martes, mayo 23, 2006

Archivos junio de 2005


Miércoles 29 de junio de 2005:

The Godfather.

Me acordé de algo que mi papá me había contado hace muchísimo tiempo atrás, cuando yo era apenas un niño. Recordando sus gustos, me cuenta que le fascinaron las películas de la trilogía de The Godfather, y que llegó a ellas por la novela de Mario Puzo. Se la leyó... ¡en una noche completa!

Cuando tuve ese libro en mis manos no lo leí con la misma rapidez e intensidad, pero respeté el ejercicio de leer el libro y después ver la película. En realidad, no me tomó mucho tiempo leerlo. A pesar de que Mario Puzo, su autor, diga y requetecontra diga que The Godtaher es una "novelilla" que fue escrita sólo para hacer dinero, supo darle un dinamismo y un ritmo tal de que es prácticamente imposible despegarse de esas páginas.

Es demasiado fácil plegarse a lo "políticamente correcto" y afirmar, casi sin pensarlo dos veces, que la trilogía de The Godfather contiene un par de películas que son de las mejores jamás hechas.

Que están allá arriba, junto a Citizen Kane y Casablanca, como grandes lecciones de cine.

Que Marlon Brando dio EL papel de su vida.

Que Al Pacino fue LA revelación de carácter en mucho tiempo.

Que Francis Ford Coppola fue capaz de reinventar todo el género de las desventuras gangsteriles.

Que Robert De Niro estuvo impecable siguiendo la senda trazada por Brando.

Como ven, sólo lugares comunes. Cosas que TODOS han dicho.

Lo que casi todas las veces olvidamos es el trasfondo detrás de todo lo que hay en medio de la historia de la dinastía Corleone. Más que un simplón relato de mafiosos, de esos en donde abunda la sangre en cantidades "gorescas" y la falta de desarrollo dramático de los personajes, que se sobrepone ante la acumulación de cadáveres, lo que encontramos en The Godfather es un profundo análisis de los diferentes tipos humanos que existen.

The Godfather es un brutal relato sobre un inquebrantable hombre que debe legar todo a su hijo. A pesar de que su labor puede ser morablemente condenable, mantiene un código de ética incorrompible. Vito Corleone es sabio, pero también es capaz de cometer actos de violencia horrendos, a la vez que posee candidez en su trato. Tres cualidades, completamente incompatibles entre sí, que son evidentes en cada uno de sus tres hijos: en Sonny, la violencia desmedida; en Fredo, la calidez humana; en Michael, la sabiduría.

En The Godfather está la siempre presente tensión entre un padre sobreprotector y su hijo más capaz, el que no quiere involucrarse en el tipo de vida que lleva su progenitor. The Godfather es la trágica historia de sucesión en el poder y la inevitabilidad de los destinos. También muestra el infinito amor fraternal, tan intenso como para dejar atrás prejuicios y continuar la "labor" del padre, aunque no se comparta.

Como toda historia apegada a cosas tan fundamentales para el ser humano, The Godfather era un éxito seguro. Un consagrado "best seller", que fue llevado al cine por el, en ese entonces, casi debutante Francis Ford Coppola. El director de raíces italianas pudo captar a la perfección la forma de llevar esta historia a imágenes concretas. Prácticamente, llevó la novela "cuadro a cuadro"; de ahí su precisa visión. Supo cómo abordarla desde un principio, defendiendo su punto de vista y la acertada elección de Brando y Pacino en los papeles de padre e hijo que están unidos por un trágico destino, el de estar a la cabeza de toda una organización deplorable.

Sin embargo, en la película jamás se emite algún juicio de valor al respecto. Es más, ni siquiera se mencionan palabras como "mafia", "hampa" o "cosa nostra". Sólo se habla de "la familia", causando de inmediato empatía con el espectador. Coppola deja que seamos nosotros los que decidamos amar u odiar a la dinastía Corleone.

Si bien The Godfather es, vista desde una mirada fría, una simple historia de criminales, es la mejor historia jamás contada sobre criminales. Su narrativa no es simplista ni lineal, sino que se compone, al igual que un río, de diversas afluentes que le van dando fuerza, hasta llegar a convertirse en un caudaloso mar.

The Godfather, además, rompió con la regla de que "segundas partes nunca son buenas". Basta ver Teh Godfather pt. 2. Una película que supera a su predecesora, en donde el recurso del racconto es usado de forma magistral para lograr un paralelo de emociones entre padre (De Niro, impresionante) y Pacino (superando con creces su entrega anterior). Lamentablemente, la presión jugó en contra de la tercera entrega, The Godfather pt. 3, y dio como resultado una película obvia, poco interesante y derechamente monótona, en que no se da un cierre que le haga justicia.

Dos de tres no es un mal resultado, ¿cierto?

Le agradezco a mi papá el que me haya pasado el mismo libro que él leyó de corrido en una noche.



Lunes 27 de junio de 2005:

24.

Ver televisión se ha vuelto un ejercicio demasiado monótono y falto de sorpresas. Por eso, cuando se estrenó la serie de FOX, 24, su novedoso formato fue capaz de atraer nuestra atención de inmediato.

Cerca del comienzo de una nueva temporada por allá en el verano de 2001, FOX amenazaba con la "mejor serie de los últimos tiempos", pronta a estrenarse. Lo ocurrido el 11 de septiembre retrazó su estreno para noviembre y se disminuyó el nivel de expectación que se había provocado. Después de la tragedia en New York, el promocionar con bombos y platillos una serie llena de acción, suspenso, intrigas políticas y lucha con el terrorismo podría ser un arma de doble filo.

Pero 24 fue ganando adeptos. Todo gracias al buen desarrollo de su trama principal y un buen tratamiento sicológico de sus personajes. Todo esto gracias a su novedoso formato de "tiempo real", es decir, cada capítulo equivale a una hora de la vida real. De esta forma, la serie se desarrolla en un día completo, con 24 capítulos.

La serie es protagonizada por Kiefer Sutherland, quien ha visto resucitada su carrera como actor de primera línea dentro de Hollywood gracias a esta supreproducción de TV. Interpreta a Jack Bauer, un agente de la CTU (Unidad Anti Terrorista) de Los Angeles (ciudad que, por su particular disposición espacio-temporal, resultaba la ideal para el desarrollo de la historia), quien debe detener un atentado en contra de David Palmer, el primer candidato afroamericano con posibilidades de ser el próximo presidente de EEUU, a la vez que debe rescatar a su propia familia (esposa e hija) de los mismos terroristas que planean dicho atentado.

