domingo, mayo 28, 2006

Archivos noviembre de 2005.


Martes 29 de noviembre de 2005:

A 4 años de la partida del Dark Horse.

Hace exactamente 4 años que George Harrison French, un tipo nacido en Liverpool un 25 de febrero de 1943, falleció víctima de un cáncer.

El "quiet Beatle", el Dark Horse, el que incorporó nuevos elementos dentro de la música del cuarteto más célebre de la música popular. El muchacho que creció viendo a sus compañeros componer algunas de las canciones más efectivas de la historia y que desarrolló un estilo único, apegado a la melodía y a la espiritualidad. El inquieto instrumental, ese que curioseaba con las guitarras, con la cítara y con el ukelele, llevando siempre uno (y a veces dos) cuando viajaba de vez en cuando. El mismo que compuso la canción favorita de Frank Sinatra dentro del repertorio Lennon McCartney :P.

George, el cabro chico que siempre seguía a ese cabro más viejo, John Winston, porque tocaban juntos en un grupo llamado Johnny And The Moondogs. El mismo que probó sus capacidades (de las cuales John Winston no daba mucha fe, debido a ese prejuicio hacia los menores que uno) gracias a que su amigo y vecino de años, James Paul, convenció a John de escucharlo. Con sólo tocar el instrumental Raunchy le bastó para estar dentro de la banda. El mismo cabro chico que se embarcó a Hamburgo junto a sus compañeros de banda, ahora llamados The Beatles, sin siquiera haber cumplido la mayoría de edad; tenía apenas 17 años y vivió a concho la experiencia "abridora de ojos" en todo sentido... "those were the days!!" recordaría muchísimos años después.

George... el mismo que sabía y emulaba a la perfección el estilo de su ídolo Carl Perkins (se lució en Everybody´s Trying To Be My Baby). El mismo mocoso que, a veces, las hacía de intermediario entre un iracundo John y un perfeccionista Paul por los diversos problemas cotidianos que podían enfrentar. George, el mismo que fue deportado al ser descubierto en su "minoría de edad", poniendo fin a esa aventura en la Alemania. A los meses después, volvería junto a sus compadres para romperla con fuerzas en los principales clubes de ese puerto lleno de urbanidad nocturna.

George... el mismo que conoció la fama internacional a los 20 años, cuando se acuñó en la prensa el cocnepto de Beatlemanía en los diarios, luego de las explosivas presentaciones de fines de 1963. El mismo que fue a conquistar EE.UU. junto a sus amigos, más uno nuevo en el equipo, Ringo. El largo viaje le pasó la cuenta a su débil organizmo: se enfermó y cayó con fiebre sólo un día antes de su debut en la TV gringa. Fue ahí cuando la gente de Rickembacker le ofreció una guitarra que definiría un sonido nunca antes escuchado en la música popular (weno, no escuchado bajo ese prisma masivo al menos): una guitarra Rickembacker modelo 360, de 12 cuerdas, la que vio su estreno en las sesiones de A Hard Day´s Night ... ¿quién no recuerda ese único acorde en Sol disminuido (una de las combinaciones preferidas del Dark Horse en toda su carrera)?

George... el mismo que siguió curioseando e incorporando elementos a las canciones de sus amigos en la banda, a la vez que comenzaba a escribir. El mismo que es el autor de una de las letras más mordaces dentrod el catálogo Beatle, Taxman; el mismo que se hastió de la fama y de su estátus de celebridad, con apenas 25 años. El mismo que se desilusionó de la movida hippie al visitar personalmente la esquina de Haight con Asbury en San Francisco. El mismo que abrazó la religión hindú con fervor hasta el final de su vida, cambiando sus costumbres y moldeando su espíritu. El mismo tipo que se alejó cada vez más del ruido.

George... ese músico curioso, que siempre se juntaba con sus amigos (léase Eric Clapton, Bob Dylan, Billy Preston, y un medianamente largo etc) a jammear y a ver qué pasaba. The Beatles comenzaron a ser un obstáculo para su crecimiento. Las pocas canciones que podía incluir no eran suficientes. Después de la separación, lanzó esa verdadera obra maestra en triple vinilo (qué manera de guardar canciones!!) que es All Things Must Pass. El mismo que fue injustamente acusado de "plagio inconsciente" de una de sus más emblemáticas, My Sweet Lord.

George... ese fanático declarado de aquel grupo de cómicos ingleses llamado Monty Python Tan fanático era, que les financió una película de culto, Life Of Brian. El mismo que era capaz de reírse de sí mismo y reinventarse junto a ese fan nº 1 de The Beatles llamado Jeff Lynne y el Clud Nine, su sociedad con el mismo Lynne, Dylan, Petty y Orbison llamada Traveling Wilburys y la vuelta a las giras masivas, junto a Clapton.

George.. el mismo que aceptó la propuesta de paul para juntarse con él y Ringo y trabajar un par de temas perdidos de Lennon. El mismoq ue, al referirse a The Beatles, decía "ellos" y no "nosotros".

George... el mismo que estaba preparando uno de los mejores discos de su vida, trabajando junto a Lynne y a su propio hijo, Dhani Harrison (todo un calco del padre). El mismo que ya se sentía en paz consigo mismo y tranquilo al momento de partir.

El mismo que se fue hace 4 años, dejándonos preciosas canciones y un recuerdo imborrable dentro de nuestra memoria colectiva.



Domingo 27 de noviembre de 2005:

Guns ´N` Roses.

Haré una infidencia: nunca vacilé la época de oro de los Guns N Roses. En su momento de apogeo, por ahí entre 1991 y 1992, yo tenía entre 10 y 11 años. Muchos de mis compañeros en la básica disfrutaban como desquiciados de esta banda californiana con una devoción que no podía comprender.

En esos años, yo sólo tenía ojos y oídos y para absorber como esponja a Beatles. Si yo decía "Yesterday" haciendo alusión al clásico escrito por Paul McCartney después de un sueño, los fanatiquitos de los Guns me decían "mmm... querrás decir ´Yestedrays` de Guns?". Mi mente de pre púber no lo podía comprender. ¿Cómo podían pensar en una canción de estos tipos y no en la de Sir Paul? Cosas de generación, de todas maneras. A pesar de que la tonada de McCartney debe ser, por lejos, la más escuchada en la historia. Pero a un pre púber fanático de algo nuevo esa información es completamente irrelevante, jejejjee.

Pero algo debían tener los Guns N Roses para que generaran tanta devoción, pensaba yo. Eran ya fines de 1992 y estos "monos con navaja" llegaban por estos lados para tocar en el Estadio Nacional, con un Axl Rose llegando más de hora y media tarde al recinto para el show: estaba programado para las 9 y media, pero recién comenzó a las 11 y cuarto, ante un estadio repleto de fanáticos. Muchos de ellos no comprendieron cuando Axl los insultaba en su cara. De seguro porque ese "fuckin´ indians" que tiró más de alguna vez ellos pensaron que era un cumplido. Quien sabe. Capaz que Axl, muy en el fondo de su corazón de gringo medio del sur (de esos con bandera confederada a los que Neil Young criticó con soberbia y maestría en Southern Man), sentía empatía por estos menudos "cabezas negras" que llenaban ese estadio en el fin del mundo. O tal vez ni siquiera esto se le pasaba por la mente.

¿Actitud de rocanrol tal como lo dicen los libros? Absolutamente. Los Guns N Roses, durante todo el tiempo en que funcionaron, siguieron al pie de la letra el manual para convertirse en la banda más grande del mundo en un tiempo récord: partieron prácticamente en las calles (de hecho, se sentía en toda su estética), grabaron un demoledor disco debut, se consagraron a gran escala con un disco doble, recorrieron el mundo, participaron en bandas sonoras de películas taquilleras, lanzaron un disco de covers, y se separaron en mala. ¿No parece un cuento de hadas dentro de esa fábula moderna y decadente del rocanrol sucio y barato? De todas maneras.

