un 25 de septiembre de 1994, un Domingo de estreno en HBO Olé, y el segundo día en que teníamos VCR de 6 cabezales Hi-Fi. De hecho, J.F.K. fue la primera película que grabé en ese equipo. Estaba ultra revolucionadoc one ste cambio en el registro de mis películas. Imagínenese pasar del monod e 2 cabezales al Stereo de los 6 cabezales de ese viejo Philips, que aún (a pesar de todos los inconvenientes y excesivo uso) sigue, pero ahora en mi pieza.

¿Vale la pena que les cuente algo de ella? Igual no es problma escribir u poco al respecto. El fiscalde Nueva Orleans, Jim Garrison (Kevin Costner), inicia el único proceso que se ha llevado a cabo sobre el asesinato de Kennedy, de aquel 22 de noviembre de 193, que hizo que los Estados Unidos (al menos, una parte) viera cómo se destrozaba su infancia como sociedad. Lee Harvey Oswald (un brillante Gary Oldman) fue el acusado por el asesinato, sólo para ver un trágico final. Por mucho tiempo, la teoría del asesino solitario fue afimada por la Comisión Warren. Sin embargo, y tras uno de esos despertares, Garrison comienza a ver los elementos que hay detrás del asesinato: una conspiración. Gracias a la investigación, vamos viendo un Oswald que el público no conoció: un agente de la CIA, que estuvo involucrado como uno más en la gigantesca conspiración para eliminar a Kennedy. Se habla de golpe de estado, quiebre de la institucionalidad y el poder. GArrison logra procesar a uno de los posibles conspiradores, Clay Shaw (Tommy Lee Jones), quien podría haber usado el pseudónimo de "Clay Bertrand", nombre recurrente en la cosnpiración. El ojo púlico está sobre el caso y muchos trapos salen a la luz. Muchas pruebas y conclusiones, pero nada cambiará. Al menos, por el momento. Garrison vendría a ser el justiciero solitario en mediod e un mundo corrompido, casi un héroe, pero sólo un hombre que hace lo que siente que debe hacer.

Oliver Stone es un genio a la hora de la edición ultracargada de velocidad, sonido, excesos visuales y ritmos cambiantes. Apica la velocidad casi del videoclip tipo MTV para poder encgancha de manera fácil al espectador promedio. Aún si no sabes nada sobre Kennedy y el asesinato, el montaje de la película te ayuda muchísimo a empaparte de la historia que se cuenta. Stone es capaz de convencer con supostura de conspiración. J.F.K. es derechamente activista y emite un juicio de opinión marcado. Acá no hay una visión neutral ni "objetiva", sino que un compromiso con una postura.

De seguro ya han visto esta extensa película de más de 3 horas de duración. Si no la han visto, probablemente les dio lata estar pegados más de 180 minutos frente a la tele para un relato crudo, descarnado, acelerado y ultra revolucionado como lo fue ese proceso de asesinato. Lo de J.F.K. es la muestra indiscutible de ese Oliver Stone activista, que no le importe que lo traten de antipatriota o paranoico tras el estreno de la película. Desde luego, como la historia misma dicta, los resultados del juicio son deprimentes y tal vez erróneos. Pero el propósito de Stone no era hacer una cinta en la que el héroe triunfa sobre la adversidad. Su propósito era abrir los ojos del espectados e invitarlo a considerar alernativas poco difundidas y hasta ridiculizadas por los medios masivos (ese es su trabajo, desde luego), pero válidas por explorar un ángulo más siniestro, con mejor evidencia y credibilidad, pero tradicionalmente denigrado por el sistema establecido.

J.F.K. es intoxicante. Y, quizás ese es su gran defecto. Es demasiada información la que Stone nos entrega en forma de ladrillo duro, teledirigido y potenciado. Oliver Stone hizo con la dramatización lo que Michael Moore ylos documentalistas activistas hacen en la actualidad: sentar posiciones distintas al sistema oficial, siempre desde la perspectiva del hombre común. Hacen películas y documentales para que todos puedan tener acceso a las distintas miradas sobre un hecho conreto y sus motivos. Bien sabemos que no es conveniente que haya sólo una voz y una versión parcializada. Tenemos el derecho a elegir y sacar nuestras propias conclusiones.

Una de las cosas que rescato de J.F.K. es una pequeña línea que aparece al comienzo de los créditos: la que dice "what is past is prologue". Lo pasado es el prólogo. La manera perfecta de explicar que e mundo ha funcionado de la misma manera desde que es mundo. Las conspiraciones, la sed de poder, la caida de los ídolos y líderes, la búsqueda de la verdad y la identidad; todas son cosas que siempre han estado presentes en la historia de la humanidad. Sólo basta ver los distintos ejemplos.

Les recomiendo la versión en DVD. Trae unos 10 minutos extra, con complemento de ideas y visiones. La "director´s cut", un imperdible total.



Lunes 27 de marzo de 2006:

Before Sunrise / Before Sunset.

No me canso de la historia de Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy). Esa historia de amor que ocurre prácticamente en un mundo distinto al cotidiano. El que ocurre en un tiempo que sólo le pertenece a ellos dos y a nadie más. El que es cualitativo y no cuantitativo. En el que no importan los besos, las caricias ni el sexo. Claro que éstos son elementos esenciales, pero lo de Jesse y Celine va más allá de eso. Son dos almas que se conectaron en un momento preciso, y fue para siempre... aunque la primera vez haya sido de apenas 14 horas, y sólo se hayan reencontrado nueve años más tarde.

Perdonen la emoción! Es que no es menos cuando me refiero a estas excelentes películas de una misma historia: Before Sunrise (Antes Del Amanecer) y Before Sunset (Antes Del Atardecer), ambas dirigidas por un pequeño genio de la sensibilidad humana como lo es Richard Linklater. Recuerdo muy bien el entorno en que vi la primera. Si bien apareció por estos lados recién en 1995, sólo en 1997, y por el TNT la pude ver por primera vez. En la TV de la pieza de mis papás, en una tarde, como a eso de las 7 PM. Como el TNT era (es) un canal "básico", eliminaron todas las palabras groseras... que, en Before Sunrise, no eran más de dos en sus 102 minutos de duración. Y me dejó cautivado desde esa vez. Es imposible resistirse ante una historia tan bella, que parece demasiado irreal como para que suceda. ¿Y qué? En una de esas, te puede pasar. El romance que se presenta acá es realista, es anti-Hollywood y anti-convenciones. A todos nos llega, de alguna u otra forma.

La historia es bien sencilla: Jesse conoce a Celine en un tren camino a Viena, conversan un poco y se ve que hay una especie de conexión. Jesse, en un riesgo seguro, decide invitar a Celine a compartir con él el resto del día paseando, hasta que tenga que tomar su avión de vuelta a Estados Unidos. La chica francesa acepta la invitación. El resto, es historia. Weno, pero igual se puede contar algo, ¿cierto? En realidad, no. Los diálogos que tienen son demasiado cotidianos y atractivos como para que un latero como yo les cuente qué fue lo que pasó. Sólo les traeré a la memoria algunos momentos, para los que la vieron: El viaje en bus; la caminata por la plaza donde los invitan a ver una obra; la genial tienda de discos, donde escuchan un vinilo en una cabina; el parque de diversiones y el primer beso; la caminata de noche; el bar; el vino; el parque; la despedida. No quiero reproducir los diálogos, eso es tarea personal.

¿Terminó bien la primera película? Terminó como tenía que terminar nomás: de manera realista, aterrizada, con pasaje de regreso. Un viaje hacia un lugar de sólo dos en el tiempo pareciera ser algo que tiene guardado un momento para volver. Ambos jurando reencontrarse en algún momento. Un año. Seis meses. Dos meses. Eso da lo mismo. Tenían que volverse a ver. Pero la realidad pudo más.

Before Sunset tiene el sabor de la madurez. En la primera, tanto Jesse como Celine tienen mi edad. Como todos nosotros, pasaron penas de amor y desilusiones varias. Ambos tratan de dejar atrás el sufrimiento y logran conectar. Dos almas gemelas separadas por las circunstancias, que estaban destinadas a encontrarse una vez más. El recurso que utiliza Jesse es uno que yo también he utilizado (y, de seguro, alguien más): escribir sobre la experiencia. Claro que Jesse escribe un libro, que lo lleva de gira en lecturas por Europa. La última parada es, por casualidad, París. Es donde vive Celine, obvio. No pasan ni 5 minutos cuando aparece ella. Bella, radiante. El reencuentro se produce y ambos tienen mucho que hablar. Pero sólo tienen una tarde (¿porqué el tiempo siempre juega en contra?).

El tiempo no pasa en vano. Ahora como adultos, Jesse y Celine redescubren su conexión siempre presenta a pesar del tiempo y la distancia, pero filtrada a través de sus propias desilusiones. Fueron dejando la idea del romanticismo atrás, quizás desde ese retorno que nunca se concretó. En una de esas, podrían haberse topado en New York, donde Jesse vive actualmente y donde Celine pasó 4 años. Jesse está casado y tiene un hijo. Celine sigue soltera, sin tener una relación sólida con alguien. Pero aún sigue esa llama que sintieron siendo un poco más que adolescentes lejos de casa. Se reencantan el uno del otro. La magia vuelve. Pero todo ha cambiado.

La película, aparte de aclararnos ciertas cosas importantes que quedaron para la imaginación de la primera, nos vuelve a dar muchos momentos para recordar ¿Cuales? Varios, pero me quiero referir a uno que me emocionó más de lo que pensé que me emocionaría, y no me importa arruinar la sorpresa: el vals que Celine le canta a Jesse, sobre ese momento mágico que ambos vivieron. Si Jesse pudo explayarse al respecto en su libro, Celine encontró la sensibilidad justa para dejarlo todo claro en una desgarradora canción. Si les salen emotivas lágrimas de los ojos, no se preocupen; es normal que pase ante tanta belleza.

Antes de dormir, veré Before Sunrise, aunque sea un poco. Y me volveré a emocionar como la primera vez que la vi. Before Subset la están pasando en HBO este mes. Véanla.



Domingo 26 de marzo de 2006:

Backbeat.

Que un Miércoles cualquiera de 1994 pasaran por la Rock & Pop, en la mañana, una poderosa versión de Money, ese cover que The Beatles grabaron en el segundo disco, With The Beatles, a fines de 1963, sólo podía ser por una sola razón: ya se podía disfrutar de la banda sonora de Backbeat, Claro que esa era una época sin Internet, donde las películas se demoraban en llegar a las salas de cine. Y creo que Backbeat ni siquiera llegó a exhibirse acá. Si la pasaron en un ciclo de cine arte, nunca me enteré. Recién la pude ver en video a fines de Octubre de 1996.

La película, dirigida por Ian Softley, se centra en el no tan largo pero sí bastante sinuoso camino de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison, Stu Suttcliffe y Pete Best hacia la consagración como banda de rocanrol en The Beatles. Recién tenían el nombre y una formación completa. Sólo les faltaba la oportunidad correcta. O, más bien, el trabajo duro de tocar noche tras noche.