Una trama tan sencilla y repetida se hace novedosa gracias al tratamiento de la historia, que no deja cabos sueltos, y al elemento del tiempo real, representado en el reloj que aparece en los momentos precisos. El uso del tiempo acá se hace importante para obtener momentos de tensión. Cosas tan simples como una espera en auto o el traslado de un lugar a otro desencadenan giros dramáticos relevantes.

Lo importante de la primera temporada fue que los creadores y escritores trataron de mantener todo lo que ocurría dentro de la serie en forma más o menos realista: Bauer no aparecía como superhéroe típico de las series de acción gringas, los conflictos familiares estaban bien planteados (no molestaban ni sobraban dentro del desarrollo de la trama), y el peligro podía estar en cualquier lado, incluso dentro de la misma CTU. Se cuidó muy bien el no establecer de inmediato caras enemigas reconocibles y darle ese tono de realidad que aterrizaba bastante su desarrollo.

Incluso su impactante e inesperado final es consecuente al desarrollo de la trama en su totalidad, lo que le hubiese dado un broche de oro a la serie si se hubiese planteado solamente realizar una única temporada. Pero la creciente audiencia y la aceptación casi unánime de la crítica permitieron que continuara para una segunda.

Para la segunda temporada, el peligro lo traía la amenaza de una bomba nuclear y el regreso a regañadientes de Bauer a la CTU para detener la crisis. Si en la primera temporada se puede notar una división de la historia en dos partes o conflictos, acá los escritores decidieron plantear una única espina dorsal de 24 capítulos llenos de acción constante y adrenalina al máximo, que sacrificaron un poco el desarrollo dramático para darle paso a las emociones puras. Y se logró un resultado tan novedoso como el de la primera temporada, aumentando la audiencia y dando el pie para una tercera temporada.

Para la tercera temporada se intentaron mezclar aspectos de las dos anteriores: el desarrollo dramático y complejo de la primera con la acción sin respiro de la segunda, entregando la que es considerada por muchos la mejor de las temporadas de la serie. Si bien se intentó darle unidad a cada capítulo individual, se lograba mantener la tensión global. Sin embargo, se ha perdido el toque realista debido al perfil de "superhéroe siempre efectivo al que no le entran balas" que ha adquirido Bauer con cada temporada que pasa.

Ahora 24 ya es una carta segura para FOX. Y con la llegada de la cuarta temporada vino, lamentablemente, la instrumentalización de la serie para justificar la administración Bush: apologías a los métodos de interrogación, definir con una cara concreta al mal, justificar las medidas extremas. La serie ha pasado a ser un vil instrumento del poder para justificar su política exterior, a diferencia de las primeras 2 temporadas, llenas de críticas al gobierno.

Ya se ha confirmado una quinta temporada de 24. Si algo de sentido común y riesgo les queda a los creadores, la quinta debería ser la última. Y darle un fin digno.



Sábado 24 de junio de 2005:

Un poco sobre la guitarra de 12 cuerdas.

Vengo tratando de conocer la guitarra de 12 cuerdas desde hace un poco más de 8 años. Desde el día que la tengo, un Jueves 6 de febrero de 1997. Estábamos de vacaciones en el norte y pasamos a uno de los puntos obligados si estás en Iquique: la ZOFRI. Tenía ganas de tener una acústica. Y, al ver esa maravilla de 12 cuerdas, me enamoré. Me la compraron de una.

Recuerdo que los primeros meses fue complicadísimo acostumbrarme al hecho de que me enfrentaba al doble de esfuerzo. Recién estaba aprendiendo a tocar guitarra y se hacía aún más complicado el practicar con seis pares de cuerdas. A los 2 meses de tener la guitarra, se cortó la cuerda más delgada. Rápidamente, saqué todas las cuerdas que "sobraban", dejando esa enorme guitarra con, apenas, seis cuerdas, las "normales".

Me tomó aproximadamente unos 9 meses el comprender la lógica de una guitarra de 12 cuerdas, momento en el cual decidí cambiar las cuerdas que había dejado y poner un juego nuevo. Y fue un enorme desafío el volver a intentar aprender a tocar bajo ese esquema. Gracias a los dos tipos que ven en la foto pude comenzar a comprender los misterios de las 12 cuerdas. Gracias a George Harrison y Roger McGuinn.

George Harrison cayó enfermo durante la primera visita de The Beatles a los Estados Unidos. Mientras John, Paul y Ringo se tomaban unas fotos publicitarias (y con muuuuuchas chicas mirando) en el Central Park, el joven Dark Horse se quedó recuperándose para la importante presentación de los Beatles en el Ed Sullivan Show. Estando en reposo, recibió la visita de gente de la marca de instrumentos Rickenbacker, quienes le ofrecieron una guitarra modelo 360... de 12 cuerdas!!!! George la compró de inmediato, intrigado por el sonido que podría lograr. Las primeras muestras de la inclusión de esta guitarra se escuchan en A Hard Day´s Night: el inolvidable acorde del comienzo de ese temón lo hizo con las 12 cuerdas.

Roger McGuinn fue al cine con David Crosby y Gene Clark, sus compañeros del trío Folk con el cual recorrían el Greenwich Village de New York presentándose en clubes. Fueron a ver la película sensación de ese momento, A Hard Day´s Night. A los tres les gustaba la música que hacían los chicos de Liverpool, pero no habían escuchado los nuevos temas todavía. McGuinn quedó de inmediato impactado por ese célebre acorde de apertura. En ese momento, decidió cambiar su guitarra acústica de 12 cuerdas y su mandolina por una guitarra eléctrica Rickenbacker de 12 cuerdas. No eligió el mismo modelo que Harrison lucía en la película, sino el 370, con 2 cápsulas más. Entusiasmados por el sonido Beatle, el trío de Folk decide convertirse en un grupo de Rock. Se buscaron un bajista y un baterista, Criss Hillman y Michael Clark (respectivamente), y se eligieron un nuevo nombre: The Byrds.

McGuinn siempre quiso tocar los arreglos del Folk en clave de Rock. Y algo de eso veía en los cambios de los temas de The Beatles. Tuvo la ocurrencia de tratar de arreglar un tema aún nuevo de Bob Dylan, llamado Mr. Tambourine Man. Resultó una increíble melodía, en la que había varios elementos a destacar: la intro de arpegios en 12 cuerdas, la armonías vocales cortesía de Crosby y una compleja letra entregada en una melodía pegajoza y llegadora. Nacía el Folk Rock y pronto se levantó a The Byrds como "la respuesta americana a The Beatles", algo que siempre les incomodó. La realidad mostraría que ambos grupos se respetaban entre sí.