No nos olvidemos de esa dupla explosiva que era Axl/Slash. El vocalista carismático y demente junto al guitarrista con uno de los "feelings" más originales que hayan pisado la tierra, y gran responsable de la música dura y sucia que hicieron mientras duraron. Mención aparte: recordemos que Slash ha seguido en plena actividad, primero en Snakepit, unas colaboraciones medio dudosas y faltas de estómago, y su nueva aventura mainstream, Velvet Revolver.

Es probable que el caso de Guns N Roses sea único dentro del mundo del rocanrol: una banda que comenzó como Sex Pistols, pero que terminó con ambiciones de ser los nuevos Queen. Esa calle que ellos llevaban por todos sus poros pasó a ser una fórmula vendedora, masiva y atractiva para el mundo. De aquellos clubes sucios y decadentes de lado no tan glamoroso de Los Angeles, pasaron a llenar estadios por todo el mundo. Del Whiskey A-Go Go al Wembley.

Cuando yo decía que el caso de Guns N Roses era muy parecido al de The Eagles, los que me escuchaban me quedaban mirando medio raro. Al explicarlo, no cambiaba mucho la impresión. Sinceramente, creo que la fórmula que los Guns encarnaron con maestría es el nuevo mainstream, ese Rock corporativo de los grandes sellos. Si nos fijamos bien, la fórmula de los Guns fue aprobada por David Geffen, el mismo que demandó a Neil Young por cambiar de estilo de disco en disco durante los 80 (por "no ser Neil Young", como lo acusó en ese tiempo). El mismo tipo que estuvo detrás de la próxima gran explosión que fue Nirvana a comienzos de los 90. El que me diga que los Guns N Roses están alejados de todo este cuento, es porque sencillamente no se ha fijado con detención en estos detalles.

En resumidas cuentas: a los Guns N Roses se les ama o se les odia. No hay puntos intermedios con ellos; así de sencillo. Casos así son más un fenómeno que una banda. Un torbellino de adrenalina, fuerza, garra, polenta, rocanrol y excesos que duran tan poco como un soplo de aire. Lo d los Guns N Roses siempre tuvo fecha de término, un plazo que cumplir. A pesar de que Appetite For Destruction sea uno de los mejores discos de hard rock de la historia, la vida de Guns N Roses tenía fecha de expiración.

Resulta curioso que el mismo Sir Paul, durante toda su gira de promoción de Off The Ground (esa que lo trajo a Chile en 1993), para presentar Live And Let Die, decía "esta la toca otro grupo". Quizás McCartney sintió que la canción ya no le pertenecía más.

¿Qué habrá pensado el troesma por la versión de Knockin On Heaven´s Door de los Guns?



Jueves 23 de noviembre de 2005:

Vertigo 2005 // U2 Live In Chicago.

Hoy cerré el Ciclo de Charlas y Funciones de Rock y Música Popular que organicé en mi universidad. Después de mucho tiempo gestionando la sala y la autorización, pude realizar 12 sesiones en 6 semanas.

Más que a charlas, el ciclo lo enfoqué a la exhibición de valioso material audiovisual: conciertos, especiales, documentales y un par de películas. Todo el material que exhibí lo había visto previamente. Salvo el de hoy, del cual pueden ver su portada.

Un amigo me lo pasó hoy en la mañana para poder exhibirlo a la 1 de la tarde, horario que ya se hizo costumbre los Miércoles y Jueves para las funciones. Como hoy cerraba el ciclo-temporada de este semestre, debía hacerlo con algo notable, algo nuevo y algo sorprendente; "cerrar con gloria", como me dijo mi amigo. ¿Qué mejor que hacerlo con el nuevo DVD de U2 en vivo?

VERTIGO 2005 // U2 LIVE FROM CHICAGO. Así, tal cual. El DVD da cuenta de dos presentaciones que la banda irlandesa más importante de los últimos 25 años dio en el United Center de Chicago los días 9 y 10 de mayo de este año. Todo esto en medio de su gira mundial para promocionar su más reciente trabajo en estudio, How To Dismantle An Atomic Bomb.

El metraje utilizado para el DVD, en su mayoría, es del 10 de mayo, el cumpleaños de Bono; ese show estuvo cargado de emoción, traspasándola al registro. Hay muchas sonrisas de todos: de Bono, de The Edge, de Adam Clayton y Larry Mullen. Los 4 se ven relajadísimos, e incluso la misma interpretación del set se flexibiliza: mezcla de letras, varias inclusiones de líneas de canciones ajenas a las canciones propias (Bullet With Butterfly Wings y When Johnny Comes Marching Home, por ejemplo), dándole frescuro y nuevas lecturas. Además, se nota que el cuarteto se siente cómodo tocando en la ciudad de Chicago.

El set parte con City Of Blinding Lights, del nuevo disco. Le sigue el poderoso primer single, Vértigo, y ya se puede sentir a toda la audiencia coreando. Con el público ya entregado, U2 entrega una sentida versión para Elevaton, de aquel inolvidable All that You Can Leave Behind. A estas alturas, ya es evidente que el poderío del cuarteto se mantiene por sí solo. Ya no tienen toda la parafernalia de utilería que los acompañó en la Pop Mart Tour, la que los trajo a nuestro país, llenando el Estadio Nacional.

Al igual que en la gira anterior, hay una pantalla ancha dividida en 4 (una para cada uno de ellos, siguiendo cada paso que dan sobre el escenario). Lo que antes hacía la gigantesca pantalla del Pop Mart, ahora es pega de unas cortinas especiales, que hacen un efecto novedoso y marcan una pauta de la utilización de nuevas formas de tecnología a gran escala.

El show sigue su curso: se suceden aquellas primerísimas Cry con Electric Co y An Cat Dubh con Into The Heart; ambas mezclas interpretadas con una fuerza sorprendente y refrescante. A continuación, clásicos de distintas épocas: Beautiful Day y New Year´s Day. Después, el show se relaja con Miracle Drug y aumenta la emotividad con Sometimes You Can´t Make It On Your Own, que Bono dedica a su fallecido padre, Bob Hewson.

Las luces rojas juegan un papel importante en Love And Peace Of Else, pegada de una soberbia Sunday Bloody Sunday y una siempre intensa Bullet the Blue Sky. Las revoluciones vuelven a bajar con Running To Standstill, la que es coronada por la aparición en pantalla de los primeros artículos de la Declaración de Derechos Humanos. Acto seguido, un siempre clásico Pride (In The Name Of Love), con Bono dirigiéndose al público y recordándonos lo que nunca se nos tiene que olvidar.

Las banderas de todo el mundo pasando por la gigantezca cortina de luces precede a Where The Streets Have No Name, siempre precisa. Para terminar el set de calados, una versión emotiva de One, en la que Bono aprovechó de dar el aviso de la campaña para terminar con la pobreza del tercer mundo. "No les pedimos su dinero, les pedimos su voz", precediendo al eventual Live 8.

La vuelta al escenario trae sonidos modernos y poderosos con Zoo Station y The Fly. Otro clásico se asoma con Mysterious Ways y Bono subiendo a una chica de la audiencia para bailar con ella, cerrando el 2o set.

Al volver, otra nueva: All Because Of You. Ya en los descuentos del emotivo show, la poco tocada Original Of The Species, una inspiradísima Yahweh con un The Edge firme en la acústica y un Larry Mullen en sintetizador; todo esto, al medio del repleto lugar.

El tema de cierre resultó ser uno de los momentos más conmovedores que les he visto a los U2. La canción 40, de aquel temprano War, con the Edge al bajo y Clayton en la guitarra. De a uno, comienzan a dejar el escenario, y en este orden: Bono, Clayton, The Edge y Mullen.