¿Cinco? Sí, cinco. Todos sabemos que, en 1960, The Beatles eran cinco. Lennon y McCartney en guitarras, un jovencísimo Harrison (apenas tenía 17 años) en lead guitar, Pete Best como parche en la batería y el mejor amigo de John, Stu Suttcliffe, en el bajo, a insistencia de Lennon. La película, más que enfocarse en la odisea de The Beatles, prefiere centrarse en el quinto Beatle, el que alguna vez fue miembro del grupo: Stuart Suttcliffe (Stephen Dorff), el artista. El estudiante de arte y compañero de Lennon (Ian Hart, quien ya había hecho de John en un telefilme inglés), que sólo quería pintar y vivir de su arte, sin grandes pretensiones. Pero no contaba con que su amigo rayado con el rocanrol lo convencería de "invertir" el dinero que ganó vendiendo cuadros en un hermoso bajo que adornaba la vitrina de instrumentos en Liverpool. Ahí parte la historia.

Todos sabemos que los cinco chicos de Liverpool vivieron todo un despertar tocando durante noches competas en el Kaiserkeller en Hamburgo. Ubicado en uno de eso barrios dudosos durante la noche, el local pasaba lleno de marineros ebrios, prostitutas y jóvenes exies, todos disfrutando del show que hacían, desde distintos puntos de vista. Es ahí donde Stu conoce al que será su gran amor, la chica alemana Astrid Kirchter (Sherryl Lee). Está claro que Stu nunca se sintió completamente cómodo tocando el bajo en The Beatles. Sólo seguía ahí por la insistencia de John y por sus propias ganas de vivir una aventura lejos de casa.

Backbeat nos muestra el viaje emocional que hace Stu en Hamburgo.Siendo tan mordaz como su amigo John, Stu enfocaba esa mirada irónica en otras formas. No las expelía con rabia como Lennon, pero sí las mostraba de vez en cuando en sus cuadros y en sus relaciones. Siempre muy débil (recuerden la golpiza que muestran al comienzo de la película), Stu, quizás bien en el fondo, sabía que no tenía mucho tiempo de vida, por lo que se propuso disfrutar a concho todo lo que experimentara. En su relación con Astrid, se sumergió profundamente. No le importaba el qué pasaría, incluso si lo que decidiera lo separara de John para siempre.

El John Lennon que nos muestra Backbeat es un joven amargado, que lograba canalizar su resentimiento, sus frustraciones y sus dolores en un descarnado, lúdico y enérgico rocanrol junto a sus compinches. El joven Lennon, el que perdió a su madre justo cuando retomaba afectos con ella, ese que creció sin padre, el que se desvivía en sueños de rocanrol y guitarras, el que quería conquistar el mundo. Un gran trabajo de Hart a la hora de interpretarlo, sin lugar a dudas.

Ian Softley demoró casi 10 años en concretar esta película. Interesado en esa etapa prehistórica de The Beatles, le llevó mucho tiempo elaborar el guión, indagar en la época y presentar una historia humana, desgarradora e intensa, que no esconde absolutamente nada y que se toma más de una licencia para relatar algo que ocurrió hace muchísimo tiempo atrás.

Softley hace que el relato no sea tan épico ni surrealista, sino que verdadero y cotidiano. Esos cinco cabros tocando en el escenario son como muchos otros: ávidos de experiencia, deseosos de consagración, esperando pasar el mejor de los momentos. Backbeat nos muestra un grupo que ni siquiera era casi famoso cuando llegaron a Alemania a pulirse a punta de tocatas. The Beatles aprendió de la forma más dura que puede aprender y aprehender una banda: tocando lejos de casa, ante un público mayoritariamente hostil, donde tienes que hacer un gran show para que recién se volteen a mirarte. ¿Qué mejor aprendizaje que ese?

La banda sonora de Backbeat es alucinante. En la Backbeat Band se juntaron en un supergrupo Dave Grohl (Nirvana) en la batería, Thurston Moore (Sonic Youth) en guitarra, Mike Mills (R.E.M.) al bajo, Dave Priner (Soul Asylum) en guitarra, y Greg Dulli (Afghan Wings) al micrófono. Grabaron, bajo la producción notable de Don Was, una docena de cacniones que eran parte del repertorio de The Beatles en Hamburgo (ojo, todas covers y ninguna firmada por Lennon-McCartney).

La película inaugurará, este Jueves 30 de Abril, la segunda temporada del Ciclo de Charlas y Funciones de Rock en la UC, en el Microcine de la Facultad de Comunicaciones. Más info pronto via mail o posteos.



Viernes 24 de marzo de 2006:

Apocalypse Now.

Sentarse a ver Apocalypse Now (Apocalipsis Ahora, su tan "precisa" traducción literal) es una experiencia intensa. A pesar de haberla visto hace más de 10 años, aún me sigue impactando tanto como cuando la vi por primera vez. Fue en diciembre de 1995, en video. Y recuerdo muy bien algo que pasó días después: cerca de donde vivíamos en ese tiempo (paradero 19 de Gran Avenida), hubo un incendio grande en una fábrica. Fue un Domingo en la mañana, y recuerdo que el cielo se tiñó de negro. Tal cual, de negro. El sol se tapó y, de inmediato, se venía a la mente la hipnótica The End, de The Doors, la misma que puebla pasajes de la película.

La historia que trata Apocalypse Now “Apocalypse Now Redux” se basa, básicamente, en la clásica novela corta de Joseph Conrad El Corazón De Las Tinieblas, aunque está ambientada en la guerra de Vietnam. La historia cuenta el viaje del Capitán Benjamin Willard (un notable Martin Sheen), un oficial de los servicios de inteligencia del ejército estadounidense al que se le ha encargado, en Camboya, la peligrosa misión de avanzar río arriba para eliminar a Kurtz (un bizarramente brillante Marlon Brando), un coronel estadounidense renegado que se ha vuelto loco. En la profundidad de la selva, en un campamento sembrado de cabezas cortadas y cadáveres putrefactos, la enorme y enigmática figura de Kurtz manda como un buda despótico sobre los miembros de un tribu Montagnard. Mientras el barco se adentra en Camboya parece profundizar cada vez más en el reino de la verdad ilusoria y la locura total... y en las sombras más profundas del corazón humano.

A Francis Ford Coppola le tomó más de tres años realizar Apocalypse Now. La producción estuvo llena de problemas. Con las locaciones en medio de Filipinas, con el guión y con el presupuesto. Tuvo que poner dinero de su propio bolsillo una vez que la película se excedió de lo previsto. A Martin Sheen le dio un infarto en pleno rodaje, lo que retrasó un poco el proceso. El desgaste para Coppola fue tal, que perdió más de 30 kilos durante la producción. Le tomó cerca de tres años de producción ver la versión final de su película, que terminó siendo un relato estremecedor sobre la demencia y a pérdida definitiva de la inocencia y humanidad tan lejos del hogar, en donde todo es posible.

Apocalypse Now trata con una temática que se volvería recurrente para el cine gringo: los traumas post guerra. Debido al veto de filmar ficción basada en la contingencia de Vietnam, los realizadores tuvieron que esperar hasta que las tropas fueran retiradas definitivamente para comenzar a contar las historias de aquellos que no les quedó otra más que ir "al patíbulo". Esos que cedieron su vida por causas que no necesariamente les correspondía defender. Los que no fueron afortunados de tener influencias, contactos y arreglos para escaparse de ese fatal destino tan lejos.

Esos hombres entregaron sus almas y su sanidad mental porque, sencillamente, no les quedó otra. Y Apocalypse Now es una muestra de ello: la locura se apodera de todos aquellos que defienden la guerra porque los mandan. Una vez dentro, sus almas se envenenan. La razón se pierde y el final está más cerca de lo que jamás imaginaríamos. Lejos de la tierra que los vio nacer, pudieron ver cómo aquel sistema que los sobreprotegió y les inculcó la defensa férrea les mentía. Por encima del dolor físico, se enfrentaban a un fuerte ataque psico-lógico, en una tierra agreste, ante un enemigo tenaz y con una situación de alarma continua. Gente sin preparación ni madurez, que lastraron una guerra por confiar demasiado en una superioridad inculcada en sus mentes desde que nacieron y que daba como consecuencia la insensatez y la irresponsabilidad.

Todo ese contexto sicológico está plasmado en pantalla. Coppola fue capaz de tratar ese dolor con lirismo, con humanidad y con belleza, a través de la deslumbrante fotografía, de los perfectos ángulos de cámara y con la utilización particular de la música, compuesta por su padre, Carmine Coppola.

En Apocalypse Now, no es sólo la guerra lo que sentimos, sino que nos apasionamos con la búsqueda del enigmático Coronel Kurtz. Un personaje tan bien construido desde la ausencia, que acapara un extraño y malsano protagonismo, desbordado cuando se llega a ese universo dantesco que ha tomado como su hogar. Y es ahí cuando Marlon Brando aparece, entre luces y sombras, para darle fin a la película con una serie de secuencias del todo memorables. Es un psicópata de los que entusiasman, de los nacen fruto de la mentalidad fanática estadounidense y cuya filosofía de vida es tan aterradora como sugestiva. Un personaje cumbre dentro del relato, que la determina y que influye directamente en la del resto de individuos, especialmente al interpretado de forma introspectiva por Martin Sheen, quien sentirá la sentirá la contradicción entre la atracción y el rechazo hacia Kurtz.

Apocalypse Now es una obra maestra, no hay duda. Tengo la edición de 1979 y la Redux. Vean ambas.



Jueves 23 de marzo de 2006:

Citizen Kane.

Citizen Kane (El Ciudadano Kane, o El Cuarto Poder, un título re adecuado para difundirla :p) es una de esas películas que es demasiado importante como para dejar pasar. por eso mismo, se ha escrito muchísimo sobre ella.

Estoy seguro que hay un sinfín de textos, comentarios, reseñas, libros y estudios sobre la película fundamental de Orson Welles, uno de los tipos que se atrevió a innovar en su época y que aún nos sigue enseñando sobre el contar wenas historias, más allá de su muerte o del hecho que su filmografía no resultó tan nutrida como la de otros realizadores.

Obvio que, a estas alturas, ya todos saben de qué se trata la película. Pero acá les va algo, por si no se acuerdan. El film nos cuenta la vida, obra, auge y decadencia de Charles Foster Kane (interpretado por el mismo Welles, quizás como reflejo de total control sobre su visión), un magnate por herencia dueño del diario The Inquirer. Hay que aclarar que la película puede dividirse en dos: Por un lado está la investigación de un periodista sobre algunos detalles del ya fallecido Kane, tratando de descubrir el significado de "Rosebud", la última palabra que dijo el acaudalado antes de pasar a mejor vida; para ello, la investigación lo lleva a entrevistar a los más cercanos de Kane en vida: sus colaboradores, sus ex-esposas, etc.