Al poco tiempo, George Harrison se metió de lleno en la música hindú, comenzando a tocar el sitar y cambiando su estilo de vida. Al mismo tiempo, McGuinn siguió explorando las distintas alternativas que le ofrecía el uso de la guitarra de 12 cuerdas. Él mismo desarrolló varias mejoras a la guitarra, con el fin de lograr distintos sonidos. Gracias a ello, comenzó a aparecer el elemento sicodélico en la música de The Byrds. Todo con su guitarra de 12.

El destino siempre los ha acercado a Harrison y McGuinn: su búsqueda de raíces, su rescate de temas de Dylan, su influencia en Tom Petty. Acá los pueden ver en una foto, probablemente tomada a comienzos de los 90, sosteniendo la guitarra que marcó una parte importante de sus vidas.

Gracias a ellos es que puedo seguir tocando esa enorme guitarra de 12 cuerdas. Gracias a lo que ellos hicieron es que muchos de nosotros podemos seguir explorando las infinitas posibilidades que nos ofrece una guitarra de 12 cuerdas.



Miércoles 22 de junio de 2005:

Get Behind Me Satan.

Después del exitoso y consagratorio Elephant, a The White Stripes quizás les esperaba decaer a las ruinas habituales a las que suelen caer prácticamente todos los nombres que alguna vez estuvieron "en boga". Sin embargo, las modas pasan y la calidad queda.

Incluso aquellos que han vendido millones de discos y han sido difundidos hasta lugares insospechados, todos ellos no logran sobrevivir si su siguiente entrega decepciona y no los hace crecer. Darles ejemplos de casos así harán que se agoten de inmediato los 5 mil caracteres que da esto para escribir. Y se harían pocos.

Ese era el único temor que podíamos tener frente al nuevo trabajo de Jack y Meg White. Pero, al ser probablemente el mejor grupo de los últimos 5 años (¿alguien quiere decir lo contrario? :p), no nos podían salir con algo flojo y cómodo como una repetición monótona y pálida de toda esa fuerza que les hemos visto siempre. Del cómo son capaces de llenar un lugar repleto de gente con su potencia y revisionismo minimalista de lo más esencial a la hora de tocar Rocanrol fuimos afortunados testigos en su espectacular presentación en nuestro Estadio Víctor Jara. Un show lo suficientemente cautivante como para convertir a los no creyentes. Y ahí pudimos escuchar (y ver) algunas canciones nuevas, que eran capaces de cautivar de inmediato y que tenían elementos nuevos dentro de la estructura del grupo.

De eso está lleno el quinto trabajo de The White Stripes, Get Behind Me Satan.

El nuevo disco salió a la venta a comienzos de este mes y se ha manteido entre los más requeridos. Nada nuevo, si consideramos la alta expectativa que se había generado. Pero el disco logra cumplir y entregar muchísimo más de lo que se le podía pedir. Con Get Behind Me Satan, el dúo logra ampliar el espectro de revisionismo y rescate de las raíces. Y, curiosamente, hicieron un gran esfuerzo al lanzar una obra íntegra, en el que la suma de sus elementos hace más que sus partes por separado. Algo loable, en medio de este mundo mandado por los singles pegadizos de un disco que no tiene mayor aporte que hacer.

Acá, los White Stripes rescatan la tradición del Álbum Blanco y del Exile On Main Street y del Blonde On Blonde: hacer obras íntegras y completas, repletas de visiones y "estilos", un verdadero paseo cultural por todo el espectro popular. Acá no hay tantas guitarras poderosas como en las entregas anteriores, pero sí hay pianos imponentes, mandolinas llenadoras, y hasta cilófonos que son perfectamente capaces de llenar un salón con sus ondas.

El disco parte con el que es el primer single, Blue Orchid, con Jack White cantando en falsete y con un espectacular Riff guitarrero (by the way... el video está bellísimo, gracias al característico punto de vista de Floria Sigismondi). Se pega una relajada súbita al llegar el siguiente tema, el bello The Nurse, que hace un perfecto contraste entre la dulce melodía y la catarsis de poder de batería, cortesía de Meg, en una estructura sin coros. El disco vuelve a tomar fuerza, y esta vez de la mando de un piano sólido y un coro pegadizo de Jack, en My Doorbell, haciendo un contraste con las dos primeras canciones. La magia continúa con una balada preciosa, Forever For Her (Is Over For Me), cantada apasionadamente por Jack White, uno de los puntos altos del album.

El Bluegrass llega junto con Little Ghost, una de las más energéticas del disco, que parece sacada de comienzos de los años 30. Esa energía da el paso a un twist de la negación en, precisamente, The Denial Twist, con una fascinante letra de reafirmaciones. La atmósfera se torna introspectiva con el piano de White Moon, dedicada a la diva del cine de los 40, Rita Hayworth. De la melancolía a la potencia, un solo paso: Instinct Blues, con lo mejor de la tradición a-la-White-Stripes dlos dos previos discos. Y un interesante y breve consejo cantado por la dulce Meg en Passive Manipulation.

El fantasma de Hayworth vuelve a aparecer en la exquisita Take Take Take, con varios cambios de tempo entremedio. Le sigue una de ms favoritas del disco, Ugly As I Seem, en donde Jack White se luce con una guitarra folkie media Buffalo Springfield y espíritu Dylan de por medio. A continuación, otro momento clásico de marca registrada de los White Stripes, con Red Rain, suficiente como para contentar a lso fans de siempre. Para el "grand finale", un piano atemporal en el delicado I´m Lonely (But I Ain´t that Lonely Yet), rescatando la mejor escuela, con una melodía Country sacada de lo más elemental de los libros, lo suficiente como para sostener una bella tonada de cierre.

Así como están las cosas, The White Stripes confirma su importancia dentro del Rock y se asegura un lugar junto con Beck, otro genio de mirada amplia y revisionista. Y se les agradece la genialidad.



Domingo 19 de junio de 2005:

Robert Johnson.

Contrario a lo que se podía pensar, las plantaciones d algodón no eran el destino de un joven llamado Robert Johnson. Nacido un 8 de mayo de 1911 de padres que alguna vez fueron esclavos y que se separaron antes de él nacer. Se crió con su madre llamada Julia y su hermana, quien comenzó a trabajar como empleada de los Spencer. Esta familia acogió a la joven madre con sus 2 hijos y le dio su apellido al pequeño Robert.