Es Mullen el que se queda al final, tocando batería y acompañado de las voces de todo el lugar. Él, quien puso un aviso en el colegio para formar una banda, logrando dar con 3 más. Los mismos con los que juntos han recorrido el mundo y hecho historia.

Afírmense:
U2 en Chile!!!
Domingo 26 de Febrero
Estadio Nacional!!!



Miércoles 23 de noviembre de 2005:

Pearl Jam en Chile, Martes 22 de noviembre, Estadio San Carlos de Apoquindo.

Vengo recién llegando del San Carlos de Apoquindo del primer concierto en Chile de Pearl Jam. El día ha sido re largo, pero me animo a contarles qué tal estuvo.

Llegué a eso de la 1:15 PM al lejano estadio de la UC, el San Carlos de Apoquindo. Pearl Jam eligió ese recinto porque era el que más se acercaba a las condiciones que siempre piden para tocar: un lugar en donde se pueda ver bien desde todos lados, desde la primera fila de la cancha hasta el último puesto de la galería. Pero, como la demanda por el legendario grupo de Seattle es inmensa, se agotaron en menos de 3 semanas las localidades para el 22 de noviembre. Se programó un 2o show para el día siguiente, el 23. También se encuentran agotadas.

Al llegar, veo un lote de más de 300 personas. Mi amigo me espera con la entrada y acompaño al lote. Súbitamente, abren el acceso hacia la reja de la cancha, y todos nos quedamos esperando con nuestras cabezas al sol. Una chica alta, que tenía un par de tatuajes alusivos a Pearl jam en su espalda, nos muestra su cámara con fotos de 3 miembros del grupo y a Mudhoney en pleno en la piscina del Sheratton. Nos cuenta su aventura al ingresar al hotel: si ningún escándalo, mientras un centenar de fanáticos extremos estaba en las afueras, sin posibilidad de entrar.

Son las 4 y media y la gente, luego de jugar a tirarse botellas anónimamente, pide con desesperación que abran la reja para ingresar. A las 4:40 la comienzan a abrir. Entro con toda la calma del mundo, mientras veo que todos corren desesperados para estar lo más adelante posible. A esas alturas, y tras esperar mucho, sólo quería relajarme.

La hora avanza y el sol se mueve. De repente, y a eso de las 7 y algo, el cielo comienza a cubrirse y el viento se torna helado. De repente, pareciera que ya no es primavera, sino que estuviésemos en pleno invierno. o que el San Carlos de Apoquindo estuviera en el sur, por allá en Chiloé. Así llegan las 8 y, puntuales como ingleses que no son, esos pionerísimos de toda la escena Grunge, los Mudhoney, se toman por asalto el lugar, que todavía seguía recibiendo gente. Parten con un calado dentro de su trayectoria, Suck You Dry. La voz potente de Mark Arm se sintió poderosa por el sistema de sonido. Le siguieron más clásicos: Superfuzz Bigmuff, Solemne Pice Of Cake y Hate The Police, todo en un redondísimo show de 40 minutos.

El sol ya se escondió y llega una de las noches más cubiertas que haya visto en estas semanas. El frío cala profundo en los huesos. Llegan las 9 y nada todavía. Las 9 con 5, y nada pasa. Las 9:10, nada. Recién a las 9:15 se apagan súbitamente las luces y la música de fondo. Desde donde estoy (lado derecho, muy adelante), vemos 5 siluetas subir al escenario por una escalera. Todas las dudas se despejan cuando ya vemos en sus posiciones a Jeff Ament en bajo, Mike McCready en guitarra, Stone Gossard en guitarra, Matt Cameron en batería y Eddie Vedder como vocalista y frontman eternamente carismático. Y con una sutil llovizna que comenzaba a caer desde ese cubierto cielo. ¿Qué mejor que unas gotas del cielo para recibir a Pearl Jam en su primer show en Chile?

La partida del show no pudo haber sido más dedicada: un Release, de aquel (a mi gusto) tan lejano debut de Ten. La gente coreando y conmocionada con la hermosa canción. Le siguió Corduroy y el saludo de Vedder en un claro español: "Estamos muy agradecidos de vuestra espera. Gracias por invitarnos. Es un gusto estar aquí... por fin". La maquinaria intensa de los emotivos Pearl Jam siguió adelante: sin respiro, pasaron Hail Hail, la marca registrada Do The Evolution, la preciosa Given To Fly y la poderosa Grieverance.

La cancha salta completa con la llegada de Evenflow. Una intensa Luckin da paso a la espectacular Not For You, que toda la cancha coreó. Una densa (por su temática) pero siempre bien recibida Black cierra la primera parte. La lluvia sutil sigue cayendo sobre nuestras cabezas.

Vuelven a aparecer y seguir con el show. Casi sin descanso, y dando muestra de un poderío que ya se quisieran muchos novatos, Pearl Jam sigue sorprendiéndonos. Llegan Go, Daugther (con el genial coda de Vedder invocando a los Ramones... "hey ho let´s go"!!!), Alive, una emotiva Betterman y la joya de Jeremy. Una segunda interrupción y la lluvia sutil sigue cayendo sobre nuestras ya empapadas cabezas.

No pasan ni 3 minutos cuando Vedder sube de nuevo y comienza a invocar nuevamente a los queridos Ramones. Sólo que, esta vez, se venía algo espectacular: una contundente rendición para I Believe In Miracles... y las luces del estadio se encienden... sencillamente, porque el sistema de iluminación amenazaba con causar serios daños. La luz total dio paso al que, para mí, es el mejor momento del show: una sentida versión de ese himno de The Who, Baba O´Riley, que algunos de nosotros coreamos fuertemente.

El cierre de la jornada lo dio el clásico de siempre, Yellow Led Better. La audiencia coreando fuerte. Pearl Jam despidiéndose. Un broche de oro para uno de los mejores shows del año.

Y mañana se viene otro.



Domingo 20 de noviembre de 2005:

This Is Where I Belong: A Tribute To Ray Davis & The Kinks.

¿Un disco tributo? Una lata segura.

La pega de un disco tributo, más que reproducir al pie de la letra cada nota, palabra y guiño del objeto a homenajear, debería ser el crear algo original. Darle una nueva lectura a todas esas cosas reconocibles que tenemos grabadas en nuestra mente. Mal que mal, The Kinks es uno de los grupos preferidos de varios de nosotros, uno de los que perfectamente puede ser considerado un norte a seguir.

¿Cómo lograr un tributo efectivo? La respuesta parece ser más sencilla de lo que parece: con respeto, con tino y con ingenio. Y eso es lo que desborda por todos lados This Is Where I Belong: The Songs Of Ray Davies & The Kinks, un disco tributo a estos verdaderos gigantes del rocanrol, aparecido hace un poco más de tres años.

Este excelente disco lo abren los newyorkinos de Fountains Of Wayne, quienes con su sonido pop alternativo dan en el clavo con un adecuado puntapié inicial en su rendición para Better Things, una de esas canciones medio escondidas de The Kinks, pero que contiene los elementos reconocibles intactos. Le sigue un tipo que fue nombrado "el nuevo Dylan" luego de su disco debut de 1978: el veterano Steve Forbert, con una precisa versión de ese clásico del catálogo Kinks llamado Starstuck. Forbert le da paso a una verdadera figura de culto para la escena norteamericana, un compositor delirante y fundador de los Modern Lovers, Jonathan Richman, quien rescata con su sello particular ese gran tema perdido que es Stop Your Sobbing, con una letra delirante que Richman logra darle una intencionalidad distinta.

Después de ese aire fresco y sorprendente de Richman, el disco se torna aún mejor con la irrupción de bossa nova de la mano de la preciosa voz y carisma de la hermosa y respetada musa de la escena brasilera Bebel Gilberto, con su particular rendición para No Return, otro de esos temas perdidos de Davies; lo escucho y vuelvo a escuchar, y aún me sigue maravillando y hechizando esa preciosa voz y ese hipnótico ritmo. Deja el ambiente apropiado para recibir una sorprendente versión de ese verdadero clásico-marca-registrada que es A Well Respected Man, pero no suena como algo usual de The Kinks: acá el disco logra esa difícil misión de sorprender con algo tan reconocible como el himno patrio, y todo gracias a la labor del compositor norteamericano Josh Rouse, fuertemente influenciado por The Cure y The Smiths.

