viernes, julio 28, 2006

On The Waterfront.


Hace muchísimo tiempo que tenía ganas de ver On The Waterfront (Nido De Ratas o La Ley Del Silencio, como la conocimos legendariamente por acá). Hace años. Recién me la conseguí en DVD hace poco más de un par de meses, y es recién ahora en vacaciones que pude verla con tranquilidad. Verla y digerirla como corresponde. Noe s menor para una película que, de por sí, despierta segundas lecturas de inmediato.

Una historia aparentemente poco atractiva sirvió para que Elia Kazan dijera que sí al guión de Budd Schulberg. De esta manera en 1954, se puso en marcha el proyecto, eligiendo a los actores. Estos saldrían de los Actors Studio, escuela de interpretación que llevaba el mismo realizador. El director americano de origen turco comenzó el proyecto sin saber que, al pasar los años, se hablaría de esta película como uno de los paradigmas de su género, y probablemente una de las mejores de la historia del cine (al menos, eso es lo que han dicho expertos en enciclopedias, reseñas y listados oficiales).


La historia se desarrolla en los muelles del puerto de Nueva York, donde un grupo de empresarios sin escrúpulos explotan a los trabajadores. La única ley que los empleados tienen que cumplir, es la de mantener la boca cerrada ante tanta injusticia. Elia Kazan deja vernos, en secuencias dramáticas de una fuerza sobrecogedora, algunas de estas injusticias. Consigue implicarte de tal manera en el problema, que desde un principio no puedes, aunque quieras, mantenerte al margen.


Por si esto fuera poco, el director mete en la trama de una manera delicadísima una historia de amor, de un amor imposible, que contrasta mucho con el mundo ausente de sentimientos de la mafia. Todo esto junto con la interpretación del elenco en su totalidad, la preciosa música de Leonard Bernstein, y la magnifica fotografía de Boris Kaufman, que recrea perfectamente el ambiente de los suburbios neoyorkinos, hacen que On The Waterfront tenga un nivel altísimo en lo que a producción se refiere.


Esta es una de esas películas que propone como modelo de actuar al auténtico héroe, ese que no es perfecto, y que al no serlo es mucho más cercano. De manera que los problemas de Terry (un increíble y genial Marlon Brando), se hacen nuestros. No es el héroe idílico, perfecto, y por tanto irreal, que el cine moderno muchas veces nos propone. Terry que no es precisamente un trabajador nato, tiene que tomar una decisión, de la cual depende su vida, y la de mucha gente. El padre Barry (Karl Malden) , un sacerdote católico preocupado por la situación, le ayudará a tomar esa decisión,y quebrantar la ley del silencio impuesta en los muelles. Además, Terry debe enfrentarse a su propio hermano, Charlie (un sólido Rod Steiger), en lo que es un viaje por la moral, los miedos, la desesperación y lo desconocido. Terry, sin lugar a dudas, se enfrenta a un dilema moral.


La trama de la película se interpreta de una manera diferente si se tiene en cuenta el gran detalle real de que Kazán fue uno de los soplones de la industria de Hollywood. La obra sirvió para justificar la delación de Kazan, que había testimoniado extensamente frente al Comité de Actividades Antiamericanas dirigido por el senador McCarthy. En la época de la caza de brujas, Kazan, que había formado parte del Partido Comunista, se libró de las represalias por delatar a sus compañeros de profesión. De hecho los sindicatos portuarios que en la época estaban controlados por los obreros de izquierdas aparecen en la película bajo el mando de mafiosos, en una traslación nada casual ni inocente. Ante el miedo de todos los demás obreros, la figura del delator, Terry Malloy, lejos de aparecer como un ser despreciable se eleva a niveles heroicos. Los delatores (Malloy/Brando y Kazan) son héroes, aunque no equiparables, mientras Malloy defiende su vida y reacciona ante la muerte de sus amigos, Kazan defendía su status social y económico.


Kazán no hizo más que sucumbir ante sus miedos. Cobardemente, quiso "asegurarse el puesto" en un período bastante negro dentro de la historia gringa. Este tipo condenó a guionistas, directores (Charlie Chaplin entre ellos) y elementos técnicos del primer nivel de aquel Hollywood que se plegó con la comisión de McCarty y que luego -cuando ya no le interesó- tiró por el barro a tipos como Elia Kazan. En el fondo, con On the Waterfront, Kazán no muestra arrepentimiento moral, sino que justifica su accionar de manera casi vergonzosa.

Era que no, la industria premió a On The Waterfront con todo cuando se estrenó. La película ganó ocho Oscar, a la mejor película, al mejor director, al mejor actor principal (Marlon Brando), a la mejor actriz de reparto (Eva Marie Saint), a la mejor dirección artística, a la mejor fotografía, al mejor guión original, y al mejor montaje, y fue nominada a otros cuatro, tres en el apartado de mejor actor de reparto (Lee J. Cobb, Karl Malden y Rod Steiger), y a la mejor música.

En Last Tango In Paris, Brando le pregunta al personaje de María Schneider “¿Para que quieres tener hijos? ¿Para convertirlos en chivatos?” ¿Se habrá arrepintió Brando de trabajar con Kazán?

Véanla ustedes mismos y saquen sus propias conclusiones al respecto. La edición en DVD tiene algunos extras notables en lo que se refiere a la realización, pero omite las referencias a la relectura política se le puede hacer a On The Waterfront. De todas maneras, vale la pena el ejercicio.

Les dejo una escena clásica de On The Waterfront...

1 comentario:

C. dijo...

No he visto "On The Waterfront", pero es un asunto pendiente, sobre todo si el elenco incorpora a Brando.

El otro día volví a ver "Un tranvía llamado deseo" (tú querías que te la prestara una vez), y la actuación de Brando aunque novato, es magnífica. No sé a que va mi comentario, pero va.

Un abrazo Héctor.
Avísame cuando salga el disco.