Siendo muy pequeño, mostró interés por la música. Ya le gustaba andar merodeando en el campo con una harmónica. Asistía al colegio, pero una rara enfermedad que el afectó uno de sus ojos el dio al excusa para dejar de ir a clases. Varios recuerdan a ese muchacho del "ojo malo" que deambulaba por ahí. Siendo un adolescente, supo por primera vez de su padre biológico y comenzó a llamarse a sí mismo Johnson. Fue en el mismo período en que empezó a tocar guitarra con creciente interés.

Como todo músico en ciernes, comenzó a preguntar por todos lados trucos y consejos para tocar. Lo aconsejó Willie Brown. Entre éste y la presencia de Charlie Patton, el joven Robert pudo comenzar a desarrollar un estilo y voz propios. La música era su pasión. Las mujeres, su perdición: teniendo pinta, se el acercaban mucho; y él no podía sacarles sus manos de encima. Muchos amoríos tuvo anamtes de casarse en 1929 con una joven de 16 años llamada Virginia. No podía sentirse más orgulloso, ya que su ella esperaba su primer hijo. Lamentablemente, ella y la criatura murieron en el parto. Esto devastó su mundo y lo impulsó a volcarse de lleno a la música.

Muchas de esas primeras letras son una emzcla de amargura y desengaño: "I got rambling on my mind / hate to leve you my babe / but you treat me so unkind"; "And I feel so lonesome / you hear me when I moan"; "Well, It´s hard to tell when my love´s in vain". Así de descarnadas eran sus líneas. Y su música, crudísima. Decidió seguir a su ídolo Son House a todas partes para aprender de él. Comenzaba a presentarse y a tocar varias canciones de House. Pero no le estaba dando muchos resultados y Robert comenzó a sentirse atrapado en un destino que no podía manejar. En ese tiempo, se casó por segunda vez con Callie, una mujer mayor que él. Ella lo adoraba.

Robert alternaba su tiempo entre el trabajo en el campo y la práctica con su guitarra. Al momento de presentarse, la gente podía darse cuenta del innegable talento que tenía en esa guitarra y las fuertes emociones que desprendía su apasionada entrega. Muchos pensaban que había algo raro en tanto talento. Así comenzóa a desarrollarse toda una leyenda en torno a su persona: que había vendido su alma al diablo en un cruce de trenes en medio del Mississippi para poder tocar como nadie antes lo había hecho. Robert no afirmaba ni negaba esta teoría, pues le ayudabna a crear interés sobre su acto. Sin embargo, alimentaba esta leyenda con sus propias letras: "I went down to the crossroad / fell down on my knees /Asked the lord above ´Have mercy now / save poor Bob if you please`"; "And the days keeps on worryin me / theres a hellhound on my trail"; "I said, ´Hello, Satan,` I believe it`s time to go.` / Me and the Devil / was walkin` side by side". Pronto se corrió la voz y,d e la noche a la mañana, Johnson era toda una "estrella" dentro del circuito de clubes rurales. Tristemente, su esposa cayó enferma y murió. Al tiempo espués, coemnzó a convivir con una mujer y su hijo, de quien se volvería su mentor.

Para mediados de los 30, Robert ya era un músico consumado. Y se buscó la forma de poder grabar sus composiciones. Lo logró en cinco breves sesiones: 23, 24 y 26 de Noviembre de 1936; 19 y 20 de Junio de 1937 (hace exactamente 68 años). Para la primera sesión llegó con su gastada Gibson acústica y tocó dando su vista hacia la pared. Se dice que fue por su timidez, aunque es más confiable afirmar que fue para aprovechar mejor la acústica de aquella vieja oficina de Dallas.

Dejó a la mujer con al cual vivía en medio de una de sus giras. Y su obsesión por las mujeres siguió. Y fue su perdición. La noche de un 16 de agosto de 1938, Robert murió, supuestamente, envenenado por un trago. Ese veneno lo habría puesto un marido celoso, quien había descubierto el engaño y quería cobrar venganza. La leyenda prefiere contar que el diablo "cobró su alma" y se llevó a Robert al otro lado.

Para fines de 1938, John Hammond buscaba desesperadamente a ese legendario guitarrista Johnson para firmarlo en su primer sello. Nunca lo encontró. Recién en 1961 aparecieron algunas de esas grabaciones que realizó en Dallas.

Revisen esas 29 canciones. Están todas disponibles. Y podrán concluir bajo su propia percepción si la leyenda es cierta.



Viernes 17 de junio de 2005:

Deviles & Dust.

El pasado 25 de abril salió a la venta el que es quizás uno de los discos más honestos y desgarradores como cantautor dentro de la carrera de Bruce Springsteen. De alguna forma, retoma la mística y la frescura de su debut de 1973, Greetings From Asbury Park. En ese primer disco, Springsteen era un joven esforzado de New Jersey, que tuvo la suerte de poder pararse sobre un escenario y expresarse de una manera cercana y sencilla. Todo lo que hacía en esa primera etapa tenía una esencia de "madera": realidad, introspección, consciencia de entorno.

La mayoría de estos elementos los ha mantenido durante toda su carrera, pero es recién en los comienzos del nuevo milenio en que la pluma de Springsteen "vuelve a sus raíces". Ya lo mostró con su regreso junto a la E Street Band en The Rising y su aguda y sentida reflexión sobre el 11 de septiembre desde la perspectiva del gringo promedio. Es, sin dudas, el mejor disco desde Nebraska, de 1982.

Ahora Springsteen, como buen representante del gringo que no se compra todo lo que le dice la gente de turno en el poder de su país, apunta sus dardos contra la administración Bush, la invasión y la guerra en Irak y el cambio de posiciones en el pueblo norteamericano (aunque sea sólo la mitad de la población). Lo hace por medio de desgarradores retratos de realidad: en las nuevas canciones aparecen las voces de los veteranos, los jóvenes que son enviados a morir por el petróleo, la miseria que se vive dentro y que los medios tapan con propaganda exitista. Como lo dice el mismo Springteen, el nuevo disco trata de historias "individuales de personas que luchan con sus demonios y la música va por debajo como una metáfora. Una parte de la canción transcurre en el oeste, en un entorno rural donde la gente vive con sus confusiones, a veces bien y otras de forma trágica". Para esta ocasión, Springsteen prefirió grabarlo en solitario y no con el apoyo de su E Street Band.

El disco abre con los fuegos que trae la reposada y profunda canción que el da título. Acá se cuenta la historia desde los dos frentes de lucha en pleno conflicto, en donde ambas partes matan "en nombre de Dios". "Fear`s a powerful thing / It can turn your heart black you can trust / It`ll take your God filled soul / yAnd fill it with devils and dust" reza Springsteen en el coro, como exponiendo un mismo sentimiento en bandos contrarios. Sigue con All The Way Home y sube el tempo, manteniendo la línea del The Rising.