Le sigue una poderosa versión para ese gran himno que es Victoria, de la mano de los medianamente conocidos Cracker, un grupo que viene de la escena alternativa de los 90, logrando uno de los puntos más altos del disco. Todo esto de antesala para la que, a mi juicio, es la mejor de todas las que se presentan acá: el poderío del riff guitarrero clásico de Who´ll be The Next In Line de la mano de Queens Of the Stone Age; la ya legendaria banda stoner-pesada-intensa-lúdica-delirante (¿¿qué mejor que esa combinación para recrear a The Kinks??) logra darle frescura a la interpretación y la voz de Josh Homme no intenta en ningún minuto parecerse a la de Ray Davies. ¡¡Uno de los mejores covers que he escuchado en mi vida!!

A continuación, una sentida versión del reconocido compositor norteamericano Matthwe Sweet (fuertemente influenciado por Neil Young y R.E.M.) para otro tema perdido en el amplio catáologo Kinks, Big Sky, logrando dar con un elemento lúdico cercano al que ya conocemos en Ray Davies. Le sigue uno de los grupos más originales surgidos de la escena de los 90 en los Estados Unidos, Lambchop, con una demasiado atmosférica y original versión para un clásico tardío de The Kinks, Art Lover. Le sigue una "dupla dorada" dentro de la escena indie, Bill Loyd con Tommy Womack, para una versión de otro más de esos temas perdidos-pero-completamente-reconocibles del catálogo Kinks, Picture Book.

El sonido puro de raíz folk inglesa inunda nuestros oídos y sentidos cuando llega la rendición de ese verdadero clásico de cualquier cancionero Country que es Mushwell Hillbilly, interpretada por el veterano del bluegrass contemporáneo que es Tim O´Brien. Después llegan The Minus 5 (grupo que ha trabajado con Peter Buck como productor, además de haber colaborado con el líder de Wilco, Jeff Tweedy) y su efectiva versión de Get Back In The Line. Le siguen Fastball, un grupo que estuvo sonando bastante en 1998, con una versión un poco típica pero efectiva para ese temprano clásico Till The End Of the Day.

Y llega el track que le da nombre al disco: This Is Where I Belong, en una versión sorprendente del veterano cantautor canadiense Ron Sexsmith. Y él es el que el da paso a otra de esas perlas originales del disco: a los respetados Yo La Tengo, quienes se lucen con otra canción perdida, Fancy.

Como broche de oro, una toma en vivo: el maestro en persona, Ray Davis, junto a Damon Albarn, con una conmovedora versión para el himno que, a mi juicio, representa mejor el legado de The Kinks: Waterloo Sunset. Una preciosa canción para cerrar un maravilloso disco.



Sábado 19 de noviembre de 2005:

Sobre activismo, "izquierda" en el Rock y Woody Guthrie.

"Esta máquina mata fascistas"...

Eso es lo que se puede leer en la guitarra de Woody Guthrie, aquel icono indiscutible de la contracultura norteamericana del siglo XX. Al igual que nuestra Violeta Parra, Guthrie recorrió todo su país y se embarcó en un rescate de lo más esencial de su gente: canciones, dichos, modos de vida, experiencias. Todo eso lo reflejó en las letras de sus canciones, inspirando a muchísimos a seguir sus pasos. Uno de esos chicos que quedaron fascinados con la figura y la obra de Guthrie fue Robert Zimmerman, quien ya estaba utilizando el nombre "Dylan" como apellido para presentarse. "Sus canciones nos enseñaban cómo vivir", declararía unos 45 años más tarde.

La función que cumplía Guthrie era, sin lugar a dudas, progresista: contra la estrechez de mente, contra lo limitado del conservadurismo. La función que, se supone, deberían cumplir las manifestaciones de todo tipo. ¿Un izquierdismo? Primero, tendríamos que analizar con un poco de detención qué sería este "izquierdismo". No necesariamente es apoyar de manera explícita políticas de izquierda, liberales, o como se les quiera llamar. El "izquierdismo" tiene que ver más con las ganas de explorar, de descubrir, de rescatar, de darle una vuelta a las cosas. Eso tienen las letras de los mejores folcloristas del mundo. Es cosa de fijarse en las de Víctor Jara o el mismo Woody Guthrie: la conexión total con el entorno y con la realidad. El vivir lo que se escribe; el experimentar lo que se cuenta; el querer dar testimonio.

Un ejemplo claro de "izquierda" dentro del Rock es el caso de Faith No More: Mike Patton y compañía supieron llegar a extremos nunca antes vistos, ser populares y masivos, hacer lo que se les antojaba y marcar pautas a futuro. Todo esto dentrod e una apertura y experimentación poco vistas. Al igual que con Rage Against The Machine, verdaderos ejemplos de "pudrir la manzana por dentro", al igual que los documentales de Michael Moore: lograron conciliar ser un grupo superventas dentro de una multinacional con el mensaje incendiario y activista políticamente hablando.

Lamentablemente, esto no pasa con ciertas cosas en algunos "estilos", que prefieren que todo siga tal cual. Hay algunas esferas del metal, del punk y del progresivo (sólo por citar algunos, ojo) que no ven con buenos ojos la innovación. ¿Recuerdan la crucifixión hacia Metallica por querer ampliar sus horizontes? ¿O el ninguneo al rescate retro de Ramones? Aunque no pueda concebirse, en el mismo Rock hay muestras de conservadurismo alarmantes, de tintes "fascistas", cayendo en el mismo juego de quienes juran criticar y atacar a diario.

Como resulta natural, el rescate de raíces y las intenciones de comunicar conllevan a la mezcla de distintas formas de comunicarse. Las ganas de experimentar, de "expedicionar musicalmente" y querer ir un poco más allá implica abrir la mente ante todo lo que nos rodee. Cualquiera que quiera seguir el camino de la expresión para comunicarse debe estar consciente de su realidad. Su obra lo debe reflejar.

Es lo que pasó con Los Prisioneros. Nadie, absolutamente nadie, puede negar su importancia dentro de nuestra interrumpida historia de rocanrol nacional. Las letras de Jorge González se ubican en un lugar indeleble dentro de la memoria colectiva de todos nosotros; si uno los escucha con detención, encuentra experimentación sonoro, no importando si el resultado es notable o decepcionante. Se inscribieron en la historia del país por comprender, aunque se a de modo inconsciente, la verdadera función de las expresiones: identificación absoluta con el entorno, con la gente y con sus problemas. Tal como esas canciones de "protesta" que Dylan escribió, las letras de González le dieron voz a toda una generación.

¿No es un poco ambicioso y exagerado darle esta función a las expresiones "artísticas"? Para nada. Acá estamos en pleno período de elecciones presidenciales y parlamentarias, con campañas que inundan nuestra cotidianeidad. Faltan sólo tres semanas para ejercer nuestro derecho cívico (estoy inscrito en los registros electorales desde 1999, y esta sería mi segunda presidencial). ¿Nos pueden ayudar las expresiones de distinta naturaleza a comprender mejor este período? Poco probable, incluso imposible. Pero las hace más entretenidas y comprensibles a cualquiera.

Es por eso que el Rock y todos los movimientos de contracultura que hemos conocido se agrupan dentro de un mismo orden lógico. En ellos, no hay intención explícita alguna de mantener un "status quo" dentro de las costumbres. También, no hay ninguna intención de caer bien ni de ser "políticamente correcto". Sólo se da cuenta del momento que les ha tocado vivir. Y da la casualidad que, en una de esas, se puedan hacer cosas atemporales. Las letras de Víctor Jara aún mantienen su vigencia, al igual que las letras de algunos primeros temas del troesma Dylan.