La otra, la vida misma del enigmático Charles Foster Kane, el típico caso del aquel hombre que lo tiene todo (dinero, poder, fama, influencias; todo simbolizado en ese enorme palacio llamado Xanadu), pero que nunca alcanza la felicidad. Una historia como las hay por millones a través de la historia, pero que nunca había sido contada en el cine de esa manera.

Como pueden ver (es más, como ya sabían), esa es la historia de un tipo de la vida real: William Randolph Hearst, el magnate de las comunicaciones que llegó incluso a promover, desde las páginas de su diario, una eventual guerra sólo para vender más ejemplares. El tipo lo tenía absolutamente todo, pero su vida privada era un desastre. Hearst trató por todos los medios de impedir la realización y, posteriormente, el estreno de Citizen Kane.

En la película estaban todos los aspectos de su vida: su poder como magnate de medios, sus matrimonios, sus excentricidades. Prohibió cualquier tipo de publicidad para la película en sus diarios (asimismo con cualquier película de la RKO), llegando incluso a intentar comprar el negativo de la película antes de su estreno. Pero Welles se movió antes: ya la había mostrado a varios ejecutivos de la industria, que el garantizaron un estreno limitado para comenzar. Está claro que los diarios de la competencia de Hearst disfrutaron con la película, publicando sendas críticas. Sólo en los 70 un diario del grupo Hearst, el Los Angeles Herald-Examiner, publicó una reseña sobre la película.

Welles, el mismo genio tras War Of The Worlds (un verdadero clásico dentro de la historia de la radiodifusión), ha reconocido que el personaje que presenta en Citizen Kane no es necesariamente un tipo en particular, sino que es un compuesto de varios magnates de la vida real. Recordemos que la película apareció en 1941, a 12 años del quiebre de la Bolsa de 1929, que devastó gran parte de las fortunas del mundo y que sentó cambios en el comportamiento en general. Muchos cayeron, no pocos colapsaron hasta la muerte. Por esto, Citizen Kane tiene mucho de crónica social, quedando para siempre como una historia fresca, que podría haber pasado en cualquier momento.

Para la historia del cine, Citizen Kane sentó muchas bases. Nunca se habían visto los flashback, que cambiaron completamente la linealidad de los relatos. Y Citizen Kane introdujo un elemento importante: reflejar en cámara los estados de conciencia del protagonista, al usar ciertos planos, sombras, luces y perspectivas para crear distintas fases. Ya no se haría necesario decir, ya sea con voz en off o en una línea, cómo se sentía un personaje. Sólo bastaría con utilizar los elementos visuales para generar esos estados. Por ejemplo, la técnica del "deep focus" (estrenada en esta película), que dejaba en un mismo plano cada objeto del fondo, centro y delantera, lo que da una sensación de profundidad, es ideal para mostrar dualidades.

En Citizen Kane entraron elementos del teatro y de la radio para desarrollar el relato. El dramatismo al cual estamos tan acostumbrados hoy en día tiene su génesis ahí. El uso de luces, de planos y montajes tan teatral usados en Citizen Kane son los que le dan al Séptimo Vicio las cualidades necesarias para transmitir sentimientos desgarrados. Y, obviamente, los recursos sonoros. El ritmo que logran dar permiten que la película se sostenga íntegramente.

¿He escrito demasiado? Mejor me voy a ver Citizen Kane otra vez. Que weno que la tengan contemplada en actividades de ramos en Periodismo. Que weno poder disfrutarla una y otar vez en formato DVD. Que weno que, a la hora de filmar, los realizadores todavía la miren y siempre puedan aprender y aprehender de y con ella.

Veanla. Por favor, consíganla y véanla. No vean la versión doblada que pasan por el TCM de vez en cuando, sino que consígansela en VHS o DVD. No se van a arrepentir.



Miércoles 22 de marzo de 2006:

El Ingenioso Hidalgo de Don Quijote De La Mancha.

El Ingenioso Hidalgo De Don Quijote De La Mancha es más que un simple libro que nos hacen leer (weno, al menos en parte) en el colegio. Es más que una sencilla historia de caballeros. Don Quijote no es sólo una historia de amor épico y una odisea de aventuras. El indispensable libro escrito por Miguel De Cervantes es la vida misma.

En mi casa siempre estuvo este libro. Y lo lei a muy temprana edad, en serio. Al poco tiempo de saber leer, tomé ese libro casi por accidente. En realidad, mi madre siempre me habló de las aventuras de tan desafortunado caballero errante, que se armó su propio mundo, con sus propias reglas, con un cable a tierra que lo devolvía a la realidad, aunque fuera por poco tiempo. Una historia demasiado entretenida como para no tomarla en cuenta. Acá va un poco (un poco nomas) de la historia.

Un hombre llamado don Quijote, que vivía en La Mancha, estaba obsesionado con las historias de los caballeros andantes de la España Antigua. Como hombre acaudalado de la época que era, don Quijote tenía muchas tierras. Vendió varias de ellas para comprarse aún más libros con historias de caballeros. Durante todo el día, se sumergía en los actos antiguos de valor hasta que perdió el juicio. Las hazañas increíbles de los caballeros andantes y los gigantes fueron más verdaderas para don Quijote que su propio mundo. Él creía, para su honor y el honor de su país, que debía ser un caballero andante, para así vengar todos los actos malos.

En su mente, don Quijote fue preparándose para la vida de un caballero andante. Sin una palabra, montó su caballo fiel, llamado Rocinante, y salió a vengar todos los malos y proteger todas las señoritas. Pero, primero, necesitaba que lo nombraran un verdadero caballero. Él mismo decidió ser armado por la primera persona que encontró. Don Quijote montó hasta la noche y cayó en una venta. Lo que le pasó en esta venta resulta ser de lo más gracioso de todo: esa venta era una castilla llena de huéspedes. Para ellos, don Quijote era un loco, pero los convenció igual. El dueño de la venta, incluso, quería darle una armadura completa. Sin embargo, uno de los sirvientes derramó agua en el armatoste de metal, y don Quijote lo golpeó por tamaña ofensa. Todos querían echar al viejo caballero. Esto no impidió que le dieran una ceremonia rápida (como para que dejara de hinchar), y don Quijote salió contento por ser un verdadero caballero andante.

Don Quijote se enamoró perdidamente de Aldonza Lorenzo, a quien siempre llamó "Dulcinea del Toboso", por ser oriunda del pueblo de mismo nombre. Don Quijote andaba feliz pro el pueblo, junto a su caballo, contando historias de los mejores caballeros andantes. Pero todos sabían quién era realmente. Aprovechando que se calló un día del caballo, un vecino lo llevó de vuelta a su casa.

Sus vecinos se preocuparon por su estado mental; llegaron incluso a quemarle sus libros. Pero don Quijote, una vez recuperado, salió de nuevo a recorrer. Convenció a su vecino Sancho Panza de ser su escudero. Sancho, tal vez pensando en proteger al viejo (y también aprovechando la oportunidad de salir), lo acompañó fuera de la aldea a recorrer. Don Quijote pensó ver unos enormes gigantes, que en realidad resultaron ser sólo molinos de viento. Sancho lo trataba de convencer y don Quijote nunca hacía caso. Cabalgó a enfrentarse a esos gigantes; sin embargo, el viento que corría accionó los molinos de viento, derribando al viejo con su caballo. Pasarían por muchas desventuras hasta llegar al final.

En los 35 capítulos que conforman el libro, podemos apreciar toda una historia fascinante. En don Quijote, encontramos el idealismo que nos mantiene vivos y jóvenes de espíritu. El ser tercos y reVeldes, el ir contra la corriente. Don Quijote es aquel soñador que todos llevamos dentro, el que deja de lado todo lo práctico y se sumerge en su utopía. En cambio, Sancho Panza representa al mundo real. Al pragmático, práctico y un poco oportunista que todos, lamentablemente, sacamos de vez en cuando. Sancho ve las cosas tal cual son, y don Quijote las ve como deberían ser para él en su mente. Sanchos e queda en lo superficial, y don Quijote ve más allá.

¿Quién es el loco? ¿El que se deja llevar por sus utopías o el pragmático cínico que se aprovecha de las circunstancias? Esta maravillosa obra se sumerge rotundamente en ese tipo de disyuntiva. El móvil de Don Quijote De la Mancha sigue estando vigente. De hecho, nunca pasará de moda, simplemente porque la dualidad siempre estará presente en cada uno de nosotros. ¿De qué está hecho nuestro accionar? Nuestra voluntad es el campo de batalla entre nuestras distintas naturalezas. La barrera que muchos quieren derribar y dejar que estas dos fuerzas distintas luchen definitivamente.

Les recomiendo un increíble documental de una película que, finalmente, nunca fue: Lost In La Mancha, sobre el intento de Terry Gilliam por flmar The Man Who Killed Don Quijote, que hubiera tenido a Johnny Depp como protagonista. Un notable ejemplo de las fuerzas de la naturaleza en conflicto.



Martes 21 de marzo de 2006:

Groundhog Day.

Groundhog Day (Hechizo Del Tiempo, un pésimo título para difundir lo que en verdad es El Día De La Marmota) es de esas películas que se queda como un recuerdo agradable y armonioso. No se destiñe ni pierde su encanto con los años. Por el contrario, Nos invita a verla de vez en cuando. La vi por primera vez en diciembre de 2004, en el entonces HBO Olé. Todavía la tengo granada en VHS, aunque ya tengo mi copia en DVD.

¿De qué se trata? Weno, acá les va el ladrillo: Phil Connors (un, como siempre, genial y único Bill Murray), un presentador del tiempo arrogante y superfluo, debe ir por cuarta vez consecutiva a un pequeño pueblo a cubrir una ceremonia con tintes de ritual llamada “el día de la marmota”. Al intentar regresar, se encuentra con una tormenta que lo obliga a volver al pueblo. Su sorpresa es enorme al día siguiente, cuando despierta en el mismo día que recién había vivido. Esta experiencia se repetirá una y otra vez, quedando Phil atrapado en ese 2 de febrero para siempre. Phil podrá ver cómo se repite todo una y otra vez en el “día de la marmota”. En el trayecto circular, Phil va aprendiendo y aprehendiendo sobre el pueblo, pasando por varias etapas de comportamiento. Eventualmente, llegará la salvación, aunque tenga que toparse con ella miles de veces, en un mismo día, una y otra vez.

Es notable la capacidad que tiene Harold Ramis para disfrazar como una aparente comedia liviana y romántica una tragedia de proporciones épicas. Sin dudas, el conflicto de Phil está basado en “El mito de Sísifo”,de Albert Camus, al que cito: ”... Sísifo ve entonces como la piedra desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volverla a subir hacia las cimas, y baja de nuevo a la llanura. Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa. Un rostro que sufre tan cerca de las piedras es ya él mismo piedra...”. Esta cita es del autor, y nos sirve para retratar la tragedia de Sísifo. Cuenta el mito que los Jueces de los Muertos impusieron a Sísifo un castigo ejemplar: le mostraron una gigantesca piedra y le ordenaron que la cargara hasta la cima de una colina y la dejara caer por la ladera contraria. El condenado jamás pudo conseguir el objetivo. Al llegar a la cima el peso de la piedra lo vence y esta cae hasta el fondo. Entonces él vuelve a tomarla y tiene que reanudar la tarea.
Si analizamos a Phil Connors, el personaje principal de “Groundhog Day”, su historia representa la tragedia de Sísifo. Es la pesadilla que vive una y otra vez. “El día de la marmota” y los personajes que lo transitan se presentan como una piedra que debe cargar permanentemente.

