domingo, agosto 24, 2008

Sobre el paso del Funny Little Frog al Harvest Moon.


Mientras compartía un buen momento con los Weichafe anoche en el Teatro Caupolicán, vi algo que me hizo recordar un maravilloso día en que mi vida empezó a cambiar, o en que mi vida cambió por completo: el viernes 11 de julio de este año, noche en la que tocamos en la Sala Master de la Radio de la Universidad de Chile. Que ceremonioso suena puesto así, ¿cierto? Desde ahora hasta el final de este texto, será Salamaster a secas, ¿vale?

Esa día, nos tocó mucha actividad. Ensayo temprano, con Soko, el nuevo integrante de la familia muckeira; prueba de sonido con detalle (y con paciencia para esperar el turno, también); despacho para ViaX para ese programa llamado blog TV, y que yo me perdí por ir a buscar la caja de discos que se nos había quedado la noche anterior, en casa de Pierato, mientras mezclábamos/carreteábamos. Y tocar en la Salamaster, que no es menor. Tenía que salir todo impecable, y así fue.

En el ajetreo (me tocó correr para buscar los discos y llegar a tiempo para tocar), el broche de mi reloj se rompió. Mi reloj de años, uno regular digital que siempre ha estado adelantado unos cinco minutos para ejercerme la presión sicológica de que voy atrasado, se desprendía de mi persona. Ese reloj que tan “aterizado” y “alerta” me mantenía, se estaba despidiendo de mí, me dejaba ir. O yo lo estaba dejando ir, y ni me daba cuenta. Como andaba con la mente en otro lado por tocar, simplemente lo guardé en el bolso y no supe más de él.

Y, después de terminado todo el set, te conocí a ti, doling. Y hablamos haaaarto rato, según los dos recordamos. Y fluido. Hablamos de muchas cosas, había en nosotros una confianza que ninguno de los dos imaginaba. Pasaba la gente al lado nuestro y nosotros ni cuenta nos dábamos. Pero yo debía irme y tú también. Tenía que ir a ver a un amigo tocar, y fui solo para allá. Llegando a casa, veo tu mensaje: “agrégame tú”. Y lo hice. Y seguimos hablando mucho, mucho (“let’s rock, let’s talk”… eso siempre lo encontré la raja). Te conté que en el video iba salir muerto y que estábamos con hartas cosas. Rápidamente, te volviste una confidente.

Hablando contigo, las horas eran algo que ya no importaba. ¿Qué son los minutos sino que convenciones para hacer ciclos? Igual todo eso viene del sol y los ciclos del día, es cierto. Pero las horas, los minutos y segundos sólo nos condicionan. Es mejor desprenderse de eso y botar el reloj, tal como lo hizo el “capitán América”, ese personaje de Peter Fonda, en Easy Rider. Y pensar que ayer se me olvidó ese detalle cuando lo hablaba con Pierato. “Te pillé!! Al fin una en que te pillo!”, me decía eufórico, hasta se lo dijo a la Dani, celebrándolo como cabro chico.

Ahora he tomado más la guitarra de palo que antes. Y mucho. Con la Maca, una amiga, iniciamos un dúo muy folkie llamado otro Día, como la canción del wen Sir Paul. Y parece que salen lindas las canciones que estamos versionando en una primera etapa. ¿Me está faltando rock y me sobre folk? Puede ser. Ir a paso de hombre, como dice Zanetta, tomarse las cosas con calma. Bajar un poco la velocidad para ir disfrutando de pequeños detalles que el torbellino no nos permite ver.

Funny Litle Frog...


Doling, me hiciste pasar de un Funny Little Frog a un Harvest Moon.

De ser ese chico que a sus amores platónicos no les podía decir nada y se imaginaba mundos con ellas a ser el que se ve reflejado en el narrador que propone el viejo y querido Neil Young, ese que gusta de poner lindas metáforas a cosas sencillas. Neil Young me hace ver que todo puede ser más sencillo de lo que parece si nos atrevemos a expresarnos con naturalidad. El gozar del momento, de la luna de cosecha, junto a ti. De verla brillar en tus ojos y celebrar, como dice él. James Taylor también tiene algo que decir al respecto, pero pareciera que él viene de vuelta en la vida, hablando como un adulto y no como un adolescente.

Harvest Moon...