La foto de Woody Guthrie con esa guitarra guerrillera es tan actual como a mediados de los años 30.



Jueves 17 de noviembre de 2005:

This Is Spinal Tap.

Creo que la primera vez que supe de This Is Spinal Tap fue como hace unos 8 años, cuando vi ese magno-documental llamado The History Of Rock N Roll y utilizaban fragmentos de la película para retratar algunos pasajes de "Guitar Heroes" (esa desquiciada secuencia de las guitarras adoradas y los amplificadores con volumen nivel 11) y "The 70s - Have A Nice Decade", cuando se quería ilustrar el punto de los excesos y lo podrido del sistema.

Me divertí muchísimo con esas pequeñas escenas; hasta que pude al fin ver la legendaria película, a los pocos meses después, en una reposición en el cable. Y resulta que This Is Spinal Tap es el punto más alto del género del "mockumentary", el "mocumental", ese híbrido de falso documental, que está fuertemente ligado a la comedia. Ya había habido ejercicios anteriores (recuerden esa genialidad llamada All You Need Is Cash, que cuenta la vida, gloria y decadencia de The Rutles, el grupo "levemente" inspirado en The Beatles y demases), pero esta película sobre la vida del grupo de heavy metal Spinal Tap (ojo, que el metal es sólo una de sus encarnaciones) es la que definió los estándares para el género, además de ser la primera película del director Rob Reiner, debutando tras las cámaras en la pantalla grande.

Algo de la historia de Spinal Tap: un grupo legendario, con más de 20 años de carrera (la película es de 1984, por si acaso). El grupo se formo en la década de los 60, cuando David St. Hubbins (voz y guitarra, Michael McKean, al centro) y Nigel Tufnel (guitarra, Christopher Guest, a la derecha), amigos desde la infancia, deciden formar su grupo propio The Originals en 1964. Curiosamente tuvieron que cambiar el nombre del grupo, ya que en la escena londinense existía otro grupo llamado The Originals, con lo que le cambiaron el nombre y pasaron a llamarse The New Originals. También, curiosamente, los primeros The Originals cambiaron su nombre por The Regulars, lo cual tentó al grupo a retomar el nombre, pero finalmente pasaron a llamarse The Thames Men, para ya en 1967, tras la incorporación de Derek Smalls (bajo, Harry Shearer, a la izquierda), convertirse en Spinal Tap.

Como todo grupo de culto que se precie, Spinal Tap tienen su leyenda negra. Como deben haber observado en la ilustración, a este grupo le falta el baterista, puesto "maldito" en Spinal Tap, ya que los bateros que pasaron por la formación desaparecieron en extrañas circunstancias (entre los casos extraños se cuentan accidente de jardinería, un ahogamiento en el vómito de otra persona, una combustión espontánea, etc).

Desde la publicación de su primer trabajo “Spinal Tap Sings Linten To The Flower People & Other Favorites” (1967), no pararon de cosechar éxito tras éxito. Dentro de su extensa y exitosa trayectoria destacan, y esto ya es una opinión compartida por todos los "expertos", sus mejores trabajos: “Brainhammer” (1970), “Intravenus de Milo” (1974), “The Sun Never Sweats” (1975), su clásico disco en vivo “Live at Budokkan” (1975) y “Rock´n´Roll Creation” (1977).

El director del documental, Marti Divergí (el propio Rob Reiner), narra la historia del grupo mediante una serie de entrevistas con sus integrantes y grabaciones de sus conciertos durante la gira de presentación del nuevo trabajo del grupo,”Smell The Glove” por los Estados Unidos. Divergi, de hecho, dice en cámara el porqué decidió hacer un documental sobre Spinal Tap: "En 1966, fui a Greenwich Village, en Nueva York, a un club nocturno de rock llamado El Plátano Eléctrico. No se molesten en buscarlo. Ya no existe. Pero esa noche escuché a un grupo que, para mí, cambió la definición de "rock 'n' roll. Recuerdo el impacto que me causó su exuberancia, su energía pura y su puntualidad. Era el ahora legendario grupo británico Spinal Tap".

Sin embargo, las cosas no andan bien entre los miembros del grupo: pasan por todos lados en su gira, incluso en locaciones medias freak para una banda de metal (moda que adoptaron para sumarse al "New Wave Of British Heavy Metal"; tal como pudieron incorporarse al circuito de British Invasion de los 60). Los Spinal Tap, al igual que los Rolling Stones, se adaptan a cualquier moda. Y eso los ha mantenido vigentes (en mayor o menor medida) dentro de la escena. Un detalle importante son las canciones del grupo: están compuestas por los guionistas de la película, que son los mismos actores que dan vida a la banda.

Como ejercicio fílmico, This Is Spinal Tap es una verdadera delicia. Reiner maneja eficientemente el ritmo del relato en clave de falso documental. Y me atrevería a decir que, si no supiésemos absolutamente nada sobre la película, podríamos jurar que es un documental "de verdad". Tiene de todo: material de "archivo", entrevistas, seguimiento y actuaciones en vivo demoledoras. Y todo bajo el tono de comedia que le agrega el siempre bien recibido elemento lúdico, el cual se complementa con el retrato de la crisis de la banda. La suma de estos elementos le dan un matiz cinematográfico único a este falso documental.

Por ahora, sólo la tengo grabada en VHS. ¿Alguien la tiene en DVD?


Lunes 14 de noviembre de 2005:

Tom Petty & The Heartbreakers.

Vengo llegando hace poco de dejar un trabajo para la u. Hubo algunos cambios, y no teníamos que entregarlo en nuestra escuela, como de costumbre, sino que en una oficina más o menos alejada. Bueno, ni tan alejada, pero de acceso un poco complicado si uno es peatón y no tiene auto para llegar. En fin, lo dejé bastante temprano y me devolví a la u, para seguir con otro trabajo y después ensayar con el grupo. Tocaremos el Miércoles.

Como ha sido una mañana un poco adversa, comenzé a recordar el caso de Tom Petty & The Heartbreakers. El caso de Tom Petty es poco visto, pero más frecuente de lo que podemos pensar. Durante toda su carrera, Petty ha luchado constantemente por mantener una integridad artística y creativa, sin ceder a las presiones que le impone una multinacional.

Weno, esto puede parecer un planteamiento medio iluso y hasta hipócrita, considerando que Petty ha sacado discos con una multinacional por casi 30 años. Pero no lo es; Petty sólo ejerce sus derechos como autor de canciones. Lo que ahora podemos ver en ese remedo de nostalgia medio dudosa que es Rojo VIP, con un sorprendente Oscar Andrade dando la pelea por una integridad artística completa, o el caso de La Renga en Argentina o el de Pearl Jam v/s Ticketmaster, eso mismo ha venido haciendo Petty por más de 30 años, mucho antes de grabar un disco incluso.

Petty & The Heartbreakers partieron como Mudcrocht a comienzos de los 70, junto al guitarrista Mike Campbell, al tecladista Benmont Trentch, y al bajista Ron Blair (se les sumaría el abtero Stan Lynch) y se dedicaban a tocar en festivales bastante hippies por los Estados Unidos. Las cosas no anduvieron bien y se separaron. Petty logró firmar un contrato para grabar un disco solista, pero sólo sentía funcionar bien con sus viejos compañeros, por lo que se reunieron bajo un nuevo nombre, pero bajo la misma vibra que los hacía moverse: tocar rocanrol primitivo y crudo. Sus primeros dos discos suenan bastante como sus mayores influencias: Beatles y Byrds. De hecho, la voz de Petty más la guitarra de Campbell (a ambos los pueden ver en la foto), al combinarlas, nos dan un eco de Roger McGuinn, algo que el mismof undador de The Byrds reconoce. Es con su tercer disco, Damn The Torpedoes, que Petty y compañía logran dar con un sonido propio. Y es con este disco también que Petty, siguiendo un poco el espíritu de esa leyenda del folclore gringo que es Woody Guthrie, comienza una cruzada contra al industria.