La temática de la tercera canción del disco fue motivo suficiente para que la cadena de café Starbucks rechazara vender los CDs en su apratado de música. La letra de Reno es cruda y real. Trata sobre un encuentro con una prostituta. "´Two hundred dollars straight in, two-fifty up the ass´ she smiled and said... She poured me another whisky, said, ´here`s to the best you ever had`... It wasn`t the best I ever had, not even close" cuenta el protagonista de esta descarnada historia.

El panorama se ilumina un poco con la llegada de Long Time Comin´, y la primera vez en que Springsteen usa la palabra "fuck" dentro de una canción; y el tema no es nuevo, pues lleva unos 10 años, desde la época del acústico e introspectivo The Ghost Of Tom Joad. La calma vuelve de la mano de Maria´s Bed y su "I was burned by the angels, sold wings of lead / Then I fell in the roses and sweet salvation of Maria`s bed".

En Silver Palomino cuenta la historia de un chico de 13 años que tiene que lidiar con la pérdida de su madre; "As I rise higher I can smell your hair / The scent of your skin, mother, fills the air" dice el chico con verdadero sufrimiento. EL disco sigue con una canción que va ligada a la anterior, Jesus Was An Only Son, en donde Springsteen le da otra vuelta a la relación fraternal de Jesús con su madre. En Leah, Springsteen acentúa ese siempre presente feeling Gospel que le da a sus composiciones, con una letra de esperanza en una vida mejor; quizás un poco idealista, pero convincente.

Le sigue otro tema viejo, The Hitter, bajo el mismo prisma introspectivo de lo que hacía por esos tiempos. Acá es un boxeador el que cuenta si vida, y la extraña sensación de matar por entretenimiento para otros; una vida dura que va contando en una especie de carta a su madre. Ya en los descuentos del disco, viene el rockabilly acústico de All I´m Thinkin´ About, con coros y un falsete de por medio. EL disco cierra con un descarnado relato de muerte y desesperación en Matamoros Banks, una oración en memoria de un inmigrante que no logra cruzar el Río Grande.

Cincuenta minutos son los que han pasado en total. Uno de los mejores discos de lo que va del año, que trae al viejo Springsteen de vuelta con todo. Se le agradece.



Martes 14 de junio de 2005:

Chuck Berry.

Lo único que escuchaba Chuck mientras hacía sonar esa guitarra eran los regaños de su abuela: "¡Si sigues tocando esa cosa, te la pondré de sombrero!", exclamaba la ya senil y cansada mujer, sufriendo esos estruendos sonoros que salían del precario amplificador.

Chuck llegó a la casa de su abuela con un nuevo "juguete" que había recibido para su cumpleaños: una guitarra eléctrica de marca hechiza y un amplificador de la misma "línea". Se le daban muy bien los ligados y los cambios de tres acordes. Rocanrol en su estado natural, cuando ni siquiera estaba bien definido qué es lo que era. Como Chuck aprendió a tocar por su cuenta, le costaba mucho sacar cosas complicadas, básicamente porque no sabía leer ni escribir música. Todo lo tocaba de oído. Pero tenía buen ojo y unn particular sentido del humor que lo plasmó en novedosas letras sobre sus intereses: la guitarra, las chicas y los autos.

Aunque a su abuela no le gustaban los chirridos de su descendencia (y menos ahora, con una batería y un bajo que se le sumaron a la causa), quiso ayudarle a conseguir un lugar para tocar. Y ella tenía contactos con un local del centro. Les consiguió audición y quedaron, no por su pericia (que era casi nula), sino porque no había ningún número más por presentar. Los chicos aceptaron emocionados la oferta. Y debutaron en escena la segunda semana de enero, en plena temporada veraniega.

En el debut de su flamante banda, tocó sólo canciones de su autoría. Si bien todas eran parecidas, derrochaba energía y poder en esas seis cuerdas. Se echó al público en su bolsillo con sus relatos de citrolas, chicas en el autocine y guitarristas en ciernes, como él mismo. La gente se puso a bailar y rápidamente se corrió la voz de la nueva sensación del lugar. En especial, su relato que jugaba con la realidad y la ficción, ese que se llamaba "Johnny B. Goode", tomando el nombre de unos consejos que recibía de su abuela antes de salir. Hasta osó a desplazar a Beethoven y rockearlo en un 2X2. Cambió su destartalada guitarra por una flamante Gibson E-355 roja, modelo que conserva hasta nuestros días.

Un día de esos lo fue a ver su polola, la bella Maybelline. Su relación no andaba nada de bien. Ella decidió terminar. Él no lo aceptaba: sospechaba que no estaba siendo sincera con él, confirmándolo al verla de lejos con otro tipo en un auto lujoso, un Cupe De Ville. Quiso desafiar a ese aparecido de la nada en una competencia de autos, pero no lo logró. Al final, escribió unas cuantas líneas y le dedicó una nueva canción a su ex. "Maybelline, ¿por qué no puedes ser sincera? Comenzaste a hacer lo que solías hacer" le dedicaba el dolido Chuck. Curiosamente, la música que acompañaba esas lloronas palabras era demasiado alegre y contagiosa como para deprimirse por su amarga letra.

Algo en lo que fallaba Chuck era en su baile. Si bien hacía un curioso y celebrado "paso de pato" mientras tocaba, era incapaz de llevar a una chica a la pista de baile y desempeñarse con relajo ahí. Observó a la distancia cómo una chica audaz en la pista despachó a su pareja y lo ridiculizó por sus torpes pasos de baile. La esquiva Carol, de "dulces dieciséis" como la describía este guitarrista, exigía que su pareja en el baile fuese igual de aventajada que ella. En base a eso, Chuck le escribió unas palabras en un papel que el hizo llegar "aprenderé a bailar aunque me lleve noche y día" . Por supuesto que no lo hizo. Y la línea la hizo canción.

Todo esto pasaba cuando lo que hacía era algo nuevo. Nadie había oído de semejante música antes. ¿"Cómo se llama eso que tocas?", le preguntaban a menudo. "Simplemente, música de Rocanrol", les contestaba entre cohibido y desafiante, tan contradictorio como la vida misma. No pasó mucho tiempo antes que comenzara a presentarse en especiales de radio, en particular en uno que originalmente se llamaba "El Show del Perro de la Luna", donde todos estos nuevos especimenes raros llamados rocanroleros tenían su espacio para promocionarse. El programa creció como una bola de nieve, llegando a organizar eventos grandes en los teatros. Los chicos reaccionaban con euforia, destrozando los asientos, al igual que con las butacas del cine cuando exhibían películas en la que todos estos rocanroleros aparecían tocando.

