sábado, marzo 15, 2008

Sobre Bob Dylan And His Band en vivo en el Arena Santiago.


El martes 11 de marzo se había convertido en un día en que el asunto era de vida o muerte. Weno, o al menos algo así. No podía perdérmelo y toda mi atención estaba puesta para lo que iba a pasar. En ese minuto, ni siquiera me importaba que tenía un trabajo que entregar el viernes y el hecho de que filmábamos el segundo videoclip tampoco me tenía tan estresado. Mi atención sólo estaba puesta en el concierto que Bob Dylan iba a dar acá en Chile, el segundo que daba en 10 años, esta vez en el Arena Santiago.

Gracias al Bozz fuimos todos los Muckers a ver al troesma (lean esto y sabrán cómo fue que los Fother Muckers fuimos todos a ver a Dylan: http://www.fotolog.com/czdr/40974444 ; Bozz, el otro texto dedicado ya se viene :p), gratis y en una wenísima ubicación: sentados, cómodos y en la mitad d elos asientos más caros, donde la gente va a contemplar un show más que a vacilarlo. Es curioso eso, como que mucha gente fue a ver el show de Bob Dylan & His Band más que nada por un asunto social: era el carrete en el que TODOS iban a estar y no se podian quedar fuera. En fin, pareciera que siempre pasa, especialmente con ubicaciones como Patinum, Gold y Silver.

La partida, Leopard-Skin Pill Boz Hat...


El troesma no será inglés, pero sí un caballero respetuoso de los horarios. Pasaditas las nueve, quizás unos 5 minutos después de las 9 en punto, comienza a escucharse una fanfarria de torneo deportivo, una música de coliseo romano quizás, y una voz anuncia “ele spectáculod e Bob Dylan & His Band”. Las luces del escenario se prenden y ahí está Dylan, diminuto, laquísimo, con una tenida de texano negra con sombrero con pluma incluida, y con guitarra eléctrica mierdaaaaaa… tocando un blues contundente, con cuerpo, respaldado por una banda de músicos excepcionales en escena, y revisando su Leopard-Skin Phil Box Hat, la del Blonde On Blonde. Pero sólo se puede identificar por su letra; está toda transformada, en estructura, tono, tiempo e intencionalidad. Cuando Clapton contaba que los shows de Dylan eran sus preferidos porque nunca sabrás lo que podrá pasar con ellos, es verdad. Ahí estaba el troesma, cerrando un blues denso y de ultratumba, para seguir con ese clima sombrío y casi taciturno, y con un clásico como Lay Lady Lay que, si bien conserva la estructura de acordes y cambios, suena como otra canción. Debe ser como la sexta o séptima encarnación que le escucho, y con esta me emocioné más que con otras. Increíble!

Just Like A Woman...


El show avanzaba y el troesma daba paso a varias de las canciones que conforman su disco más reciente, Modern Times. Siempre he dicho que, para saber cómo suena Dylan en vivo con su banda, hay que escuchar los 3 últimos discos. Y parece que tenía razón. Su revisión de Rollin’ And Tumblin’ sonó precisa y fiel al registro del disco, también la jazzera Spirit On The Water y la preciosa When The Deal Goes Down. Pero también el troesma Dylan podía sorprender con otro clásico inmortal como es Just Like A Woman. Y algo curioso acá: el respetable coreando a destiempo. Más bien, coreaban con la versión del disco y no necesariamente con la nueva versión que Dylan estaba tocando. Emotivo por donde se le mire.

La banda que lo acompaña está completamente sometida a la voluntad de Dylan. Con tan solo una mirada, un gesto o un guiño, saben perfectamente lo que quiere el jefe. Y esa Highway 61 Revisited suena muy pero muy parecida al show anterior que dio en Chile (del que yo se por el video nada más). O también le da un nuevo toque a una de las más recientes, Honest With Me, del Love & Theft. Y el tono sombrío de gran parte del set y, por qué no decirlo, la parada de Dylan en escena, reviste a Masters Of War de un tono melancólico y de ultratumba, manteniendo la esencia de visceralidad de su versión original, pero con más de 45 años de edad.

Like A Rolling Stone...


Para cuando entonó Like A Rolling Stone, la gente se volvió loca. Los de asientos caros comenzaron a ponerse de pie, la cancha y la galería coreaba con fuerza y la banda lo acompañaba, en un gran cierre y con toda la gente de pie aplaudiendo al evr en vivo la que es considerada la mejor canción de la historia del rock, hasta libros completos dedicados tiene. Y Dylan, ni una sola palabra. Se retiró y la gente pedía otra. Y claro que volvió, peor esta vez se formó un desorden para llegar a primera fila. Y lo logré. Me quedé pegado a la reja, en la primera fila. Dylan y sus escuderos volvieron para solo dos canciones.

Thunder On The Mountain sonó tan power como en el Modern Times. Y de ahí un primer “thanks, Chile”, para presentar a su banda. Quizás las únicas palabras que dirigió al público en toda la velada. ¿Qué puede importar si, tras dos horas de show, cierra con una distinta pero a la vez inconfundible Blowin’ In The Wind? Con ese himno cerró el show en Chile, el segundo en diez años, con un Arena repleto y ovacionándolo al final. Y, por supuesto, bailando extrañamente al final del show, flanqueado por sus músicos. Y yo, con una sonrisa en el rostro.

Saldé una deuda conmigo mismo. Al fin vi a Dylan en vivo.

2 comentarios:

noesmasqueblabla dijo...

Jajajaja... hasta te busqué ahí en Vida Social XD

Víctor(H) dijo...

Estimado:

Hola. En la actualización de esta semana, tenemos novedades;

Daniel Burman: "El trabajo con los actores es la película"

Dando inicio a nuestra sección de entrevistas, el equipo de Glauber conversó en exclusiva con el cineasta argentino Daniel Burman, en el marco de su paso por Santiago, mientras afina los últimos detalles de post-producción de "El nido vacío", su nueva película, que será estrenada el próximo 24 de abril en Argentina (y durante los próximos meses en Chile).

Los invitamos a ver un video con un resumen de la entrevista realizada hace un par de días, en donde Burman comparte algunos interesantes apuntes sobre su concepción del cine.

www.cine-glauber.blogspot.com


Un abrazo


Equipo
Blog Glauber