Petty luchó para que los álbumes mantuvieran su precio original de 8 dólares y no les hicieran recargo, lo que los aumentaría en 2 dólares más, superando la barrera de los 10. Esa discusión ahora parecería inocente, pero Petty lo llevó todo al extremo. Incluso a prescindir de su contrato discográfico si era necesario. Eventualmente, ganó Petty; pero no sería la última de las luchas contra los conglomerados por precios justos para los discos. Con todo esto, Tom Petty se ganó el respeto de sus pares y la aceptación del público, quienes convirtieron a Damn The Torpedoes y Hard Promises, su siguiente disco, en multiventas.

Sin embargo, las cosas no andaban del todo bien. Después de Long After Dark, el cuarto disco, se demoraron 3 años en poder ver la luz de su quinta placa, Southern Accents y las energías ya no eran las mismas. En medio de ese letargo, dos cosas ayudaron a seguir adelante: la nueva veta de los videoclips, que Petty usó sabiamente para crear piezas audiovisuales vanguardistas y novedosas (el más notable de todos es el de Into the Great Wide Open, de 1991, que es una especie de corto musicalizado, con Johnny Depp de protagonista); y la agitada agenda de conciertos en vivo, la que los llevó incluso a acompañar a Bob Dylan (uno de sus mayores ídolos) en su gira mundial para promocionar Empire Burlesque, en 1985, cumpliendo la labor que alguna vez hizo The Hawks en el pasado.

Petty revitalizó su creatividad definitivamente de la mano de Jeff Lynne, su compañero en Traveling Wilburys, con su primer disco solista, Full Moon Fever. Desde entonces, Petty ha mantenido en grabaciones dos caminos paralelos, que de repente se cruzan: sus entregas solistas, más cercanas al folk y la melodía, y sus discos con los Heartbreakers, de clara veta rocanrolera.

Ya le han dado todos los premios: el MTV Video Vanguard Award, en 1994, y el ingreso al Salón de la Fama del Rock & Roll, en el 2001. Y Petty ha seguido trabajando: junto a los Heartbreakers, y producidos por Rick Rubin, sacaron el notable Echo en 1999, y el disco conceptual-ideológico The Last DJ (un recomendadísimo de los últimos 5 años, con letras notables y directas) en el 2002.

Cada cierto tiempo, Tom Petty nos recuerda el mantener una sólida línea ética, que podemos aplicar a todas nuestras actividades. Nada de concesiones ni guiños ni palmaditas por la espalada. Sólo hacer lo tuyo, sin que te influyan fuerzas que buscan sus propios intereses. Petty nos demuestra que dar la pelea es válido y obligatorio como especie.



Sábado 12 de noviembre de 2005:

Neil Young cumple 60.

"Neil es como el viento golpeando en las montañas..."

Es curioso que mi primera aproximación a Neil Young fue por terceros. La primera vez que supe de Neil Young fue por Pearl Jam. Si, tal cual, Pearl Jam. Específicamente, en 1994, cuando retransmitieron los VMA´s de 1993, como previa para los premios de ese año. En ese 94, Pearl Jam ya era una institución de integridad artística: habían comenzado una lucha legal contra Ticketmaster, renunciaron a la fórmula de singles de promoción y al contacto con prensa o cualquier tipo de publicidad masiva, todo en una actitud de banda de los 70, de esas que eran capaces de recorrer todo su país en bus y tocar en pueblos. Tal cual como lo hacía Neil young junto a Crazy Horse. Quedé sorprendido por este "padre virtual" de Eddie Vedder, quien dio una cátedra de pasión y rocanrol en ese escenario, con Rockin In The Freeworld.

Años después, y en mi búsqueda constante de música e información, llegué a Down By The River interpretada por CSNY. No fue por un disco, sino que por una actuación de TV, en Music Scene, de septiembre de 1969. Me impresionó la fuerza de la interpretación, que hacía un juego interesante con las armonías propias de Crosby y Nash,a demás del duelo de guitarras entre Stills y Young. Todavía me deja para adentro el ver esa presentación.

En ese tiempo ni tenía acceso a CDs copiados. Por lo tanto, mi único acercamiento a la obra de Young era la radio Futuro, donde programaron une special y era citado regularmente en su programación semanal. En una disquería del centro encontré un disco que marcaría mi entrada en la gran obra del viejo Neil: Decade, un CD doble que da cuenta de un triple vinilo que Young editó al cumplir 10 años de carrera. Noe s un compilado de grandes éxitos, sino que una revisión personal por su obra; hay cortes de Buffalo Springfield (la primera célebre banda donde tocó), su trabajo con Crazy Horse y CSNY, y su otrabajo solista. Lo recomiendo totalmente, si quieren tener un punto de partida a la obra del cantautor canadiense.

De Neil Young siempre me ha llamado la atención esa dualidad musical / expresiva que tiene. Esa esquizofrenia creativa y expresiva, que lo hace ser de los pocos capaces de componer una de las canciones más bellas que haya escuchado (Silver & Gold) y un disco como el Harvest (de 1972, el más exitoso de su carrera) y, al mismo tiempo, ser uno de los más arriesgados a la hora de explorar en la distorsión, en el rocanrol en su estado más animal e instintivo, y en la potencia desbordante junto a Crazy Horse. Cuando el viejo Neil quiere rockear, lo hace con todo. Y, en el camino, puede ser capaces de dejarnos de espaldas. Un ejemplo extremo de estoe s el disco Arc, un solo track de 40 minutos de duración, en el que explora al máximo los efectos en la guitarra y la potencia.

Creo que acá perdimos toda posibilidad de ver a Neil Young en vivo. Sólo se acercó a Sudamérica a comienzos de 2001, cuando tocó en el Rock In Río y en el Buenos Aires Hot Festival, con Oasis como número de soporte. Según reportes, a lo de Buenos Aires asistieron unas 20 mil personas, de las cuales se fueron más 13 mil al terminar el set de Oasis. A Neil Young & Crazy Horse, quienes presentaron un set de 15 temas caladísimos en 2 horas y media de show (nótese cuan largas fueron las versiones!!!) ante casi 7 mil personas. Entre los afortunados estuvieron los integrantes de La Renga en pleno, quienes le pasaron una copia de La Esquina Del Infinito, su disco más reciente a la fecha, donde grabaron una poderosa versión de ese himno que es Hey Hey My My. "Good luck!", les deseó el viejo Neil.

Me he encontrado con opiniones diversas sobre la obra del viejo Neil. Un tipo de más de 45, todo un fanático/melómano de los grupos de los 70, prefiere la faceta más folk acústica de Young. Otros amigos, los que también descubrieron a Neil Young en los 90, lo prefieren con la Gibson Les Paul al hombro, su querida "Old Black" con vibrato Bigsby, responsable en parte de esas sonoridades que han sido su marca registrada desde siempre. Una opinión sentida y sincera es la de un amigo, al cual cité al empezar el texto. Para él, lo que hace Neil Young es tan natural, que da lo mismo que sea coj el poderío eléctrico o con la intimidad de una guitarra de palo. Yo apoyo esta visión.

Neil Young transmite sentimiento. Da lo mismo bajo qué ropaje la expresa. El viejo Neil es capaz de tocar esa fibra más escondida en nosotros, esa que guardamos bien en nuestros corazones. Sus letras son sencillas y humanas. Incluso es capaz de crear una historia conceptual notable (Greendale)

Y hoy, 12 de noviembre, el viejo Neil cumple 60. Cambia de folio, justo en el año en que nos tuvo preocupados por su salud. Ese aneurisma cerebral que le encontraron nos hizo temer por su vida. Pero el viejo Neil, como un viejo roble sólido, se recuperó bien y nos dio uno de los mejores discos de este año, Praire Wind. Como dijo un amigo, con una harmónica pasada a través de un aneurisma.