Hay palabras lindas que la música ayuda a poner en un sitial elevado. Y otras letras intensas que una bella tonada las suaviza un poco. Me estoy fijando mucho en ese detalle, ya que me importa lo que me estén contando. Y es por eso que me cuesta mucho simpatizar con un esteriotipo troglodita del rock como una cosa tan dura y falta de sensibilidad entendida en el buen sentido. Tal vez estoy siendo muy emocional, pero no me puedo identificar con algo que es incapaz de mostrar la esencia humana.

Yo estoy en la otra vereda. Y ahí estamos juntos, doling. Donde no hay relojes que controlen ni fuerzas que ejerzan presión para nada. Es el disfrute del momento, el sentirse a gusto, el tomar la de 6 cuerdas de palo. El de terminar pasándola tan bien. En la de ir aprendiendo cada día. El de disfrutar un cigarro juntos, el de celebrar momentos con vino en las venas.

Mi reloj sigue ahí, con su adelanto apurón, listo para ser botado a la basura. Al menos, sé que ya no quiero ni pescarlo. Ya no lo necesito.

On his Harvest Moon. Neil Young siempre la tuvo clara, y me enseña el camino. Y lo sigo. Y lo seguimos.

domingo, agosto 17, 2008

Highway Companion.


Tom Petty nunca me dejará de sorprender. En un mundo donde siempre se privilegia lo vanguardista, lo que provoca ruptura y lo que te impacta con su parsinomia que decanta inevitablemente en algo ondero y bastante snob, el buen Tom Petty nos recuerda de las cosas simples que se hacen medir, como dice un amigo muy querido que anoche no pude ir a ver por tomarme el día. Y tomarme un día para descansar, cargar las pilas, dormir y escuchar música. Y hablar contigo, doling.

Tom Petty es de esos tipos que escriben de lo cotidiano. Junto con sus siempre fieles Heartbreakers, ha recorrido el mundo y hecho un montón de discos. Con su espíritu siempre rebelde se ha enfrentado a los opresores y lo ha hecho desde dentro, donde es más difícil hacerlo: desde sus peleas por precios asequibles de los discos hasta el control creativo, Tom Petty aún mantiene la lucha pro sus ideales. Es un modelo de vida para cualquiera de nosotros: un músico que siempre expresa lo que piensa, un tipo honesto, con ideales que sigue defendiendo y un aura especial en lo que hace. ¿Qué más podemos pedir?

Promo de Highway Companion...


Después de su gran pero gran disco anti industria musical llamado The Last DJ (escúchenlo, nos e arrepentirán), Petty se fue tomando las cosas con más calma. Cumpliendo 30 años junto a sus Heartbreakers, quiso volver a trabajar con su gran amigo Jeff Lynne, el fan más fan de The Beatles que exista sobre la tierra (escribí algo relacionado acá: http://www.fotolog.com/hecrock41/9458056 ), para trabajar material nuevo, tras una colaboración extensa con el capo de Rick Rubin. Tom Petty quiso tomarse las cosas con calma y firmar ese nuevo disco como solista, ayudándose sólo con su mano derecha, el guitarrista Mike Campbell. Noe s extraño cuando dicen que Tom Petty hace sus mejores discos cuando los firma como solista. Hay 3 de esos y cada uno es maravilloso. El tercero de esa serie es Highway Companion, su disco más reciente y que salió durante el verano de 2006.

Siempre recuerdo que bajé el disco, lo escuché y quedé maravillado con todo lo que salía del sistema de sonido. Sin embargo, no era lo mismo que escucharlo en un CD de audio, desde el equipo de mi pieza, una pieza importante de mi centro de entretenimiento. Desde ahí, esa misma música que me maravilló hace un par de años cobraba otro sentido. Tomaba más fuerza, mayor definición y un cuerpo que nunca, pero nunca, tendrá el archivo de mp3 que paseó por el PC y el pendrive de mp3 durante bastante tiempo. En el CD de audio original el sonido es optimo, y el viaje se hace como debe de hacerse nomás.

Eso es a lo que nos invita el gran Tom Petty en su Highway Companion: a un viaje, uno por las emociones y por los lugares que no necesariamente están en un mapa. Y él se encarga de darle corporalidad a dichas sensaciones con la música. Y lo logra.

Saving Grace...


