viernes, enero 04, 2008
Sobre autopistas al infierno, escaleras al cielo y comunicar-se.
Puta que ha hecho calor acá en Santiago. Y eso que a mí me encanta mi ciudad natal, donde primero abrí mis ojos, donde me crié y donde he desarrollado mis habilidades y mis no-habildades. Pero donde peor se pasa es en verano acá. Maldita cuenca encerrada, sin aire casi, entre cerros que ni siquiera podemos apreciar por el puto smog al que contribuimos todos incluso con el humo del cigarro que aspiramos. Pero se hace tolerable en la sombra, esa sombra de copa de árbol que de repente se puede encontrar perdida por ahí.
No creo que añore el invierno, no señor. Por ahora, no podría citar al viejo y querido Neil Young y su gran y emotiva Winterlong, que estoy escuchando ahora. Esa versión en vivo del Filmore East, junto con los Crazy Horse, es sencillamente conmovedora, cruda, intensa y llena de alma. ¿Qué mierda importa que se desafinen, cuando lo que transmiten es verdad pura’ Estos puristas de repente pierden el norte de todo. El mismo norte que uno pierde entrando por el dulce camino de la carretera de la decadencia, esa dulce carretera del descuido y del desparpajo. Por cierto, hay que vivirlo.
I've waited for you, winterlong...
Pero el organismo a veces lo frena a uno, casi como si tuviese diecisiete. Cuando, según la Janis Ian, se aprende la verdad de que el amor estaba hecho para las minas ricas populares, las porristas, y no para el resto, que carecían de gracia social y que inventaban amantes al teléfono que les dijesen “ven, baila conmigo”, así le parecían los diecisiete a ella. Claro que ella es gringa, y ellos tienen ese rollo más cuático, al parecer. Acá lo que nos mata es esto de los colegios de un mismo genre o género. Lo típico que se ve acá: el colegio de hombres o de mujeres. Es LO PEOR del mundo, no se aprende a compartir con el sexo opuesto y genera trancas brígidas en la vida post-adolescente, cuando se entra al mundo real, donde hombres y mujeres comparten todo el rato como personas normales. Y los que salimos de colegio e hombres (en nuestro caso), tenemos ataos pa sociabilizar con las mujeres recién salidos del colegio.
At Seventeen...
Y pensar que Pete Townshend hizo más de una canción sobre el tema. Él sí que sabía de esto. Sabía de tener todas las de perder con las minas. Según cuenta en una anécdota, en aquellos primeros días en que se juntaban con John Entwhistle y Roger Daltrey para compartir de música, una hermosa chica se le acercó. Según él, la chica más bella que haya visto en su vida. Y se le acercaba a hablarle directamente. “Oye, ¿te juntas con Roger, cierto?”, le pregunta mientras él la contempla embelesado, pero muy tímido como para responderle con seguridad; apenas un gesto con la cabeza haciéndole saber que la respuesta es sí. “Dile que ya esto es mucho y que escoja: o la banda o yo!!”, le responde esta chica, se da media vuelta y se va. A Pete le daba rabia la actitud displicente de Roger. “Si yo hubiese estado en su lugar, hubiese mandado a la chucha a la banda por esa chica”, dijo pa concluir el relato.
I Can't Explain...
El que siempre componía feliz era James Paul, el Sir McCartney. Paul siempre le ha escrito al amor de una manera casi inocente al principio, feliz y consagrado después, y maduro entrando a la tercera edad. Está bien, de repente puede caer con más frecuencia que la deseada en la melosidad paupérrima, en las Silla Love Songs de las que él mismo se rió a tiempo. Pero le creo a McCartney, y para que se le pueda creer a alguien tiene que haber verdad en lo que diga. Y Paul es de los pocos bienintencionados que van quedando. Que mal que el año pasado haya salido más en tabloides indecentes que en publicaciones de música, pero no es tan su culpa, sólo algo que le tocó. Ojalá retome el wen camino, eso sí. El Memory Almost Full es muy mediocre, demasiado mediocre pa Sir Paul.
Dance Tonight...
El Cold Turkey es una mierda. Lo estoy viviendo en carne propia. Me propuse un re-ordenamiento para este año y me lo he tomado muy pero muy en serio. Adiós a la decadencia prematura que estaba luciendo ahora último. Tanta juerga, tanto cóctel, tanta weaita junta, tanto beber gratis, tanto consumir, tanto desorden, tanto antojo… todo eso al final pasa la cuenta de la peor manera. Mejor prevenir eso. ¿O mejor entregarse a los placeres de la carretera al infierno? Se pasa bien, eso lo sé. Y lo dan por firmado muchísimos antes que yo. Respeto a Bukowski por eso. Vean Leaving Las Vegas, ahí el dolor y la muerte cobran otro sentido. No sé, esa carretera al infierno de repente se ve dulce.
Escalera al cielo, autopista al infierno. ¿Led Zeppelín o Ac/Dc? Ambos son indispensables. Ambos son la raja. Ambos han sido parte de la formación. Ambos han caído en excesos. Unos volvieron casi en un suspiro, y los otros nunca se han ido, aunque parezca otra cosa. “Dicen que el rock ha muerto, larga vida al rock”, cantaba Pete en el umbral de la perdición. Los Doobie Brothers nos dicen que escuchemos la música; a veces se nos olvida hacer algo tan sencillo como eso. Y Derek And The Dominos emocionan con ese épico Layla, la que hace sufrir. Y sigue y sigue.
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1 comentario:
No se cacha si es una estatua viviente o no...
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