domingo, diciembre 17, 2006

Sobre Fother Muckers en San Carlos y Pamela Jiles on my mind.


Volví hoy de San Carlos, a eso de las 2 de la tarde, molido por el viaje, que me lo pasé durmiendo tras el extenso carrete post tocata. Como Fother Muckers, la volvimos a hacer, a pesar de problemas con el sonidista de turno, el gran cáncer de prácticamente todas las sesiones en vivo (juntas, tocatas, shows de lujo y grandes conciertos) que nos toca presenciar en nuestra larga y angosta faja de tierra. Pero eso no debe empañar una gran excursión al pueblo de donde son oriundos leyendas como la querida Violeta Parar y los importantísimos Ángeles Negros. Deberían tener monumentos en el pueblo, y no alcancé a ver ninguno. Corríjanme si me equivoco en eso.

La foto que logré subir ahora me inquieta. Pamela Jiles sin maquillaje, con un vestido rojo bastante desagradable que dice “me vestí recién y qué”, mostrando su delgadísima pierna (con una rodilla marcada, como si hubiese estado apoyada mucho tiempo sobre ellas) y unos bototos firmes para patear culos en la calle, con una bandera de Chile colgada en su espada, a modo de capa. Sonriendo a la cámara (puta que es posera ella!) jejejeje), con la actitud de diva guerrillera siempre al pie del cañón. Esa foto, incluida en su columna del The Clinic especial que salió este Jueves (era que no iba a ser especial pue) me acompañó en el viaje en tren hacia San Carlos. Ver esa fotografía de Pamela la guerrillera de rojo me inspira, yendo al sur en un ferrocarril del Estado. En un Tren Al Sur, como escribió Jorge Gonzalez hace no tan mucho tiempo atrás.

Ver la foto me recordó algo que siempre ha estado metido en mi cabeza: ¡Me encanta Pamela Jiles! Me encanta ella, siempre me ha encantado, desde tiempos inmemoriales. De seguro la vi por primera vez en la tele cuando era yo un tierno pre púber de 9 años, quizás 10. Concretamente, en alguna emisión de ese nefasto show estelar llamado “Siempre Lunes”, el mismo que tenía como cortina la adaptación oportunista de “Monday Monday” de The Mamas & The Papas. Ahí al Jiles creo que hacía notas de no sé qué profundidad, usando chaquetas con hombreras y vestido, muy formal. Aún joven, aunque ni tanto, pues ya llevaba años de reporteo en su cuerpo, sobretodo en la resistencia, según cuenta. La resistencia, la querida resistencia. Donde el periodista se siente más a gusto, se supone. Donde se puede ejercer, aunque se arriesgue la vida, el que se la juega por completo a dar la visión que el oficialismo represor oculta bajo su yugo.

Ahí está Pamela, saltando como diva en la Plaza Italia...


En San Carlos nos recibieron como anfitriones los chicos de La Saint Charles Town (LSCT, que se pronuncia como “la San Charleston”), una verdadera orquesta de 7 integrantes, con bronces incluidos. Javier, el vocalista, fue el anfitrión estelar. El resto de los cabros, todos simpáticos. Acá no hay pose de rockstar desagradables ni egoísmos habituales que uno puede encontrar en la escena local. Acá todos trabajan juntos para un solo propósito: poder tocar, aunque cueste más que la cresta organizar y llevar a cabo como corresponde. Después de un almuerzo improvisado, los Fother Muckers en pleno no fuimos a encontrar algún lugar para tomar algo, y dimos con un restorán llamado “Santa Cecilia”, la patrona de los músicos. Mira tú.

De alguna manera, la calma de San Carlos me hace volver a pensar en Pamela Jiles. ¿Qué importa que te comportes como una diva odiosa, hablando como si estuvieses montada sobre un trono por encima de todos nosotros? ¿Qué importa que, en un deliro que da risa, pretendas darle un toque más “serio” a una weá tan insípida como es la farándula, en su pantalla diaria en SQP? ¿Qué importa que caigas en tremendas contradicciones vitales en más de una ocasión? ¿Qué importa si fuiste amante de un General del Ejército? ¿Qué importa que se las des de “seca” cuando más de alguien ha confirmado que eres una ineficiente que sólo se preocupa de mirarse al espejo y arreglarse? ¿Qué importan todas esos defectos que, a la larga, son las que te hacen humana y cercana?

Por esas cosas de la vida, encontré en mi casa el libro que ella escribió hace un par de años, “Fantasías Sexuales De Mujeres Chilenas”, ese que tiene en la portada un hermoso culo rozado con una pluma. Dicen que es el de la misma Pamela Jiles, pero ella no lo afirma ni desmiente. Una cuota de misterio no le hace mal a nadie, ¿cierto? No particularmente bien escrito, el libro es capaz de encender a cualquiera. Bien ganado el apodo de “la tetera de campo” tienes, bella Pamela. Después de leer ese libro, nos queda claro que te manejas muy bien en esas lides de las fantasías. ¿Imaginación o experiencia? Me inclino por al segunda, aunque quién sabe, en realidad. Tu divismo es algo que siempre ha estado en ti, pareciera ser parte de tu encanta. Que te la creas, que sí eres esa mujer madura de buena facha, que fue una niña de buena facha y una adolescente de buena facha en su pasado.

La tocata de ayer, a pesar de los problemas, fue increíble. La performance, a pesar de los infortunios de sonido, salió impecable, sólida y con mucha actitud. Como nos gusta. Como me gusta. Muchas gracias a los cabros de La Saint Charles Town por la hospitalidad. Y esperamos vernos pronto.

Yo, por mientras, sigo pensando en Pamela.

1 comentario:

Nata dijo...

No, ella no me gusta. En absoluto.

Tú, escribes muy bien. Reencuentros con tu blog. Lo prefiero a tu fotolog. A ver si sigo por acá. Novedades mías pronto.

Feliz Año 2007 Hectitor!

Nata