El viaje por el que nos invita Tom Petty en su Highway Companion lo abre con un riff que podremos haber escuchado en miles de canciones, pero que no nos cansamos de usar: Saving Grace tuvo todo para ser un hit radial y, al menos en USA, lo logró. Fue el caballito de batalla en las presentaciones en televisión y un fresco añadido a los setlist de su gira celebrando sus 30 años de carrera. Siguiendo con la ruta del disco, Petty nos hace bajar las revoluciones un momento para ponernos en el mood introspectivo con Square One y lo sube un poco para dar una sentida letra en Flirting With Time. Con tan sólo 3 canciones, Petty logra mantener nuestra atención.

Down South...


Después, una de las más bellas del disco: Down South. Una canción hecha para recorrer el mundo en una carretera, dirigirse hacia el sur y seguir el camino, con el viento en la cara, una postal que siempre me ha atraído y que la música de Tom Petty transmite de manera sublime. En el disco, le sigue una dupla de vigor instrumental y emotivo, con pedazos de canciones, Jack y Turn This Car Around, donde Petty se las ingenia para mantener tensiones suficientes para catar la atención.

Tanto vigor sólo nos puede llevar a un plano luminoso, como el que nos ofrece la maravillosa Big Weekend, como saliendo de un túnel por la ruta de la carretera, uno de los mejores momentos del disco, sin duda, una verdadera joya que disfruto cada vez más. Después, una que nos hace bajar la velocidad y tomar la acústica para liderar, Night Driver, como llevando a la música la sensación del que tiene que conducir de noche, el sacrificio y la mesura juntos para sobrevivir, también encontrando algo de luz en esa noche que describe. Y nos lleva luego a una muy melancólica Damaged By Love, que va marcando un poco lo que queda del disco.

En la hermosa y delicada This Old Town, Petty parece mostrarnos lo que va encontrando en esos viajes que se pega en la carretera, los lugares a donde el camino lo lleva y lo que va viendo, como su fuese un recopilador de vibraciones en el camino. Le sigue una en donde el amor lo inunda todo, y construyendo una atmósfera que no parece de este siglo, todo en Ankle Deep. Y, para cerrar el disco, una muy sentida The Golden Rose, casi como conteniendo las lágrimas en una catarsis final que llega a buen puerto.

En Highway Companion, Tom Petty nos invitó en un disco que no es tan largo como otras entregas, sino que se prolonga por lo Justo & Necesario. Después de tanto tiempo, Tom Petty sabe cómo lograrlo. Y siempre lo logra. Salud.

lunes, agosto 11, 2008

Sobre el viernes all the rato, la pega, la reveldia y la vida.


El viernes en la mañana, previo al desayuno, vimos motos en un estacionamiento y yo de inmediato me envolé. Siempre he querido una moto, siempre me he preguntado cómo sería el poder manejar una moto, andar por la carretera en una y sentir el viento en tu cara mientras la manejas. Después de un beso, me dice que no lo haga. “Es peligroso, doling”, me decía con una dulzura que hizo que todas mis convicciones y anhelos sobre las motocicletas se fueran al carajo. Bastó su cándida voz convenciéndome de no hacerlo para quedarme en ese momento, con ella al lado y un desayuno esperándonos.

¿Ven esa foto? Me la tomó ella. Con esa tenue luz del Mist, donde tocamos de manera flash, relámpago, con apenas unos días de tener la fecha lista. No era para menos: ese viernes 8 del 8 del 08 estrenábamos Los Ases Falsos en la radio, y así fue. Salió como lo quisimos, muy temprano, a las 8 de la mañana con 8 minutos exactamente. Y, por lo que nos contaron, la gente lo escuchó y una niña llamada Vanessa lo subió para que el resto lo escuche. Por acá se puede apreciar: http://www.imeem.com/people/uX1CwXc/music/UdhPf5YF/fother_muckers_fother_muckers_la_grua_rp_los_ases_fals/ . Ahí está completo, con entrevista a unos madrugadores muckeiros con Copano en La Grúa. Y pudimos ver el comienzo de los juegos olímpicos más encima.

Cuando vale la pena hacer tevé...


En el cuarto piso, la pega es intensa. La pega paga, y paga bien en verdad. La pega dice “flexibilidad horaria”, un sueño para cualquier ser humano que está acostumbrado a mantener horarios rígidos para trabajar. Te dan confianza, te dicen que confían en ti. ¿Y qué haces tú, el tonto tú? Te lo tomas literal. Pero siempre debiste haber sabido lo siguiente: no importando el contexto ni las circunstancias, la pega es pega, y punto. No importando que el equipo de trabajo con el que compartes sea de gente afable y que te respeta porque eres eficiente, no importando que veas muestras genuinas de aprecio por tu partida a mil. No importa nada de eso. Al final del día, el nuevo jefe es igual al antiguo jefe, como bien lo dijo el siempre sabio Pete Townshend. A Pete Townshend sí que no le falta nada de rock y siempre lo defenderé de toda la sarta de ofensas que le tira el dulce plomito.