La historia de Groundhog Day está contada de una forma atractiva para el espectador. Como centra su foco en Phil Connors, la curva dramática hace que el relato se vuelva más interesante para el público. Si bien vamos viendo los acontecimientos de forma lineal (hay que recordar que se va viendo cómo se le repiten los días a Phil tal como si avanzara el calendario de forma normal), el público sabe de antemano, y en vista de la pesadilla en la que cae el protagonista, que el relato es circular en cuanto a espacio y tiempo.

En Groundhog Day, el público sufre con Phil. Se hace partícipe de su calvario de repetir ese “día de la marmota” una y otra vez. La modificación de la línea del tiempo logra dar con las sensaciones de claustrofobia, desesperación y encierro que causan el estar atrapado en un tiempo y lugar dado. Tal como lo dice el protagonista en una ocasión, el día que se repite podría ser otro y no ese. Como el viaje al pueblo no era el deseado, todo lo involucrado con ello tendría tintes de pesadilla.

Los recursos audiovisuales que ocupa Ramis en “Groundhog Day” son bastante sencillos. Acá no hay efectos especiales desbordantes ni complicadas secuencias de ficción. Basta con el reloj despertador que se enciende en medio de I Got You Babe, de Sony & Cher, para saber que el 2 de febrero vuelve a aparecer en la vida de Phil. También se ocupan efectivamente tomas de múltiples ángulos para dar la sensación de que Phil trata de ver las cosas desde distintos puntos.

Como en todo pueblo pequeño, sus habitantes realizan las mismas rutinas de siempre. Y es ahí donde Phil puede descubrir el vivir muchas vidas, como asimismo agotar todas las formas de morir, en un intento fallido de romper el maleficio que, sin aviso, ha caído sobre su cabeza. Acá Camus cobra importancia: lo interesante es el momento de regreso, el silencio de la pausa. Al producirse, este recorrido forzado se convierte para Phil en una reconstrucción de su relación con el mundo, funcionando como un espejo que le devuelve los resultados de forma parcial y va reconstruyendo todo lo perdido.

Groundhog Day es de esas películas que tienen más de una interpretación. Uno le sigue encontrando detalles con cada pasada. No hay caso: es una película casi perfecta!. Y Bill Murray es un genio que debería ser reconocido por todos.

Ya se vienen más revisiones del genial y único Bill Murray.



Sábado 18 de marzo de 2006:

Back To The Future.

¿Cuándo fue la primera vez que vi Back To The Future (Volver Al Futuro, como la conocimos acá, o Regreso Al Futuro, como se conoció en la mayoría de los lugares, y la cual es la traducción más adecuada)? Creo que fue en junio de 1989. Recién mis papás habían comprado para la casa un videograbador. Era un Crown de 2 cabezales. Recuerdo que lo primero que vimos con mi hermana en esa máquina fue una versión con muñecos animados de Hansel y Gretel. Lo segundo que recuerdo haber visto en video fue Back To The Future.

La historia era medio compleja, pero lo suficientemente encantadora como para fascinar a un niño desilusionado de cosas infantiles como yo. Dirigida por Robert Zemekis y escrita por él y su socio productor Bob Gale, Back to The Future nos cuenta la historia de Marty McFly (Michael J. Fox), un adolescente promedio de Hill Valley, California (uno de esos pueblos que en los 80, sueña con ser un músico exitoso y llegar a la gloria. EN esos sueños adolescentes también encuentra una imagen paterna en un excéntrico científico, el doctor Emmet Brown (un genial Christopher Lloyd). La última creación del doctor es una máquina del tiempo instalada en un De Lòrean, uno de esos autos llamativos de la época. El doctor necesita la energía del plutonio, que le robó a unos terroristas libios chantas, para echar a andar su máquina, la cual viaja por el tiempo cuando logra la velocidad de 88 millas por hora.

Sin embargo, estos terroristas lo encuentran justo cuando el doctor viajaría en su máquina unos 25 años al futuro. Lo matan y Marty, para escapar de ellos, no se le ocurre nada mejor que tomar el auto y acelerar, coincidiendo con que el lector del viaje por el tiempo marca el "nov 4, 1955, 5 am", fecha en que el doctor Brown concibió el viaje por el tiempo, al tener la revelación del condensador de flujo. Y Marty llega a 1955, y por accidente estropea el momento en que sus padres, George (Crispin Glover) y Lorraine (Lea Thompson) se conocen, poniendo en jaque su propia existencia. Logra contactar al joven doctor Brown para que lo ayude a volver al futuro interceptando el rayo (fenómeno que daría la energía necesario apara el viaje) que dejó inmóvil al reloj de la torre de tribunales, no sin antes arreglar las cosas entre sus padres y el matón abusador de la escuela, Biff Tannen (Thomas F. Wilson), quien solía aprovecharse de George toda su vida.

La película, si bien su trama es enredadísima para un niño, es sumamente entretenida. No se dejan cosas al azar para explicar los efectos y consecuencias del viaje por el tiempo. Porque, seamos sinceros, todo este asunto nos tiene que hacer algo de lógica. ¿Cómo es esod e que se puede viajar por el tiempo? ¿Qué pasaría si altero los acontecimientos? La primera película se centra sólo en un hecho urgente: Marty debe volver al futuro (a su año, 1985) y salvar el origen de su familia para seguir existiendo. Si bien el Doc le advierte sobre los peligros de cambiar los hechos futuros para provecho personal (al no querer enterarse de las circunstancias de su propia muerte), el viaje por el tiempo aún no tenía toda la complejidad técnica que tendría después.

La película, de hecho, termina con un chiste. "Contunuará..." rezaba el cartel, justo cuando el Doc le pide a Marty que lo acompañe al futuro para salvar nuevamente a su familia. Cuando la vi por primera vez, pensé de inemdiato que se vendría la segunda parte. Así lo pensaron todos, que pidieron insistentemente una continuación de la historia. Zemeckis y Gale no querían en un comienzo, pero se entusiasmaron igual en darle una continuación a la historia que ganó el Oscar por mejor guión. Y no tendría una secuela, sino que dos, convirtiéndola en una trilogía.

Claro que, sinceramente, Back To The Future II llevó los tecnicismos al extremo. Ahora salían conceptos como el continuo espacio-temporal, las paradojas (por ejemplo: si un tipo de 40 años viaja al pasado y le corta la mano a su yo de 10 años, justo después de cortársela verá que su propia mano no está), las realidades alternas, los viajes frecuentes y un ritmo vertiginoso de aventura. Sin dudas, la película lograba marear más que cautivar. Sólo si habías seguido la primera parte con entusiasmo y te resultaban inetresantes los códigos que manejaban (como a mí), lograbas comprender algo a la primera. Necesité de varias pasadas de la segunda parte para comprenderla mejor.

La Back To The Future III es la que cierra la trilogía. Justo al final de la segunda, el Doc se va por accidente a 1885, enviándole una carta a MArty para que logre reparar el De Lòrean para volver a casa. Sin embargo, y tras ver la tumba del Doc, Marty decide ir a rescatarlo. Acá el relato es más entretenido en muchos aspectos: el Doc se enamora de la profesora del pueblo (Mary Steemburgen) y Marty logra enfrentar sus problemas con el temperamento.

A pesar de lo entretenidas que resultaron para mí las secuelas, me quedo con la primera parte. No hay caso. Es que ese Johnny B. Goode hay que verlo! Aún ahora me gusta verlas de vez en cuando. Traten de conseguírselas en DVD, que vienen cargados de extras.



Jueves 16 de marzo de 2006:

¿Es realmente importante el Salón De La Fama Del Rocanrol?

El Lunes recién pasado se llevó a cabo una nueva ceremonia de inducción al
Salón de la Fama del Rocanrol. El "célebre" Rock And Roll Hall Of Fame, que se
inauguró como institución en 1983 y desde 1986 introduce a leyendas y
figuras seminales dentro de la música popular.

Claro que los inducidos (o introducidos, “inductees”) deben cumplir un par de requisitos: a) que hayan pasado 25 años desde la publicación del primer disco y b) que hayan contribuido al desarrollo de la música popular. Si el primer requisito es "objetivo" y basado en fechas, el segundo se presta para discusiones.

Durante los primeros años de inducciones, entraron todos los que debían estar ahí. Primero, todos los pioneros importantes en la formación del rocanrol (Elvis, Berry, Penniman, Cash, Orbison, etc). Después, todos los grupos británicos relevantes (Beatles, Rolling Stones,Who, Kinks, Yardbirds, Cream, Led Zep, etc), las bandas norteamericanas de peso (Byrds, Beach Boys, Velvet Underground, The Band, Grateful Dead, etc) y los cantautores seminales (Dylan, Neil Young, Bowie, Springsteen, etc). Algunos se han repetido el plato, entrando tanto con sus grupos como solistas (John Lennon, Paul McCartney, George Harrison, Eric Clapton). En fin. La lista es larga y la idea no es latear tanto con info que pueden revisar en el sitio oficial de todo este cuento, www.rockhall.com.

Han entrado varios de los que debían entrar, ok. Ha habido momentos notables, de acuerdo. Se logra reunir tipos que juraron nunca más verse, por supuesto. La ceremonia anual de inducción al Salón de la Fama del Rocanrol logra hacer milagros. Y de seguro que todo eso estaba en sus propósitos originales, cuando la junta (de la cual forman parte, entre otros, el director de la Rolling Stone Jann S. Wenner y el dueño de Motown Berry Gordy) fundaron la institución hace ya 23 años.

La fundación, además, inauguró un lujoso museo en Cleveland, Ohio. Es un edificio imponente, un verdadero placer para los melómanos como yo, repleto de memorabilia del rock y sus derivados. Guitarras legendarias, discos de oro, vesitimenta, accesorios inimaginables... una verdadera joya para el coleccionista freak que todos llevamos dentro y que algunos sacan a la luz de vez en cuando. Nunca he ido (de hecho, nunca he viajado en avión fuera de Chile), pero he visto las fotos y algún reportaje por ahí, donde muestran las bondades de dicho lugar. Lo abrieron en la ceremonia de 1995, con una gigantesca tocata, con Led Zeppelin (lo que queda de ellos), Bob Dylan, Neil Young, Lou Reed y Allman Brothers, entre algunos otros.

También ha tenido sus momentos inolvidables: el largo discurso de Eddie Vedder para presentar a The Ramones en el 2002 (20 minutos para un grupo que hacía cancioens de no más de 2 minutos!); el Fuckin Up de Neil Young & Crazy Horse con 3/5 de Pearl Jam, en 1995; el I Saw Her Standing There multiestelar de 1988; Dylan y Springsteen juntos frente a un micrófono; y varios otros que no recuerdo ahora.

