viernes, julio 27, 2007

Harvest.


El viejo y querido Neil Young siempre ha reconocido que puede hacer lo que quiera sin ningún tipo de presión gracias a lo que llegó a ser Harvest, la que muchísima gente considera su obra maestra. Este seminal disco de 1972 es, sencillamente, una impecable carta de presentación del viejo y querido Neil para cualquiera que no lo haya escuchado antes.

Ok. Muchas veces he admitido en estos mismos espacios que Neil Young tiene muchísimo material notable e indispensable, en todas las formas que podamos imaginar. Que solo, que con CSNY, que con los Crazy Horse… nombre cualquiera y siempre encontraremos algo. Nunca ha dejado de sorprenderme Neil Young, ni siquiera porque repita una estructura más de una vez. Eso da lo mismo, pues es la intencionalidad con la que lo escribe.

Me sorprende que Neil Young haya tenido mi edad cuando lanzó este pedazo de disco. Este discazo que se venía formando de extrañas maneras durante prácticamente todo el año de 1971 finalmente vio la luz en formato de vinilo a comienzos de febrero de 1972. Muchas de las canciones que componen Harvest ya tenían más de un año desde que el mismo Neil las estrenó en vivo, en formato solitario, a pura guitarra de palo o piano. Con Harvest, al igual que pasa con un Blond On Blonde del troesma Dylan o con un White Album de los Beatles, me encuentro con un verdadero compendio de música POPULAR. Acá hay de todo: piezas acústicas tan sencillas, luminosas y conmovedoras como complejas, encriptadas y desgarradoras; country que pareciera haber sido escrito desde el principio de los tiempos; orquestas majestuosa; electricidad que te logra empujar de tan solo sentirla cerca de tus oídos. Supongo que es sencillamente el reflejo de lo que puede pasar en mucho tiempo.

Para la hazaña de grabar estas canciones, Neil Young se fue a Nashville y armó una banda llamada The Stray Gators, con Jack Nitzsche al piano, el gran Ben Keith en la guitarra slide (quien sigue colaborando con Neil Young hasta nuestros días), el bajista Tim Drummond y el baterista Kenny Buttrey en la batería, y juntos fueron dándole forma a muchas de las canciones que definieron al Neil Young que más sonó en radios, ese que tuvo su único número uno en las listas con una canción del Harvest. Juntos, hicieron leyenda en tan sólo 37 minutos de música puestas en 2 lados de un vinilo que, al menos en su intención original, pensaba estar reposando en una caja biodegradable (la verdad es que Neil Young quería que la cubierta del album fuese así, pero la compañía discografica no lo dejó).

Con la energía de una banda reposada de campo, alejada de tecnicismos y apegada a la tierra, abren fuegos con Out Of The Weekend, que el viejo Neil ya había estrenado en su gira solista de comienzos del 71 (¿recuerdan la versión del BBC In Concert?). Luego, el steel guitar de Keith se luce al darle un toque único a Harvest, la canción que le da nombre al disco, y en la que Neil regala un sencillo poema de amor, algo que no es cursi sino que sincero, algo que se cosecha.

Para la tercera canción, las cosas cambian un poco. De la paz del campo y las guitarras de slide pasamos al piano desgarrador y la orquesta sinfónica de Londres sonando en su máximo esplendor para darle textura a la dólorosa lírica de A Man Needs A Maid (o “a man feels affraid”, como la misma canción dice al comienzo); una maravillosa mezcla de las teclas punzantes del piano de Neil con la orquesta solemne dirigida por David Meecham. Y le da paso al clásico indiscutido del disco, su único single número uno, la bellísima Heart Of Gold, con una línea melódica única e innumerables veces imitada mas no superada; acá los Spray Gators se lucen como nunca, sintetizando ese sonido del campo en alo completamente fresco, con un inspirado Neil Young en la guitarra rítmica y la harmónica que ocupa con dulzura; sencillamente insuperable (el único cover que le hace la pelea es la versión que Johnny cash grabó en las sesiones de sus American Recordings; si no la han escuchado, búsquenla de inmediato).

El clásico de clásicos...


Are You Ready For The Country? Es uno de esos blues en que el piano manda, y aquí el que se luce es el siempre impecable Nietzsche, emblemático pianista eléctrico de los Crazy Horse. Después, otro clásico: Old Man, que Neil Young le escribió al capataz de su recién adquirido rancho Broken Arrow, un viejo llamado Luis Avala. Con una de las mejores letras sobre el envejecer que se puedan leer, la canción tiene un banjo exquisito tocado por James Taylor y los coros de una poderosa Linda Ronstadt dejan una huella indeleble en la memoria de cualquiera que la escucha.

Old Man, en el BBC In Concert...


There’s A World nos devuelve a la solemnidad y a los bronces y cuerdas de la sinfónica de Londres, dando paso a otro tipo de crudeza y toda una epifanía de Neil y los Stray Gators: Alabama, una épica canción con una dolorosa letra, que sigue la línea de Southern Man, en la que Neil ataca a todo ese sur retrógrado del país que adoptó como su hogar. “Alabama, cargas un peso sobre los hombros que te derriba”, canta Neil Young, acompañado de una filosa línea de guitarra que nunca se excede y que está integrada al resto de la banda. En los Stray Gatos no había delirios ni egos, sino que todo iba en función de la música, pro más desgarradora que fuera. Y Alabama sí que es desgarradora.

Neil escribió la conmovedora The Needle And The Damage Done para su amigo Danny Whtten, guitarrista de los Crazy horse, quien en esos días se sumergía más y más en sua dicción a la heroína; “every junkie’s like a setting sun”, le canta un conmovido Neil Young a su amigo, lamentando el perderlo día a día. Y ojo con esta versión, que es en vivo, terminando con unos estremecedores aplausos que nos llevan al final de Harvest, con la mas épica de todas estas canciones: Words (Between The Lines Of Age), con pasajes emocionales que sólo pueden llevar con delicadeza tipos que están en contacto con las raíces y con el campo, con ese Nashville que los registró en un estudio cuadrafónico que hiciera parecer que tenías a toda la banda rodeándote en la habitación mientras escuchas el disco.

Y el sonido cuadrafónico no es un detalle menor. En el 30 aniversario del lanzamiento de Harvest, Neil Young lo relanzó en DVD-A, para reproducir fielmente la intención original de dichas grabaciones. Muchos puristas y fanáticos no quedaron contentos, pero eso siempre pasa, es custión de gustos nomá. Al final del día, las canciones del harvest no mueren. Y nunca morirán.

¿Han escuchado el Harvest?

1 comentario:

noesmasqueblabla dijo...

¿Y cómo les fue con taller al final?