Pero a Chuck le cortaron el viento que impulsaba sus alas antes de tiempo. Cayó en prisión por un confuso incidente con una chica y las líneas fronterizas. Fue víctima del sistema, que quería bajarle revoluciones a toda esta nueva generación de la que Chuck era su mejor y más representativo exponente.

El tiempo le daría la razón a Chuck y sus compañeros. Acá lo ven, inmortalizado en sus días mozos.



Domingo 12 de junio de 2005:

Pink Floyd se reune para el Live 8 (segú Reuters).

Todos aquellos que tenían sueños húmedos cada vez que pensaba en ver juntos nuevamente a los 4 miembros clásicos de Pink Floyd, podrán ver sus sueños hechos realidad y sus fantasías más ocultas de melómanos obsesionados con la reunión más esperada después de la de The Beatles. Es más; los fanáticos de Pink Floyd tenían muchas más posibilidades de que ver realizada esa fantasía que los beatlemaniacos, pues no hacían falta dos balas para cumplirlo. Sólo buena voluntad.

Esa buena voluntad llegó. Así por lo menos lo dicen las últimas informaciones al respecto, ya que es muy posible volver a ver sobre un mismo escenario a Roger Waters, David Gilmour, Richard Wright y Nick Mason. Como en los viejos tiempos, cuando se convirtieron en la banda más grande del planeta, allá por los 70s. Llenando estadios, vendiendo toneladas de discos, creando íconos pop y culturales bajo su particular prisma (el lado oscuro de la luna, los cerdos voladores, el muro, los martillos marchantes, las pantallas circulares, y tanta chuchería más).

Este verdadero milagro en la escena de la música popular se da en el contexto del festival Live8, por obra y gracia del santo Bob Geldof. A 20 años de aquel recientemente revisitado Live Aid (by the way, Led Zep nos debe una explicación por no autorizar su inclusión en el DVD :p). El mentado festival, que se realizará a principios de julio en cinco ciudades alrededor del orbe, tiene como objetivo hacer un llamado de atención a los líderes del G8 (y no a sus secretarias o subalternos de turno) para, de una vez por todas, comprometerse a terminar con la miseria del tercer mundo. Geldof tiene bien claro que, por su cuenta, no pueden hacer mucho, por lo que necesita el compromiso de todos los Bush, Blair, Puttin, Berlusconi, Chirac, Koizumi, Schröder y Martin del mundo. Por lo menos, del mundo desarrollado y "poderoso", que bien podría dejar el egoísmo de lado y condonar y no condenar la deuda de los países más pobres.

¿Hay que hacerse muchas esperanzas de que esta reunión perdure en el tiempo y que tenga como fruto un buen disco? NO!!!!! Hay que dejar eso bien en claro. Lo dice el propio Gilmour: esto es sólo por la causa benéfica que los ha convocado. Con eso basta para dejar los infladísimos egos de lado y tocar juntos, aunque sea sólo por una noche. Ya sabemos que la magia se ha ido. Sería iluso pensar que se dará lo mismo de hace treinta años atrás. Y, si se da la prácticamente remota posibilidad de que trabajen juntos, seguramente será sólo para llenarse los bolsillos con el dinero que les darán legiones de ovejas pertenecientes al rebaño Pink Floyd.

No se sorprendan. ¿Acaso no han leído las letras? ¿No han entendido sus mensajes? ¿O sólo ocupan los discos como distractores de la cruel realidad? Si se dan el trabajo de hacerlo, no será difícil darse cuenta de que todas, y absolutamente TODAS las posibilidades de un nuevo álbum de canciones inéditas es imposible. Pink Floyd llegó al extremo de prescindir de la opinión de la audiencia para seguir haciendo cosas. Y, en ellos, este sentimiento es genuino, y no una mera pose, como muchos artistas que se llenan la boca de que son artistas "independientes" y viven atormentados por no conseguir nunca la aprobación popular por lo que hacen. Así que ya lo saben: los Pink Floyd no se reunirán para darles en el gusto a su legión de fanáticos obsesivos.

Cuando los grupos deciden separarse, lo hacen y ya. Debería ser para siempre. Como lo fue con Led Zeppelin (aunque a Page le duela el no poder tocar con Plant y Jones), The Police (Stewart Copeland no aguantaba más los combos de Sting :p), MC5 (habría sido contradictorio con su perfil revolucionario y radical) y otras miles de agrupaciones que no recuerdo en este minuto (soy humano, como ustedes). Ya que, cuando se juntan treinta o cuarenta años después, las razones para hacerlo no son tan pristinas como las originales. Están contaminadas por el dinero, la ambición y la añoranza de aquellos días en que eran los reyes del mundo.

Ojo, no por eso ignorar estas reuniones. Sólo debemos tener siempre en mente que son pasajeras. Ojalá que sea cierto. Si no lo es, culpen a Reuters. El Sábado 2 de julio sabremos si esto es verdad o no.




Viernes 10 de junio de 2005:

James Taylor.

La pega del cantautor debe ser de las más maravillosas que existen. Especialmente si se es capaz de transmitir emoción en su estado más sincero con sólo una guitarra y una voz.

Yendo a las raíces de lo que conocemos como música popular contemporánea, ese fue el principio de todas las imágenes que asociamos con la entrega nás sencilla y cruda de una voz con significado. Si se hace de verdad y con verdadero sentimiento, se puede llenar un salón completo de energía. Y la gente es capaz de identificarse con lo que tú logras entregar. Eso quizás pasaba en un comienzo con el joven desgarbado y encogido que ven ahí en la foto, con un semblante triste. Ese es James Taylor.

Sé que hay ejemplos mucho mejores para dar a la hora de hablar de buenos cantautores. Nombres más familiares a nuestra inconsciencia colectiva, y que incluso han hecho aportes mucho más significativos para el desarrollo de la música popular y el Rock en particular. Yo mismo defiendo por sobre todos a Bob Dylan, por lo completo de su entrega, o a Neil Young por lo prístino de sus arreglos. E incluso a lo que ha hecho Paul Simon. Hasta lo que le he escuchado a Randy Newman, quizás uno de los letristas más ácidos que hace música en clave de vaudeville de los 30, logran entrar en la categoría de notables, y todos ellos merecen su análisis. Pero, en esta ocasión, quise defender a este songwriter en particular. Es uno de los buenos ejemplos de sensibilidad lítica efectiva y reposada mirada musical. Podemos tildarlo de excesivamente relajado, pero es capaz de crear atmósferas sutiles y elegantes gracias a su particular mirada.

