sábado, diciembre 23, 2006

Nuevamente Navidad.


Otra vez llegó la Nochebuena, el Christmas Eve que le dicen los gringos, el Hannukah de los judíos y la Pascua que mal llamamos nosotros por estos lados (¿acaso Pascua no es en Semana Santa :P?).

Y comienzan un montón de rituales que sólo se dan por estas fechas: armar arbolito de pascua, armar pesebres, armar adornos, enviar tarjetas, etc.

Y la gente sale a comprar como loca los regalos. Nunca aprenderemos que el verdadero sentido de la Navidad es compartir con tu familia, con la gente que quieres y con la gente con la que tú eliges pasar el resto de la vida. Pero no. Los cabros chicos presionan a sus viejos por regalos imbéciles. Los viejos e encalillan y se desesperan. Los viejos se angustian pensando en cómo conseguir lo que les piden. Y, milagrosamente, lo logran. ¡Los niños se darán cuenta de la angustia que tienen sus pobres viejos en los días previos a la Nochebuena?

Y la gente, esa misma que va desesperada a las tiendas a comprar, colapsa con los 30 grados que hacen acá en la capital. Menos mal que hoy refrescó su resto, pero en la semana era asfixiante el calor capitalino. Como siempre nomás. Acá, en vez de nieve, hay rayos de sol que queman si no te cuidas. En vez de chimeneas, ventiladores y artefactos de aire acondicionado

Y lo pobres gallos disfrazados de viejos pascueros sufren en esos hornos llamados trajes navideños, en el Paseo Ahumada y en Plaza de Armas, aguantando que los cabros chicos los cargoseen. ¿Cuándo llegará el día en que asumamos que no estamos en el hemisferio norte y que acá no hace frío, para no exigir más ese requerimiento de traje rojo abrigo de Viejo pascuero?

Y esos trabajos extras que salen para los estudiantes, donde los negrean durante las 2 últimas semanas del año. Todo pa tener algunos pesos para salir de vacaciones o para tener para el año. Lo que no es malo, salvo por el abuso que sufren. Debería haber buscado uno, pero no lo hice. En vez de eso, estoy haciendo radio en Diciembre. Me quedan 2 programas más, el del Miércoles y el del Viernes. Y de ahí, vacaciones de radio, jejeje. A buscar pega nomá.

Y se vienen los balances tipo “lo mejor del año” y todos esos ejercicios pajeros de graduar lo que recibimos. En mi programa, no haré un recuento con “lo mejor de…”. ¿Para qué? Eso no tiene sentido, y ya escribí al respecto el año pasado.

Y se vendría (si es que logramos organizarla rápida y efectivamente) una medio atrasada “peña navideña de los Fother Muckers”. Lo más probable es que sea a mediados de semana, en la tarde (tipo después de almuerzo, así de temprano), en el patio de una casa, y para la “congregación Fother Mucker”, como le gusta decirle Cristóbal a los amigos y cercanos a la banda. No pudo ser antes porque no conseguimos lugar. Esto de negociar con “neo hippies scumb” es una mierda. Sólo les importa el dinero a esos usureros. Aprendan y aprehendan de nuestros errores y eviten hacer negocios con ellos. Son de lo peor.

Y hay fiestas navideñas pro todos lados. Ayer fui a la Fiesta Weichafera, una bonita manera de los Weichafe para cerrar el año. Nada de tocata, siuno que fiesta. Wen ambiente, wena música y wenas vibras en general. Todo a cargo de Negro DJ, Marcelo barman y Angelo Droguen. Hubo una sorpresa en vivo con los Weichafe acústicos, interrumpida por la siempre impertinente fuerza policial, más conocida como “pacos”. Los llamaron los vecinos que viven aún en un toque de queda mental. En fin, siempre pasa lo mismo. Ayer, conversando con una chica, me di cuenta de lo pequeño que es el mundo. De lo condenadamente pequeño que es. Todo eso confirma mi teoría de que, en Santiago, todos estamos separados por no más de 2 grados de separación. Disculpen las redundancias lingüísticas, pero salió así nomá. En otra entrega, detallaré mi afiebrada teoría de los 2 grados de separación en Santiago.

Y se viene la cena navideña, esa que es como un anticipo del consumo de Año Nuevo, pero sin tanto copete. ¡Las cenas navideñas son muy la raja! Al menos como las hemos vivido nosotros. Mi papá tiene la mejor mano del mundo pa cocinar. Aprendió con mi mamá, y podría afirmar que es tan maestro como ella para la cocina. Todo un chef, jejejeje. Para mañana, debería haber pollo al horno y unas exquisitas papas mayo recién hechas. Todo gracias al talento culinario de mi padre. En su caso, la práctica hizo al maestro. Para cocinar como el tendría que hacerlo, al menos, unos 20 años. Debería pedirle clases.

Y se vienen las películas navideñas. Un par de recomendaciones. Scrooged, con el genial Hill Murria en una adaptación ochentena de Scrooged; y Die HArd, con el gran Burce Willis como john McClane, el policía común que se enfrenta a situaciones inesperadas. El antihéroe loser al que nos encanta ver diciendo “Yippee-ki-yay, motherfucker!!”. Si alguien ha visto la película con doblaje al español, de seguro se habrá cagado de la risa con los “maldito” que salen a cada rato de la voz doblada de Willis. Un clásico, sin duda.

Y se viene la calma en las calles. En Nochebuena, nadie sale a dejar la cagá carreteando. El que quiera carretear en estas fechas es un weon o tiene la desdicha de estar solo en este mundo. Como dije de entrada, estas fiestas son para compartir con tus seres queridos. Son para regalonear, para decir “te quiero” y para olvidarte por un momento que todo está mal y llorar de felicidad, como dice la canción por ahí.

¿Algo más? Ahh! Feliz navidad, cabros!!! Pásenlo bien y digan “te quiero” más seguido.

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