viernes, julio 14, 2006

Friends.


Recuerdo algo de la semana pasada: Viernes en la tarde, llegando cansado a la casa. Enciendo la tele, y me topo con un capítulo (por supuesto, ultra repetido) de Friends en el cable. A pesar de haberlo visto hace muchísimos años (fácilmente, unos nueve o diez años atrás), me volví a reír como si lo estuviese viendo por primera vez. Las situaciones absurdas llenaban los guiones de ese entonces. Quizás no eran tantas situaciones absurdas, pero las suficientes para que las carcajadas se liberen durante media hora. Me alegró el día, al igual que en innumerables ocasiones, tal como la primera vez que vi algo de ella, a comienzos de abril de 1996, en el Sony.


Sinceramente, creo que no hay nadie (al menos, de mi generación, un poco antes o después) que no conozca Friends, la emblemática sitcom (“situation comedy”, como pondría un siútico que le gustan los modismos en inglés, jejejje; en español, “comedia de situaciones”, que es la misma cuestión nomás). Llegó en medio de la década en la cual pasamos de ser pre púberes a adolescentes y proyecto de adultos: los 90. La misma década en que Kurtco y CIA revolucionaron la cultura de masas, la misma década en que la tecnología de punta (como siempre nomás) se fue domesticando y masificando. Los mismos años que vieron el “regreso” de The Beatles, a los Stones en Latinoamérica, al lenguaje “cool” de MTV, a las radios que volvían a “pertenecer” a nosotros… en fin, muchísimo que de seguro ya han contado en esos típicos rankings de “lo mejor de los 90”. Y friends aparece en todos ellos, tanto en los superficiales como en lso más “serios” (¿acaso existen rankings “serios”? :p).


La trama inicial era bastante sencilla, pues nos e trataba de nada más que la convivencia de seis amigos: los hermanos Ross y Mónica Geller (David Swhimmer y Courtney Cox), Rachel Green (Jennifer Aniston), Chandler Bing (Matthew Perry), Joel Tribiani (Matt Le Blanc) y Phoeby Buffay (Lisa Kudrow). Rachel, la histérica amiga de Mónica, se queda con el vestido de novia puesto post desilusión amorosa. Ross, quien estaba viviendo un medianamente turbio quiebre matrimonial, descubre que sus sentimientos hacia Rachel siguen ahí. De fondo, las ridiculeces de Chandler, una especie de publicista con suerte, Joey, un actor en vías de, y Phoeby, una masajista profesional. El punto de encuentro era el Central Perk, un café con sillones, que lo hacía parecer un living, además de los departamentos de Chandler y Joel, junto con el de Mónica y Rachel. Como pueden ver, nada en especial si se le pone en caracteres.


Durante 10 temporadas, las vivencias de seis amigos que viven en New York, en departamentos de ensueño para la mayoría, con trabajos que parecían inverosímiles, y con situaciones e interacciones que no podían ser más absurdas fueron ganándose espacio en la cultura occidental. Seamos sinceros: ¿alguien podía creer todas las ridiculeces, situaciones absurdas, conversaciones superfluas, resoluciones absolutamente poco creíbles, y una serie de etcéteras que, de sólo pensarlo, dan vergüenza? Es simple: Friends, a pesar de todos sus defectos de verosimilitud, logró apelar a algo cercano, a lo más básico de los seres humanos, desde una mirada de aparente superficialidad.


Si lo pensamos bien, Friends no tiene nada fuera de lo común. No es una obra maestra como Seinfeld o una parodia negra como Married… With Children. Sin embargo, Friends logró llegarnos de cerca al tratar temáticas emocionales con las que fácilmente nos podemos relacionar. Hay varios ejemplos de eso en las 10 temporadas que duró esta serie. Asimismo, los momentos más logrados son los que tenían más comedia pura que sentimentalismo de lazos afectivos, algo que mandó la segunda mitad de la serie. Como se dieron las cosas, resulta que nos encontramos con un Friends “absurdo” y con un Friends “sentimentaloide”. Bodas, quiebres, reconciliaciones y crecimiento son cosas que mermaron la veta absurda para dar un toque no tan deseado de realismo. Percepciones personales nada más.


Nuevamente, Friends sigue vigente por provocar la empatía necesaria con la audiencia. Fue ganando adeptos progresivamente. No importaba la odiosa canción de los créditos, o el hecho de que se jugara con los límites de lo creíble. Friends es una de esas mañas que vas agarrando con el tiempo. Friends es como esas personas que van ganando tu cariño con el paso del tiempo: quizás te parecieron antipáticas, superficiales, intrascendentes y algo ridículas, pero tienen algo inexplicable que hace que logren entrar en tu vida. Como esos amigos que uno no tiene idea de porqué lo son en primer lugar.

Está toda la serie en DVD. Son 10 cajas, una edición especial del último capítulo y una edición limitada con absolutamente todos los discos de la serie. Un programa que acostumbraba a titular sus episodios como “the one with…” era lógico que le pusiera a ese cofre de todos los discos “the one with all 10 seasons”.Son 40 discos, un verdadero testimonio de lo cotidiano, lo banal, lo sentimental, lo mundano y lo extrañamente cercano.

¿Tienen algún momento favorito? ¿Les gustó? ¿Les molestó? De seguro que la conocen. Y demás que la agarran por ahí en repeticiones en el cable.

Mi favorita es Phoeby.

2 comentarios:

C. dijo...

Yo era fanática. No me perdía ningún capítulo, y si no lo podía ver el día de estreno lo veía los domingos, cuando lo repetían.
Y bueno, hasta el día de hoy derepente agarro la serie en Warner y me río un rato (antes la daban en el Sony, la embarró, Warner se llevó las mejores series).

Sin duda "Friends" es parte de nuestra generación.

Mi favorito es Joey.
(aunque su serie nunca la he visto).

Saludos, Hectoriño!

andréz canario dijo...

Los he visto todos mas de un millon de veces! Me declaro absolutamente fanatico de F.R.I.E.N.D.S.

...un seguidor que se ha quedado sin acentos ni signos de exclamacion