Sin duda, lo más notable de su obra lo escribió y grabó a comienzos de su carrera. Recordemos que partió en el sello Apple, la célebre disquera que manejaban The Beatles en su intento de "diversificar" sus actividades y comenzar algo que hoy es cada vez más habitual y una alternativa válida, la autogestión. Taylor fue llevado por Peter Asher, ex-"cuñado" de Paul McCartney. Justo en un momento complicado en su vida, con una creciente drogadicción sin haber cumplido todavía los 20 años. Grabó Something In The Way She Moves (si se acuerdan los que vieron el capitulo 7 del Anthology de los Beatles, en el segmento de Apple sale un pedazo de video con Taylor interpretando el tema con sólo una guitarra), la que formó parte de su primer disco, James Taylor, el que incluía también una emblemática canción sobre la nostalgia de un grungo en medio de Europa, de esos chicos que buscan su rumbo entre tantas vueltas que dan siendo tan jóvenes, siendo incapaces de seguir. De eso hablaba en Carolina In My MInd, una de sus mejores canciones, en la que tocó el bajo el beatle Paul. A fines de 1969 hace el cambio una multinacional, con Asher de manager y en Warner, comenzando una nueva etapa, ya rehabilitado y con nuevos bríos.

Lejos, el disco más representativo de esa época es Sweet Baby James, con una portada en la que Taylor mira fijo hacia la lente, en el fondo mirando fijamente hacia afuera. Compuesto por temas escritos entre EEUU e Inglaterra, mantiene la línea melancólica y profunda de su debut homónimo. En este disco se incluye una de las marcas registradas de Taylor, el perfecto Fire And Rain. Además de otras perlas, como Sweet Baby James, la bluesera Steamroller y su versión para el tradicional Oh Sussanna. Después llegó el disco Mud Slide Slim And The Blue Horizon, del cual destacan la ya clásica canción original de Carole King, You´ve Got A Friend, además de las hermosas Long Ago And Far Away y You Can Close Your Eyes. Después de esos álbumes, la carrera de Taylor se afirmó y logró consagrarse como uno de los cantautores de más prestigio. Además, ha sido un activista durante toda su carrera, participando en campañas antinucleares y liberales.

Como siempre ocurre, no se es profeta en su tierra. Y James Taylor vio el éxito primero en el Reino Unido. Si pueden, consíganse su presentación en la serie "BBC In Concert", específicamente el programa "James Taylor Sings James Taylor". Notable presentación de Taylor con sólo su guitarra. Si ven su look (casi el mismo de la foto que subí en esta ocasión), acuérdense de Cobain en el Unplugged de Nirvana: es lo mismo!! La misma actitud, la misma atmósfera, la misma cercanía. Hagan el ejercicio y comprobarán lo que digo.

Taylor ha seguido sacando discos y actuando mucho en vivo. Claro que, desde un tiempo hasta ahora, su puesta en escena ha cambiado: se apoya de una banda y varios músicos para interpretar su variado y extenso repertorio. Sin embargo, logra los mejores momentos del show cuando aparece solo con su guitarra. Ya no mira con tristeza, sino con una sonrisa en el rostro, como agradeciendo el estar vivo y poder contarlo. Y eso siempre se agradece.




Martes 7 de junio de 2005:

Silver & Gold - 25 años.

No todos los días se nos da la oportunidad de contar historias sencillas y humanas. De esas que pasan todos los días, pero que nadie se da cuenta de lo maravillosas que son. Tal vez porque ya son tan cotidianas, que ya no asombran. Pero hay algunas historias sencillas a las que uno le debe la vida entera. Esta pequeña historia es una de ellas.

Carmen, una joven que criaba a su hijo de un matrimonio fracasado, trabajaba día y noche para subsistir. Sin el apoyo de su familia y con el fracaso matrimonial reciente, decidió no echarse a morir y luchar para criar a su pequeño hijo. Como lo hacen muchas jóvenes en nuestra realidad, ella trabajaba y estudiaba en la universidad. Sin las posibilidades de irse a estudiar Derecho, entró a Pedagogía en Talca; de esa manera, podía acomodar su tiempo y sus costumbres para criar a su hijo. A pesar de todas las dificultades, su enorme fortaleza le permitió darse nuevos bríos para seguir luchando por sobrevivir.

Héctor siempre fue un joven de muchos intereses: trabaja para mantener sus estudios desde los 15 años, se las arregló para cursar ciencias y humanidades al mismo tiempo en el colegio y entró a la universidad a estudiar Administración; durante su vida universitaria, se inscribió en cuanta actividad y taller pudo: cine, teatro, poesía... incluso se preparaba para ser sacerdote. De una familia de muchos hermanos, Héctor siempre miró el mundo más allá de su pueblo natal.

Héctor y Carmen se conocieron en el ambiente de trabajo. El joven ejecutivo de pocas palabras apenas dirigía la palabra a la secretaria de la oficina donde tenía que hacer trámites. Ella lo encontraba demasiado engreído de presencia. Si conversaban, era sólo de cosas relacionadas al laburo. Una relación de trabajo, en la que no compartían nada más. Con el tiempo, comenzaron a conversar un poco más, pero nada como para cultivar algo más. Los dos estaban demasiado ocupados como para mostrar otro interés. Así fue durante más o menos 3 años.

Las cosas comenzaron a cambiar en 1980. Héctor, a punto de convertirse en sacerdote, entró en el período en que los "sueltan al mundo" justo antes de recibir la orden. Un amigo en común lo invita a la fiesta de cumpleaños sorpresa que le tenían preparada a Carmen. Una fiesta sencilla y quitada de bulla, nada demasiado elaborado. Y en ese instante ellos pudieron compartir en una instancia distinta a la del trabajo. Y fue en esa conversa en la que encontraron muchas cosas en común: espíritu, sueños, formas de ver la vida. Lo que ambos tenían en común era el hecho de que luchaban a diario por valérselas por sí mismos desde muy temprana edad. Ella, casándose joven (de 14 años) y él trabajando para seguir estudiando. La vida no les había sonreído precisamente a estos dos jóvenes. Y lograron conectar por cosas no usuales.

