jueves, abril 30, 2009

Sobre mis hermanos.


Ha llegado un nuevo fin de mes. Y con él, un nuevo texto. ¿Cuál es el número de este? Recuérdenmelo, por favor.

Me da entre risa y pena ver la evolución de este sitio. Después de más de 400 textos, es poco lo que se puede ir actualizando estas ventanas ya viciadas por tanto caracter, tanto mote, tanta emoción, tanta locura y sinceridad.

Así que, por eso, ahora escribo siguiendo mis emociones y respondiendo ante estímulos del alma, de los instintos, de la cabeza. Es mi vía de expresión sin censura, la que no se edita salvo que yo mismo lo haga, la que mantiene una llama prendida. Podría escribir las reseñas que quiera, pero no tengo ganas. Podría comentar diversas cosas de cultura pop, pero me parece innecesario. Podría promocionar muchas cosas, pero hay otros canales para ello. Podría hablarles de mi pega, pero prefiero hacerla. Podría hablarles de Fother Muckers, pero prefiero tocar y recordarles que visiten http://fothermuckers.cl … Simao está rpeparando un manjar de wé.

Prefiero hablar de cosas que me muevan el corazón. De amores. De mi doling. De mi familia.

Y esta foto es de las que me conmueven mucho. ¿Les he contado que tengo dos hermanos? Y después de tanto texto escrito, tanta palabra dando vuelta por aquí, recién escribo de ellos. Ingrato yo, ¿cierto?

O quizás no. Probablemente, este sea el momento indicado para contarles de ellos. Mis dos hermanos. Y es la raja poder tener esta foto acá, de un momento reciente, una celebración tan linda como el cumpleaños de mi mami, a mediados de marzo. Y fue el primer cumpleaños con los 3 hijos juntos en la mesa en 20 años 

La hermosa niña que ven en la foto es mi hermana chica, la Mari. Weno, si ven la foto, se ve mucho más alta que yo. En verdad, la Mari me pasó de porte cuando yo tenía 13 años. Hasta ese entonces, estábamos parejos y, cuando éramos muy niños, nos decían que parecíamos mellizos. Y, como pueden ver en la foto, claramente no lo somos :p

La Mari es de esas chicas con actitud, con carácter. Tiene una personalidad única, es de esas chicas que no se quedan atrás. Amiga de sus amigas, responsable y que, cuando toma compromisos, nunca los deja botados. La Mari debe ser una de las personas en las que más confío en el mundo, y es precisamente por eso. Sé que ella jamás me dirá algo pa quedarme contento o engañarme. Si quiero saber la firme, voy donde la Mari, así de simple.

Ella es la sensata de la familia. Es nuestro apoyo emocional y también nuestra regalona. Es la que da la alegría a la casa. Siempre que no está, se nota altiro acá en casa. Su responsabilidad con las pegas. Su alegría por ir a algún lado. Su preocupación de atender a quien está festejando algo. Sus llamadas para saber si estás bien. Sus retos cuando no le parece el cómo estás. Todas esas cosas que la están convirtiendo en una mujer íntegra y capaz de conmoverte con los detalles más delicados.

El cabro no tan cabro que ven ahí es mi hermano mayor, Juan Carlos. Los que nos conocen ya sabrán que a él no lo veíamos hace muuuucho tiempo. Años. Décadas. 20 años que no veía al Juanca, mi hermano grande. Ese que me llevaba al hospital cuando trataban de enseñarme a hablar de nuevo. Mi hermano que me llevó las primeras veces al Eurocentro, en donde divisé por primera vez esas tiendas de música que frecuentaría en cada caminata de vuelta a casa cuando iba en la Media. El hermano grande que me defendía del bulling de la Básica, cuando yo era un porotito; ahí me acompañaba a espantar a todos esos weones que me amedrentaban por ser chico, tímido, cabezón y alienado por no gustarme el fútbol. Mi hermano, que se daba el tiempo de jugar conmigo con mis monos articulados y también de jugarnos bromas con su particular sentido del humor. El mismo hermano que dejé de ver un jueves 1 de diciembre de 1988, a las 10 de la mañana, para volver a verlo un miércoles 29 de julio, a las 2 de la tarde, almorzando… ¿te acuerdas de ese día, Emmylou?

Ahí los tienen, a mis dos hermanos, los mismos que le festejamos el cumple a mi mamá. Fue impagable ver a mi maire con una amplia sonrisa diciendo que ese era uno de los días más felices de su vida, al vernos a los 3 juntos de nuevo en la misma mesa. Y, mientras escribo estas palabras, los ojos se me llenan de lágrimas de felicidad, como dice esa cancione.

¿Tiene hermanos? Cuéntenme de ellos…