Jueves 10 de noviembre de 2005:

Texto/foto Nº 100.

He llegado a la edición número 100 de esta ventana de libre expresión que está amparada bajo el auspicio de la marca Fotolog.net.

Recién supe de la existencia de este ".net" el año pasado, en plenas vacaciones de invierno. Algunas compañeras de la u me decían "¡hey, visita mi fotolog! ¡Postea algo!". Al revisar los links que mandaban, me encontraba con una foto grande y un texto, seguido de un "guestbook", con posteos de amigos, conocidos y gente que llegaba de casualidad o azar al sitio.

De inmediato, le vi el potencial a esta nueva forma de expresión. Si bien la mayoría de los flogs están dedicados a la exaltación del ego personal (de ahí el sobrenombre EGOlog), la pequeña ventana que nos da este servicio puede ser aplicada de otras maneras. Por ejemplo, muchísimas bandas emergentes y en ciernes ocupan estos servicios para difundir su trabajo y promocionar sus presentaciones en vivo. ¿Cuántos han visto que su público fijo ha crecido aunque sea un poco gracias a este medio?

Después de un par de intentos fallidos (iniciar un flog como "hecrock" o "hecrock81", como mi mail), la tercera resultó ser la vencida: "hecrock41". ¿por qué 41? Simple: 1941, año de nacimiento del troesma Dylan. El " 41", por lo tanto, no tiene nada que ver con un 4+1 o un 4-1 o alguna extraña combinación. Es sólo referencia al año del nacimiento del troesma. O, quizás, fue la opción que sí pudo arrancar y las otras no. Pueden ser todas las anteriores o ninguna. En fin, es la que está vigente y en funcionamiento.

Este sitio entró en funcionamiento hace unos 8 meses y medio, un domingo 27 de febrero. La primera foto, era que no, debía incluir al menos a 2 de mis mayores influencias como creadores (Bob Dylan y Neil Young) y, por coincidencia de foto, un ejemplo de sentimiento aplicado a la guitarra (Eric Clapton). Desde el comienzo, establecí que este sería un sitio de LIBRE EXPRESIÓN. Acá podría explayarme con relajo y soltura, dentro de ese espacio limitado de 5 mil caracteres, los que se pueden hacer muchos si uno no tiene nada que decir, y pocos si uno quiere darle rienda suelta a la pluma improvisada y extensa, tratando de no "latear".

Personalmente, he apostado por este sitio. Pude crear mi pequeño "medio de comunicación", en donde el texto tendría mucho más importancia que la foto, aunque ésta debía ser apropiada y acorde al texto al cual debía acompañar. No es la foto, sino el texto. Estudio Periodismo en la UC; voy en 2º año. Y créanme, este sitio me ha servido para poder "soltar la mano" y tratar de desarrollar un estilo propio de escritura. Darle mi firma, mi visión. Gracias a las frecuentes actualizaciones, he podido afirmarme y enfrentar de mejor manera las tareas diarias de mi carrera. Muchas veces llegar a escribir acá se hacía un relajo en medio de tanto trabajo por entregar o tantas cosas por leer. Logré desconectarme un rato en varias ocasiones, reponerme un poco y seguir adelante.

Otra de las cosas que me propuse al comenzar era a evitar subir fotos personales. Hoy pueden ver que rompí con ese propósito. En el texto, no evito referirme a mi vida (de hecho, uno es capaz de escribir al tener claro su propio entorno), la cual es sólo relevante para mí y nadie más (creo), pero pongo esos elementos en función de lo que quiero contar en cada ocasión. Y la foto de hoy es personal. Ese soy yo, en medio de la sesión acústica de Fother Muckers, grupo al cual pertenezco y aporto con mi guitarra. El efecto que ven es natural, producto del movimiento, nada de "photoshop" acá. Va a pasar un buen tiempo antes de que vuelvan a ver otra foto personal por acá (ya hay dos en el sitio: ésta y la de mis viejos, cuando los saludé para su aniversario 25).

Revisando las 99 entregas anteriores, me doy cuenta de que he escrito mucho. Hay de todo: comentarios de discos, películas y shows en vivo; homenajes; reflexiones; "pelás de cable"; construcciones extrañas de relatos; ideas varias. Ha sido mucho el camino recorrido. En realidad, ni tanto. Pero ha sido de frecuente actualización, en la medida de lo posible.

Varios me han propuesto que me cambie a un blog, de esos que se hacen en blogspot. Que tendré más libertad para escribir, que podré explayarme con mayor facilidad, que es más personalizado, y otras cosas de las cuales no me acuerdo ahora. Por ahora, seguiré escribiendo para este sitio. Me acomoda bastante. Lo acotado de los 5 mil caracteres ayuda mucho, y pueden ser usados incluso mejor que los infinitos que puede dar el citado blogspot y otros servicios. En una de esas, me haré uno en el futuro de mediano plazo, pero sólo por probar.

Ya he hecho de este sitio mi hogar. Y aún quedan muchísimas cosas por comentar, reflexionar, homenajear, criticar, amar y odiar.

Les mando un afectuoso saludo a todos los que visitan este humilde sitio. Gracias por la reotralimentación. Gracias por la paciencia al leer estos extensos textos. Gracias por discutir las ideas y proponer unas nuevas. Gracias por seguir ahí.


Lunes 7 de noviembre de 2005:

No Direction Home - Bob Dylan.

Sobre este tema, ya me he referido un poco. De hecho, subí una foto muy parecida a ésta. Más bien, la misma foto. Pero ahora la encontré sin ningún texto, para poder trabajarla en un afiche promocional.

El 20 de septiembre salió oficialmente el doble DVD de "No Direction Home: Bob Dylan", el documental sobre los primeros 5 años de la carrera de Bob Dylan, dirigido por Martin Scorsese. Al fin, podríamos ver este altamente anticipado documental de tres horas y media sobre el cantautor más importante que haya pisado la tierra. El tipo que fue capaz de darle palabras a nuestras diversas emociones. El tipo que está dotado de una pluma poderosa y enigmática, el que escribió himnos sin pretender hacerlo. El que reflejó nuestros temores más escondidos, nuestros miedos más arraigados, nuestras alegrías más añoradas y nuestras utopías más imposibles. Todo esto sin caer en cursilerías baratas ni lugares comunes. Todo hecho desde una mirada única y humana. Dylan es la esencia más primitiva y visceral de la experiencia del ser humano.

Los que esperen encontrarse con un documental en el estilo del "Beatles Anthology" pueden sentirse decepcionados. Si bien se utilizó muchísimo material de archivo, no hay ninguna presentación completa (salvo en los extras de este doble DVD). Y éstas, más que cumplir una función expositiva, son ocupadas para acompañar al relato y darle un ritmo interesante y notable.

Tal como lo pudimos leer de las "Crónicas, Vol 1" que publicó el troesma el año pasado, No Direction Home utiliza con maestría los saltos temporales dentro del relato. No nos sorprenda que, cuando Dylan haga mención de sus influencias en el blues, salte de inmediato a una presentación explosiva de Leopard-Skin Pill Box Hat, junto a su banda de soporte para la gira de 1966, the Hawks (que después serían The Band), y esto mezclado con las reacciones adversas de una audiencia que, a pesar de abuchear mucho, tenía un interés con emociones encontradas hacia Dylan y su propuesta eléctrica y cruda para esa gira. Asimismo, cuando estemos presenciando una bella presentación de Desolation Row, volvamos rápidamente a la línea de tiempo y nos reencontremos con ese jovencísimo Dylan en el Greenwich Village, sorprendiendo a todos con su enigmática aura.