Pero seamos sinceros: el Salón de la Fama del Rocanrol está bastante contaminado. Así es. Tal cual. Lamentablemente, cuando se trata de honrar y reconocer, el criterio nunca será compartido por todos. Basta ver todos los nombres que todavía no han incluido. Weno, en realidad esta polémica se arrastra desde esa primera ceremonia de inducción. Y los momentos ingratos van sumándose como caídas de una guerra.

Uno de los momentos más vergonzosos fue la inducción de Frank Zappa (fallecido en 1993), en 1995. El trato con su familia fue indigno: les cobrarían 1.500 dólares por lugar extra dentro de la ceremonia y no los dejarían elegir al presentador, pues eso lo hace "la junta". La familia de Zappa quería que Johnny "guitar" Watson diera el discurso de inducción. La "junta" se opuso tajantemente. En su lugar, le dieron esa pega a Lou Reed, con quien Zappa tuvo una relación pública un poco tensa. Moon Zappa, su hija, aceptó el reconocimiento, no sin antes dar un corto pero preciso y rompebolas discurso arriba de la tarima. Rocanrol, ¿cierto?

Una de las faltas más "graves" del Hall Of Fame es el relegar a Black Sabbath por más de 10 años desde que calificaban para ingresar. En un momento, el mismo Ozzy dijo que, si no los elegían y seguían relegando, mejor sería que no los nominaran más y punto. Finalmente, ingresaron este año, aunque el sabor amargo quedará por mucho tiempo.

¿Es un tamaño honor entrar al Rocanrol Hall Of Fame? En realidad, no. La lista de ausentes es larga. Y los criterios que la "junta" tiene para elegir a los nuevos es dudosa. Para ellos, el rocanrol traspasa lo musical y llega a estaturas culturales. Para ellos, los Stones y Michael Jackson están en una misma liga de relevancia. Ambos están en el Hall Of Fame, para la sorpresa de muchos de nosotros.

En fin. Este es un cuento de nunca acabar. Y de polémica permanente, pues nunca habrá acuerdos por fijar en cuanto a trascendencia. Eso queda a juicio de cada uno de nosotros.

¿Qué opinan del Rocanrol Hall Of Fame? Es realmente importante?



Miércoles 15 de marzo de 2006:

Tratando de comprender American Pie de McLean (si es posible).

Tratar de descifrar de qué habla la canción American Pie de Don McLean, de 1972, ha sido una tarea complicada la mayoría de las veces. Acá van algunas pistas para tratar de entenderla. Voy de apoco recorriendo cada estrofa:

-McLean, al escribir la canción, estaba en los veinte y algo, por lo que su período de inspiración son los 50 y lo motivó a convertirse en cantautor ("like to have the chance to make people dance and be happy for awhile"). Como se había erigido a Presley como "el rey" del rocanrol, McLean deposita su preferencia en el trabajo de Buddy Holly, uno de los compositores más influyentes de la historia, quien definió parámetros a seguir para siempre.

McLean cuenta que se enteró de la noticia mientras repartía diarios ese 3 de febrero de 1959 ("But february made me shiver with every paper I’d deliver; bad news on the doorstep; I couldn’t take one more step).

-Después, McLean da cuenta de los cambios culturales que le tocó vivir mientras crecía. Las dudas religiosas ("...do you have faith in God above, if the Bible tells you so?") y existenciales sobre el rocanrol ("Do you believe in rock ’n roll, can music save your mortal soul, and can you teach me how to dance real slow?").

También McLean aprovecha de mostrarse como un "perdedor" al que le tocó sólo escribir sobre sus malas experiencias amorosas ("I was a lonely teenage broncin’ buck with a pink carnation and a pickup truck, but I knew I was out of luck the day the music died").

-McLean confiesa que todo esto lo escribió 10 años después del trágico día, con un dejo de decepción ("Now for ten years we’ve been on our own and moss grows fat on a rollin’ stone, but that’s not how it used to be"). El bufón (jester) al que hace alusión es, sin dudas, el troesma Dylan ("When the jester sang for the king and queen, in a coat he borrowed from James Dean").

Bob Dylan se convirtió en la influencia definitiva para todos, quitándole la corona al rey anterior, Elvis Presley ("while the king was looking down, the jester stole his thorny crown"). También aparecen The Beatles y Lennon como activista, junto con la revolución de las flores y el hippismo ("And while Lennon read a book of Marx, the quartet practiced in the park, and we sang dirges in the dark the day the music died").

-Acá se cuenta la tragedia de Charles Manson, quien inspirado en las letras de Helter Skelter, encabezó una masacre ("Helter skelter in a summer swelter"). Las drogas se asientan en la revolución, The Byrds lo cristaliza en Eight Miles High ("The birds flew off with a fallout shelter, Eight miles high and falling fast"). Dylan se mantiene al margen de todo ("The players tried for a forward pass, with the jester on the sidelines in a cast").

La presencia del Sgt. Pepper´s y The Beatles es fuerte ("Now the half-time air was sweet perfume while the sergeants played a marching tune"). La música se torna tan compleja que los chicos ya ni pueden bailarla ("We all got up to dance, Oh, but we never got the chance! `cause the players tried to take the field"), siguiendo The Beatles a la cabeza ("The marching band refused to yield").

-McLean hace una referencia a Woodstock y al hombre en la luna("...and there we were all in one place, a generation lost in space with no time left to start again"), a The Rolling Stones ("Jack flash sat on a candlestick cause fire is the devil’s only friend"). También nos cuenta con tristeza lo ocurrido en Altamount y el fin del sueño hippie ("...no angel born in hell could break that satan’s spell. And as the flames climbed high into the night to light the sacrificial rite, I saw satan laughing with delight the day the music died").

-McLean menciona, probablemente, a Janis Joplin y su partida por sobredosis (" I met a girl who sang the blues and I asked her for some happy news, but she just smiled and turned away") y el cambio de actitud frente a la música ("I went down to the sacred store where I’d heard the music years before, but the man there said the music wouldn’t play").

Después, describe los momentos de decepción, confusión y descontento de comienzos de los 70, cuando todo se desmoronó ("And in the streets: the children screamed, the lovers cried, and the poets dreamed. But not a word was spoken; the church bells all were broken"). Las utopías terminaron por caer para dar paso al cinismo bañado en coca de los 70.

La última parte es la más polémica. Se dice que la mención del "father, son and the holy ghost" es para las víctimas del vuelo del 3 de febrero de 1959. Sin embargo, y en base a todo lo que apareció en las palabras ya descritas, la referencia es para los pilares de la música popular que McLean admira: Presley, Dylan, Beatles y Rolling Stones ("And the three men I admire most: The father, son, and the holy ghost, they caught the last train for the coast the day the music died").

Esa es la letra de American Pie. Un manifiesto vivencial de alguien que siente que la música es una religión y que, en 1959, comenzó a morir. Don McLean escribe estas palabras con mucha nostalgia por esos tiempos en que todo era más sencillo, más puro y más adolescente. ¿Dolores al crecer? Es probable. Pero son necesarios.



Lunes 13 de marzo de 2006:

Mean Streets.

Vi por primera vez Mean Streets (Calles Peligrosas, como todos la conocemos por estos lados) un Martes 18 de abril de 1995, cerca de la medianoche, en el entonces HBO Olé, cuando aún se preocupaban de poner películas excelentes y hacerlas convivir con la taquilla (ahora la pega de poner películas notables es del Cinemax). Yo sabía de Mean Streets sólo por reputación de Martin Scorsese, todavía teniendo fresco el recuerdo de Taxi Driver.

¿Qué puedo agregar de Mean Streets que no se haya escrito, dicho y contado antes? Un verdadero clásico de los 70, época dorada y la preferida de muchos de nosotros por las historias que solían contarse. No había héroes irreales ni doncellas que rescatar. Las películas de esos días contaban historias de gente de verdad. Gente de la calle. Tipos con problemas cotidianos y vidas normales. Y en "normales" cabe de todo, desde taxistas hasta mafiosos, pasando por veteranos de guerra. Esos años fueron los mejores para el antihéroe, el tipo que se parece a todos nosotros: imperfecto, traumatizado, buscando el norte sin saber exactamente cómo llegar a él.

De eso tiene mucho la Mean Streets de Martin Scorsese. En la película, el realizador newyorkino de familia italoamericana recurrió a todo lo que vio de niño en las calles de su barrio, el Little Italy. En realidad, Mean Streets nació de un guión que Scorsese tenía archivadod esde 1966, llamado Season Of The Witch, pretendiendo contar en una trilogía sobre la gran urbe, sobre la ciudad de Nueva York y, sobretodo, sobre su barrio natal. De la idea original, sólo alcanzó a filmar Who´s Knockong At My Door y Mean Streets.

Después que filmó Boxcar Helena en 1972, esa película de bajo presupuesto que filmó para el magnate de las películas B Roger Corman, Scorsese llevó su recién terminada película a John Cassavetes para que la viera. "Es una basura", le dijo el reputado director tras verla. Y fue categórico al decirle: "ahora ve y haz algo que salga de tu corazón". Scorsese tomó el consejo y se enfocó en filmar ese guión que tenía archivado hace mucho.

Scorsese pidió ayuda para poder realizar la película de manera independiente. Francis Ford Coppola, Roger Corman y Jonathan Taplin (quien trabajaba como road manager de The Band) lo ayudaron a financiar los costos de la filmación. La Warner Bros accedió a distribuirla sólo si introducía una pequeña modificación en el guión, pero nada grave como para cambiar el curso del relato. El único cambio en la historia original fue el agregado de una pelea en el bar, pero gracias a las interpretaciones y la improvisación pude encajar en la historia sin notarse como algo ajeno.

Mean Streets nos muestra a Charlie Cappa (un magnífico Harvey Keitel), un mafioso de poca monta, con un fuerte conflicto moral por su religiosidad exacerbada. Charlie sobrevive en esas calles en las cuales "trabaja" y, a pesar de su pega, trata de ser un tipo medianamente recto.

Charlie no puede dejar de preocuparse de su primo y mejor amigo, John "Johnny Boy" Civello (un delirante, cool, enérgico y sorprendente Robert De Niro), un matón desequilibrado y auto-destructivo que le debe dinero a medio mundo y se busca bronca en cada esquina, teniendo peligro cerca de otro matón un poco más arriba dentro de la mafia del barrio, Michael Longo (Richard Romanus), un mafioso mediocre que contrabandea como si fuese un negocio importante.

Charlie carga con la cruz de su primo Johnny Boy. Además, está enamorado de la prima hermana de Johnny Boy, Teresa (Amy Robinson), no atreviendose a acercarse a ella. Charlie muestra un enorme sentimientod e culpa por sus sentimientos. Lo podemos ver rezar de rodillas en la iglesia, como si cometiese los peores crímenes con tan sólo pensarlos. Su tío Giovanni (Cesare Danova) le ofrece heredarle el restaurante de la familia si se aleja de Johnny Boy y Teresa. El conflicto moral e interno de Charlie tendrá un dramático descenlace.