Yo tenía razón...


La pena invade tu ánimo y congestiona tus ojos. Y ella está ahí contigo, para consolarte, para levantarte del suelo. Para decirte que de esta vas a salir airoso. Para decirte que cree en ti. Para que veas el vaso medio lleno y no medio vacío. Y te lleva a tu casa para que te recompongas un poco de un ajetreado día. Y juntos salen acarreando las cosas y las maletas gigantes porque no te quisieron escuchar la noche anterior, cuando necesitabas más que en otros momentos la ayuda de tus hermanos. Y juntos toman un taxi para llegar más rápido, pero no cuentan con los tacos. Y llegan. Y se relajan un poco. Y todo sale bien, muy bien.

Un amigo muy querido va a tocar. ¿Vamos a verlo? Claro que sí! Vamos volando, aunque lleguemos unos 15 minutos tarde y nos topemos con alguien que no conocíamos tocando entremedio. Pero el amigo vuelve y se manda un set de lujo. Y nos ve juntos cantando y él escucha desde el escenario nuestro canto y otras cosas. Y nos levanta el ánimo a los dos, nos da un golpe anímico fuerte, muy fuerte, suficiente como para volver al otro lugar y seguir compartiendo. Y esperar a salir a escena. Y tocar fuerte, tanto que en el camino de regreso te incomode mucho el nivel de volumen de Black Label Society en el auto que te lleva de vuelta. ¿Me estará faltando rock? ¿Me está sobrando folk?

Si lo pensamos bien, el mundo no ha cambiado ni siquiera un poco, a pesar de todos los cuentos de ciencia ficción que se han escrito a lo largo de la historia. Cambia nuestro entorno, pero los sentimientos, la moral, la emotividad, el amor y la existencia son exactamente los mismos, desde que existe la vida como tal. Es como si las grandes revoluciones no hubiesen sido tales, sino que cierres de una etapa para comenzar otra de configuraciones no tan distintas a la que se cerró. Son siempre las mismas cosas las que nos mueven, las que amamos, las que tememos, las que añoramos y las que hacemos.

El revelde...


Y el conflicto generacional sigue ahí, presente en cada momento. Y la reveldía (léase tal cual, con la V, como lo escribe el Chizzo). Y pensar que, en un momento de mi vida, yo no creía en la reveldía. Y es esta la que nos permite ir creciendo, ir encontrando nuestras propias cosas, nuestra propia identidad, con todos los errores que podamos cometer y todos los aciertos que podamos disfrutar. Y mi camino no fue el de convertirme en un gordo ingeniero mediocrizado por la moral, con una pose de joven de espíritu pero un cuerpo desgastado, con huellas de frustraciones del alma a cuestas. Menos mal que no seguí ese camino, el que todos esperaban que yo siguiera. Decidí vivir la vida que YO quería. Y la reveldía existe. Dylan lo afirma y Neil Young le hace canciones. No es un capricho, es tu derecho a ser tú mismo.

Elegimos ser jóvenes. Elegimos vivir. Elegimos crecer. Sin la moto. ¿Qué me dices, doling?

sábado, agosto 02, 2008

Sobre Batuta, lluvia, caminar, momentos lindos y preguntas.


No sé porqué La Batuta siempre tiene algo mágico. Hay quejas del sonido casi siempre. El horario de prueba de sonido es estricto. Abren tarde. Pero ninguno de esos aparentes impedimentos y cachos hacen que se le disfrute menos. Ese lugar debe de estar tocado por alguno de esos guardianes de la música que nos protegen desde el más allá para que hagamos nuestro trabajo como corresponde. Porque nuestro trabajo, el de tocar en un escenario ante gente, es la pega más linda del mundo, y no me cansaré nunca de decirlo.

Este es mi yo diagramado. No es un dibujo exactamente, sino que sacado directamente de una foto. A juzgar por el pantalón y la polera, esta es del show del Café del teatro, de nuestra segunda presentación ahí, esa en la que llevamos el show aún más lejos y donde el Pihuelo se lució con un espectáculo de aquellos. ¿Alguien se acuerda de esa presentación? En You Tube hay varios videos de recuerdo, que se los agradezco de corazón a los que los grabaron y los subieron. Hacen una labor que es esencial para la inmortalización de los recuerdos. Sin ustedes, estos sólo quedarían en mi cabeza wena para la memoria.