No pasaron muchos días para que esa conexión pasara al lado sentimental. Encontraron cosas en el otro que no habían visto nunca antes. Comenzaron una relación formal y a verse todos los días. Compartían mucho tiempo juntos. Héctor, además, logró ganarse el cariño del hijo de Carmen. Todo les comenzaba a sonreír a esta pareja de jóvenes. Y decidieron dar el páso definitivo para consolidar su relación: decidieron casarse lo antes posible. Después de 3 meses de pololeo, se casaron en 2 días de junio.

La foto que hoy subí es de hace exactamente 25 años, de la ceremonia de matrimonio de mis padres. Ahí los pueden ver, una pareja de jóvenes que tienen toda una vida por delante. Hoy cumplieron 25 años de casados, toda una vida juntos, y dos hijos fruto de la relación. Han habido momentos difíciles, pero nunca se han dado por vencidos. Mantienen el espíritu joven de aquellos años y, sobretodo, una relación de total confianza. Son sus mejores amigos, sus confidentes, su apoyo para todo lo que emprenden. Lo que no tiene uno, lo tiene el otro. Se completan. Y aman a sus hijos por sobre todas las cosas, a pesar de lo mucho que éstos los hayan hecho sufrir.

En esta ocasión quise hacerles este regalo (primera foto que scaneo, jejjeje!!!) y darles las gracias. Gracias por enseñarme a luchar a diario por lo que creo. Gracias por estar siempre ahí cuando los he necesitado. Gracias por el apoyo incondicional a mis aventuras, a pesar de no estar de acuerdo con varias de ellas. Perdonenme si los he tratado mal o no he reconocido las veces que corresponde su importancia. Gracias por seguir juntos construyendo nuestra familia, la piedra de base de nuestras existencias.

25 años no se cumplen todos los días.

Feliz aniversario!!!





Sábado 4 de junio de 2005:

Revolver.

La importancia del año 1966 dentro de la historia del Rock es fundamental. Fue en ese año que se sembraron las semillas de lo que estallaría durante los 3 siguientes años para el desarrollo de esta naciente vía de comunicación y expresión. Fue en el transcurso de ese año que sucedieron algunas cosas que marcarían el curso de los hechos: Bob Dylan sufre un accidente en moto y se autoexilia para evitar la atención pública en las afueras de Nueva York; Brian Wilson toma las riendas creativas en The Beach Boys y lanzan el seminal Pet Sounds; The Rolling Stones triunfa definitivamente en EEUU gracias a lo sembrado por Satisfaction, y lanzan Aftermath; The Who consolida su maquinaria experta en singles de la mano del maestro Pete Townshend y clásicos de la talla de Substitute, I´m A Boy y Happy Jack; y The Beatles deciden cerrar un ciclo: a fines de agosto dieron su último concierto programado de su gira mundial, y sed ecidieron a darse un pequeño respiro antes de volcarse definitivamente al estudio y seguir explorando las infinitas posibilidades de creación.

Pero esta inquietud creativa siempre estuvo presente en su obra. Si somos precisos, se hizo evidente desde aquellas primeras incursiones en aspectos líricos y sonoros en algunos guiños en los temas de Help!. Ya se perfilaba el "prejuicio" de que Lennon era el maestro de las letras y McCartney el músico genial. La realidad demuestra que es mucho más compleja esta clasificación. Y Harrison veía l nacimiento de sus capacidades de buen compositor, pero con poca participación dentro de la cuota de autoría dentro del duopolio Lennon-McCartney. De este modo, salió a fines de 1965 el seminal Rubber Soul, fruto de sesiones enriquecedoras, en las que se las canciones salían a la orden del día. Composiciones cada vez más complejas y llenas de detalles, todo dentro del formato de canción y mostrando esa gran capacidad que tenían para ser una especie de "esponja" de todo lo que los rodeaba. Es por eso que me atrevo a decir que Revolver, del cual vemos su espectacular portada diseñada por su amigo de Hamburgo Klaus Voormann, es un disco que es capaz de reconstruir un paisaje completo debido a la variedad de elementos y "tendencias" que contiene.

El disco abre con la genial Taxman, quizás el rocanrol más efectivo que George haya escrito hasta esa fecha. Letra punzante y atrevida con un riff característico y solo demoledor, simplemente impresionante! Le sigue la enigmática Eleanor Rigby, una de las más bellas composiciones que Paul haya escrito durante su militancia beatle. Para el contraste, la ácida y lisérgica I´m Only Sleeping, en la que John incluye uno de sus nuevos "fetiches", la cinta al revés, que en este caso se presenta bajo la forma de un solo, dando un nuevo toque a una rítmica hipnótica. La atmósfera se fortalece con la llegada de Love You To, del cada vez más aventajado discípulo de la música hindú en que se estaba convirtiendo el Dark Horse. Dando un nuevo aire dentro de esta hipnosis sonora, llega la bellísima Here, There And Everywhere, otra canción de amor del dulce Paul. También de factura McCartney, le sigue Yellow Submarine, el himno preferido por los infantes y cantado por Ringo Starr, quien presta su caracterísitco timbre de voz para dar una de las marcas registradas del cuarteto. Cierra el lado A la eléctrica y poderosa She Said She said, cuya inquietante letra viene de una conversa de Lennon con Peter Fonda, en uno de esos carretes de la gira por EEUU el año anterior.

Abre el lado B la iluminada Good Day Sunshine, con exquisitos arreglos de teclados y piano, otra muestra del talento de sir Paul. Y de la luz pasamos al rojo vivo gracias a la intensa entrega de Lennon en And Your Bird Can Sing, la que fue mutando durante las sesiones de grabación (revisen la versión del Anthology 2 ;) ). Para mostrar otra veta dentro de este universo sonoro, irrumpe la melancólica y muy "McCartneana" For No One, con solo de viento incluido y arreglos aterciopelados. Le sigue la rockeraza Dr. Robert, que en la que Lennon tributa a aquel misterioso doctor que les dio a probar por primera vez el LSD. Continúa ese gran clásico de George llamado I Want To Tell You, confirmando que sus 3 canciones en este disco son un aporte demasiado valioso como para que quede de segundo frente a Lennon-McCartney. Le sigue la excelente y llena de Soul Got To Get You Into My Life, del maestro McCartney. Y cierra este maravilloso disco la inquietante y sicodélica Tomorrow Never Knows, de la mano de Lennon.

35 minutos de música increíble y seminal para el desarrollo del Rock y la música popular tal cual la conocemos. Sin duda, un disco de cabecera. Si no lo tienen,... consíganlo de inmediato!!!

1 comentario:

andréz canario dijo...

Eeeepa Hec!!!
Esto ya va tomando forma!
Bienvenido a este medio