Toda esta historia adquiere un ritmo notable gracias a la excelente banda sonora, una de las características más reconocibles de la spelículas de Scorsese. En Mean Streets aparecen canciones de The Ronnettes (Be My Baby), The Rolling Stones (Tell me y Jumpin´ Jack Flash), Derek And The Dominos (I Looked Away), The Marvalettes (Please Mr Postman), The Shirelles (I Met Him On A Sunday), Johnny Ace (Pledging My Love) y tonadas italianas.

Mean Streets no es una simple película de mafiosos. Es un relato sobre la crisis del alma. Nos muestra lo doloroso que resulta hacer concesiones con el mundo y con uno mismo. El ritmo vertiginoso de la vida cotidiana nos desgasta. Puede ser el estudiar, el trabajar en un banco, en una construcción o en el crimen organizado. Eso es lo de menos. Lo que nos desgasta es ese contacto permanente con la realidad urbana.

Por eso sigue tan vigente como en 1973, cuando se estrenó originalmente. Por eso no cansa el verla. Por eso el comentario en audio de Martin Scorsese en el DVD resulta indispensable.

Por eso hay que verla. Por eso hay que conseguírsela.



Domingo 12 de marzo de 2006:

Abbey Road.

Con The Beatles uno no se cansa. Es imposible que las canciones que compusieron te aburran. Las hay para cada momento, para cada mirada, para cada vivencia. Si bien ellos no fueron grandes innovadores ni compositores originales, sí fueron como una esponja de todo lo que ocurría a su alrededor para filtrarlo a través de su propia sensibilidad. En The Beatles se sintetiza toda la esencia de una época, un despertar de sensaciones y sensibilidades humanas, desgarradas, intensas, etéreas, íntimas, sobrecogedoras.

En esta ocasión, quisiera compartir este maravilloso disco, y contarles cuándo llegué a él por primera vez. En realidad, llegué primero a su Lado A (Si tomamos en cuenta la división del vinilo y del cassette :p). Mi papá se consiguió un cassette grabado de The Beatles que contenía en el lado 1 el primer LP editado por ellos, el Please Please Me, y por el lado 2 tenía las canciones que correspondían al lado A del Abbey Road. Como pueden darse cuenta, tenía en un mismo cassette lo primero y lo último de The Beatles. Medio contraste! Hasta que me compré ambos discos en cassette de CrO2 por separado, escuchar esa vieja cinta grabada se convirtió en ejercicio habitual.

Esta carátula la tengo como póster enmarcada en mi pieza. Debe haber sido el segundo póster que compré en mi vida y lo enmarcamos casi de inmediato. Todavía sigue ahí, en medio de todas las cosas, destacando siempre. La portada en la que basaron la teoría de que Paul había muerto (recuerdan la falsa pista de "28 if" de la patente del auto que sale en la foto? Lennon sería el cura, Ringo el funerario y George, el sepulturero. Puro ocio, en realidad. Si queremos encontrar pistas, no cuesta nada encontrarlas donde no las hay.

El disco abre con la poderosa Come Together, de John Lennon, un clásico rockero de todos los tiempos (les recomiendo a ojos cerrados la versión que hace Weichafe), con una línea de bajo intensa y unos solos precisos de guitarra. Le sigue una de las más hermosas canciones de amor de la historia, Something, escrita por George Harrison para su esposa Patty Boyd (Sinatra se refería a esta canción como "la más hermosa de Lennon-McCartney), que partió de la inspiración de Something In The Way She Moves, de James Taylor. Después, Maxwell´s Silver Hammer, de Paul McCartney, que ya estaba siendo trabajada en las sufridas sesiones de Get Back; se viene otra de Sir Paul con Oh Darling, una verdadera delicia vocal, con voces casi inalcanzables para las gargantas normales. La quinta canción es de Richard Starskey, más conocido como Ringo Starr, y es Otopus´s Garden, que también venía de las sesiones de Get Back. Le sigue un momento heavy, power, potente y desgarrado en I Want You (She´s So Heavy), un antecedente válido de lo que después se haría en el hard rock y en el eventual metal, con un final súbito que deja al lado A sellado.

La cara B la abre otra de las más bellas canciones del Dark Horse, Here Comes The Sun, que compuso en la casa de su amigo Eric Clapton, mientras veía salir el sol por la mañana. Le sigue una de las mejores vocalizaciones de armonías de tres voces que jamás se hayan grabado en Because (¿alguien ha tratado de reproducirlas?). Después, la poderosa y fraccionada You Never Give me Your Money, de McCartney, quien divide la canción en varias partes, al más puro estilo de mini opereta. Una pista de lo que queda en el disco.

Lo que sigue es un par de medleys de canciones que nunca pudieron completarse, pero que se utilizaron para crear algo más. De las que siguen, varias pudimos apreciarlas en forma de maqueta en el Anthology 3 y conservan el espíritu primario y crudo de las composiciones en la India. El primer medley es el de Sun King, una compleja canción de Lennon, seguida de Mean Mr Mustrad y Polithene Pam, ambas de Lennon; el medley termina con She Came In Trough The Bathroom Window, de McCartney, dando un broche de lujo a una estructura musical potente.

El segundo medley tiene tres canciones. Parte una emotiva y al piano Golden Slumbers, de Paul, seguida por un Carry That Weight también de McCartney, con unas líneas simples pero directas sobre el estado de relaciones entre él y John en por esos días. El medley finaliza con la última del disco (al menos, así apareció en la edición en vinilo): The End, con un solo por cada uno. Tenemos el lujo de escuchar el único solo de batería grabado por Ringo y un solo de guitarra de John, Paul y George por separado (¿se imaginan cómo habría funcionado en vivo? Soñar no cuesta nada :p). Las líneas del final "y al final, el amor que recibes es igual al amor que das" son de las más sabias que se puedan encontrar en canciones populares. Tiene porte de himno y McCartney la toca en cada show de las giras que da como solista.

Pero el disco no termina con The End. Déjenlo avanzar unos instantes más y nos encontramos con Her Majesty, de Paul, una pieza acústica sencilla pero contundente en esencia. Como que no quiere acabar, pero termina, de todos modos repentina.

¿Habría alguna segunda oportunidad para The Beatles? Nunca lo sabremos. Pero nos dejaron un legado increíble y la esencia de lo que conocemos como música popular. Si ésta desapareciera, sería posible reconstruirla a partir de sus discos. Y eso es algo de valor incalculable.


Sábado 11 de marzo de 2006:

Cambio de mando en nuestro país.

Hoy, a eso de las 12 y cuarto, se concretó el cambio de mando de Chile. Weno, ya sabemos que un cambio de mando es histórico de por sí siempre, y que quedan registrados para su posteridad en libros y enciclopedias con estadísticas. Pero el de hoy era distinto. Hoy asumió la primera Presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

Un contingente elevado y numeroso, visitas de mandatarios de toda Latinoamérica, desvíos de tránsito, cenas de lujo, actos oficiales, eventos culturales, gente en las calles. Todo eso aparece durante estos días en nuestra querida capital, en la sede del Congreso, y en alguna localidad peculiar que se prepare para la ocasión. Así es: Chile se prepara con todo para una celebración máxima. Es que, depsués del retorno protegido de la Democracia, cada cambio de mando es una confirmación segura de que, si bien siempre tendremos objeciones, las cosas van por wen camino. O, al menos, eso creemos.

Ayer la despedida para el Presidente Ricardo Lagos fue efusiva. Desde temprano, llegó gente a la Plaza de la Constitución para darle un farewell emotivo. "Lagos, amigo, el pueblo está contigo!", "gracias!" y "2010! 2010!" gritó la mayoría de la gente que asistió. No sorprende, dado el alto nivel de aceptación ciudadana que tiene (un 70% al momentod e dejar el gobierno) y por la aún persistente idea, al menos en el inconsciente colectivo, del patrón paternalista y protector, la imagen paterna de autoridad que Lagos siempre supo calzar con su particular personalidad mientras ejercía el mano. Sus "salidas de madre" fueron notables la mayoría de las veces. Por otro lado, ese dejo de aparente soberbia le jugó más de alguna mala pasada en estos seis años de gobierno.

Una vez vi uno de sus discursos "live on stage". Fue a comienzos de noviembre de 2004, cuando fui a una conferencia sobre el bicentenario que se realizó en Matucana 100. Lagos habló por un poco más de cuarenta y cinco minutos. Y pude comprobar que el tipo se maneja de una manera increíble! Porte real de estadista, carisma para dirigirse a la gente, un tono académico que no resulta molesto sino que interesante, poder de convencimiento poco visto en la mayoría. Todo un maestro del discurso, definitivamente. Un porte que Lavín o Piñera nunca tendrán (¿se los imaginan hablando en un discurso a la nación? ¿les creerían de verdad? :P). Claro que, esa vez, no retó a nadie que lo interrumpiera, pues nadie lo hizo. Me hubiera gustado ver una de sus clásicas "salidas de madre".

Todo esto del cambio de mando ha afectado un poco mi cotidaniedad doméstica. Ayer, después de volver de clases (a eso de las 4 de la tarde aprox), me hicieron una serie de encargos: pagar cuentas, buscar algo en la farmacia, pasar al supermercado. Tuve que salir almenos unas tres veces de la casa para cumplir con todo. Casi tres horas entrando y saliendo, caminando para todos lados. En mi tercera salida, sufro los problemas de los desvíos. Todos los vehículos pasando apretados por un par de estrechas pistas en San Martín, con semáforos que no ayudaban a coordinar como debían. Micros, autos, camionetas, furgones, carritos, camiones pequeños... todos tratando de hacerse paso por esa estrecha calle. Cruzar la calle, por momentos, se tornó incómodo y hasta peligroso (más de lo habitual).

Hoy alcancé a despertar justo al mediodía para ver por la TV el cambio de mando. Nada de la previa, ni la llegada de los demás invitados al Congreso en Valparaíso. Alcancé a ver la histórica secuencia de Lagos pasándole la banda presidencial a Eduardo Frei y de el actual Presidente del Senado entregándole dicha banda a Bachelet. La imagen que subí es de ese momento. Ovación por parte de los más de 1200 presentes. Unas palabras emocionadas de la nueva Presidenta, quien varias veces acercó sus manos al corazón al ver los aplausos y los vítores.

Sinceramente, creo que ese gesto marca mucho la diferencia de estilos que tendremos en los próximos cuatro años. Estábamos acostumbrados a un padre protector y severo. Y ahora tenemos a una madre acogedora y afectuosa. Sé que éstas son sólo imágenes, pero sirven como para graficarles el hecho. Bachelet, en vez de alzar sus manos como si hubiese obtenido una victoria deportiva, las acercó a su corazón. "Te queremos, Michelle!", se escuchó por ahí, en medio de los vítores. A los minutos después, el ya ex-presidente Lagos abandonó el lugar en medio de aplausos de todos los presentes. El padre deja la casa para dejarle todo a la madre. Le pasa la cartera, los papeles, su sillón y su auto. Una muestra más de que Chile tiene un matriarcado que nunca se fue y que siempre marcó el rumbo del padre protector y severo.