El bello video de Aunque Todo Salió Mal...

Varios recuerdos reciente se me vienen a la mente. Todo ese vino en las venas aún sigue ahí, como que se incorporó a mi sistema sanguíneo y me da nueva vida. Me revitaliza. Me hace sentir joven. Me hace sentirme con menos años, y pensar que llovía a una vida llena d chalecos de rombo, camisa adentro y pantalones de tela junto con un maletín muy nerd de ingeniero. ¿Dónde está ese Héctor, el que mi familia esperaba que yo fuese? Quizás nunca existió, en primer lugar, sino que sentía la necesidad de existir para cumplir. ¿Y de qué habría servido que hubiese existido y logrado esa meta falsa, si se perdía toda su vida en ello?

Waiting On A Sunny Day...

Más vino en las venas, más momentos lindos. Una caminata mientras llueve copiosamente ayuda al instante. Hace frío, lo sé. Y, mientras caminamos de la mano por esas bonitas calles, empezamos a tratar de acordarnos en canciones que se refieran a la lluvia. Y yo cito una de Bruce Springsteen que se llama Waiting On A Sunny Day, que sólo hace referencia a la lluvia al comienzo. Es una de esas canciones que te dejan con el espíritu arriba, como si la cantasen en un templo o una iglesia. La subida de un tono al medio me emociona, porque es capaz de devolver la canción a un curso constante sin embalarla ni embarrarla. La canción tiene mucha luz del sol, como esos rayos que salen después de mucha lluvia, los mismos que he defendido en más de una ocasión. ¿Te gustó Waiting On A Sunny Day?

Vuelvo a anoche, en La Batuta. El cariño de los que fueron es abrumador, emotivo. Se te carga el corazón ahí, y la comunión se forma. Y ahí, en el rincón, cerca mío, estabas cantando todas las canciones. ¿Importan las desafinaciones? Creo que casi nadie se dio cuenta, la entrega era mucha. Intensa. Conmovedora. Única. Y ahí estabas cuando terminamos, esperándome en ese pasillo. Mientras el mundo se caía en pedazos para los hermanos, tú me levantabas de ese lugar. Me llevabas a otro sitio en uno de los momentos más lindos en mucho tiempo. Voces de cautela y vítores que recordaban a tiempos queridos de la infancia, todo junto ahí. ¿Me costaba integrarme a las conversas? Al menos, identifiqué la de Frank Zappa, esa no se pierde por ningún motivo. Ahhh!! Y le dediqué un texto al maestro Zappa en aquellos tiempos de textos musicales: http://www.fotolog.com/hecrock41/8684513 .

May you stay forever young...

Algo tiene la Batuta que, al menos a mí, me ha hecho revisitar algunos pasajes de mi pasado remoto, esos días que creía olvidados, mi tiempo de cabro chico inseguro, dominado por algo que no podía comprender del todo, y que ahora me pasan a ver en mi estado actual. “May you stay forever young” deseaba el troesma Dylan en un momento en que él estaba dando otro giro personal, uno más de los tantos giros que ha dado en su vida. Al final, Dylan es el que siempre está ahí para recordarnos nuestra condición de seres humanos, y nosotros estamos ahí, viviendo el día a día, disfrutando el presente. Pero si el pasado se te presenta en forma d una bella postal y se elimina lo malo, es agradable. La Batuta tiene eso, ¿será por eso que lleva tanto tiempo funcionando?

Una bella versión...

La hora avanza y las ganas de dormir invaden el estado consciente. Los miedos llegan con facilidad y se aprovechan de un leve atisbo de vulnerabilidad. Recuerda lo que le dijo Liam Clancy a Dylan: “No fear, no envy, no meannes”. Sin miedo, ni envidia, ni maldad. Abrazar al miedo es lo peor que podemos hacer. Nos nubla la razón y nos hace retraernos y no vivir. Deja el miedo de lado y estarás tranquila. Ya sabes lo que tienes que hacer, ¿cierto?

¿Una recomendación para el fin de semana? Salgan a caminar. Disfruten de un día post lluvia, de ese cielo que se limpia aunque sea por un pequeño instante. Llámenl@ y díganle que l@ quieren mucho. Invítenl@ a algún lado si así gustan. No se dejen abatir. Luchen. Vivan. ¿Qué me dices?