No Direction Home es, fácilmente, la mejor película de Scorsese desde Goodfellas o Casino. El director newyorkino se pone a disposición de la fascinante historia de Dylan y contar con su propia versión. En un hecho casi sin precedentes (salvo por la entrevista a 60 Minutes de Diciembre del año pasado), Bob Dylan accedió a colaborar en la realización del documental y habló en entrevista de casi 10 horas. Al ver y escuchar sus declaraciones, sean estas sinceras o lúdicas, nos ayudan a ilustrar un cuadro fascinante sobre ese adolescente de un pueblo del norte, que encontró su camino al toparse con el Rocanrol, la música de raíz y la leyenda urbana de Woody Guthrie; su incomodidad con la etiqueta de "voz de una generación" y la necesidad imperiosa de sacarse las canciones del cuerpo.

El documental está plagado de material de archivo, del cual incluso sabíamos sólo por fotografías: los festivales de Newport del 63, 64 y 65, en éste último con el legendario episodio de la guitarra eléctrica; un par de apariciones en TV; material de sus giras por Inglaterra en 1965 (con acústica y vestido de cuero) y 1966 (con The Hawks y eléctrica, con chaquetas mod); montones de fotos nunca antes vistas y la primera filmación en New York, por allá por 1962.

Además, el relato del propio Dylan se complementa con entrevistas a Joan Baez, Allen Ginsberg, Dave Van Ronk, Suzzie Rotolo (su novia de los primeros años en New York), Pete Seeger, Al Kooper, y Bob Newrith, entre varios más. Juntos, van recordando todo el período, y el cómo vieron la transformación de Dylan en esos años. A medida que avanza el relato, van apareciendo nuevas voces.

Sin lugar a dudas, la mayor sorpresa del documental es una toma sacad del legendario concierto del Free Trade Hall, de Manchester; la grabación en vivo más distribuida de la historia. El episodio de "judas" y la erspuesta de Dylan: "No te creo. Mentiroso!", dirigiendo a la banda como si fuese un capitán a bordo, "play fuckin loud!". Todo eso fue captado por una cámara ubicada en lo alto del recinto. Con dificultad. Casi clandestino. Un hecho que todos nos sabemos de memoria, al haberlo escuchado infinitas veces, ahora tiene imagen y queda inmortalizado.

No puedo hacer más que recomendar este pedazo de documental, e invitarlos cordialmente a su exhibición como parte del "Ciclo de charlas y exhibiciones de Rock y Música Popular". Como es un filme de largo aliento, su exhibición se hará en dos días. El Miércoles 9 de noviembre, la primera parte. El Jueves 10 de noviembre, la segunda. Las funciones son a las 13 hrs, en el Microcine (sala COM 310) de la Facultad de Comunicaciones, en la Casa Central de la UC, en Alameda Bernardo O´Higgins 340, Santiago.



Jueves 3 de noviembre de 2005:

One Flew Over The Cuckoo´s Nest.

Debí haber visto One Flew Over The Cuckoo´s Nest (Atrapado Sin Salida, como había que pedirla para arrendarla -- en algunas partes, se le conoció con la literal traducción de Alguien Voló Sobre El Nido Del Cuckoo), dirigida por el genial Milos Forman, hace más de 8 años. Llegó accidentalmente a mis manos por un intercambio de videos. Era una edición de las viejas, en donde se veía todo borroso y completamente falto de cuidado. Rústico y crudo a niveles extremos.

Ahora que recuerdo, esa calidad en especial le dio un toque especial a toda la película. Si se trata de exponer la locura, la pillería, el colapso, la reclusión, el aislamiento y las emociones en un espiral que vaya bajando a cada momento, ese tono de película añeja ayudaba mucho.

One Flew Over The Cuckoo´s Nest se basó en un libro del mismo nombre, de Ken Kessey. La adaptación a guión la hizo Bo Holdman y Lawrence Hauben. Si tienen la posibilidad de leer el original, háganlo: es demasiado entretenido. La película camia varias cosas, incluso en el final. Pero eso ya es parte de otro cuento.

Pasemos a la película en sí. Es de 1975, en plena década de los 70, donde se dio espacio al antihéroe. Ya me he referido en ocasiones anteriores a este concepto.. y no me aburro de volver a lo mismo. De ese período salieron las mejores películas, esas que se mantendrán para siempre en nuestra memoria y que revisaremos una y otra vez.

¿Por qué me desvió? No se. Probablemente, porque estoy medio cansado. No he parado en todo el día. Entre control de Oratoria (donde salí con una sorpresa anti-empaquetamiento que mis amigas en la U recuerdan), una prueba de Antropología y la exhibición de Monty Python En Busca Del Grial, más unos encargos de impresión, me han tenido corriendo todo el día. Pero en fin... ya no los distraigo.

La película tiene como foco central a su personaje principal, Randle McMurphy (un brillante Jack Nicholson), un convicto que espera una larga condena que deberá cumplir en una prisión-campo. McMurphy es pillo. Demasiado pillo. Tanto así, que se declara como demente para que lo trasladen a un hospital siquiátrico y tener posibilidades de escaparse. Una vez que ingresa al manicomio, se hace pasar por loco, utilizando toda serie de artimañas.

Con toda es actuación, logra que lo ingresen en una unidad de cuidados especiales, en donde la enfermera a cargo (interpretada por Louise Fletcher) tarta a los pacientes (interpretados, entre otros, por unos jóvenes Danny DeVito y Christopher Lloyd) de manera abusiva y cuasi dictatorial. McMurphy tma partido por los pacientes y se pone al lado de ellos, involucrándose más de lo que él hubiese querido. Así, su estrategia de escape pasa a segundo plano. McMurphy personaliza la reveldía, la transgresión y las ansias de liberación de ese yugo represor en el hospital. Tal como muchos revolucionarios, McMurphy es un extraño a ese mundo que, eventualmente, termina tomando la bandera de lucha.

One Flew Over The Coccko´s Nest puede ser percibida desde más de una perspectiva. Está el conflicto de McMurphy, con un Jack Nicholson que da cátedra de actuación acá, y con un elenco de soporte que está impecable, dando las cuotas necesarias de realidad y crudeza para sus roles. Forman maneja con pericia los ritmos dramáticos del relato, y nos agrega un elemento que ayuda a la empatía con el antihéroe: lo muestra no como un ser horrible y detestable, sino que como un individuo carismático, extrañamente optimista y demasiado despierto.

Hay secuencias notables en la película: cuando McMurphy convence a sus compañeros en el manicomio de que están viendo el partido, a pesar de que la TV estaba apagada por la prohibición de la enfermera a bordo; y la mejor de todas, la expedición al exterior, que traería dolorosas consecuencias para el protagonista.

One Flew Over The Cuckoo´s Nest no es un cuento de hadas. Aunque todo pareciera marchar hacia el triunfo de los "buenos" (los pacientes, comandados por McMurphy) contra los "malos" (el personal del hospital), tiene un final estremecedor, sobre el cual no me referiré mucho (la gracia es que vean la película los que todavía no la han visto). Toda la secuencia final aterriza a la cruel realidad las cosas. Y se quedan ahí. El sistema sigue imperando y subyugando.

La película fue todo un éxito cuando se estrenó. Estuvo nominada a 9 categorías del Oscar de ese año, y ganó cinco de ellas: Mejor Película, Mejor Director (Milos Forman), Mejor Actor (Jack Nicholson, obviamente), Mejor Actriz (Louise Fletcher) y Mejor guión Adaptado (Goldman y Hauben).

En una de esas, puede que hayan visto el video de Oasis, Sunday Morning Call. El video es un tributo a One Flew Over The Cuckoo´s Nest, logrado de manera elegante y notable.

No puedo hacer más que invitarlos a ver esta película. Han pasado 30 años desde que fue estrenada, pero mantiene ciertos valores que todavía siguen vigentes: la individualidad y la lucha constante por los ideales. Lo que no está nada de mal.

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