Mañana, como a las 6, el acto "Canta América Canta". Un amigo tiene que trabajar en la cobertura de Radio Cooperativa. Yo todavía no sé si me tocará cubrir el show de Oasis con los Bunkers. Mañana sabré.

Leí en el nick de una amiga "Chile, país de macabeos". ¿Nos hemos convertido todos en macabeos o siemrpe lo hemos sido? Creo que, de una u otra forma, siempre lo hemos sido. Sólo que ahora parece ser oficial, legal y asumido.

¿Qué creen ustedes? ¿Chile es un país de macabeos?



Jueves 9 de marzo de 2006:

Capote: la película, el personaje y una anécdota con los Stones.

De Truman Capote todos sabemos algo. Un poco que sea. El autor de un libro tan fundamental en la nueva forma de escribir como lo es In Cold Blood no puede pasar desapercibido. Menos para nosotros, los que estamos estudiando Periodismo y queremos contar la realidad de la mejor manera posible.

A Capote lo tenemos que estudiar en más de una vez. No su vida, claro, sino que su obra. Tenemos que leer algunas cosas de la antología "Retartos" (notable y de lujo al entrevista a Marlon Brando) y, por supuesto, leer el clásico "A Sangre Fría" en extenso. Uno de los mejores libros de no ficción que se han escrito. Ya lo recomendé en su ocasión y aprovecho de hacerlo de nuevo.

Un detalle freak: ¿Sabían que Capote aparece en un documental censurado de The Rolling Stones? El Cocksucker Blues (un título fuerte, cierto?), sobre la gira por Estadios Unidos de 1972. En el documental (que varios tenemos como joya y una bitácora de rocanrol en su estado más crudo), se muestran todos los excesos al natural. Si bien su realizador ha explicado que mucho de los excesos fueron dramatizados para la cámara, no nos podemos hacer los weones y pensar que no pasaba nada.

Weno, en medio de toda esa locura, aparece un viejo y freakeado Truman Capote hablando sobre los Stones. Capote los siguió reporteando la histórica gira de 1972. Un acceso único como “insider” en medio de toda la locura vertiginosa de una gira a gran escala, pero con un sabor de adolescente aún en el aire. Capote fue reporteando para un eventual gran artículo para la Rolling Stone. Los siguió en reporteo "porque me despertaron algo de curiosidad"; sin embargo, comenzó a dejar pasar los plazos y abandonó el reporteo de la gira. "A los pocos días ya estaba harto de Los Rolling Stones y jamás quise oír otro disco de Los Rolling Stones ni nada relacionado con ellos", comentó después.

Como el gran observador que siempre fue, acá lo deja bien claro: " Me pareció que todos estaban bastante locos. Y Mick es aburridísimo. Todos ellos son muy aburridos. Como músicos, nunca he tenido mucho afecto o consideración por Los Rolling Stones. Si hubieras visto actuar a Mick con la misma frecuencia que yo, no lo considerarías un buen artista, salvo por el hecho de que resulta extraordinaria esa enorme energía que posee y porque es capaz de repetir y de hacer lo mismo una y otra vez con la misma precisión. A lo que me refiero es que en sus conciertos no hay la más mínima variación. Todo es exactamente lo mismo, siempre igual. Cada compás, cada verso, cada movimiento. Y hay algo tan irritante en esa total falta de espontaneidad en la que simulan estar improvisando. En cualquier caso, Mick es un gran hombre de negocios. Sale del escenario y lo primero que hace es sacar una computadora de su bolsillo. Es el tipo más burgués que uno pueda imaginarse". Es bien venenoso para sintetizar la experiencia: "Como no había nada allí, tampoco tenía nada acerca de lo que escribir". Es aún más lapidario para su sentencia: "La intuición me dice que no volverán a recorrer este país actuando e incluso que no existirán de aquí a tres años; son gente evanescente sin la menor importancia".

¿Hay algo de esto en la más reciente biopic en las salas de cine por estos días? En Capote (la película) no vemos retratado este episodio, pero sí deja entrever mucho del Truman Capote que vivió en gloria y murió en el abandono. La película se centra en un período bien específico, entre 1959 y 1965. No ahonda en el ascenso y caída de un mito de la cultura popular, sino que se adentra en el tumultuoso período en que Capote (interpretado por un brillante Phillip Seymour Hoffman) escribió su obra cumbre, In Cold Blood. La película nos va mostrando a este curioso personaje, tan carismático como oportunista, que va teniendo sentimientos encontrados en su travesía por una historia que hizo chocar dos realidades, la del corazón de los Estados Unidos (representada por la asesinada familia Clutter) con la de los marginados que no comparten la visión del "american dream" (los asesinos).

Capote, aparentemente, se va encariñando entrañablemente con uno de los asesinos, Perry Smith (Clifton Collins Jr), pero en realidad lo manipula para poder sacar más hechos y material para lo que, en un comienzo, sólo sería un artículo pero terminó convertido en libro, que sólo vio la luz una vez que los asesinos fueron ejecutados. En el trayecto emocional, Truman Capote colapsa progresivamente. La intensidad de su trabajo lo supera. Los sentimientos encontrados le generan mucha turbación. Capote va mostrando ambas caras de una pega que requiere un grado de involucramiento elevado de parte de quienes la practican. Y eso pasa la cuenta a la larga.

En la película pasa algo que ya es usual: la excelente interpretación de Hoffman como un complejo y nada de caricaturizado Capote afirma el, a veces, lento relato de casi 2 horas. Su voz, sus modos amanerados, su carisma... Hoffman los trae todos e, incluso, es capaz de comunicar en silencio.

¿Recomendada? Por la interpretación de Hoffman, sí. Aunque igual les sugiero que se consigan libros y artículos escritos por Capote.


Martes 7 de marzo de 2006:

Sobre los OScars 2006, el Edificio Diego Portales y Ring Of Fire.

Al fin empezaron las clases. Y me voy caminando ida y vuelta. La ida es más rápida y sin interrupciones, salvo los semáforos en rojo, de apenas 25 minutos con cierto relajo. Me encanta tener la oportunidad de poder caminar para todos lados, es la suerte de tener todo cerca. Este año quiero caminarlo más posible, respirar más e irme tomando todo con calma.

Eso fue mucho de lo que pensé en mis días fuera de Santiago. Sé que fue muy poco (apenas 5 días), pero se hizo suficiente como para tener algunas cosas más claras, sobretodo lo que respecta a la vida cotidiana y el ajetreo diario, ese que no nos deja pensar si estamos bien o no. Es lógico que un poco de aire despeje algo la cabeza contaminada de rutina. O quizás esté exagerando. Quien sabe.

¿Alguien vio los Oscar? Esa ceremonia siempre predecible sorprendió este año en algunas categorías. Y es curioso lo que pasa con los premios de la academia, pues sólo nos referimos a ellos en la previa y durante el día después de la entrega de premios. Salvo los cinéfilos y dedicados a las estadísticas, nadie recuerda después qué películas estuvieron nominadas. Pero igual entretienen un poco que sea.

Alberto Fuguet, en una entrevista ayer en Radio Cooperativa, contaba que era un seguidor acérrimo de los Oscar, incluso le tocó estar alguna vez ahí, en el mismo auditorio de Los Angeles, como parte de la prensa. Contaba entretenido sobre la falta de glamour para los que cubren el evento, pero de lo increíblemente divertido que todo era igual. El que hablaba era un fanático del asunto, sin lugar a dudas. De esos que critican tanto o incluso más que los detractores, pero que no puede desprenderse. Como pasa con el festival de Viña.

No he podido ver ninguna de las películas relacionadas con los premios de este año, salvo Walk The Line, el que sí tuvo una de las "codiciadas" estatuillas y cayó en manos de Reese Witherspoon, gracias a su poderosa actuación como June Carter. El del Mejor Actor no fue ninguna sorpresa, todos sabíamos que se le daría el reconocimiento a Phillip Seymour Hoffman. El resto, puras sorpresas y salidas de lo predecible. Aunque la de este año fue sorpresiva, no deja de ser un evento en el que, en el fondo, sólo pareciera correr el lobby como arma para conquistar votos. Como todo, en realidad. De eso ni siquiera se escapan esos premios que, supuestamente, da la gente con su voto. Una wena campaña publicitaria es capaz de lograrlos.

Hoy, mientras escuchaba la radio en mi radio barata con fonos wenos, dijeron algo que me llamó la atención: se referían al incendio del Edificio Diego Portales, el cual sufrió pérdidas medianas por un siniestro ocurrido el domingo en la tarde, debido a una falla eléctrica que perfectamente se pudo haber evitado con una manutención periódica. El edificio, inaugurado hace 34 años como símbolo del gobierno de Salvador Allende (era el lugar indicado para convenciones y eventuales cumbres), se convirtió tristemente en icono de la dictadura. El edificio ha sido testigo y parte partícipe de nuestra historia reciente. Y los "iluminados" de la radio juvenil dijeron que lo ocurrido el Domingo no le importaba a nadie y que los medios le habían puesto color.

Difiero de ello. Como un ex institutano, el recuerdo del viejo Diego Portales es fuerte, ya que es el lugar de nuestra graduación. Para mí, fue el fin de un viaje que partió con entusiasmo infantil y que terminó con un hastío de frustración y desilusión. El Instituto Nacional es así, y esa es su mística: te muestra el Chile de verdad, sin burbujas, sin muros, sin diferencias entre los alumnos. Como te muestra el Chile de verdad, también te muestra su parte más siniestra: el egoísmo, el individualismo exacerbado y la falta de fraternidad de verdad.

Dejando esas percepciones personales sobre "el colegio más importante de la nación", resulta curioso que todas las graduaciones de cuartos medios se realicen ahí. De seguro que es por el espacio. ¿Dónde poner tanto cabro? En el patio del colegio, lugar de innumerables pichangas de las cuales no fui parte, no cabe ni la cuarta parte. En el auditorio, que el último año que estuve (1998) estrenó su proyectora de video gigante con los partidos de la selección chilena en el mundial de Francia, tampoco se podría hacer. Por eso se recurre al viejo edificio de convenciones y conferencias. Recuerdo muy bien ese Viernes 11 de diciembre de 1998, cuando entré a ese gigantesco lugar para graduarme y despedirme definitivamente de esa etapa tan inestable de mi vida, no dejé de sorprenderme de ver todas esas caras que vi y las que apenas vi. Cuando se turnaron en 2 o 3 tandas para entregar los diplomas. El par de discursos mamones sobre el cierre de una etapa y toda esa mierda. Los llantos de más e algunos y los abrazos forzados de cierre.

Cuando me enteré del incendio y pude ver las imágenes de esa nube negra que todavía seguía ahí, me pasó algo extraño. Sentí que se cerraba definitivamente esa etapa de mi vida. Como un anillo de fuego.

La foto-retrato, por cierto, está inspirada en Ring Of Fire, la que interpretó Johnny Cash durante mucho tiempo, esa canción que le compuso su gran amor, June Carter.


Lunes 6 de marzo de 2006:

Time Out Of Mind.

Miércoles 25 de septiembre, Grammys 98: El troesma tocó con su banda una poderosa y cruda Love Sick. Sus palabras fluyeron como si fuese un poeta cansado pero firme, decepcionado pero iluminado. Muchas cosas conjugaron en algo más de 4 minutos. En medio de la presentación, un tipo con el torso desnudo y un "soy bomb" escrito en el pecho, irrumpió en el escenario para bailar. El troesma pone cara de sorpresa, pero sigue tocando. Al comenzar el sorprendente y cargado solo de guitarra de Dylan, el sorpresivo bailarín es sacado por la gente de seguridad, entre las risas generalizadas de los músicos.

Después de terminar la presentación, vino la categoría de álbum del año, donde Time Out Of Mind competía con el Flaming Pie de McCartney y el OK Computer de Radiohead. El premio se lo llevó Dylan, quien en el discurso contó una pequeña anécdota: "vi a Buddy Holly en un show que dio en Minnessotta en 1958, y me miró. Es algo que nunca he podido olvidar y creo que su espíritu nos acompañó en la grabación del disco".

Dylan aún es inquieto. Todavía corre riesgos. Aún sigue en su labor de rescatista de las raíces, de folclorista, tal como lo hizo nuestra Violeta Parra acá en Chile. De eso tiene mucho el Time Out Of Mind, pero con un elemento más: la producción de Daniel Lanois, el productor de U2, quien ya había trabajado junto al troesma en Oh Mercy, de 1989. Lanois le agregó algo que hace de las 11 canciones que componen el álbum una experiencia inolvidable: atmósfera. Mucha atmósfera. Un aura atemporal y, a la vez, de vanguardia. Un trabajo que pareciera muy depurado pero que nos da la sensación de haberse grabado en los años 30 o 40. Con micrófonos viejos y equipos a tubo.

El disco abre con la mencionada Love Sick, con una de las letras más dolorosas y decepcionadas que haya escrito Dylan en los últimos años. Y su entrada establece el carácter de todo el disco: "Estoy caminando por calles que están muertas/ Caminando contigo en mi cabeza". El piano eléctrico que le sigue a la guitarra y las notas que se reiteran en el coro hacen el resto en una canción que habla del desamor como pocos lo han hecho. Le sigue la groovísima y de ultartumba Dirt Road Blues, un Country acelerado que cubre líneas tan melancólicas como "Voy a seguir caminando/ hasta que oiga gritar mi nombre". Curioso preámbulo para Standing In The Doorway, un cuadro perfecto sobre la desilusión absoluta y las ganas de volver al paraíso de algo que ya terminó ("bailé con una extraña/ y eso me recordó que tú eras única", ¿quién no ha sentido aquello), con un final celestial para sus 7 minutos y medio.

Million Milles es mucho más lúdica de lo que podría aparentar su hipnótica melodía. Quizás la dosis necesaria antes de pasar por un gospel delicado y único en Trying To Get To Heaven donde Dylan nos pone a un Dios que condiciona la entrada al cielo y amenaza nuestra condición de humanos ("Sólo vi lo que me dejaron ver”, “Cierro los ojos y me pregunto/ si todo será tan falso como parece"). Después, otra de decepción, ´Till I Fell In Love With You, donde se promete nunca más caer ("Me parece que se me desprenden los ojos de la cara/ el sudor me cae a chorros, estoy mirando al suelo/ pienso en aquella chica que ya no volverá", "estaba bien hasta que me enamoré de tí".

Lo que sigue es uno de los momentos más bellos del disco: No Dark Yet, donde Dylan expone su angustia, motivado por la edad, su malestar físico y la histoplasmosis que casi acaba con su vida al poco tiempo antes de ver la luz el disco ("creí que vería a Elvis", dijo una vez). " Aún no ha oscurecido, pero no va a tardar", dice este poema sobre un cuerpo que no es el suyo, y que no responde bien ("Toda mi humanidad se ha ido por la tubería/ Detrás de cada cosa bonita ha habido algún tipo de dolor"). Una de las más sentidas tonadas que he escuchado en toda mi vida. Te destroza, literalmente.

El disco sigue su curso y nos trae una de las mejores de todo el disco y, por lo demás, una imprescindible para el troesma, Cold Irons Bound, una poesía sobre la probabilidad y el amor no correspondido que sólo permite vagar ("a veinte millas de la ciudad, atrapado con fríos grilletes"), fortalecida con una base rítmica intensa. Después, un momento de excepción con la bella Make You Feel My Love, dodne aparece algo de optimismo y luz después de todo, pero sólo en apariencia; Dylan se las arregla para cubrir líneas algo lúgubres en una bella balada. A continuación, Can´t Wait, con numerosas referencias a I Walk The Line, de Johnny Cash, pero que Dylan aprovecha para establecer que el amor es una maldición que crea realidades erróneas.

El disco termina con un larguísimo e hipnótico track llamado Highlands. Acá, el autor establece el descreimiento sobre el mundo. Deja como última esperanzas esas "tierras altas", pero aún duda de poder alcanzarlas o de que existan, dejando todo al propio camino ("estoy allí con mi pensamiento y es suficiente para mí").

Time Out Of Mind logra atraparte y encantarte. Tal como me pasó a mí cuando lo escuché. Dylan logra volver a la vida, y lo hace purgado en estas once canciones de desilusión y desamor. Si no le gusta hablar sobre su vida privada ni su mundo cotidiano, no importa. Sus letras son las que expresan sus estados de conciencia. Y, como siempre lo ha hecho, el de todos nosotros.




Sábado 4 de marzo de 2006:

De regreso en la capital, escuchando El Cantante.

He vuelto!

Hace poco más de 3 horas que llegué a Santiago. Estuve los últimos 5 días en la playa, en la Comunidad Consistorial, que queda entre El Tabo y Algarrobo aproximadamente. Los Fother Muckers estuvimos durante 5 días grabando nuestro demo, con 5 canciones. Un material que nos llena de orgullo. Como les conté en el texto del Lunes, a hora somos 5. Y las canciones que grabamos (teníamos preparadas 6 para grabar, pero al final nos quedamos con unas 5 y una sorpresa por ahí) son las que les darán una idea de lo que somos como banda. Nos identifican. Muestran varias de nuestras formas de expresarnos. Y, básicamente, resume nuestra esencia como grupo. Más detalles, pronto en www.fotolog.com/fothermuckers.

Estos días en la playa han sido mis verdaderas vacaciones. Sin TV, sin radio, sin internet, sin cosas que hacer, sin trámites que cumplir, sin emergencias que cubrir, sin micros en la calle, sin ruido de vehículos al lado de la ventana del living, sin mugre, sin congestión, sin ritmo urbano acelerado. Si bien yo soy un defensor de la capital que me vio nacer y crecer, no desconozco que el ritmo de Santiago afecta gravemente la salud. Santiago te consume con la maquinaria de la supervivencia. Santiago te carcome por dentro. Santiago te envuelve con su ajetreado y atractivo ritmo cotidiano y te va dejando enganchado a una vida que no es la mejor para el alma.

Santiago contamina; no sólo el aire, nuestros oídos, nuestros ojos y nuestro tacto: contamina nuestra alma. Hay un lado siniestro de este Santiago tan querido. De eso me di cuenta de verdad al estar alejado, aunque hayan sido sólo 5 días. Se me hacía sumamente necesario alejarme de la rutina antes de partir las clases. Entramos este Lunes y ya estoy listo para el semestre. Es curioso que en sólo 5 días haya podido descansar realmente lo que no pude descansar completamente en 3 meses.

En la playa me desconecté de todo. No vi noticias, no leí el diario, no escuché la Cooperativa... fue un verdadero descanso. Y me encuentro con dos cosas en mi casa, cuando llegué: la edición de la Rolling Stone Chile en mi pieza (que incluye ese genial artículo sobre Neil Young, que fue portada de la Rolling Stone gringa hace un mes y medio aprox) y, abriendo El Mercurio, me encuentro con el notición de que Los Tres vuelven a grabar juntos. Claro que no son los tradicionales 4. Vuelven Alvaro Henríquez, Ángel Parra y Titae Lindl. Pancho Molina, aunque fue invitado a unirse en un principio, no aceptó. Firmaron con el sello La Oreja para unos tres discos, el primero de los cuales aparece en mayo aproximadamente, producido por Joe Blaney, el mismo de Fome y La Sangre En el Cuerpo. Wow! Como para sentarse a leer! Vamos a ver qué pasa al respecto.

Vovliendo al viaje... las grabaciones fueron absolutamente relajadas. Trabajamos mucho, pero todo fue en un ambiente sumamente positivo. Había wena vibra en esa casa. Grabaciones, jams, sobremesa... y también música para acompañar el viaje. Si bien tenemos un tronco en común (Beatles y lo melódico en general), nuestros gustos varían un poco. Fue así que por el equipo de música pasó el increíble Pet Sounds (el aura de Brian Wilson es indescriptible), que nos dio las fuerzas para seguir adelante. También pasaron un par de discos del troesma Dylan (Time Out Of Mind y "Love And Theft", de los cuales hablaré en extenso en alguna oportunidad), un compilado de David Bowie, Gepe para la sobremesa, Frank Sinatra para algún trasnoche (no es mi preferido, pero sí de un par de los cabros del grupo), Charly García, Weichafe y este disco que, en lo personal, fue un gran descubrimiento: El Cantante, de Andrés Calamaro.

Yo sabía de este disco. Sabía que Calamaro había versionado canciones de sus raíces más recónditas, contando con 12 tracks, tres de los cuales son de su autoría. Pero no había tenido la oportunidad de escucharlo. Hasta ahora. Y me dejó impresionado desde el primer momento! Calamaro se luce como nunca (su voz madura, su vibra sólida y un carisma que se transmite en las ondas sonoras). Me encantaron las versiones para Volver (ese tango exquisito del emblemático Carlos Gardel), la lúdica Algo Contigo, el rescate autóctono para El Arriero de Atahualpa Yupanqui, su rendición para El Cantante de Rubén Blades, esa balada con sabor a bolero y tango (tanta cosa junta? así es) que resultó en Voy A Perder La Cabeza Por Tu Amor, otra emotiva en La Distancia, un maravilloso original como Estadio Azteca y otro increíble bolero con Sus Ojos Se Cerraron.

Todo en este disco es orgánico. Partiendo por la portada, un retrato del Calamaro que, si bien tiene aires del troesma Dylan (el bigote y los rulos característicos), aún tiene una identidad propia. Un Calamaro que resulta airoso en su labor de rescatista de raíces. Todo un lujo, y un recomendado para cualquier día de la semana. Traten de darle una vuelta; no se arrepentirán.

Y si quieren ver a Fother Muckers en vivo, estaremos tocando el Miércoles 8. Vayan revisando el flog.

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